~ 29 ~
—Vamos, ven a buscarla —lo incitó, extendiéndosela, sin abandonar esa sonrisita astuta.
Taehyung avanzó hacia él, y el menor la apartó, elevándola hasta el techo. El rubio inútilmente se acercó, poniéndose en puntitas para intentar tomarla.
—Dame la botella —no abandonó su tono serio.
—No estás intentándolo realmente, hyung —rió de forma animada—. El mayor desistió, y no se contuvo de lanzarle una mirada dura, que mantuvo aun cuando el menor le extendió la botella al alcance de sus manos— ¿Te hice enfadar? —preguntó, aún con un semblante despreocupado—. Ten —Taehyung ni se inmutó— ¿No vas a tomarla? —Jungkook la devolvió a sus propios labios, en un gesto evidente; lo miró de reojo antes de acabarse el líquido rojizo por completo. Se limpió los labios con su puño, y solo después volvió a extenderla en su dirección.
El rubio se apartó con fastidio.
—Tae... —lo llamó—. Vamos, era solo una broma —Jungkook fue tras él, dejando la botella vacía junto a la otra—. No te enojes, es sólo un poco de vino, estoy bien.
—Estás ebrio, Jungkook —le dijo con firmeza—. Si querías beber y nada más, no debiste llamarme. Es hora de que me vaya —dijo descolgando su abrigo para colocárselo.
—Hyung... —Jungkook utilizó una voz desesperada esta vez—. Lo siento. No te conozco demasiado, no sabía que esto podría enfadarte de verdad. Perdóname —El rubio detuvo sus movimientos. Era cierto, todavía se conocían muy poco—. No quiero solo beber, quiero estar con alguien que me recuerde que no soy un desperdicio. Mis amigos creen que yo tuve la culpa de lo que pasó con Jimin... Ninguno me dio la oportunidad a explicar lo que realmente pasó. Si te marchas, en verdad estaré solo.
Taehyung lanzó un suspiro, y devolvió el abrigo a su lugar, antes de observarlo en silencio.
—Pero fue suficiente alcohol —le dijo con intención.
—Lo prometo —asintió el menor con la cabeza.
El rubio volvió a suspirar, de forma involuntaria. Jungkook se acercó a él, esbozando una pequeña sonrisa insegura.
—¿Está todo bien, entonces?
—Sí, todo está bien.
—Ah, hyung —lo abrazó, tomándolo por sorpresa—. No sé qué habría hecho si te ibas ahora —sonrió, agradecido.
—Yo puedo adivinarlo —asomó su cabeza entre su antebrazo, buscando aire—. Continuar bebiendo.
—Quizás, sí —se apartó un poco—. No sabía que eras esa clase de persona —lo miró fijamente.
—¿De qué clase hablas?, ¿De los enfermos que no podemos mezclar el alcohol con las pastillas?, ¿Lo olvidaste?
Jungkook tenía puesto perfume, pero estaba demasiado mezclado con el olor a alcohol. El estómago del mayor se revolvió estando en sus brazos.
El de camisa blanca negó.
—De los que pueden hundirte varios metros bajo tierra con una sola mirada.
—No exageres —se escabulló, apartándose hacia un costado de la cocina.
—Me diste escalofríos Taehyung, eso es nuevo.
—Estás ebrio, tal vez por eso tu percepción está alterada.
—Tengo tolerancia. Estoy perfectamente sobrio —replicó—. Tomaré algo de agua, y verás que mañana recordaré cada detalle de lo que sucedió hoy.
Taehyung arqueó una ceja.
—Ya veremos —comentó mientras se apoyaba en la pared y cruzaba los brazos.
—Nunca hubiera apostado por eso —el menor esta vez pasó junto a él en dirección a la cocina—, pensé que tus ojos claros solo podían mirar con suavidad, no que podían volverse fríos y hostiles —describió, tras haber bebido de un tirón medio vaso de agua. Pasó nuevamente junto a él y se acercó a su ordenador, agachándose, para cambiar la canción—. Descuida, te compensaré.
—Tonto —Taehyung lo miró negando con la cabeza.
Jungkook rió entusiasmado, ahora estaba en cuclillas, de espaldas a él.
—Realmente te pareces a Jimin.
—¿Ah, sí? ¿Por qué?... ¿Él también tiene unos ojos que pueden ser fríos y hostiles? —mencionó con cierto tono de burla.
—Algo así... Lo decía porque terminan enseñándome una faceta que no esperaba. Él es como tú. Paz, amor, y... Corderitos —sonrió alegre—. Hasta que se vuelve un dragón escupe fuego.
Taehyung rió por la comparación.
—Si lo has visto así, no me imagino qué habrás hecho para ponerlo en ese estado...
—Digamos que cosas similares a incendiar su microondas —convino el menor.
—No conozco demasiado a Jimin, pero eso pondría como un dragón escupe fuego a cualquiera, Jungkookie.
—Sigo pensando que no fue para tanto —se encogió de hombros—. ¿Esto es mejor para ti? —preguntó al poner una canción suave.
—Woa, qué cambio...
Jungkook volteó a verlo.
—¿También en eso eres igual que Jimin? —se puso de pie y caminó hacia él, con una sonrisa gentil— ¿También eres un romántico? —preguntó acercando su mano, invitándolo a tomar la suya.
Taehyung se negó con un gesto.
—No sé bailar.
—No necesitas saber bailar para éste tipo de música —aseguró, acercándose hasta sujetarlo y acercarlo a él.
—Jungkook, de verdad yo no-
—Shh.
—¡No me hagas Shh! —se quejó.
La voz de la contralto danzaba en fraseos dulces, acompañada de un piano que mostraba acordes dóciles.
El menor entrelazó una mano a la suya, y pasó el brazo derecho por la curva de su cintura.
—Aquí —hizo que el rubio colocara su mano libre rodeándole el cuello, antes de empezar un vaivén apacible, compuesto por pasos pequeños.
La segunda estrofa comenzó.
«Estoy buscando un ángel
Para cantarle mi canción de amor,
Y hasta el día en que uno llegue
Cantaré mi canción para ti»
—Jungkook, esto es como en esas películas tontas... —sonrió un poco cohibido.
—Románticas —le corrigió, manteniendo la voz baja—. Debes haber visto las suficientes como para reconocer éste tipo de escenas, ¿o no?
—Quizás una, o dos, como mucho —mintió. En realidad, Taehyung amaba las películas con esa temática. "Titanic" estaba entre sus favoritas, pero se sentía avergonzado de hacérselo saber a su amigo.
—Toda buena película de amor tiene su típica escena de un baile como éste. ¿Lo ves? Lo estás haciendo perfectamente —Taehyung se mordió los labios, avergonzado de tener que mirarlo—. No te rías, es todo un arte —bromeó Jungkook.
«Por cada pequeña falla que tú tienes
Mira, yo tengo tres o cuatro
Las pequeñas fallas humanas que tienes,
Solo me hacen amarte más»
—Kookie, ¿en verdad estás sobrio?
—Quizás un cinco en una escala del uno al diez —admitió—. Intenta tomarme en serio.
—¿Sabes lo difícil que es tomarte en serio cuando tienes el cabello así? —el mayor lo señaló con una mirada fugaz—. Además, ¿qué se supone que quisiste hacer con ésa camisa?
—Vestirla —contestó, sonriendo—. Pero puede que haya estado ebrio al momento de cambiarme.
—¿Haces esto a menudo con Jimin?
—¿Bailar? Sí. Esto, y algunas cosas más —arqueó una ceja mirando de reojo hacia el suelo.
Comenzaron a desplazarse de forma imperceptible. El pequeño recibidor del departamento tenía el tamaño ideal para permitirles pequeñas transiciones, los llevó hasta la puerta, y luego hacia el ventanal de vidrio.
—No sabía que había personas de nuestra edad que escucharan éste tipo de música —el mayor se quedó gratamente sorprendido con la elección de la canción.
—¿Crees que es extraño?
—No en un mal sentido. Es poco común, es todo.
—Jimin y yo compartimos muchísimos gustos. La música es uno —asintió, sin dejar de bailar. El ambiente era un tanto extraño. Ninguno de los dos estaba incómodo con el otro, pero no dejaba de ser atípico—. ¿No bailabas con Seokjin?
—A ninguno nos gusta —admitió el mayor, encogiéndose ligeramente de hombros.
—Entiendo. Cada quién comparte sus aficiones, supongo.
—Así es. Evidentemente, Jimin y tú no cocinan juntos.
—Eso es cierto —inclinó levemente la cabeza, en señal de aprobación.
—Pero cocinaste conmigo —señaló Taehyung.
—Y tú estás bailando conmigo —replicó el menor, sin apartar su sonrisa.
Eso también era cierto.
Los ojos mieles del mayor observaron con detenimiento a los oscuros que pertenecían al dueño de casa, en lo que fue un minuto donde lo único audible fue la música.
Con atención, recorrió su rostro, repasando sus facciones. Su cabello color cobre, cuyos mechones parecían apropiadamente distribuidos sobre su frente; sus pómulos, que finalizaban en delgadas líneas angulosas hasta sus mejillas rosadas; y un poco más abajo su mentón rectangular. El corte en su labio, ahora simplemente era una delgada línea en un tono un poco más oscuro. Casi imperceptible.
Jungkook tenía una mirada encendida con una gracia jovial, pero su cuerpo adulto y fuerte contrarrestaba por completo con esa carita angelical.
Además, parecía poder pasar de lucir como un corazón desolado, a encarnar al típico príncipe de cuento de hadas. El que se encargaba de hacer una entrada triunfal y los demás volteaban a mirarlo, embelesados por su belleza y elegancia.
Una vez más, Taehyung volvía a experimentar esa inexplicable sensación en la que Jungkook se volvía alguien familiar.
Alguien que ya conocía.
Alguien a quien extrañaba.
¿Por qué?
... ¿Por la ausencia de Seokjin?
—Llevas mirándome un buen rato como si intentaras descifrarme —comentó Jungkook, sin rodeos.
—Lo siento.
—Nunca dije que fuera algo malo. Dios, me recuerdas tanto a Jimin.
—Tú también me recuerdas a alguien, pero no sé a quién.
—¿Eso es posible?
—Es muy extraño. Juro que es la primera que vez que conozco a alguien como tú, pero... Siento que ya te conozco.
Jungkook resopló una risa, divertido.
—¿Así que yo bebo y tú te emborrachas?
—Lo digo en serio —Taehyung presionó levemente su hombro— Y además, perfectamente podría afectarme. Apestas a alcohol, de aquí a un radio de tres kilómetros.
—¿Tanto? —fingió inocencia, sabiendo perfectamente que su mayor exageraba.
—Tanto, o más —le aseguró.
La secuencia de jazz bailable de a dos, parecía lejos de cesar; y ambos habían mantenido la misma cadencia en ese encuentro tan inusual.
¿Qué hacían dos estudiantes de sistemas informáticos bailando lento un sábado a las siete de la noche?
Jungkook también se detuvo a contemplarlo en silencio.
Ya no tenía el rostro tan hinchado, el golpe en su mandíbula había dejado un pequeño moretón a un costado de su mejilla, pero nada más, afortunadamente. Taehyung podía ser adorable, podía sonreír como si estuviese más feliz que nunca; y también podía fingir estar molesto, para luego terminar cediendo ante él. Justo igual que Jimin.
Se parecía tanto a él.
Incluso, había dejado de guiarlo hacía bastante tiempo. El rubio se había acostumbrado a esa secuencia, al punto de repetirla como si fuese el menor quién se lo imponía. Que su brazo pudiera encadenarse a la curva baja de su espalda, era la postura más cómoda a la hora de bailar.
Mirándolo con atención, era bastante atractivo ¿no es así?... ¿Por qué esa clase de pensamientos arribaban a su mente?
Intentó pensar algo aparte para salir de su estado intranquilo.
—¿Cómo lo llevas? —Tae lo miró de manera inquisitiva—. L-la... Soltería —Jungkook se mordió los labios. Cualquier otro tema hubiera sido mejor para conversar.
—Pues... Bien, creo —se encogió de hombros, bajando la mirada—. No he vuelto a recibir nada de su parte. Ni mensajes, ni llamadas. Nada. Quizás lo mejor sea eso. Pero yo... Lo extraño —comentó, perdiendo un poco el buen ánimo.
Desde luego que iba a extrañarlo. No vas a sacar de tu mente a la persona que estuvo en tu cotidianidad por tanto tiempo, solo porque ya no están juntos. Las cosas no funcionan así. Jungkook miró brevemente a su amigo. Se preguntó cuánto tiempo más podría observar ese semblante gris en él. Sobre todo, porque finalmente la persona de la que estaba enamorado no correspondía a sus sentimientos con sinceridad. Seokjin era despreciable.
—Lo siento —se acercó más a él—. No quería deprimirte.
—No importa —le regaló una sonrisa triste— ¿Tú estás mejor?, ten paciencia. Estoy seguro que Jimin y tú solucionarán sus diferencias.
¿Cómo es que podía querer animarlo, cuando él acababa de hacerle lo contrario?
—Tae... —detuvo el baile para sujetarlo por los antebrazos, mirándolo un momento.
Y Taehyung mantuvo sus ojos en los suyos, sin saber qué clase de comentario soltaría ahora su dongsaeng ebrio y enamorado.
Jungkook quiso decirle que no valía la pena desperdiciar lágrimas en un idiota como su ex. Que era demasiado bueno, y que ni por asomo Seokjin podría merecerlo. Que se arrepentía de haberle hablado como si las cosas entre ellos fueran a solucionarse.
Todas quedaron anudadas a su garganta. Hablar de aquello solo terminaría por entristecer más al de cabello dorado. Quizás lo mejor era simplemente no volver a hablar del tema.
—Gracias por venir —le dijo, sin soltarlo o retomar el baile—. Por escucharme.
—Hiciste lo mismo por mí, ¿lo olvidas?... Aunque te dije que no me siguieras. Gracias por... No escucharme —sonrió animado—. Si hubieras continuado tu camino, probablemente yo no-
—No lo digas —lo interrumpió, tomándole el rostro entre sus manos—. Estás aquí, y es lo que importa ¿bien?
Taehyung asintió con la cabeza, un poco avergonzado. Las manos del menor estaban tibias. Jungkook besó su frente, antes de inclinarse a abrazarlo. Y el rubito sintió que extrañaba demasiado que alguien lo tratase así.
Haciéndole sentirse querido.
Ya no le importó la sensación de malestar producto del importante aroma a vino. Subió sus manos a su espalda, y correspondió a su gesto. Era reconfortante saber que había encontrado a alguien que le brindaba calma. Jungkook estaba diciéndole que podía refugiarse en él, que hacerlo estaba bien. Y se sintió agradecido. Estuvo necesitando aquel abrazo desde hacía horas.
«Puede que no seas un ángel
Pero aún estoy seguro de que lo serás
Asique hasta el día en que uno llegue
Yo te acompañaré»
—... Uhm —Taehyung habló un poco tímido—. La canción volvió a empezar —anunció, como queriendo decirle que llevaban bastante tiempo abrazados.
—¿Y?
"¿Y?" ¿Acaso no entendía el mensaje indirecto?
—D-debo ir al baño —se excusó.
Jungkook sonrió de oreja a oreja, apartándose un poco.
—Eres pésimo mentiroso, hyung —apoyó su frente en la del mayor, aún con semblante alegre—- ¿Estoy poniéndote incómodo?
Tan cerca.
—N-no, es sólo q-que... —Taehyung balbuceó con torpeza, hundiendo el mentón, queriendo esconderse.
—¿Qué es eso en tus mejillas?... ¿Estás sonrojándote? —el tono un poco insinuante de Jungkook lo incomodó todavía más. Desvió la mirada e intentó zafarse, sin éxito.
El menor estaba sonriendo como si estuviese complacido de haberlo puesto en ése estado. Taehyung en su faceta avergonzada le parecía de lo más dulce.
—F-fue suficiente, estás ebrio —dijo poniendo sus manos en su camisa, intentando generar distancia.
"Puede que sí sea por el alcohol" pensó Jungkook, sin dejar de sonreír. Estaba un tanto mareado, pero podía distinguir que se sentía enternecido. Bajó los brazos y finalmente lo soltó.
Taehyung se retrajo de forma inmediata, hasta detenerse cerca de la entrada. Y él solo sonrió, observando cómo lucía como un animalito asustado.
Como un corderito.
—No estoy ebrio —replicó con fastidio, un poco después.
—Lo estás, tonto. Toma algo ahora, o me iré a casa.
—¿Mas vino? —sugirió, haciéndose el inocente.
—Agua —ordenó, sin acercársele—. Irás a la cocina y beberás agua otra vez. Anda, ve —hizo un gesto con la mano indicando la dirección.
Jungkook sonrió, esta vez balanceándose un poco.
—Tú no puedes ordenarme en mi propia casa, Taehyung —cuestionó, frunciendo el ceño—. No soy un perro, no me moveré de aquí —separó las piernas e intentó mantenerse firme, cruzando los brazos.
Taehyung lo hubiera tomado en serio de no ser porque sus palabras salieron pronunciadas de forma cómica, y apenas pudo mantenerse quieto en donde estaba. Las incontables vueltas del baile parecían haber causado ese efecto.
—Me iré —se volteó hacia su abrigo, fingiendo que iba a tomarlo.
—Ah, aguarda, no es justo —Jungkook se encaminó hacia la cocina, tan rápido como pudo.
El rubio sonrió entusiasmado. Acababa de descubrir cómo mantenerlo controlado. Lo siguió, sólo para inspeccionar que efectivamente se sirviera agua.
—Me siento observado —se quejó, al comprobar que el rubio lo miraba atentamente.
—Pronto, hazlo —le indicó, tras apoyarse en el marco, simulando que estaba molesto.
—Ya voy, ya voy —se apresuró a beber un vaso lleno, sólo para demostrarle que estaba dispuesto a obedecerlo con tal de que no lo abandonara.
—Te sentirás mejor en poco tiempo —Taehyung le sonrió levemente—. Hasta entonces, tú en tu lugar, y yo en el mío.
El menor sonrió con suficiencia.
—Estabas nervioso... Te vi sonrojarte —canturreó, de forma burlona. Taehyung puso los ojos en blanco, fingiendo desinterés—. Eres un chico travieso ¿cierto, hyung? —lo miró entrecerrando los ojos—, yo sé que sí —tarareó, sonriendo divertido— ¿Qué habrías hecho si no te soltaba, eh?
—Posiblemente, golpearte —Jungkook resopló, incrédulo—. Hablo en serio, no me conoces.
—Al contrario. Creo que empiezo a conocerte —afirmó, con superación— ¿Qué pasa?, ¿No sabes cómo lidiar con las insinuaciones?
—No estabas insinuándote. Solo querías fastidiarme —replicó el mayor.
Jungkook se apoyó contra la mesada, sonriendo.
—Podría hacerlo. Ya sé cómo funciona contigo.
—No sabes nada, Jeon Jungkook.
—Oh, sí que sé... Habría sido interesante verte tratando de escapar.
—Lo habría hecho sin problemas.
—Lo dudo.
—Ya puedes bajarte de tu nube de ego, pero cuidado al caer.
Jungkook soltó una carcajada.
—Te he fastidiado en serio ¿me equivoco? —lo miró con intención—. No lo tomes a mal, en realidad me gusta cuando ustedes niegan lo evidente —Taehyung arqueó una ceja. ¿Ustedes? —Los sumisos que fingen ser rebeldes son mi debilidad —admitió el de camisa blanca, despreocupado—. Y creo haber entendido que los dominantes cariñosos somos lo tuyo.
"Somos". El rubio desvió la vista levemente. Hizo un esfuerzo descomunal para apenas si parpadear. No quiso mostrarse sorprendido frente a él, incluso si acababa de confirmar que había estado equivocado.
Jungkook era el activo.
—Es correcto ¿no es verdad? —el menor se acercó, hasta apoyarse en el otro extremo del marco, mirándolo atentamente—. No tienes por qué seguir negándolo.
—Que yo sepa, no he negado nada.
—Lo hiciste. Negaste que yo pudiera doblegarte a mi voluntad.
—Cuidado con lo que dices, Jeon —Taehyung lo miró con reprimenda.
El menor se mordió los labios mirándolo gustoso.
—Me encanta que sigas fingiendo.
Taehyung desvió su mirada de forma rápida, esta vez delatando que empezaba a ponerse nervioso. Una risita sugestiva que soltó el menor lo aturdió. Todo ese tiempo había creído que Jimin tenía el rol de dominante, y ahora acababa de descubrir que, en realidad, ese papel le pertenecía a Jungkook.
Se sintió frustrado. Sobre todo, expuesto.
Quizás era por eso que Jungkook le recordaba tanto a Seokjin en algunas ocasiones. Maldijo a gritos en su mente.
"Es el alcohol, tiene que ser el alcohol" pensaba Jungkook, sin poder apartar su sonrisa, ni sus ojos del rubio. Realmente enloquecía por quienes demostraban esa actitud. Le gustaba sentir poder, saber que controlaba la situación por completo.
Probablemente, Taehyung era como Jimin: podía mostrarse reacio a sus avances, y a veces, incluso trataba de rechazarlo. Pero siempre terminaba cediendo. Bastaba insistir cuidadosamente, actuar con paciencia, y finalmente conseguía hacerse con el control, tanto de su cuerpo como de su voluntad.
—Como sea —Taehyung se apartó en dirección a la computadora—. No suelo decir esto a menudo, pero aquí va: Tengo hambre —calló la música y se volteó a verlo—. Jungkook, deja de mirarme así.
El jovencito soltó otra risita, estaba mordisqueándose el pulgar.
—¿"Así"?
—Sí, ya sabes cómo. Deja de hacerlo, es incómodo.
Jungkook posó sus ojos curiosos en él.
—¿Cómo si fueras un pequeño corderito?... De acuerdo. Prometo que ésta noche no intentaré cazarte —Taehyung estuvo lejos de apartar su mirada fastidiada— ¡Es una broma, hyung! —el de camisa blanca enseñó un semblante alegre. Visto que su mayor no contestaba, se agachó, apoyando las rodillas en el piso, igual que antes—. Entiendo que estés nervioso al saber que estás aquí, compartiendo habitación conmigo. Si fuera tú, también tendría desconfianza —admitió, apoyando las palmas en el suelo—. A ambos nos atraen los chicos. Ambos tenemos el corazón oprimido por golpes amorosos... —bajó el tono en la voz, posicionándose para avanzar en cuatro—. Supongo que es una casualidad importante.
Taehyung se mantuvo inmutable, mirándolo con el ceño fruncido.
—Oh pero, tú no estás de suerte —la voz del menor se tornó incluso más baja, y empezó a acercarse a él—. Porque a diferencia de ti, yo no soy otro indefenso corderito. Claro que no —sonrió de forma sugestiva, sin quitarle los ojos de encima— Yo soy un lobo. ¿Y sabes qué hacemos los lobos con los corderitos?... Cazarlos. Y devorarlos —Jungkook estaba a pocos centímetros de su cuerpo, mirándole de arriba a abajo como si realmente fuese su presa. El rubio se sintió acorralado, y con movimientos torpes, consiguió escabullirse hacia el otro extremo del cuarto. Dándose por satisfecho, Jeon abandonó su postura, y se sentó en el suelo cruzando las piernas—. Es fácil entrar en juego contigo —su voz recobró el tono normal—, imagino que Seokjin y tú podían entretenerse debidamente.
Taehyung abrió los ojos de par en par. ¿Estaba oyendo claramente?
—¡Jungkook! —reprochó, entendiendo la intención en las palabras del menor.
—Es simplemente una suposición —admitió despreocupado—. Solo un auténtico idiota desaprovecharía estar con alguien así.
El mayor se cubrió los ojos, enrojecido hasta las orejas.
—¿C-cómo puedes hablar sobre eso con tanta facilidad?
—Oh, es tímido —notó, murmurándose a sí mismo—. Eres demasiado tímido ¿cierto? —sonrió, volviendo a hablar con normalidad— ¿Por eso te incomodas tanto con ésta situación?
—¡No estamos generando ningún tipo de "situación"! —se quejó— ¡Solo estás siendo irrespetuoso!
—Estás todo rojo otra vez —señaló desde donde estaba—. Qué adorable hyung —sonrió, balanceándose un poco mientras sostenía sus propias piernas—, ¿Te pone nervioso hablar sobre sexo? —El mayor negó con la cabeza, con determinación. Para Jungkook, aquel chico de pie que todavía sostenía las manos cerca de su rostro, era ahora la representación exacta de la mentira—. No tienes por qué sentirte cohibido. No es nada que no sepamos. Tu y yo, al menos —señaló con intención—. Aunque bueno, siendo tú el pasivo y yo el activo puede que algunas cosas sean distintas. No es la gran cosa —comentó con tranquilidad. Taehyung no contestó, ni tampoco volvió a mirarlo—. Eres mi amigo, y debes saber que podemos hablar sobre todo lo que quieras... Y no estoy insinuándome. Sé de sobra que estás enamorado, así como yo también lo estoy...
El rubio pestañeó atónito. Acababa de escucharlo hablar con coherencia, ¿cierto?
—No voy con rodeos, Tae... Tengo curiosidad, un poco —se puso de pie con torpeza y ladeó la cabeza—. ¿Sabías que un estudio afirma que el sexo entre amigos fortalece la amistad?
—¡J-Jungkook!
—Qué descarado ¿cierto? —carcajeó— ¡Ah, no debí decirlo!... —volvió a reír—. En fin... Eso no significa que vaya a pensar en ti de esa forma a partir de ahora, claro que no —pasó una mano por su cabello alborotado, peinándolo—. Al parecer he descubierto esta noche que no me eres indiferente. Y tú también eres bastante consciente de mí, por eso rehuyes —aclaró—, pero no quiero que te pongas todo raro conmigo —dio un paso hacia él, balanceándose demasiado. Taehyung parecía atento por si fuera a perder el equilibrio—. No, no —hizo un gesto con la mano—. Estoy bien... Como decía —se enderezó con movimientos bruscos— No te me vayas a poner todo tímido ¿oíste?, lo último que quiero es que te escabullas de mí —determinó, frunciendo el ceño, como si estuviese molesto.
El mayor se abstuvo de hacer comentarios.
Jungkook se llevó una mano al pecho.
—Jimin es el único en mi corazón... Lo amo. Lo amo mucho, y lo extraño. ¿Es un idiota?, ¡Claro que sí! ¡El más grande que existe! —afirmó con seguridad—. Pero yo amo a ese idiota —señaló mientras se abrazaba a sí mismo y cerraba los ojos—. Es mío. Es mi novio —miró a Taehyung—, y escucha. Escúchame bien —se anticipó—. No porque de repente haya pasado todo esto, significa que voy a pensar en desnudarte en mi cama y meterme entre tus piernas, ¿queda claro? —Taehyung volvió a reír, sin éxito en no ser descubierto esta vez—. No te rías ahora, maldición. Intento ser serio.
Pero su amigo rubio estaba soltando otra carcajada alegre que terminó por quitarle del todo el enfado momentáneo.
—No puede ser que intentes hablarme seriamente mientras te balanceas así y mencionas lo de tu cama...
—Esa no fue la parte más impactante, te salteaste lo de desnudarte y lo de estar entre tus-
—¡Basta! —interrumpió, escandalizado—. Tú ganas, continúa...
—Claro, prosigo —dudó un momento—... Ah, sí, ya recuerdo... No porque hayamos descubierto que el otro es un increíble compañero sexual en potencia, y obviamente hablo de mí —Taehyung volvió a sonreír—. Debemos alejarnos, ¿está bien?... No pienso en ti más que como un amigo, hyung. Y sé qué piensas en mí del mismo modo.
—Jungkookie —el rubio terminó por acercarse a él—. No pareces estar tan mal como pensé.
—¡Por supuesto que no! ¡Te dije que solo era un cinco sobre diez! Así que no quiero que te pongas raro, ¿está claro?
—¿Raro?
—Sí, ya sabes... Como cuando ocurren situaciones incómodas —explicó—. Solo somos... Amigos que saben que su amigo sería un buen partido entre las sábanas. Eso es todo.
Taehyung volvió a reír.
—Eres un fracaso tratando de ser serio cuando estás ebrio —negó con la cabeza.
—No seas tan exigente, hyung —lo regañó—. Hago mi mejor esfuerzo.
—Bien, de acuerdo. Entonces... —suspiró—. Si está claro que no quiero estar en tu cama y tú tampoco quieres tenerme ahí, todo está en orden. Pero no vuelvas a hacer tus bromitas en doble sentido, ¿de acuerdo?
—¿Qué?, ¿Por qué no?
—¡Porque me incomodan!
—Ah... Pero no seas tan amargado —se quejó—. Es mi forma de halagarte, tonto —sonrió con complicidad— ¿No te das cuenta?
—¿¡Cómo podría sentirme halagado así!?
Jungkook cubrió sus ojos.
—No puedo creer que tengo que explicártelo —suspiró—. Si digo que quiero cazarte es porque me pareces apetecible. Deseable —aclaró—. Si fuera un cordero, querría un lobo que pudiera verme mejor, oírme mejor, comerme mejor —asintió arqueando las cejas.
—Ya estás otra vez... —Taehyung le dio un golpecito en el brazo—. No estoy acostumbrado a bromas así.
—Lidia con ello —El rubio abrió la boca para soltar una réplica, pero simplemente no se le ocurrió qué contestar—. Ja —se burló el menor—. Eso es, mi obediente corderito —le acarició el mentón con una sonrisa entusiasta—, terminarás por acostumbrarte. Para cuando te des cuenta, habrás aprendido a responderme con ingenio. Haré de ti todo un corderito descarado, y cuando eso suceda, nadie podrá resistirte, ya lo verás...
—No sé si quiera ser un descarado como tú...
—Te falta un poco de confianza, pero lo trabajaremos —aseguró—. Ahora ven —sin embargo, fue él quien se acercó al mayor, poniendo un brazo por sobre sus hombros— Intentemos superar toda esta mierda emocional juntos, tu y yo, dos corazones desencantados —admitió alegre—¡Ahora vayamos a cocinar!
—"Vayamos" me suena a grupo.
—Cierto —apuntó—. Pero déjame, como mínimo, buscarte las cosas... —Jungkook caminó en dirección a la cocina. El mayor decidió que no sería buena idea seguir dándole vueltas al tema. El de camisa blanca empezó a rebuscar en su refrigerador y la alacena—. Hyung —lo llamó, desde la cocina— ¿Alguna vez has estado con chicas?
—¿A qué te refieres con "estar"?
—¡Hyung!... —se asomó a mirarlo con asombro—. Pensé que Seokjin fue...
—Mi único novio —agregó el mayor—, pero antes de él, pasé por... Algunas cosas.
—Quizás ya seas un corderito descarado... —lo miró con una sonrisita ladeada.
Taehyung sonrió un poco tímido.
—Nunca me entusiasmó la compañía femenina. Pero por alguna razón, siempre terminaba resultándoles "lindo". Así que... —se rascó la nuca, desviando la vista.
—Francamente Taehyung, tus acompañantes probablemente eran un montón de idiotas fanfarrones, y las chicas no suelen darle relevancia a ese tipo de sujetos... Pero tú... Bueno, si siempre mantuviste una personalidad más tranquila... Puedo imaginar por qué te perseguían.
—¡Pero yo no hacía nada!... Y casi siempre, terminaba ebrio y con alguna chica en mis brazos.
—Perdona mi pregunta, pero si jamás te interesaron las mujeres ¿cómo podías...?
—Oh no, Jungkook. Jamás me acosté con ninguna... —el rubio hizo una pausa silenciosa—. Al menos, no que recuerde...
El menor resopló una risa.
—Entonces...
—Nos enredábamos en besos y algunos roces, pero si alguna quería avanzar un poco más yo no... —miró la expresión de curiosidad de su amigo, y suspiró—. Historia larga.
—Tengo tiempo —Jungkook se sentó en el piso, sin molestarse en disimular su interés.
—Yo... Fingía ¿de acuerdo?. El alcohol siempre me ayudaba a ser más despreocupado, y si alguna chica se me acercaba, le permitía hacerlo. Mis... Esos chicos —se corrigió—, siempre se rodeaban de chicas, tenían una, o dos, y ellas siempre terminaban viniendo a mí, aunque yo no las buscara.
—¿Alguna vez te interesó experimentar con alguna?
—¿Qué? No... Es decir, todo era similar. Yo intentaba que simplemente bailáramos, o conversáramos un poco. Si se acercaban más, podía permitirme besarlas, y abrazarlas. Se sentía terrible tener que rechazarlas. Ellas eran mayormente arriesgadas, pero podía notar que estaban nerviosas... Una vez, incluso hice llorar a una. Y entonces entendí que las cosas eran más sencillas si simplemente me dejaba llevar —explicó, un poco cohibido—. Si terminábamos saliendo del club, o de las multitudes, era porque querían algo más. Entonces me veía obligado a serles sincero —El de camisa blanca lo miraba con atención—. Pude haberlo hecho... Es decir, muchas estuvieron más que dispuestas. Se ofrecían a complacerme. Algunas aprovechaban un poco que yo estuviera ebrio. Algunas entendían que yo dijera "no". Otras, terminaban ofendidas... Y algunas se lo tomaban tan bien, que podíamos quedarnos hablando como si fuéramos amigos —aseguró mientras se agachaba en cuclillas—. La más violenta me arrojó la bebida sobre la ropa, antes de darme una cachetada —sonrió avergonzado—, y la más simpática me pidió ayuda para darle celos a su ex, que estaba en el mismo lugar.
—¿La ayudaste? —preguntó, entusiasmado.
—Era linda y amable, lo hice —admitió, perdiéndose un momento en sus recuerdos—. Las chicas son increíbles —sonrió con dulzura—. Muchas veces tuve suerte de toparme con chicas tiernas y amigables. Podíamos beber juntos y bailar entre risas, y todo estaba más que perfecto. A los ojos de los demás, éramos pareja.
—¿Y todavía no llegaban a atraerte?
—No —respondió encogiéndose de hombros—, y me repetían que debería reconsiderarlo, que ellas me harían cambiar de opinión —rió de forma animada—. Pero jamás pude.
—Alguna debió agradarte más que el resto... —le dijo con intención.
—Bueno, eso es obvio. Todavía recuerdo que una me besaba como si me conociera desde siempre. Y me hizo enloquecer. No podía serle indiferente... Aprendí una, o dos cosas. Pero más que besos, realmente no podía avanzar más.
—Hyung, pero entonces... Si puedes besarlas y no te desagrada la cercanía con ellas, eres bisexual.
—No creo serlo —respondió Taehyung, frunciendo la nariz levemente—. Estaba ebrio. Y ahora que lo pienso, me siento muy avergonzado. No podría volver a hacer algo así. Jamás he sentido por una mujer lo que los hombres me producen. Es... Muy diferente, mucho.
—Pensé que Seokjin era la única persona con la que habías estado.
—De alguna forma, sí. Lo que nosotros tuvimos fue... Bien, ya lo sabes. Fue todo.
—Lo entiendo... —el menor sonrió, con diversión—. Es extraño imaginarte con una chica. Estaba seguro que los hombres éramos los únicos en tu radar.
—¿Qué estás insinuando? —Taehyung lo miró con otra sonrisa de vuelta— ¡Son los únicos!... ¿Y qué hay de ti? —se acomodó en su lugar, esperando escuchar alguna historia similar. Taehyung sospechaba que Jungkook era el tipo de chico que tenía un largo registro de personas en su vida amorosa.
El de camisa blanca sonrió, con un poco de timidez.
—Siete. He salido con siete personas en una relación formal, incluyendo a Jimin.
—Oh, vaya... ¿A qué edad tuviste tu primer novio?
—A los doce —carraspeó—. Novia —Taehyung lo miró, perplejo—. Salí con cinco chicas, y dos chicos, Tae.
—¿De verdad?... ¿Eres... Bisexual?
—Lo soy —admitió, antes de reír un momento—. Qué extraño es decirlo abiertamente.
El rubio se acercó.
—Así que todo un conejito playboy... —levantó las cejas, mirándolo con intención.
Jungkook bajó la vista, mostrando una actitud repentinamente tímida.
La comida quedó en segundo plano, por la conversación. No volvieron a prestarle atención a la música, y el dueño de casa fue recobrando su sobriedad a medida que avanzaban las horas. Cuando se decidieron a "preparar" algo, fue en plena madrugada. Y Taehyung estuvo al pendiente de las cosas al fuego, mientras el menor ayudaba ocasionalmente.
Jungkook se maravilló al entender que podía conversar con su amigo como si se conocieran de toda la vida.
Compartieron anécdotas, debatieron sobre temas actuales, y se quejaron sobre algunos de los profesores de su carrera.
Taehyung no podía creer que hubiera encontrado a alguien más que le permitía ser genuino. Alguien que estaba escuchándole, dándole atención. A medida que el más joven dejaba atrás la pronunciación graciosa, los balanceos continuos y las risitas bobas, fue encontrando a un muchacho maravilloso con el que compartía muchas cosas en común. Comieron en un ambiente tranquilo, donde el jazz sonaba como si fuera la música de un restaurante caro. Y continuaron hablando, en un lapsus como si el tiempo les permitiera reencontrarse tras muchos, muchos años de haber estado separados.
—¿3:00 AM? —Taehyung dio un salto en su lugar—. N-no puede ser... ¿En qué momento...?
Jungkook sonrió.
—Qué extraño, ¿cierto? Llevas como ocho horas aquí —Taehyung lo miró. ¿Por qué lucía tan tranquilo?
Los platos seguían sucios sobre la mesa donde habían cenado. El tiempo había pasado volando.
—Debo irme, es tarde —dijo poniéndose de pie.
—¿Vas a irte a esta hora?
Taehyung tomó su abrigo y se lo colocó.
—Sí.
—Deberás tomar un taxi, y tu hogar está muy, muy lejos.
—Caminaré.
—No te dejaré ir caminando con éste frío. ¿Qué tal si te desmayas en medio de la calle?
—No tienes por qué esperar lo peor —lo miró de reojo—. Te avisaré cuando llegue, descuida.
Visto que no iba a desistir, Jungkook se puso de pie hasta alcanzarlo.
—¿Por qué parece que estás huyendo?... ¿Tenías planes? —quiso saber.
—N-no, nada de eso. Simplemente... Simplemente —repitió, tragando—. Es tarde...
—Esto no es "La Cenicienta" —Jungkook sonrió levemente— ¿Debo asumir que tienes cosas que hacer en la ¿mañana?... ¿Piensas que voy a creerlo cuando acabo de sugerirlo yo?
El mayor negó con la cabeza, sonriendo con nerviosismo. Jungkook tomó sus manos.
—Quédate conmigo —Taehyung bajó la vista—. No, espera, eso sonó como una proposición —rió—. Pero sí, quiero que te quedes —cuando vio que el rubito lo miraba tímidamente, añadió—, es tarde. Hace frío. Y no puedo acompañarte. Me quedaré más tranquilo si pasas la noche aquí... O bueno, lo que queda de ella.
—... Está bien hacerlo ¿cierto?
—Claro que sí, corderito idiota —sonrió ampliamente.
El rubito sonrió también, más calmado.
Aún si una pequeña vocecita en su cabeza le decía que no era lo correcto abusar de su cercanía con el menor, consiguió acallarla para que ambos pudieran recoger y lavarlo todo, antes de encaminarse a la habitación.
—Luces mucho mejor hoy —Taehyung observó con atención su rostro, deteniéndose a mirarlo.
—Tú también.
Cada uno desde su colchón, el rubito a una mayor altura que el dueño de casa; sentados mirándose, ya vestidos para dormir. Jungkook le había otorgado su segundo pijama. Y Taehyung era demasiado delgado en esas prendas que le hacían lucir como si estuviese envuelto en cortinas.
—No vuelvas a hacer algo así, ¿de acuerdo?
—Ya me lo dijiste, hyung —respondió el menor—. Te oí. No volverá a pasar.
—Y no estoy hablando exclusivamente sobre entrar en una pelea ajena, Jungkook. Tampoco quiero que vuelvas a beber así —apagó la luz del velador.
—¿Me estás diciendo que no debo beber?
—No como lo hiciste hoy. Estabas ebrio. Hablabas incoherencias, apenas podías mantenerte de pie por momentos. No lo hagas otra vez, estás matando neuronas.
—Pues mis neuronas te dan las gracias, pero yo decidiré si quiero matarlas o no —el menor sonrió, acomodándose en su lugar, bajo las sábanas.
—No lo harás en mi presencia. Y es mi última palabra —determinó seriamente.
Jungkook no respondió, y por un par de minutos él se sintió victorioso.
—¿Cómo que "y es mi última palabra"? —el colchón se hundió, y el menor posicionó sus manos sobre su estómago, haciéndole cosquillas. Taehyung rió animado, retorciéndose ante el ataque sorpresivo del dueño de casa. No conseguía apartarse lo suficiente. En la oscuridad, lo único que podía sentir eran sus manos aprisionándole— ¿Se puede saber qué intentas hacer?, yo doy las órdenes aquí —añadió Jungkook, sin darle tregua.
—¡B-basta! ¡Bien, sí! ¡¡Tú mandas!!... P-por favor —rió alegre. ¿No era una risa bastante animada?—¡¡Kookie!! —lo llamó, rogando piedad.
El de cabello castaño claro lo dejó ir. Retiró sus manos, sentándose a un costado de la cama.
Taehyung jadeó, recuperando el aliento. No podía ver con claridad su expresión, pero estuvo seguro de distinguir sus dientecitos blancos asomando en una sonrisa.
—Espero que lo hayas entendido —la voz del menor se tornó baja.
—Entendí, sí —respondió, antes de tomar las sábanas y cubrirse hasta la nariz.
—¿Tienes frío?
—Estoy bien.
—Si tienes, avísame —escuchó de forma amable, antes de notar que el menor se había levantado. Acomodó las sábanas en torno a su cuerpo, cerciorándose de taparlo de forma adecuada. Lo siguiente que sintió fueron labios posicionándose sobre su frente.
—Buenas noches, Tae —comentó en un susurro.
—Buenas noches —respondió el rubio, hundiéndose bajo las sábanas.
Jungkook volvió a su lugar.
Se llevó ambas manos al rostro. El gesto había sido innecesario, se reprendió por aquello. Realmente estaba acostumbrado a arropar a su novio, pero por alguna razón sintió necesario hacerlo con Taehyung también.
Tal vez sus neuronas sí habían muerto tras beber como lo había hecho. Se dejó caer sobre el colchón inflable, estampando la cara contra la almohada, deseando gritar.
Mañana sería otro día. Uno donde intentaría comportarse como debía.
♦♦♦
Suga resopló con cansancio, el sofá no era un mal sitio para dormir, pero si el castaño no apagaba la luz, jamás lograría conciliar el sueño.
—¿Cuánto más piensas tardarte?
—Sólo un poco más, lo prometo.
Seokjin se había pasado casi todo el día pegado a su ordenador. No sólo llegó a identificar a los dueños de los números que había agendado con ayuda del guía; sino que había descubierto toda una carpeta de imágenes que estaba oculta.
Y estaba intentando recuperarla.
Suga puso los ojos en blanco antes de volver a dejarse caer perezosamente. El mayor, sentado en el desayunador, había perdido la noción del tiempo al dar con esas fotografías.
Desde luego que lo haría. Eran de Taehyung, después de todo.
Tras haberse frustrado al descubrir que ninguna persona de las investigadas era su mejor amigo, su corazón se sintió abrigado al dar con las múltiples capturas del rubito.
Creyó que la única imagen de ambos juntos, era la que el menor le había enviado pocos días atrás. Y ahora, estaba descomprimiendo las carpetas que estaban repletas de imágenes. Intentaba enviarlas a su teléfono.
—Quiero dormir —Suga se quejó haciendo un sonido similar al que hacían los bebés enfurruñados. El mayor reprimió una risa. Su acompañante debía estar demasiado cansado como para notar que acababa de hacer un ruidito gracioso.
—Terminaré pronto.
Cuando la carga se completó, Seokjin desconectó el cable de su teléfono y apagó la computadora.
—¿Se puede saber qué tanto estabas haciendo? —cuestionó el de camisa blanca, al ver que por fin había terminado.
—Recuperé unos archivos, es todo —el castaño sonrió—. Gracias. Perdona por impedirte descansar. Mañana continuaremos la búsqueda —sus palabras cobraron un tono dulce—. Duerme bien.
Sin decir más, corrió a su cuarto, sintiéndose emocionado por poder inspeccionar todo lo que su teléfono guardaba ahora. Suga lo vio marcharse como un niño que corría sosteniendo su juguete favorito, a punto de embarcarse en las muchas aventuras que surgieran de su imaginación. Decidió no preguntar. Realmente estaba agotado.
Adentro, el castaño se puso el pijama tan pronto como pudo, apagó la luz, y se dejó caer en la cama, apresurándose a tomar el teléfono.
Afirmó los codos sobre las sábanas y sostuvo el aparato mirándolo con atención. Sus ojos grisáceos se abrieron de par en par. Eran casi quinientas fotografías.
Seokjin sabía que, en cuanto a discreción, podía ser muy bueno. Pero empezaba a resultarle extraño no haber actuado como un novio enamorado, tomándole fotografías a su rubio.
Ahora estaba tan feliz.
Tenía miles de imágenes que reflejaban recuerdos de todo el tiempo que estuvieron juntos. Suspiró, inconscientemente moviendo las piernas. Empezó a pasarlas de a una, viendo que el menor era casi siempre el centro de todas. Era mejor así, él prefería centrarse en quienes amaba.
Taehyung definitivamente era el dueño de la sonrisa más bonita del mundo.
Su cabello lucía increíble. Sus mejillas rosadas y sus ojitos claros brillaban bajo la lente. Mirándolas con atención, en la mayoría ni siquiera estaba viendo hacia la cámara. Parecía que Seokjin simplemente las había tomado sin hacérselo saber a quién era su modelo. En algunas estaba mirando la pantalla de su teléfono, mirando hacia la ventana, o hacia algún punto que efectivamente había capturado su atención, exponiendo su perfil.
Las líneas de su mentón, nariz y cuello, encontraban vértice bajo curvaturas de bordes suavizados. Sus cejas, tan expresivas, podían volverse dos perfectos arcos simétricos si el menor estaba sonriendo, con los párpados cerrados y la nariz levemente arrugada. Los pucheros que hacía, abultando los labios y poniendo ojitos de cachorro, lo volvían más adorable que de costumbre.
Taehyung en pijama; con su capucha puesta; abrazando algún almohadón enroscado sobre el sofá; durmiendo como si fuese un bebé; comiendo; extendiendo los brazos con algún pasaje memorable de fondo; luciendo la ropa que empezaba a quedarle grande...
Taehyung en sus mil facetas. Seokjin quedó maravillado.
Entendió que habían hecho muchísimas cosas juntos. Muchas. Cinco meses no podían simplemente serle ajenos. No podía fingir, ninguno de los abrazos que le daba, ninguno de los besos que mostraban algunas pocas imágenes.
Se mordió los labios al notar que, en muchas fotografías, Taehyung aparecía a su lado, mirándole como si fuera su vida entera. Hizo un esfuerzo en vano para no llorar, riendo automáticamente al continuar revisando las demás imágenes.
Por supuesto que estaba enamorado.
Extrañaba demasiado escuchar su voz. Ansiaba desesperado poder abrazarse a él una vez más. Poder besar sus labios...
Pero lo había herido. Lo había lastimado demasiado. Incluso si por un momento pensó en insistir para hacerle saber la verdad, Taehyung le había dejado en claro que no estaba dispuesto a escucharlo.
Y él debía convencerse de una vez por todas, que aquello era lo mejor.
Cuando al deslizarse hacia la siguiente imagen, volvió al inicio; suspiró, esta vez con pesadez. Giró sobre su cuerpo, mirando hacia la oscuridad de su techo. Sus ojos ardieron, y tomó el poco aire que su pecho comprimido logró rescatar.
—No me dejes... —empezó a cantar, en voz baja— No me dejes atrás. Devuélveme los pasos de tu corazón... —sollozó— Y regresa a mí... R-Realmente te quiero... —la melodía dulce de aquella caja musical resonaba en su mente, con la letra que su novio le había enseñado— Arriesgaré mi vida. Llévame... Hasta el fin del mundo... Vas a ser tú...
Sus mejillas se humedecieron, y no pudo evitar interrumpirse del todo por el llanto. Era consciente de amarlo. Era consciente de ser amado por él. Pero incluso, aunque se tratara de Taehyung, como lo decía su letra... La realidad era que terminarían separándose.
No importaba si el día de mañana solucionaban todas sus diferencias, al final, ni con todo el amor del mundo podrían detener lo inevitable.
Ellos no podrían permanecer juntos.
No había forma de cambiarlo.
Simplemente no la había.
♦♦♦♦♦♦♦
He aquí, el único capítulo casi repleto de Taekook.
Necesitaba detenerme en lo que empieza a gestarse entre estos dos, sobre todo porque es una forma diferente de conocerlos aunque no pertenezcan al mundo "original".
¿Pueden creer que para ésta canción que seleccioné de Diana Krall no hay video traducido al español? De haber sido así, no me abría molestado en incluir la letra en medio del capítulo.
Estamos a más de la mitad de la historia. El 30 tardará un poco más.
¡Pero como soy buena, les comparto unas imagenes de TaeTae corderito! Me enamoré, juro que no sabía de su existencia hasta hace pocos días y fue una casualidad hermosa♥
¿Ven que es un auténtico y adorable corderito? Basta estoy fangirleando mucho
Buenas noches, y hasta la próxima ;)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro