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~ 23 ~

Taehyung estuvo en un rincón de la cama, sentado en silencio y sin moverse; mientras Jungkook guardaba un poco de su ropa en un bolso que había encontrado dentro del armario. No se molestó en preguntarle qué idea tenía, solo lo veía ir de la habitación al baño, y volver, con nerviosismo.

—Supongo que debes llevarte todo —comentó, guardando más medicinas en el bolso.

El menor cargó varias mudas, utensilios de higiene personal, una toalla y también algunas cosas del refrigerador. Tras unos minutos, el bolso de viaje estuvo prácticamente hasta el tope.

Jungkook lo cerró y lo cargó en un hombro, para luego dirigirse al mayor, poniéndose de cuclillas.

—Hyung, vas a venir conmigo ésta noche —el de ojitos mieles lo miró, con apenas un atisbo de lucidez—. Vamos —le tomó una mano—, no vas a quedarte solo ahora.

El menor lo guió hasta la entrada. Taehyung era tan ligero que, si en algún momento se resistió, él jamás lo supo. Tomó una chaqueta gris, y se la colocó, subiendo el cierre y poniéndole la capucha. Hacía bastante frío.

Se aseguró de dejarlo todo en orden echando un último vistazo al lugar.

—¿A dónde vamos? —ésa fue la primera vez que Taehyung habló. Su voz apenas era audible.

El de camiseta blanca apagó la luz y puso llave.

—A mi hogar.

♦♦♦

Suga sabía que, si Taehyung no había salido en busca de Seokjin, fue por el mocoso entrometido que había terminado en su departamento.

Llevaba un rato intentando hablar con el castaño, pero éste estaba distraído mirando el techo de su habitación en silencio, y creyó que lo mejor era darle espacio momentáneamente. Después de todo, acababa de romper con su novio.

El panorama para Kim Seokjin no podía ser más deprimente. Estaba en un mundo donde sus relaciones amorosas lo habían asfixiado aprisionándolo en medio de dos chicos que lo amaban, donde no tenía idea de cómo encontrar a su mejor amigo, y su estado emocional lo tenía al borde de un abismo.

Los días seguían pasando, sin encontrar indicio de cómo dar con Namjoon. Y Suga sabía que por mucho que le molestara, no podía hacer más que quedarse a mirar.

Los de su clase solo podían limitarse a llevar su consciencia a través de todos los planos por los que les tocaba atravesar. Su parte física, su cuerpo, estaba atada a un único espacio donde su consciencia no estaba. La disociación entre su estado físico y su estado mental, era lo que les permitía "viajar" entre mundos.

Como ventaja, sabían perfectamente quienes eran, conservaban sus experiencias y sus recuerdos; como contra, no podían alterar ninguna realidad en la que estuvieran, porque en realidad, no estaban allí.

Había más clases que la suya. Había más entidades y entes que podían usar los hilos temporales de otras formas, interferir sobre ellos, y alterarlos. Pero no era el caso de Suga. Los que llegaban como él, estaban condenados a ser Reparadores de la continuidad espacio-tiempo hasta que sus días terminaran.

Suga le había mentido a Seokjin, sí recordaba lo que había sido de su vida antes de empezar como Regulador. Viajero no era una palabra que definiera lo que él era, Regulador o Reparador sí, porque una vez el problema era solucionado, volvía a La Central para ser reubicado a un caso nuevo. Muchas anomalías se producían a todas horas, en distintos lugares del mundo. Todas debían resolverse. Todas lo hacían; y Seokjin no sería una excepción. Incluso si permanecía quieto, pensando en infinidades de cosas, sin hacer nada por regresar, terminaría haciéndolo.

Al hacerlo, su vida se definiría en unos segundos, y Suga no podría hacer nada más. Su misión era ésa, ayudarlo a reunirlo todo y enviarlo a casa, no acompañarlo. Como tantas otras veces, el de cabello azul no volvería a saber nada sobre la anomalía a la que había ayudado, nunca más... A no ser, que reingresara como un Reparador, igual que él.

Suga todavía no comprendía qué podía haber ocurrido para que la ruptura se hiciera justo en aquel momento. Las anomalías se producían, generalmente, de un día para el otro, no en medio de un accidente. Y Seokjin había sido trasladado a otra realidad tras perder el conocimiento a bordo de un tren.

Era un caso bastante particular. Sus superiores le habían indicado que se encargara de resolverla, los causantes se discutirían una vez que él hubiera vuelto a su mundo. Las personas humanas no creaban anomalías. Las encarnaban, pero no las causaban. Éstas surgían por efectos alternos de otras realidades, mayormente. Ellos, como Reparadores, tampoco podían causarlas.

Recordarle al castaño que le quedaban once días para volver a su hogar, no parecía ser la mejor idea del mundo. Suga sabía que encontrar a la persona que la anomalía requería, nunca era tarea sencilla, pero casi siempre la realidad nueva estaba conectada a la original, por ser derivada de ésta. Es decir, si bien no era sencillo, casi nunca resultaba imposible.

Un vecino nuevo, un pariente lejano, un amigo de la infancia, casi siempre había relación entre esa persona y la anomalía. Una de proximidad, por haber desaparecido al mismo instante. El de cabello azulado había intentado explicárselo a Seokjin, justo antes de que éste decidiera volver a su lugar frente a Taehyung, en la cafetería.

Los casos solían ser similares. Alguna que otra vez, rara, la persona requerida era una persona famosa, un enfermo mental o terminal, o alguien que había decidido cambiar su identidad.

Puesto que no había registros, al menos en las redes, sobre Kim Namjoon, Suga empezaba a barajar que se tratara del último caso. Si el tiempo llegaba a presionarlos, podría contar con las herramientas como para infiltrarse en los registros de personas para corroborarlo, entre otras. Eran opciones que La Central ponía a disposición de los Reparadores sólo en casos críticos, pues era uno de los últimos recursos.

Otro recurso, del cual todavía no le había hablado al mayor, era que, si lo solicitaba, podía volver a la "Agencia" por un período de veinticuatro horas, y pedir asesoramiento o ayuda a sus superiores. Esto, Suga no lo había hecho nunca. Pero lo haría, de ser necesario, pues no estaba dispuesto a llegar al tiempo límite y arriesgarse a quedar encerrado en un aislamiento. Si no conseguía resolver aquel problema de discontinuidad, terminaría atrapado, solo, con su consciencia.

Cuando una anomalía y su Reparador excedían el tiempo límite en la realidad alterna; La Central podía actuar para detenerla sólo tras producirse la absorción completa del mundo nuevo. Era una condición límite que competía a las Entidades más poderosas dentro de La Agencia, donde irremediablemente, no se podría rescatar al Reparador.

Suga siempre se ponía demasiado nervioso cuando se acercaba al día décimo.

Necesitaba volver.
Eso era todo lo que los Reguladores buscaban. Volver. Volver y poder continuar.

♦♦♦

—Sí, mi vida, en verdad, todo está bien —dijo Jungkook al teléfono.

El muchachito, ahora vestido en pijama corto, estaba paseándose en círculos por su habitación. Su novio al teléfono estaba haciendo demasiadas preguntas.

Jimin estaba próximo a periodos de examen, por lo que Jungkook creía que no era conveniente ir a su casa junto al rubio que parecía un alma en pena. Eso terminaría por desconcentrarlo, y preocuparlo. Manejaría la situación solo. Él podía hacerlo, ¿cierto?

Taehyung estaba sentado mirando las sábanas grises que cubrían la cama del menor. Éste le había cedido su espacio, y decidió dormir en un colchón inflable.

Aunque escuchaba al dueño de casa escupir miles de excusas sobre su comportamiento esquivo, no podía dejar de oír un zumbido molesto. Estaba aturdido, pero no por Jungkook. Estaba apenas tomando consciencia de que el lugar donde estaba ahora no era su habitación. El chico que estaba en pijama a unos metros no era Seokjin. Y lo que dolía en su interior, no estaba causado por su enfermedad.

El dueño de casa, con semblante preocupado, finalizó la llamada, y se mantuvo mirando la pantalla de su teléfono por unos segundos. Jimin no estaba muy contento después de adivinar que su novio estaba mintiéndole.

Al pelinegro rara vez se le escapaba algo. Conocía tan bien a Jungkook, que podía deducir si éste le mentía o no, y el castaño claro había vacilado bastante antes de decirle "no te preocupes" para evitar más preguntas. ¿Qué cosa podría llevarle a guardárselo de aquella forma?

—Creo que no me creyó cuando le dije que mi clase no había ido bien —comentó el menor en voz alta, rascándose la cabeza con nerviosismo.

—¿Por qué no le dijiste que estoy aquí?

—Porque en las noches estudia. Es el único momento del día en que puede hacerlo tranquilo, y no quiero molestarlo.

—Molestarlo conmigo.

Jungkook miró al mayor con sorpresa, su tono había sido bastante frívolo.

—Nunca quise decir que eras una molestia. En todo caso, tus problemas no son los de Jimin —aclaró, un poco fastidiado.

—Tampoco los tuyos —replicó Taehyung, sin mirarlo.

—Hyung... —lo llamó el de ojos oscuros al sentarse en la cama, comprendiendo que el rubito estaba muy afectado—. Nosotros somos amigos ahora. Tú y yo. Si no me importaras, habría permitido que corrieras hasta Seokjin.

—Tal vez no debiste estar en mi hogar cuando él llegó —contestó el mayor, ahora cubriéndose el rostro.

Jungkook suspiró, agotado. Era lógico haberse ganado su resentimiento por haberle impedido hacer algo así, pero necesitaba hacerle entender que continuar aquella relación era la peor opción.

—Sé que estás molesto conmigo, Taehyung —sin obtener respuesta, continuó—. Hice lo que creí que era mejor para ti —el mayor levantó la vista y la dirigió hacia él, en silencio. Apoyó la cabeza contra sus rodillas, dejándola inclinada hacia un costado. El de pantalón corto decidió que era un buen momento para explicarse—. Tal vez no lo entiendas ahora, pero espero poder demostrártelo algún día. Hyung, has pasado por mucho. Has sabido sobrellevarlo. Y cuando te diste por vencido, volviste, y continuaste. Lo harás una vez más.

—¿Por qué me trajiste aquí, Jungkookie?

El ser llamado por aquel nombre cariñoso era una buena señal. Se le ocurrió probar algo que con Jimin siempre funcionaba. Subió las piernas. Abultó sus labios y puso una mirada de culpa.

—¿Crees que hice mal? —preguntó en un tono ingenuo.

Taehyung no pudo evitar sonreír levemente.

—Creo que debiste dejarme en casa —respondió sinceramente.

—¿Estar solo es mejor que estar conmigo? —Jungkook continuó en su papel inocente.

—No hagas eso, es extraño...

—¿Hacer qué?

Taehyung acercó su mano a sus cabellos amarronados.

—En realidad eres alguien que busca que lo consientan ¿cierto? —acarició su cabeza.

—Creí que esto funcionaba solo con Jimin, pero... —el menor recobró su actitud normal—. Al menos ya no pareces enojado conmigo.

—No estoy enojado contigo —explicó el de capucha gris, retrayendo su mano—. Pero... Estoy triste —suspiró—. Y no puedo ser buena compañía estando así.

—No busco que seas una compañía, Taehyung. Busco apoyarte —Jungkook se levantó de la cama— ¿Por qué no tomas un baño? Te ayudará a relajarte, y podrás descansar mejor —el rubio se limitó a suspirar, escondiendo la cabeza entre sus piernas—. Vamos, hyung —sujetó sus manos—. Te acompañaré hasta la puerta, no me obligues a quedarme vigilándote.

—¿Quién dijo que te necesito vigilándome? —replicó con cierto fastidio.

Jungkook lo llevó hasta el baño y abrió la ducha, templó el agua a lo que él consideraba "tibio" y le dejó la toalla que había metido en su bolso, junto a las prendas que identificó como su ropa de dormir.

—Sonará insistente, pero ¿no tienes hambre?

—No —contestó el mayor desprendiéndose el cierre de la campera, con increíble lentitud.

—Mañana no te salvarás —le dijo con intención—. Traje algunas cosas de tu refrigerador, las usaremos en el desayuno.

Aunque intentaba mantener la conversación, el rubito parecía cada vez más decaído. Era desesperante no poder animarlo. Jungkook sabía que solo su novio podía devolverle el semblante enérgico y alegre, lo había visto actuar en la mañana. 

Dio un pequeño suspiro, y dejó que el mayor terminara de desvestirse, cerrando la puerta. Se apoyó en el marco, contrariado.

Jungkook ya había olvidado un poco lo que era terminar una relación amorosa. Llevaba nueve meses con su pareja, y el amor que había recibido había sido más que suficiente para borrar todo recuerdo triste.

¿Qué se suponía que debería hacer para animar a Taehyung, además de tener paciencia?, ¿Conseguirle un nuevo novio?


En cuanto Taehyung abrió la puerta, apareciendo entre una oleada de vapor de agua, Jungkook dejó de morderse las uñas y volteó a verlo.

Su cabello lucía desordenado y húmedo. Su rostro exhibía el mismo semblante de cansancio, y vestía el pijama claro que le había dejado a un costado del lavabo. Realmente no lucía mucho mejor.

Las marcas en su cuello llamaron inevitablemente su atención, pero desvió su vista tratando de no ser evidente. Con un poco de temor, se acercó a él.

—¿Cómo estás?

—Limpio.

—Ya lo sé —resopló una risa—. Me refería a cómo te sientes...

—Limpio —respondió el mayor sin más ánimo de hablar.

Jungkook tragó saliva. Se sentía, más que frustrado, entristecido. Siguió con la vista al mayor, que dejó la toalla a un costado y se metió bajo las sábanas, haciéndose un ovillo, su silueta volviéndose considerablemente pequeña.

Su mirada miel parecía perdida. Las sábanas grises cubrían su rostro hasta por debajo de su nariz. Y permaneció en silencio unos minutos.

El menor perdió el ánimo, y decidió que por hoy había hecho suficiente. La culpa volvía a revolver sus entrañas mientras se dirigía a su colchón inflable, sin sentirse capaz de volver a mirar al rubio que estaba en su cama.

Sin que ninguno dijera nada, el dueño de casa apagó la luz de la habitación, poniendo todo el cuarto a oscuras.

Taehyung se sintió extraño.

Las sábanas tenían un perfume que no conocía. La cama era cómoda, pero diferente. La luz que veía entrar desde la ventana de su habitación, aquí, no existía. La incomodidad se apresó de su cuerpo, y tuvo que mirar hacia el bulto que distinguía entre las sombras como el jovencito en su colchón.

No le temía a la oscuridad. No le temía a la soledad, y, sin embargo, en aquel momento se sintió asustado.

Una idea un tanto arriesgada se plantó en su mente, poniéndolo más inquieto. No pasó mucho tiempo hasta que se sentó en la cama, como un resorte.

—Jungkook... —lo llamó con timidez.

—¿Qué sucede? —el menor imitó su gesto en cuanto lo vio.

—¿Sueles dormirte rápido?

Jungkook no entendió la pregunta.

—Uhm... Lo normal, creo.

—Pues duérmete.

—Lo intento —contestó un poco fastidiado— ¿Por qué me dices eso?

—Porque necesito que te duermas.

—¿Qué?

Taehyung guardó silencio un momento.

—Quiero odiarlo —su voz se tornó afligida—. En verdad quisiera poder hacerlo. Y dejar de pensar en esperar a que te duermas para salir de aquí e ir a buscarlo, yo-

—No vas a hacer eso, Taehyung —Jungkook se puso de pie y caminó hasta encender la lámpara que estaba en la mesa, junto a la cama donde ahora estaba el rubio—. ¿Esperar a que me duerma y escapar?, ¿Crees que te dejaría?

Al encender la luz, se topó con unos ojitos tristes, como los de un cachorro regañado.

—Esperaba que tuvieras el sueño pesado —admitió Taehyung—. Soy muy sigiloso, no me escucharías...

—Pondría mi colchón junto a la puerta de ser necesario —replicó Jungkook, señalándola.

—También tienes una ventana, justo aquí —contestó el mayor haciendo un leve gesto hacia las cortinas que cubrían aquella.

—Es un quinto piso, Taehyung.

—Los demás pisos tienen balcón, salvo el tuyo.

—¿De verdad te has fijado incluso en eso?

—La mente de un suicida es rápida, ¿cierto?

Jungkook se sentó en la cama y lo sujetó por los hombros.

—No hables así otra vez. No delante de mí ¿oíste? —sus manos lo presionaron con fuerza.

—Ju-Jungkookie suéltame, m-me haces daño-

—¿Me oíste? —repitió dirigiéndole una mirada filosa.

—¡Sí, tú ganas, te oí!

Solo entonces el menor lo dejó ir.

—Tú... Tienes bastante fuerza ¿no es así? —elogió Taehyung, ahora sobándose los hombros.

—Lo siento. Lo que dijiste me puso de los nervios.

—Era un comentario, no tenías que tomarlo mal.

—No volverás a hacer comentarios de ese tipo —sentenció con firmeza.

El mayor lo miró en silencio un momento.

—Eres un poco autoritario, ¿no es así?

—Gracias, Jimin me lo dice todo el tiempo.

—Uhm, no era un cumplido precisamente...

Jungkook suspiró.
—Entonces, no puedes dormir por estar pensando en cómo escapar ¿correcto?

—Es tonto —admitió bajando su vista a las sábanas—. Perdóname. No puedo evitar sentirme extraño estando aquí. Yo... No había dormido en la casa de alguien que-

—Que no fuera Seokjin —completó el menor, con resignación.

Taehyung se sintió ridículo. Tenía veintiún años y actuaba como un niño de seis.

—Lo siento. Vuelve a tu lugar y descansa —le dijo, tras ver su rostro somnoliento—. Seguramente tuviste un día largo y yo solo estoy haciéndote perder horas de sueño, siendo un problema.

—Taehyung —Jungkook se tomó la libertad de tomar su rostro y apretar levemente sus mejillas—. Nunca podremos avanzar si no te quitas ésa estúpida idea de la cabeza. Tú no eres un problema —el rubito se sintió sonrojar—. Si alguno tiene un dilema, y el otro puede ayudar a resolverlo; entonces no es más que un inconveniente. Si ninguno puede ayudar al otro, entonces sí es un problema. ¿Está claro? —Taehyung asintió de forma enérgica, y Jungkook retiró las manos de su rostro. Seokjin le había dicho algo parecido, en el pasado. Él tenía una extraña filosofía sobre las cosas que tenían solución y las que no, siendo la muerte la única cosa imposible de resolver—. Entiendo que no puedas dormir. Pero podemos —bostezó levemente—, conversar unos minutos. Verás que el sueño terminará por vencerte.

—¿Sobre qué?

—No lo sé, sobre nosotros... Cuando te conocí esta mañana, parecías un corderito extraviado —confesó sonriendo dulcemente.

—¿Corderito qué?, ¿¡Por qué!?

—Saliste a abrirnos vistiendo esa camiseta azul enorme —recordó el más joven— Y no dejabas de mirarnos de forma asustadiza.

—B-bueno, nunca he recibido a nadie en el departamento de Seokjin. Nosotros acostumbramos a —se interrumpió, carraspeando—. Acostumbrábamos, a estar a solas.

—¿Nunca hicieron algo con otras personas?

—No —Taehyung se mantuvo pensativo un instante—. Es decir, nosotros salíamos algunas veces. A comer, o a cenar. Lo acompañaba a sus competencias, y él a mis controles. Paseábamos por el parque, por el centro y me llevaba al cine o a jugar en las máquinas... Pero realmente, nunca hicimos algo en compañía de otra persona.

—Eso explica por qué te veías tan sorprendido. Jimin y yo solemos reunirnos con amigos en común, tan seguido como podemos —le contó—. Él dice que debo aprender a ser más simpático, como lo soy con nuestros amigos. Cree que soy un poco hostil... ¿Qué? —preguntó confundido, al ver la forma en que el rubito lo miraba.

—Llegaste, y me dijiste que Seokjin se había abalanzado sobre Jimin. Si eso no es ser hostil, entonces no sé qué lo sea.

—Intentaba fastidiarlo a él, no a ti —el menor se encogió de hombros.

—¿Cómo esperabas que yo reaccionara?, ¡Siendo su novio!

—Fue grosero, ya lo sé, me disculpé contigo ésta mañana, por si lo olvidaste.

—Sí eres hostil, Jeon Jungkook. Si Jimin no lo hubiera aclarado, me habría quedado con esa imagen en mi cabeza —comentó ofendido—. No puedes ir por ahí exagerándolo todo.

—Sí, sí, lo sé... Dijiste que estaba olvidado, pero lo traes de nuevo —observó el menor, haciendo una mueca—. Pensé que no eras rencoroso.

—No lo soy. Por eso es que estás perdonado —resopló con aire de superioridad.

—Qué afortunado soy —Jungkook puso los ojos en blanco— Un corderito me ha perdonado.

—¡N-no soy un cordero!

—Mírate, eres delgado, haces un puchero como el que hacen los bebés y tienes esa mirada de ser alguien inseguro. Como un corderito.

—Los corderitos, para tu información, son sumamente lindos. Y también son ágiles e inteligentes —Taehyung sonó fanfarrón—. No podrías saberlo porque lo más probable es que jamás hayas visto alguno. Yo he alimentado a cientos de ellos. Son muy listos. Tanto como las ovejas.

Jungkook se puso de pie y volvió a su colchón, estirando los brazos.

—No sé demasiado sobre ovinos, pero el punto es, que es fácil asociarte a un cordero.

—Lo dices como una burla. Pero no conseguirás enfadarme. Esos animalitos jamás podrían ser tan imbéciles como lo soy yo. Incluso los que se pierden, utilizan sus instintos y regresan a donde pertenecen... —su tono fue volviéndose más bajo gradualmente—. Y todo el mundo los ama y los quiere...

—Taehyung... —Jungkook estuvo a punto de echarse en su lugar, pero volteó hacia la expresión desanimada del rubio. Un suspiro escapó de los labios del mayor, que sujetó las sábanas y volvió a quedarse mirando hacia la nada, con melancolía—. No intentaba burlarme de ti —Jungkook lo sorprendió sentándose frente a él, una vez más—. Tienes razón, jamás he visto uno; pero lo que son y lo que tú eres, me parece curioso. Como bien dijiste, son inteligentes, un poco asustadizos y también son lindos. Son queribles.

—Estoy siendo demasiado infantil —Taehyung bajó su mirada—. Jungkookie, ve a dormir. No te preocupes, se me pasará... Mañana debería tomar algo que me ayude con los nervios. Suelo ponerme susceptible porque los niveles de algunas hormonas se desfasan y me producen ser... El desastre que soy.

—Hey, hey —el menor se acercó un poco más a él—. No eres un desastre. Tomarás lo que sea necesario si te hace sentir mejor, pero creo que lo que tienes es tristeza. Y es normal, después de todo lo que pasó. ¿Por qué te castigas tanto?

—No me castigo.

—Sí lo haces... Estás todo el tiempo diciendo que eres un inútil, o un infeliz. Y eso no es cierto.

Taehyung, lejos de calmarse, sintió que su pecho volvía a oprimirse y subió una mano a su cabeza.

—Deja de decirme eso, suenas igual que Seokjin.

—Hyung...

—No sé qué me pasa. Seguramente es porque es tarde, y ayer él y yo... —se interrumpió, nervioso.

—Dilo. Desahogarte te hará bien —Taehyung se sintió cohibido de repente. No estaba del todo conforme con la petición de su amigo—. No voy a juzgarte, Tae. Si te sirve de algo, yo también tengo un novio, con todo lo que eso implica... Y, además, estás tocándote el cuello desde hace un buen rato. ¿Molesta?

¿Por qué podía hablarle con tanta libertad? Realmente parecía cómodo y dispuesto a escucharlo. Desahogarse en lágrimas sí le había servido, quizás si cedía un poco, conseguiría sacar todo lo que estaba dando vueltas en su mente.

Quizás debía ceder ante él.

—Apenas un poco, pero sí —se animó a responderle. Mirarlo a los ojos se tornó difícil.

—Jimin usualmente no es agresivo —Jungkook bajó un poco la voz y se acomodó, cruzando las piernas, esbozando una diminuta sonrisa—. Pero yo sí.

Taehyung se humedeció los labios, un tanto inquieto. Jamás había hablado con alguien sobre su intimidad.

—Uhm... Seokjin fue bastante d-dulce —su voz salió un tanto temblorosa—. Pero suele ser agresivo y un poco intenso.

El menor apoyó los codos en las piernas y sostuvo su rostro, mirándole con cierta ternura.

—Jimin debe usar chaquetas y batas que dejan su cuello expuesto, entonces no tengo opción... A menos que sea invierno, donde vestimos bufandas y camisetas de cuello alto —ante el silencio tímido del rubito, agregó—. Intentaste esconderlo ésta mañana ¿no es así?

Taehyung sonrió, un poco más relajado.

—Pero tú lo notaste de todas formas...

—En realidad, estabas haciendo lo mismo que ahora. Te tocas el cuello y eso inmediatamente llama la atención —le explicó—. Y la fotografía en tu teléfono también ayudó.

—Es involuntario. Lo corregiré —respondió el mayor, bajando las manos para sostenerse los tobillos.

—No creo que sea un hábito malo, hyung, pero si no quieres que se repita lo de hoy, deberías ser más discreto.

—En realidad... No me importa demasiado. Es decir, en mi trabajo, el uniforme las cubre. Voy a cursar una sola vez por semana, y no hablo con nadie. Busco ser cuidadoso si tengo revisión médica o algo similar, pero eso es todo... Que ustedes fueran hoy me tomó por sorpresa. Él no mencionó que vendrían.

—Supongo que... —Jungkook arqueó una ceja— hicieron cosas más importantes que hablar sobre nosotros.

Taehyung sonrió, levemente ruborizado. Retrajo un poco el cuerpo y levantó los hombros hasta sus orejas.

—Sí, aunque eso es obvio.

—No sabía que Seokjin estaba en pareja. Por eso me molesté tanto cuando le agradeció a Jimin con un abrazo tan cariñoso... Soy un idiota —sonrió con resignación.

—No eres idiota. Yo tampoco podría soportar ver algo así. Por eso, todo este asunto de las fotografías me impactó tanto —Taehyung fue dejando de lado toda la tensión—. Si lo pienso, todo tiene perfecto sentido. Era él quien me decía cuándo visitarlo, dónde encontrarnos y por cuánto tiempo... Se las arregló para ocultármelo todo, y yo jamás lo noté.

—Supongo que incluso se habrá negado a alguna petición tuya si era repentina...

—Casi siempre —admitió en un suspiro— O a veces, cuando iba a su departamento, me encontraba con detalles, como que los platos estaban ordenados de forma diferente; que el refrigerador tenía menos comida, o más cosas así... ¿Por qué jamás me hablaría sobre que ya tenía pareja?, ¿acaso debí preguntarle?... No creo que él haya sido brillante, la verdad es que yo soy muy despistado —confesó.

—Estabas enamorado, hyung —replicó con comprensión Jungkook—. Confiabas en él ciegamente.

—Aunque tienes que admitir que soy muy torpe —sonrió con vergüenza—. Pero sí, realmente llegué a amarlo más que a mi vida... Todavía es así —bajó la mirada, entristecido.

El menor posicionó una mano encima de la suya, en un gesto de apoyo.
—No será fácil, pero sé que vas a lograr superarlo.

Taehyung sonrió, y se sujetó a él de forma suave.

—¿Sabes? De alguna forma, yo presentía que algo así iba a suceder...

—¿De verdad? —el mayor asintió a su pregunta— ¿Por qué?

—Porque llevaba días actuando muy extraño. El lunes fue un día terrible —le contó—. Y cuando fui a verlo, estaba totalmente esquivo y distante... Apenas me miró, y obviamente, me hirió. Después, se disculpó diciendo que algo le preocupaba, y que no podía decírmelo porque necesitaba resolverlo por su cuenta —Jungkook escuchó sin dejar de mirarlo—. Le ofrecí mi apoyo, pero me pidió paciencia... Actuó un poco tímido y no parecía alegre de verme. Discutimos, hasta que dijo que era un idiota que no me merecía. Me besó, y fue como si todo hubiese regresado a la normalidad —el rubio permaneció un momento pensativo—. Otro día, empezó a hacerme preguntas como si no recordara lo que vivimos juntos. Sobre si, me había cuidado bien o me había ayudado... Y lo vi llorar preocupado sin que me lo dijera. Fue muy perturbador —apretó su mano un poco— Finalmente... Ayer... Estuvimos prácticamente todo el día juntos —Taehyung empezó a repasarlo con sumo detalle, dentro de su cabeza. Su tonada se volvió apagada—. Uhm, fue cuando rompí el espejo...

Jungkook sujetó su mano con un poco más de firmeza.

—¿Cómo pasó?— preguntó con seriedad.

—Porque nosotros... discutimos —omitió hablarle sobre su peso—. Y le grité que se fuera. No me hizo caso, y yo tuve un momento de descontrol. Rompí mi lámpara, un vaso y también el espejo.

—Taehyung —lo miró frunciendo el ceño, preocupado— ¿Intentaste herirlo?

—¡No! Jamás haría algo para lastimarlo, pero quería que saliera de mi hogar, y arrojé las cosas al suelo, intentando espantarlo. N-no sé qué me pasó —balbuceó— Y como siempre, no funcionó. Cuando quiero que se aleje, jamás lo hace. Salvo quizás, ahora...

—Así te hiciste esto —Jungkook tomó su otra mano y examinó sus palmas—. Te cortaste por tener un arrebato ¿no es así?

Era vergonzoso admitirlo frente a él. Taehyung tuvo la impresión de seguir dándole una mala imagen a Jungkook.

—S-sí. Él... Me vendó. Se quedó a recogerlo todo después de calmarme. Comimos juntos, y después me disculpé por lo que había hecho... Jungkook —lo miró, buscando interrumpir que siguiera revisado los cortes con sus ojitos oscuros— ¿Cómo puedo explicártelo?... Me quedé dormido cuando todavía estaba acariciándome el cabello. Aceptó mis disculpas y dijo que todo estaría bien. Volvió a decirme que me quería, y me besó con tanta... Dulzura —por inercia, se llevó las manos al pecho—. Se quedó conmigo y luego al despertar, encontré una nota donde dijo que debía ir a clases y nos reencontraríamos en la noche —Taehyung bajó la vista, poniéndose nervioso al escuchar su corazón acelerado—. Él me hizo sentir querido, de una forma que no pude percibir como falsa, ¿entiendes a lo que me refiero?... Ya no actuaba distante o dubitativo —explicó—. Me trató con amor.

El menor suspiró. No conseguía comprender del todo el porqué de Seokjin engañando al joven que tenía en frente. Él ya los había visto juntos, y aunque el castaño estaba demasiado lejos de estar entre sus estimados, debía reconocer que su trato con Taehyung le había resultado auténtico, en la mañana.

—¿Qué sucedió después?

—Cuando volví en la noche, estaba otra vez angustiado, y volvió a llorar —continuó su relato—. Jungkookie, había visto llorar a Seokjin solamente cuatro veces, todas, después de que me hubiera pasado algo a mí... Pero en la noche, estaba igual de aterrado que cuando lo vi el lunes. Dijo que debía decirme algo importante. Incluso le presioné a que me lo dijera... Pero cuando lo vi llorar, me arrepentí —los ojos de Taehyung se volvieron vidriosos—. Volvió a preguntarme si había sido un buen novio para mí... Re-Recuerdo que dijo que no terminaría bien, y me pidió que me fuera... Me dolió tanto, Jungkook —comentó abatido—. El no entender qué era lo que lo ponía así, el que no me lo dijera. Verlo llorar y no poder consolarlo, hizo que pusiera todo de mí. Y lo conseguí —rió con amargura—. C-conseguí que me escuchara, y que me dejara besarlo —el rubio se abrazó a sí mismo, reviviendo con pesadez toda esa mezcla de emociones. Su estómago cosquilleó, pero su pecho dolía—. Nos acostamos después de más de dos semanas sin hacerlo —le dijo al de pijama corto, sin vacilación—. Y fue algo tan... —se interrumpió, buscando una palabra— Perfecto... —sus ojos ardieron y no pudo contener las lágrimas—. Porque la forma en la que me trató fue dulce. Tan suave y gentil como lo fue en la primera vez; pero también fue algo intenso, algo muy... Fuerte y acelerado. N-no sé c-cómo explicarlo —sollozó—. Pero me hizo sentir amado. Jamás dejó de besarme, y cuando me miró a los ojos yo lo sentí, sentí que estaba haciéndolo feliz.

El de ojos miel se apresuró a limpiarse el rostro, y Jungkook se levantó y le dio un pañuelo que sacó del cajón del mueble junto a la cama.

—Ten... Tranquilo.

—Gracias —respondió al recibirlo—. Después... Un poco más tarde, hizo que le prometiera una cosa un poco extraña... Algo sobre, que no me rendiría sin importar qué pasara, porque dijo que yo me recuperaría por completo... Fue... Como lo que dijiste tú —levantó su vista hacia él—. Yo supe que algo cambiaría, pero jamás esperé algo tan... Doloroso.

—Taehyung —Jungkook lo miró pasar el pañuelo por la punta de su nariz—. Seokjin no me agrada. Siendo honesto, no me agradó desde que lo conocí. Pero, de todas formas, cuando lo vi contigo... No sentí que estuviera actuando, ¿comprendes? Ustedes se veían muy bien juntos. Y lo que estás contándome ahora... ¿Estás seguro de que no te ama? —el mayor lo miró en silencio—. N-no intento darte falsas esperanzas. Solamente, me parece un poco extraño que alguien que hizo por ti todo lo que mencionaste... Simplemente no sienta cariño —se animó a mirarlo— ¿Tú crees que absolutamente todo haya sido falso?

—Si lo dices así, entonces... N-no lo sé —Taehyung suspiró—. Pero de haberme amado sinceramente, ¿por qué continuaría con su pareja?...

—Y si lo amara a él, ¿por qué no te dejó en todo éste tiempo? —la pregunta de su amigo lo sorprendió—. Piénsalo, hyung... Incluso, sonaba celoso de saber que yo estaba contigo... ¿No cabe la pequeña posibilidad de que tuviera una razón mayor?...

Un haz de luz. Jungkook había sembrado una duda en la mentalidad gris de Taehyung, que asomaba por entre las nubes como un único rayo de luminosidad... ¿Sería posible que tuviera razón?

Un brillo fugaz, como si se tratara de una constelación estelar, fue perfectamente distinguible en medio de sus húmedos ojos mieles. Jungkook sintió un leve alivio, y moviendo las rodillas se acercó un poco más a su rostro.

—No me molestaría en hablarte bien de ése idiota... Pero —pasó su mano por sus cabellos, de forma suave—. Si te ha cuidado hasta ahora, entonces debería darle el beneficio de la duda —admitió, con resignación.

—¿De verdad lo crees? —Taehyung lo miró, expectante.

—No te entusiasmes, jamás dejaría que corrieras a sus brazos —le aclaró, sonando serio—. Pero tal vez deban hablar. Cuando te sientas listo. Y podrás tomar una decisión final después.

—¿Crees que deba escucharlo?

—Estás lleno de dudas, hyung. Sí, pero solo cuando tú lo decidas —bajó la vista—. No sé si podrás perdonar lo que te hizo, pero lo sabrás cuando llegue el momento.

—No me siento listo ahora...

—Es lógico —lo reconfortó—. Te llevará un tiempo, pero no te encierres en el rencor, Tae. Y no te hundas en la tristeza. Tienes mucho más por hacer y por vivir, esto no es más que momentáneo... Estar un tiempo a solas te enseñará muchas cosas. Intenta reconciliarte contigo mismo mientras tanto.

—Eso... ¿Eso cómo se hace? —preguntó con inocencia.

—Con paciencia. No te preocupes. Estar a solas no significa que vayas a quedarte completamente solo. Ahora, tienes un amigo.

Tranquilidad, Jeon Jungkook era la segunda persona que tenía aquella capacidad de infundirle calma. Taehyung volvía a comprobar las palabras de Jimin. Su novio era muy dulce.

Su sonrisa rectangular reapareció tras oírlo.

—Eres encantador, Jungkookie —rió—. Y más cuando te sonrojas así.

—In-Intentaba animarte, tonto —le dio un pequeño codazo.

—¡Y lo hiciste! —Taehyung estaba hablándole con una voz tan jovial y alegre, que eso le quitó el enfado.

—Sí, bien, entonces me voy a dormir —anunció tras girarse rápidamente para ir hacia su colchón.

Estuvo a punto de ponerse de pie, pero unos brazos delgados lo rodearon por la cintura. Taehyung apoyó su cabeza levemente en su espalda y lo sostuvo un breve instante.

—Jungkookie, gracias —se apresuró a soltarlo y volver bajo las sábanas—. Debes descansar bien para ir a clases mañana.

Algo en la espontaneidad de Taehyung era repentino... Pero no desagradable.

Jungkook se puso de pie y se volteó a verlo, tratando de restarle importancia a aquello último.

—Sí, en la tarde. Como todos. Y tú qué —hizo un gesto con la cabeza.

—Yo solo estoy haciendo una, tengo clases los martes.

—Eso debe ser genial.

—Es más bien aburrido, al punto que incluso me da pereza sentarme a estudiar.

—¿Teniendo seis días para hacer las actividades? Ojalá tuviera tanto tiempo entre todas las que estoy cursando —el menor se dejó caer sobre las sábanas.

—¿Cuántas?

—Nueve.

Taehyung se sobresaltó.

—¿Estás haciendo todas las del año?

—Todas. A punto de reprobar cinco, en las otras todavía en camino.

—Es sorprendente —dijo el mayor mirándole con admiración—. Bien, con más razón deberías dormir, es plena madrugada. Además, si Jimin descubre que estuve aquí, me odiará.

—Jimin no es así. Él solo no quiere que le mienta, pero no es celoso como lo soy yo.

—¿No?... Pensé que ambos eran...

Jungkook se acomodó, recostando la cabeza en la almohada, mirando al techo mientras se estira un momento

—Yo soy el posesivo, inseguro y antipático. Él es el confiado, amable y gracioso —comentó, ya sobre su colchón.

—Tú también eres gracioso... Y que me hayas cedido tu cama me parece amable.

—Nosotros somos amigos, no es una cuestión de amabilidad... Ah, intentabas animarme —lo notó recién—. Gracias. Si más personas pensaran como tú, Jimin se quedaría conforme.

—¿Por qué?, ¿Jimin te presiona a cambiar?

—Es mi novio, no lo hace con mala intención —aclaró, ante el semblante de sorpresa del rubito—. Él cree que soy hostil, y a veces grosero. Sé que lo soy, pero no entiendo por qué se empeña tanto en "lo que piensen los demás" —Taehyung escuchó con atención. Jungkook estaba hablando sobre algo que no le gustaba respecto a su novio... Eso era nuevo—. Siempre dice que es una lástima que no sea capaz de mostrarme como soy en realidad.

—¿Y cómo eres en realidad?

—Bueno, según los demás, soy grosero, desafiante y obstinado. Según yo, soy grosero, desafiante y obstinado así que-

—Hablo en serio, tonto —rió el mayor

—Qué quieres qué diga —el de pijama sonrió levemente—. No soy perfecto. Pero tampoco creo ser tan malo. Y si lo soy, dudo que lo correcto sea ir por ahí intentando agradarle a todo el mundo. Quien quiera conocerme, lo hará.

—Ejem —carraspeó Taehyung—. Si, desde un principio vas a hacer algo como boicotear un hecho solo para molestar a alguien, entonces ese alguien no querrá conocerte.

—Ya lo sé —Jungkook se reincorporó para apagar la luz de la lámpara—. Pero en realidad no me interesa hacer amigos todos los días. Las cosas se dan de forma natural. Y no le tengo fobia u odio a las personas... Sólo a las que dañan a los animales, arrojan la basura al piso, se aprovechan de los demás, no comen sardinas, lastiman a los que quiero, y a quienes se acercan mucho a Jimin —le informó con convicción.

—Uhm, tienes una lista un poco detallada.

—Seokjin automáticamente entró en el último ítem. Por eso me molesté. Tú solo... No busqué dañarte, fuiste un daño colateral.

—Gracias, eso me hace sentir muchísimo mejor. El saber que no tuviste intención de lastimarme, pero no te importó hacerlo, es reconfortante —lo regañó el mayor.

—Wow, usas el sarcasmo...

—Cualquiera lo usa.

—Lo siento hyung. En verdad estoy arrepentido, no tomé dimensión de que realmente te lastimaría así. Sé que te hice pasar un mal momento...

Taehyung suspiró.

—Mejor olvidémoslo. Vamos a dormir —se giró hacia la pared.

—Está bien —Jungkook se recostó en su lugar—. No te escapes Taehyung.

—Se dice buenas noches.

—Buenas noches y no te escapes, Taehyung.

El mayor solo pudo sonreír ante el comentario de su amigo. Ganas de ir hasta su novio no le faltaban... Pero en algún lugar sabía que no era lo mejor. Debía darse tiempo, y espacio. Tal vez dormir le ayudaría a calmarse.

—Gracias, Jungkookie... —susurró por lo bajo.

Era la segunda vez que lo mencionaba ¿no es así?

—Intenta descansar —respondió, en calma—. Y si se te ocurre escapar, te perseguiré, te alcanzaré, y te golpearé antes de arrastrarte aquí de nuevo, ¿entendiste?

—¿¡Por qué tienes que ser tan violento!? —el rubio se hizo un ovillo de solo imaginarse teniendo al fortachón jovencito corriendo tras él—. No iré a ningún lado.

—Estás advertido, Taehyung...

Y con ésta última frase, se acomodó para descansar sobre aquel colchón plástico que no había usado en mucho tiempo.

Jungkook ya tenía claro que el rubio era una persona muy influenciable, y un poco torpe. Taehyung era la representación exacta de un pequeño pollito perdido, en busca de alguien que pudiera ser su guía, y a quien se aferraría con excesiva dependencia y afecto. Seokjin había aparecido en su vida en un momento muy crítico, la relación entre ambos había hecho maravillas con la voluntad por vivir en el delgado muchacho; pero si él no estaba ¿cómo conseguiría Jungkook suplir esa ausencia?

En un principio, el castaño claro no creyó que Taehyung fuera a ceder tan fácilmente. Para su sorpresa, aunque se mantuvo peleando unos minutos, y sin hablarle desde que lo había sacado de su domicilio; el mayor parecía entender que lo mejor para él y Seokjin era distanciarse.

Le dolía verlo en ese estado, porque jamás había sido testigo de un corazón roto. Y él, Taehyung, lloró en su hombro con tanto dolor que no supo cómo consiguió soportarlo.

Una cosa era clara, no volvería a dejarlo solo.

Alguien atravesando una enfermedad física, que había intentado quitarse la vida, y ahora acababa de romper con su pareja, eran demasiadas cosas negativas que indudablemente terminarían por llevarlo a alguna situación extrema, a menos que tuviera ayuda.

Pero Jungkook tenía su propia vida, a su pareja, sus estudios y otras cosas más... Ser amigo de Taehyung y brindarle todo el apoyo necesario sería difícil. Rara vez alguna amistad implicaba involucrarse tanto en la vida de alguien, sobre todo, tan rápido.

El rubito que había intentado fastidiar en la mañana, era quien ahora dormía en su cama.

Y Jungkook se sintió entristecido al recordar aquella mirada cargada de vida que su mayor le dedicaba a Seokjin, porque él mismo había comprobado que el brillo en sus ojos mieles era exclusivamente dedicado a su novio. La sonrisa alegre, el tiempo que se mantuvo abrazado a él, mientras Jimin se encargaba de aclararlo todo... Taehyung parecía una persona feliz en ese momento. Lucía como un novio enamorado, como si al ver al castaño estuviese viendo lo mejor de su vida. Y el recuerdo de tenerlo en brazos como si el alma se le escapara con cada lágrima era por demás fatídico.

Ayudar a Taehyung supondría un enorme desafío para alguien como Jungkook. Él era consciente de eso. Pero se propuso hacerlo. Adoraba los retos.

Adoraría a Taehyung.









































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Realmente considero el apoyo de alguien fundamental, cuando se atraviesa por algo como una separación.

Debo admitir que la imagen de un Seokjin celoso por Jungkook viene a mi mente con bastante facilidad lol

Pequeña aclaración: soy fanática de los OST, soundtracks de películas, series y también de la música clásica. Probablemente seguiré publicando con algún enlace a música en los siguientes capítulos.

Tengan buen fin de semana! :) 

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