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~ 17 ~

Suga estaba de pie junto al asiento donde Seokjin esperaba sentado. El sol de la tarde comenzaba a esconserse y a iluminar todo el patio.
Ambos habían recorrido la facultad de ciencias exactas, y esperaban que fueran las siete para conseguir conversar con Jimin.

El castaño miraba el reloj de su muñeca, contando los últimos dos minutos.

—Ya sabes, mientras más directo, perderás menos tiempo —le recordó Suga.

Cuando llegó la hora, el movimiento universitario comenzó. Había estudiantes saliendo de sus salones, inundando los pasillos, y recorriendo todo el campus.

Seokjin buscó con la vista al azabache y, apenas pudo distinguirlo, se dirigió hacia él.

—¡Jimin! —lo llamó desde lejos.

El menor se volteó, con un semblante de sorpresa.
—Seokjin... —dijo inclinando levemente la cabeza. Y se detuvo a esperar que se acercara.

—Necesito hacerte algunas preguntas, ¿tienes un minuto?

—Uhm, sí... claro —aunque Jimin aceptó, sonaba bastante extrañado por aquella petición—. Sólo, déjame avisar, están esperándome.

El pelinegro revisó su celular y tecleó de forma apresurada sobre la pantalla. Cuando terminó, estuvo listo para concederle toda su atención al mayor.

—Sé que las preguntas sonarán extrañas, pero necesito respuestas —se anticipó Jin.

—De acuerdo.

—Tú y yo, ¿somos amigos?

—No diría que amigos. Somos más bien, compañeros. ¡Ah!, eso me recuerda, ¿cómo conseguiste mi número?

—Eso... Bueno, yo...

—¿Cómo se atreve a interrogarte? Se supone que tú harías las preguntas —cuestionó el de cabello azul.

—Cierto. ¡Cierto! —Seokjin se puso firme—. Yo soy el que pregunta aquí  —dijo tratando de sonar serio.

Jimin hizo una mueca.
—Me lo dirás después.

—Hecho. Siguiente pregunta, eres hemofóbico y jamás te ha interesado la medicina, ¿correcto?

—¡No recuerdo haberte dicho eso! ¿De dónde lo supiste?

—Responde Jimin, responde.

—Oh, bueno... Sería un tanto irónico si me interesara, no soporto ver la sangre, no sería capaz de tolerar una profesión así —contestó el menor, con convicción.

—Qué gracioso. A veces las personas nunca terminan de conocerse a sí mismas —resopló Suga, divertido.

—Muy bien, ahora, ¿Conoces a un chico llamado Kim Namjoon?

—¿Por qué vuelves a preguntarme por él?, ¿Es alguien que debería conocer?, Porque no, no me suena en absoluto.

Seokjin suspiró, sintiéndose frustrado.

—Está bien... Por último... Te gustan las chicas, ¿no es así?

Jimin se retrajo, aturdido.
—¿¡Por qué me preguntas eso!?

—¡Porque sí! Responde y acabaremos rápido.

—N-no... Es decir, yo-

—¡Jimin! —el castaño reconoció aquella voz, que ahora sonaba enfadada—, ¿Qué estás haciendo? ¿¡Por qué está él contigo!?

Jeon Jungkook volvía a aparecer. Vestía pantalones con estampado militar y un buzo con una capucha oscura sobre sus cabellos.

—Sólo estamos conversando —respondió el pelinegro, intentando calmar a quien parecía estar de muy mal humor.

—Sí, Jungkook, solo conversan —contestó Suga, como si fuera audible para todos.

—Estaba esperándote afuera —el menor ignoró completamente a Seokjin para hablarle a Jimin.

Los cuatro habían formado una pequeña ronda.

—Acabo de escribirte.

—¡No recibí nada!, tenemos poco más de dos horas hasta que debas volver a tu club.

—¿Cuál es el problema de este niño? —preguntó Suga con fastidio, tras arrugar la nariz en dirección al menor.

—Bueno —carraspeó el castaño—. No quiero interrumpirlos, pero-

—Ah, ¿no? —la voz de Jungkook se dirigió esta vez hacia Seokjin.

—¡Kookie!

El de capucha bajó la cabeza y les dio la espalda a ambos, tras cruzarse de brazos al haber sido reprendido por Jimin.

Suga lo miró con desagrado, en cambio Seokjin intentaba contener la risa, su expresión de enojo era similar a la de un niño pequeño.

—Perdona, Seokjin —el azabache se disculpó con una tímida sonrisa—. Estamos un poco tensos el día de hoy —añadió cambiando su tono a uno seria, para mirar al menor de los tres.

—Descuida... ¿Entonces?

—Bueno, de hecho, estoy saliendo con él —dijo haciendo un leve gesto en dirección al de capucha, que intentaba ignorarlos.

Jungkook se giró inmediatamente hacia Jimin, más sorprendido que molesto, pero se apresuró a dirigirle una mirada asesina a Seokjin.

—Ustedes... ¿De verdad? —el mayor los miró con sorpresa.

—Sí —Jimin asintió sonriente al tiempo que cerraba los ojos de forma feliz.

—¿Tienes algún problema con eso? —Jungkook no había apartado su vista del de los ojos grises.

—Kookie, ya basta.

—Empiezo a preguntarme si realmente es su novio y no su perro —comentó Suga, de brazos cruzados.

Seokjin apretó los labios intentando moderar una sonrisa.

—¿Por qué querías saber eso? —preguntó Jimin.

—S-sólo... Creo que he tenido una impresión equivocada, perdona.

—Bien, todo está claro ahora, entonces.

—Apuesto que era heterosexual en tu mundo —adivinó el de tez pálida.

En efecto. En su mundo, Jimin incluso parecía estar empezando una relación con una chica, en cambio, el de aquí...

—¿Por qué estás contándole tu vida a alguien que no conoces? —Jeon miraba con recelo a su novio.

—Te dije que es un compañero, y solo estamos intentando conversar tranquilamente.

Seokjin no podía quitar sus ojos del muchachito que parecía ser un novio bastante desconfiado. Aunque sonaba molesto, era bastante cómico.

—¿Conversar sobre qué?, ¿Tus gustos?

—Sí, sólo eso. ¿Podrías calmarte?... Perdónalo Seokjin, él puede ser un poco antipático algunas veces.

—¿Un poco? —repitió Suga con intención.

Seokjin volvió a presionar los labios, estaba al borde de soltar una risa.

—¿Te estás riendo? —Jungkook clavó sus ojos en los de él, sacando pecho para compensar la notable diferencia de altura entre ambos.

—N-no... —la respuesta del mayor salió temblorosa no por nervios, sino porque la sonrisa que tenía en el rostro era evidente.

—Ya, ya... —Jimin asomó su mano a la cabeza de su novio, le quitó la capucha y le acarició el cabello con dulzura. Fue cuestión de segundos para que el menor lo mirara sonriente.

—Sep. Su perro.

Seokjin le hizo una señal a su acompañante permanente para que se callara.

—Sé que no es asunto mío, pero la noche que llamaste sonabas desesperado.

—¿¡Te llamó!? —el tono del menor contenía indignación—. ¿Es tu costumbre llamar en la noche para molestar? —bufó, ahora mirando a Seokjin.

—Perdona eso, Jimin. Sé que fue extraño de mi parte.

El hecho de que el castaño más alto lo ignorara de aquella forma, solo aumentó el enfado de Jungkook.

—No te preocupes, está olvidado. Solo quería asegurarme de que estuvieras bien.

—¿De verdad te preocupas por él?

Suga se alejó de la ronda, y miró la escena desde unos pasos más allá, con una sonrisa ladeada.

—Es mi compañero —le respondió a su novio.

—Ya has mencionado eso, pero para ser sólo tu compañero, te ha llamado de noche, te persigue, y ahora hasta te preocupas por él —la forma tan resentida del menor hablándole a Jimin era demasiado graciosa. Seokjin se cubrió la boca.

—¿¡Qué es lo gracioso!? —cuestionó Jungkook volteándose a mirarle.

—Tú, Kookie —contestó Jimin—. Cuando te molestas te ves gracioso y tierno.

—¡Yo no soy tierno! —protestó cerrando los ojos y agitando los brazos de forma rápida.

—¿Siempre es así? —le preguntó el mayor al azabache.

—Siempre. Pero es un buen chico.

Jungkook estaba totalmente rojo. Se conformó con ponerse la capucha nuevamente, cruzarse de brazos y marchar alejándose un poco, maldiciendo por lo bajo. Suga lo miró negando con la cabeza en cuanto el jovencito se plantó, prácticamente, a su lado.

—Pero entonces, estás bien...

—Sí, perfectamente. Eso fue solo un pequeño desliz —admitió el mayor llevándose una mano a la nuca, avergonzado.

—Entiendo. Todos tenemos alguno a veces —respondió el azabache, comprensivo—, ¿Y qué hay de ese tal Kim Namjoon?

—Estoy buscándolo.

—¿Por qué creíste que yo sabría algo?

—¿De quién? —Jungkook intervino en la charla, desde lejos.

—Kim Namjoon —repitió Jimin, mirándole.

—Lo siento, no sé quién es.

El castaño suspiró de forma ruidosa. Dar con su mejor amigo no sería tarea sencilla.

—¿Tienes asuntos con él? —preguntó ahora el pelinegro.

—¿No es bastante entrometido este chico? —comentó Suga.

—¿¡Y eso a ti por qué te importa!? —reprochó el menor de todos, tras oír a su novio.

—Es lo que yo decía... —añadió el de cabello azul.

—Esto... —balbuceó el mayor—. Sí, de alguna forma. Tiene algo que es mío —agregó tras ver los ojitos curiosos de Jimin

—Oh, ya entiendo... Supongo que necesitas encontrarlo.

—Precisamente.

—¿Quieres ayuda? —ofreció, de forma inocente.

—¿Escuché bien? —escupió Suga, incrédulo.

Jungkook abrió la boca listo para oponerse, pero Seokjin fue más veloz.

—¿¡De verdad!?, ¿Me ayudarías, Jiminie? —se acercó al menor, eufórico.

—¿"Jiminie"? —el de capucha negra estaba consternado.

—Honestamente, luces como alguien que está desesperado —contestó el pelinegro, encogiéndose de hombros.

—¡Me hace tan feliz saber que quieres ayudarme! —Seokjin se apresuró a tomarlo entre sus brazos—. Ah, siempre serás un buen muchacho, ¿lo sabes? —acarició su cabello negro. Jimin sonrió un poco tímido ante el abrazo enérgico del mayor.

Jungkook pataleó y apretó los puños en su lugar, en medio de un berrinche.

—¡Jimin! —le gritó en un lloriqueo.

—Perdona, Seokjin —tomó distancia—, mi novio es un poco celoso.

—¡No es un novio, es un perro que habla!, ¡Míralo! —señaló Suga con ambos brazos, tras ver que Jimin acababa de correr hacia Jungkook para darle llenarlo de mimos, ante lo que el menor respondió alegre de forma automática.

Seokjin ahogó una risa. Aunque se trataba de su amigo y el chico que le había gustado por varios meses, se veían bien juntos.

—Lo voy a golpear —dijo Jungkook en tono inofensivo, mirando a Jimin como si estuviera advirtiéndole sobre una futura acción.

—No, nada de eso. Seokjin es un amigo, ¿de acuerdo?

—¡Pero hace un momento lo llamaste "compañero"!

Los novios discutían en su propio mundo, y Suga aprovechó para caminar hacia su anomalía.

—A excepción del noviecito insoportable, contar con alguien nunca está de más.

—Es grandioso que Jimin se haya ofrecido... No pensé que querría ayudarme en éste mundo —explicó el mayor, alegremente.

—No te entusiasmes tanto. Te recuerdo que la ayuda de tu amigo no nos evitará eso —apuntó con la cabeza a Jungkook, que se acercaba a los dos, siendo arrastrado por Jimin.

—Ambos ayudaremos —aseguró Jimin de forma alegre.

—Gracias, en verdad lo aprecio.

—Sí, sí, lo que sea —gruñó el menor—. Pero no vuelvas a acercártele así. Él es mío.

—No voy a robártelo —se defiendió Seokjin, levantando las manos.

—¡Deja de decir esas cosas, Kookie! —Jimin se cubrió el rostro, avergonzado.

Suga solo pudo reír ante aquel grupo tan original.

—Tranquilo niño, él ya tiene a su propio perro.

—¡¡Suga!! —Seokjin le gritó fastidiado, olvidándose completamente que sus nuevos ayudantes no podían ver al de cabello azul.

Jungkook y Jimin intercambiaron una mirada confusa.

—Suga... Suga es algo que digo para... Para ¡Animarme! ¡Sí, eso es! —afirmó con la cabeza—. Hagámoslo todos juntos ¡vamos! —dijo poniendo su mano en el centro—. A la cuenta de tres, gritaremos "Suga" y entenderán de qué les hablo. ¿Listos?...

El viajero reía divertido. Cayó al suelo con las rodillas y luego se agachó, dando golpecitos con su puño cerrado.

—Uno, dos, tres.

—¡¡Suga!! —dijeron los tres levantando los brazos como si se tratara del saludo de un equipo de hockey antes de comenzar un partido.

Seokjin seguía aturdido por la risa entrecortada de su guía, quien intentaba reincorporarse, pero se balanceaba como si estuviese ebrio.

—¿L-lo ven? ¿No se sienten mejor después de eso?

Jimin sonrió por la ocurrencia, Jungkook lo miró como si estuviese chiflado.

Los tres se encaminaron fuera del campus.

—Entonces... lo conoces, pero perdiste su rastro.

—Exacto —mintió el mayor, en respuesta al pelinegro.

—Sin su número, su dirección, su ocupación y su apariencia... Claro, dar con él debería ser pan comido —mencionó Jungkook, hablando con sarcasmo.

—¿No has probado buscarlo en las redes? —sugirió Jimin, quien caminaba tomado de la mano con su novio.

—Sí, en las más conocidas. Pero nunca fue demasiado fanático de esas cosas; y si lo es, dudo que utilice su nombre real.

—¿Pero no sabes nada más?

—Bueno, es como de mi altura, y muy inteligente. Pero no sé mucho más... Puede parecer poco pero-

—¿Apenas un poco?, ¡No tienes nada! ¿Qué se supone que quieres que hagamos?, ¿¡Qué seamos detectives o algo así!? —intervino el menor de los tres, fastidiado.

—No, por supuesto que no... Estoy seguro que Namjoon es estudiante. Más que seguro —comentó Seokjin—. Así que lo más probable, es que esté en alguna universidad de la ciudad. Hay que buscar allí.

—Supongo que, no hay forma de que trabaje en una gasolinera, que venda dulces, o que se la pase acosando chicas lindas en el bus de camino a casa, ¿cierto? —dijo Suga, caminando junto a los tres.

—Por mí está bien, entonces podemos empezar por la nuestra —comentó Jimin—. Si pedimos un listado de los alumnos en las secretarías de cada facultad, nos lo darán.

—¿Cómo sabes eso? —le preguntó su novio, sorprendido.

—Trabajé en la parte administrativa cuando era ingresante... No se supone que una lista sea información clasificada, ¿saben? —añadió tras ver el semblante de asombro de sus acompañantes.

—Es excelente, no tenía idea de que era posible hacer eso —admitió el mayor.

—Tú no pareces ser alguien que sepa muchas cosas —replicó Jungkook, con ánimos de molestarlo.

—¡Hey! —Seokjin se quejó.

Jungkook rió de forma maliciosa mientras Jimin le daba un empujón.

Los cuatro salieron del patio, en medio de un ambiente bastante animado.

Desde el tercer piso, en la terraza, Hoseok les observaba con atención. Resultaba poco creíble la imagen que tenía de esos estudiantes juntos.

Nada bueno saldría de la unión de su novio actual y su ex.

♦♦♦

Seokjin estaba recostado en el sillón, sus brazos extendidos sobre el respaldo, las piernas flojas, mirando el techo como si fuese lo más interesante del universo.

—¿Ya decidiste? —Suga intervino en su visión, de pronto el techo parecía tener una mancha por su cabellera azul.

—No.

—Tienes que sopesar los pros y los contras.

El mayor había despedido a Jimin y Jungkook, tras haber decidido comenzar con la búsqueda de Namjoon con su ayuda el día siguiente, a partir del mediodía; y haberle dado al pelinegro una excusa sobre por qué no asistiría a natación, más tarde.

Ahora, el castaño estaba en pleno debate interno sobre si regresar a la casa de Taehyung para pasar allí la noche o quedarse en su departamento, dejando el torbellino de emociones que conllevaba estar con el rubio para otro momento.

El sol ya se había perdido entre medio de los enormes edificios de la ciudad, y las primeras estrellas se pincelaban sobre el atardecer que tenía colores entre celestes y anaranjados.

—Sabes que estará esperándote —señaló el menor, sentándose en la alfombra turquesa—. Pero no estás seguro de si quieres verlo otra vez.

—Quiero verlo —respondió rápidamente. Luego se acomodó en su asiento y miró al guía—. Ése es el problema.

Suga examinó su expresión un momento.
—Si entiendes lo que estás diciéndome, ¿o no? —preguntó, desde el suelo—. Porque eso significa que eres consciente de lo que empiezas a sentir.

Seokjin presionó los labios con nerviosismo.

—Sé que debería preocuparme por mi situación, uhm, nuestra situación —se corrigió, mirando al de ojos oscuros levemente—. Todavía no tenemos nada sobre mi mejor amigo.

—Empezaremos mañana... Deberías preocuparte, desde luego, ¿pero...?

—Pero... —Seokjin bajó la vista, sintiéndose apenado. Suga lo miró de forma inquisitiva, sin añadir palabra—. Pero también estoy preocupado por Tae.

El de cabello azul se puso de pie, dándole una mirada de resignación.

—Escucha, si quieres hablar sobre esto, debes ser sincero. De lo contrario, puedes consultarlo con tu almohada —le dijo, antes de sentarse a su lado en el sofá rojo.

El castaño dio un enorme suspiro, cerrando los ojos.

—Me gusta —soltó sin titubear.

—Eso fue más sencillo de lo que esperaba —admitió Suga, sorprendido—, ¿Qué te llevó a aceptarlo en unas horas?... ¿Acaso influyó el ver a otra pareja enamorada?, ¿Jimin y Jungkook?

—Es que, al verlos, no podía dejar de pensar en Taehyung. Jungkook me recordó un poco a cómo es él.

—Tu novio no va por ahí gruñéndole a los que se te acercan...

—No lo sé —se encogió de hombros, con la vista clavada en sus zapatos—, pero he comprobado que es Jimin quien se encarga de darle confianza a su novio. Es... Similar a lo que yo hice hoy con Tae.

—Entiendo.

—Por alguna razón, él parece ser alguien inseguro. El tipo de inseguridad que no te permite entender lo mucho que puedes lograr, o lo importante que eres para las demás personas. Por eso, se lo dije cuando estuvimos a solas... Que no debe avergonzarse de quién es, ni de su enfermedad. Es eso, una enfermedad, y aún si no tiene cura, él puede mejorar. Intenté reconfortarlo... pero no sé si lo hice bien.

—Creo que te subestimas, Seokjin. Taehyung te mira como si fueras todo para él. Lo eres, de alguna forma —Seokjin negó con la cabeza, un poco contrariado—. Es la verdad. Y debo decirte lo que sé, porque se supone que tú, siendo su novio, lo sabes también —se anticipó el viajero—. Encontré algo mientras estaban en el baño. En uno de los cajones de su armario había hojas sueltas, escritas a mano como si fueran parte de una agenda, o un diario personal —le informó—. Como sabrás, no pude moverlas o alterarlas, pero pude leer algunas de ellas.

El de ojos grisáceos tragó, con una expresión llena de temor. No estaba seguro de si quería escuchar lo que su guía tenía para decirle.

—Hace siete meses le diagnosticaron su enfermedad. Al parecer, alguno de sus doctores le recomendó escribir para alivianar su frustración. Empezó con oraciones cortas, hablando mayormente sobre lo difícil que le resultaba acostumbrarse a todas las medicinas.

—Dijo que le daban náuseas.

—No sólo náuseas. Algunas deberían aliviar su estado, y sólo parecen empeorarlo. No solo bajó de peso, sino que hasta el día de la fecha no pueden diagnosticarlo de forma correcta. No saben lo que tiene.

—Entonces, es por eso que deben seguir haciéndole estudios —se apresuró a comentar, alarmado.

—Según entendí, tiene medicinas que son parte de un tratamiento a largo plazo, como las que tiene en su baño —explicó mirándolo atentamente—. Pero, también toma algunas que van probando en él, en su tolerancia y en su mejoría. Por eso a veces está bien, y a veces no. Además, son medicamentos fuertes en su mayoría. Y con efectos secundarios. Mareos, falta de apetito, dolores de cabeza, fatiga... Eso, sumado a lo que ya hace la enfermedad en sí...

—Es terrible... —contestó el mayor, antes de abrazarse las piernas, preocupado. La situación parecía estar mucho más allá de su alcance.

Si la medicación tampoco era efectiva del todo, el cuerpo de Taehyung estaba siendo sobre exigido, sometido a distintas sustancias hasta que encontraran la mejor para su caso.

—No ha sido fácil para él. Su familia no vive aquí, mencionó algo de una granja y trabajo extra para pagar las píldoras. Es una enfermedad costosa.

—¿Granja?... Entonces... Si viene de allí, todo esto-

—Puedo entender lo que estás imaginando, y sí. Trabaja a tiempo parcial, pero no es suficiente. También mencionó algo sobre un grupo de amigos que lo golpearon y-

—Aguarda, ¿¡Qué!? —el castaño se retrajo con horror.

—Estaba escrito. Algo sobre unos sujetos que dejaron de frecuentarlo y lo apalearon. Pero tú estuviste curando los golpes en su rostro.

—Oh, Dios... —Seokjin subió las manos a su frente—, ¿Por qué?

—Eso no es lo peor —suspiró, mirándolo con aflicción—. Taehyung intentó suicidarse. Dos veces —el de cabello azul se vio obligado a hacer una breve pausa, el estudiante frente a él se puso pálido y comenzó a respirar con dificultad—. Pero tú lo salvaste. Tú lo impediste, Seokjin —se acercó un poco más a él—. La primera vez estuvo... tuvieron que reanimarlo y pudieron regresarlo, ¿comprendes?; la segunda, intentó alejarte diciendo que le gustabas, pero tú decidiste empezar con todo esto.

El castaño lo miró con angustia, antes de empezar a llorar. Se cubrió el rostro en vano, temblando mientras las lágrimas bajaban por sus manos y caían hasta su pantalón.

¿Taehyung intentando matarse?,  ¿Tanta había sido la desesperación como para querer acabar con todo?

Algo tan tétrico como verse ahogado en una oscuridad tan profunda y sin ser capaz de tener a nadie para ayudar, debió ser un infierno en vida.

—¿Cómo? —se atrevió a preguntar, tratando de recomponerse.

—Al parecer, dejó abierto el gas. Escribió que forzaste la puerta tras percibir el olor —explicó bajando la vista—. En la segunda ocasión, se metió en la tina y comenzó a cortarse —Seokjin se tapó el rostro con las manos, al tiempo que dejaba salir las lágrimas de tristeza y preocupación—. Incluso, dejó una especie de carta cuando lo intentó por primera vez. Dijo que el dolor era insoportable. Que se sentía un inútil y ésa era la única forma de remediarlo todo... Te conoció al poco tiempo de saber su condición. Se enamoró cuando te convertiste en su amigo. Y llegaste a salvarlo en dos oportunidades —explicó, siendo lo menos brusco y acelerado posible—. Seokjin, es por ti que sigue con vida.

—¡No es cierto!, Fui un cobarde —sollozó con pena—. De lo contrario, no tendría que haberle mentido para empezar una relación con él. Porque le mentí ¿no es cierto?, sólo éramos amigos.

El mayor empezaba a encajar las piezas de lo que había ocurrido con Hoseok y con Taehyung.

—No lo sé. Solo sé que una de sus notas mencionaba que cuando te lo confesó, respondiste que el sentimiento era recíproco. Taehyung no te creyó, pero de alguna forma terminaste por convencerlo —Suga bajó la vista—. Escribió que te amaría desmedidamente para demostrarte todo lo que significas para él.

—¡Soy un mentiroso!, Un maldito mentiroso —protestó sujetándose el cabello de forma nerviosa—. Le mentí a Taehyung, le mentí a Hoseok... Salía con uno y empecé a salir con el otro por no tener el valor de mantener mis emociones claras.

—Lo más probable es que hayas desarrollado sentimientos genuinos por Taehyung desde antes de saber su condición, pero no lo sabemos...

—No, Suga. Yo sí lo sé. Me conozco... Esto de estar con dos personas a la vez me resultaba demasiado extraño, pero ahora lo entiendo todo —explicó con dolor—. Estoy seguro de que amo a Hobi. Lo sé, no puedo equivocarme —se limpió el rostro—. Siempre me ha gustado, y nuestra relación es maravillosa, no tengo dudas.

Suga quería hacer un esfuerzo por mantenerse tranquilo frente al castaño desbordado, pero no era tan sencillo.
—Jamás mencionó que le hablaras sobre tu novio. Creo que Taehyung no sabe que estás saliendo con alguien más.

—¿Lo ves?... Yo jamás haría algo como engañar a mi pareja con otra persona y mantener ambas relaciones, no podría. Estaba con Hoseok... P-pero en algún punto, conocí a Taehyung y lo quise como un amigo... Soy tan, pero tan idiota, que lo más probable es que jamás haya notado que estaba enamorado de mí. Soy un imbécil, de haberlo sabido jamás habría llegado hasta ése extremo —El mayor hablaba de forma entrecortada, hipando por momentos debido a su llanto. Su voz se había tornado frágil y en ocasiones era totalmente inaudible—. Entonces... Entonces cuando lo salvé, la situación escapó de mis manos. Si se declaró ante mí, y me tomó desprevenido, es totalmente posible que decirle que era recíproco haya sido mi reacción —fijó sus ojos en los del menor, con desamparo—. Le mentí porque sentí que no tuve opción, eso fue lo que hice.

Suga se apresuró a negarlo.
—Es una posibilidad, pero no lo sabemos.

—Estoy seguro. ¡Me conozco lo suficiente como para saber lo torpe que puedo ser!

—Seokjin, salvarle la vida a alguien no es un acto torpe.

—Lo salvé y mentí, para tratar de ayudarle —no había forma de verle el lado bueno—. Intenté ayudar, pero lo estropeé todo.

—Si no se lo hubieses dicho, tal vez habría intentado suicidarse una tercera vez. Eras su amigo cuando trató de hacerlo; y no lo sé con exactitud, pero si estuviste con él desde entonces, debió ayudar.

—No me justifiques, lo que hice no tiene perdón.

—Bien, tal vez tengas razón, pero, ¿qué tal si te enamoraste de verdad? Seokjin, mírame —le pidió con seriedad. El castaño obedeció, pero su mirada lucía atormentada. Suga tragó con dificultad antes de continuar—. ¿Puedes mantener una mentira por cinco meses? —Seokjin lo miró en silencio—. ¿Serías capaz de fingir algo como amar a una persona? —añadió, de forma desafiante. El mayor apenas si pudo sostener su cabeza erguida ante su acompañante—. Respóndeme sinceramente.

—No lo sé.

—Sí lo sabes. Respóndeme.

— No... Per-

—Shh, no añadas nada más —lo interrumpió—. ¿Te has oído? Kim Seokjin no puede fingir amor. No puede aparentar que ama a alguien por cinco meses. No hay forma de que pueda jugar el papel de novio atento con alguien que simplemente es su amigo... ¿Comprendes lo que digo? —el de cabello azul se acercó un poco más a su anomalía, intentando consolarle—. Supongamos que lo que dices es la verdad. Que realmente le mentiste a Taehyung, estando enamorado de Hoseok y que ahora comprendes lo mal que actuaste. Si a eso, le sumamos el hecho de que llevan cinco meses juntos... Y que no eres ningún experto fingiendo amor, entonces, Seokjin, lo mantuviste porque tienes auténticos sentimientos por Taehyung. Lo quieres. Igual que ahora.

—No debo —el mayor negó con la cabeza—. Si llega a saber que fue mi segunda opción, eso lo destrozará —sollozó—. P-pero Hobi, él... Él no tiene la culpa de todo esto. ¿Qué ha hecho más que quererme? Y yo lo- lo engañé, con otra persona, repartiendo mi tiempo entre ambos, y... —se calló para tomar aire y continuar limpiándose las lágrimas.

—Lo que tenías con Hoseok ha cambiado.

El castaño lo miró, pasmado.
—Eso no es cierto —se apresuró a negar.

—Lo es. El vínculo que los mantenía unidos debió cambiar tras lo que pasó contigo y con Taehyung. Ustedes se querían.

—Aún lo quiero —replicó—. ¿Qué estás insinuando?

—Que estás equivocado. No sé por qué motivo siguen juntos, deberías terminar esa relación.

El castaño sintió que un sabor amargo llegaba a sus labios, mientras lo miraba con angustia.

—¿Dejar a Hoseok? Pero... ¿Sólo así?, ¿De un momento a otro?

—Vas a empezar a pensarlo demasiado. Solo hazlo.

—No puedo.

Suga se puso de pie, molesto.
—Escuchame bien, esta es tu situación: Tienes dos novios, pero solo estás enamorado de uno ¿Lo captas?

—¿C-cómo puedes saber qué es lo que siento? ¡Lo estás suponiendo todo!

—¿Entonces qué?, ¿Vas a dejar a Taehyung?

—¡Tampoco puedo hacer eso! ¡No en la condición en la que está!

—Por supuesto que puedes —lo miró enfurecido—. ¡Ve! —señaló con el índice a la puerta principal—. Dile la verdad, y explícale que en realidad amas a Jung Hoseok. Díselo y termina con todo este problema de una vez. ¿Lo harás? —bufó desafiante—. No. No lo harás.

Seokjin se reincorporó en un acto rápido y brusco.
—¡Si hice esto para evitar que volviera a intentar quitarse la vida, entonces no puedo dejarlo así nada más!

—Sí puedes. Lleva un buen tiempo estable, al parecer. Y si no es así, despreocúpate. Hay instituciones que harán bien su trabajo conteniéndolo, solo debes llevarlo a alguna. ¡Hazlo! Verás que estará en mejores manos que las tuyas, si lo único que te preocupa es que vuelva a atentar contra su vida. Eres el novio de Hoseok, no tienes tiempo para cuidar a otro muchacho.

El castaño negaba con la cabeza mientras apretaba los dientes.
—No tienes ningún derecho a exigirme qué hacer.

—No lo tengo. Pero estoy cansado de escucharte lamentarte por dos personas que "dices" amar —Seokjin le esquivó la vista—. Tú necesitas a Taehyung más de lo que él te necesita a ti —sentenció con ira.

Un silencio sepulcral se instaló entre ambos. El mayor, con la mandíbula tensa y los puños cerrados, lo miró una vez más.

—Fue suficiente, no pienso seguir hablando sobre esto contigo —bufó, en un tono gélido. Luego, se volteó para retirarse del recibidor.

—¿No?, ¿Vas a seguir esquivando el hecho de que eres más dependiente de lo que creías? —Suga no perdió tiempo en ir tras él.

—¡¡No quiero escucharte!! ¡¡Basta!! —gritó el castaño tras encerrarse en su habitación.

Suga se plantó en la puerta, sabía que si la atravesaba no conseguiría más que exasperarse y ponerse en un estado incluso peor. Seokjin era un idiota.

—¡Tenías razón, Seokjin, fuiste y seguirás siendo un cobarde! —replicó, antes de volver al salón.

"Esto es una auténtica pérdida de tiempo, es un imbécil" pensó Suga para regresar al sofá y recostarse ahí, a esperar que su anomalía reaccionara.

♦♦♦

Seokjin estaba bajo las sábanas, envuelto en un ovillo.

Había discutido con su acompañante permanente hacía aproximadamente una hora, y desde entonces, no habían vuelto a dirigirse la palabra. Suga seguramente estaba afuera durmiendo holgazanamente, pero el mayor no tenía intenciones de moverse de la cama.

Su teléfono le notificó sobre la llegada de algunos mensajes, que decidió ignorar. No podía pensar en los asuntos alguien más, cuando apenas lidiaba con los suyos.

El debate interno empezaba a consumirlo. Lo que empezó siendo llanto incesante, ahora era como una catarata en sequía. No habían más lágrimas por llorar, como si se hubiesen terminado, pese a que la tristeza no aminoraba ni un poco.

Él no era consciente del pasado en la realidad alterna, pero sí era consciente de sus propios sentimientos.

Durante los últimos sesenta minutos, su mente había navegado en un océano de ideas sobre las posibles decisiones que pudieron llevado hasta donde estaba ahora. Una parte suya presentía, sin embargo, que había dos posibilidades que destacaban por sobre todas las demás.

La opción número uno: haber empezado con Taehyung aun estando enamorado de Hoseok.

La opción número dos: haber empezado con Taehyung por tener problemas en su relación con Hoseok.

Si la primera opción era la correcta, como él lo presentía, entonces una parte suya indudablemente sentía afecto por el rubio.

Las palabras de Suga habían sido muy hirientes, pero también reales. Si se preocupara por la condición del menor y nada más, no habría podido fingir ser su novio por mucho tiempo.

Y ya llevaban cinco meses juntos.

Pero, si realmente seguía enamorado de Hoseok, ¿Por qué no terminar con la relación falsa que había montado con Taehyung?

Por otra parte... Si la correcta era la segunda opción, entonces al enamorarse del de ojos claros, el vínculo que mantenía con el pelirrojo sería netamente por compromiso. ¿Por qué no cortarlo y continuar con Taehyung sin mantenerse preso de su primera relación?

¿Qué le impedía a Seokjin soltar a alguno de los dos chicos? ¿Por qué no se había encargado de solucionar eso durante tantos meses?

El castaño lanzó un suspiro, el enésimo de la noche.

La posición en la que estaba ahora había sido producto de sus decisiones pasadas. Lo que ocurriera de aquí en más, sería por sus decisiones presentes.

¿A quién amaba en realidad?, ¿Podría decir que amaba a alguno, en primer lugar?

Seokjin sabía que debía tomar una decisión antes de poder seguir con la búsqueda de Namjoon. De lo contrario, tantas horas consumidas por dilemas amorosos sólo le causarían daño emocional y resultarían una pérdida de tiempo.

El mayor se sentó en la cama, apoyando la espalda contra la fría pared y sintiendo que ésta le devolvía la única sensación que le recordaba estar vivo tras estar tanto tiempo entre lágrimas. Subió las rodillas hasta su pecho y las abrazó con fuerza.

Ser indiferente con los chicos con los que salía nunca sería opción. Ignorar todo el problema, como si no existiera, solo lo empeoraría todo. Tenía que actuar. El silencio del cuarto le daba escalofríos. Llevaba algunos días sin encontrarse completamente solo, y el estarlo de verdad, le recordaba que aquel lugar no era más que un mundo al que no pertenecía.

Finalmente, Suga y Namjoon tenían razón. Él no era más que un cobarde. Una persona carente de valor y de determinación.

Un par de lágrimas reaparecieron como si el agua de su cuerpo se regenerase solo para ser derramada. Seokjin entendió que no podría apartar el dolor de ninguno de sus novios. Su intención original había sido totalmente frustrada por su falta de sensatez. El pecho se le oprimió y sus labios temblaron. Una molestia se instaló sobre su espalda, como si se tratara de una mochila. Una muy pesada.

¿Para qué esforzarse con Hoseok, o con Taehyung, si finalmente no podría estar con ninguno de los dos?

¿Para qué continuar con alguno, si al encontrar a Namjoon, volvería a su mundo, atrapado bajo una pila de escombros?

No tenía sentido.

Pero incluso así, incluso siendo consciente de que todo era una ilusión, él podía sentir. Pudo sentir la calidez de Hobi al besarlo, y limpió las lágrimas frías que en un momento empaparon el rostro de Taehyung. Porque eso no era falso.

Ni tampoco los sentimientos que tenía por ambos.

Seokjin jamás pudo levantar un muro para distinguir entre el mundo actual y el restringido. No consiguió cubrirse lo suficiente como para evitar reaccionar ante los demás, y ante sus emociones. Suga se lo había dicho, sería su perdición.

El mayor tenía demasiada información sobre lo que había vivido con sus novios. Sabía que, en algún punto, había llegado a amarlos. Compartieron infinidades de momentos, y al día de hoy, todavía podía sentirse amado. Tener el cariño de alguien más automáticamente lo convertía en una de las personas más afortunadas del universo.

Su mente dictaminó que lo mejor era separase. Dejar atrás ambos noviazgos, y centrarse en su búsqueda.

Su corazón susurró que quería amor. Que soportara un poco más para poder ser feliz.

Seokjin pasó el puño mojado de su camiseta por sus ojos, en un intento inútil de secarse el rostro. Luego apoyó la cabeza contra la pared, mirando hacia arriba. Necesitaba estar solo, pero lo último que quería era separarse. 

Tal vez debía intentar, por una vez, hacer caso a su mente. Acallar los murmullos de su pecho, y avanzar hacia su regreso a casa. Eso era lo mejor.

Ya sabía qué era lo que tenía que hacer.
























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¡Hola!

Estoy en medio de mi retorno a las múltiples actividades que hago. La inspiración suele verse afectada por mis horarios y mis ocupaciones. Y prefiero tardar un poco más, pero quedarme conforme con el trabajo que les presente.

¿Ustedes preferirían escuchar su lado lógico, o su lado emocional? Les anuncio que lo que está por venir va a ser fuerte e.e

En el mientras, les dejo una pregunta más: ¿Cuál creen que sea el ex de Hoseok? ¿Jungkook o Jimin?

Gracias por seguir la historia

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