Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

~ 16 ~

—Hyung, te esperaba dos calles más arriba —comentó en voz baja el jovencito que vestía una camisa celeste y un jean.

—Lo sé, perdona. Estaba demorado y además... —miró en dirección a su compañero.

La felicidad de haberse reencontrado con Jimin se esfumó a una increíble velocidad. Seokjin estaba contento de ver nuevamente a Jungkook, pero no supo con exactitud a qué se debió ese desencanto que brotaba desde su pecho.

—Él es Seokjin —carraspeó el pelinegro—. Ambos estamos en el club de natación universitario —le informó al menor.

—Mucho gusto —las palabras salieron de la boca del mayor de forma vacía.

Jungkook hizo un recorrido fugaz por el castaño, desde sus ojos, hasta sus zapatos.

—Hola —dijo con un movimiento de cabeza que rozó lo grosero.

—Kookie... —lo reprendió Jimin, tomándole levemente de la camisa, en voz baja.

El mayor alucinaba. ¿"Kookie"?

—Perdona Seokjin —se apresuró a hablar el de pantalón negro—. En realidad, teníamos planes. Debemos irnos ahora.

"Planes"... Cada palabra resonaba de forma inevitable en la mente del castaño, quien comenzaba a sentirse cada vez más diminuto en presencia de los otros dos chicos, ahora que habían entrelazado los brazos.

—S-sí, entiendo —bajó la vista, entristecido.

—Nos veremos después —añadió Jimin antes de comenzar a caminar junto al menor—. Ah, Seokjin —se detuvo a mirarlo—, ¿El número del que me llamaste es el tuyo, cierto? Lo agendé así.

—Sí. Es mío.

La pesadez que sentía el de hombros anchos era cada vez mayor en aquella conversación.

—Genial, gracias. ¡Hasta pronto!

Los dos estudiantes se alejaron hablando en voz baja bastante cerca. La imagen no podía sentirse más desoladora para el mayor, quien ahora experimentaba un enorme malestar.

—¿Qué tienes? —preguntó Suga.

—Nada, no importa —contestó Seokjin retomando el paso de forma silenciosa. Suga se apresuró a alcanzarlo.

—A mí no me vengas con esas. Te afectó.

—Tal vez, un poco.

—Puedes decírmelo ¿sabes?, es normal que algunas cosas sean diferentes en ésta realidad.

El de ojos grisáceos lo miró decaído.
—Era mi amigo. Junto al chico que me gusta.

—Oh, oh —el tono de preocupación del más bajo salió de forma automática—. Pues, parece que se llevan bien.

Seokjin no respondió, se limitó a mantener la vista al frente y continuar la marcha. Suga entendió que quizás no era buen momento para hacer bromas.

—En todo caso —dijo en un intento inútil de alivianar el ambiente—. No respondió si sabe algo o no sobre Kim Namjoon.

—Pues debemos seguir investigando. Estoy empezando a cansarme de este lugar —se quejó de mal humor.

♦♦♦

Cuando Seokjin y Suga llegaron al departamento, se apresuraron a entrar.

—Piensa —insistió el menor—. O de otra forma, tendremos que empezar a preguntar entre todos tus compañeros si alguno sabe sobre él.

El castaño se deshizo de la chaqueta oscura colgándola en el perchero junto a la puerta, y se encaminó hasta dejarse caer agotado en el sofá.

—No lo sé. No parece tener un perfil creado, nunca le gustaron esas cosas  —respondió al recordar que ya había intentado contactar a Namjoon utilizando su computadora.

—¿Seokjin?, ¿Eres tú?

El castaño se tensó al oír aquella voz proveniente del interior de la habitación.

—¡¡Creí que dijiste que estaría en la universidad!! —recriminó Suga.

—¡Pensé que estaría allí, tenemos clase a esta hora!

—Ah, ahí estás —el pelirrojo asomó por el corredor—. ¿Qué pasa contigo? —y no sonaba demasiado feliz.

—H-hola, b-buenas tardes — tartamudeó en su sitio.

—¿Cómo puedes hacerme esto? Te hospitalizan, no me lo dices. Vengo a verte, desapareces medio día. ¿Hay algo que quieras decirme? —su voz sonaba demandante.

—Y-yo... Ah-perdona, tenía- estaba-

Seokjin miró a Suga, pero incluso él parecía demasiado sorprendido por la situación.

—¿Entonces no tienes excusa? —Hoseok lo miraba serio, de pie, con los brazos cruzados.

—L-lo siento —dijo el castaño—. Tenía cosas que hacer, no quería molestarte.

—¿"Cosas que hacer"?, ¿Y esas "cosas" te llevaron medio día?

El mayor mordió su labio de forma nerviosa. Se suponía que su novio debía estar en un salón de la Universidad, y no ahí, reclamándole su actitud.

—Maldición —Suga se sentía frustrado—. Dile que necesitabas tiempo a solas.

—La verdad... Necesitaba un momento a solas —obedeció.

—¿Un momento, dices?, ¿Por eso evitas responderme más de cinco horas cuando te escribo, o te llamo?

Suga empezaba a sentirse nervioso, como si fuese él a quien estaban regañando.

—Mi teléfono estuvo en silencio todo el día. Perdona.

—... Vamos, Jin. Puedes mentir mejor que eso —las palabras del pelirrojo salieron con aspereza—. Si no vas a decirme nada más, entonces es hora de que me vaya —dice girándose y regresando al interior.

Seokjin hizo un gesto con la mano, pero no consiguió encontrar forma de responderle a Hoseok. Se dejó caer en el sofá una vez más.

El guía se mordió levemente el pulgar, intentando pensar si él era capaz de remediar la situación.

—No sé qué decirle... —susurró el mayor, cubriéndose el rostro con las manos.

—Deja que se vaya entonces.

—Pero-

—Déjalo, Seokjin. Si intentas mentirle, lo sabrá. Creo que te conoce lo suficiente.

El mayor tragó con dificultad, sintiéndose terrible por lo que acababa de pasar.

Hoseok salió del cuarto y caminó hasta la entrada, poniéndose los zapatos y el abrigo para sujetar su maletín, en total silencio.

Seokjin se reincorporó de forma instantánea, pero las ideas para contrarrestar el enojo del menor no aparecieron por ningún lado en su mente. Simplemente no sabía qué decir ni qué hacer para detenerlo.

El de chaleco verde, en tanto, buscó la forma de tardar el mayor tiempo posible, a la espera de que su novio finalmente accediera a decir algo.

Terminó de cerrar su maletín, y se acomodó el cuello antes de mirar hacia el de ojos grisáceos por última vez.

Sus ojos cafés lucían desesperados. Deseaba con todas sus fuerzas que Seokjin lo detuviera, antes de que fuera demasiado tarde, pero en cambio, el mayor solo pudo mirarlo con angustia sin decir palabra alguna.

Tragó saliva, aguantándose las lágrimas, y apretó los labios en una mueca de inconformidad, antes de salir definitivamente del departamento de su novio.

Cuando Seokjin se quedó solo, se dejó caer nuevamente, abatido. Cerró los ojos, y se sujetó la cabeza por haber permitido que ocurriera eso.

Suga suspiró y se sentó a un costado.
—Lo siento Seokjin. Tal vez sea mejor así.

—Él debía estar en la universidad. Tenía que estar en clases.

—Aunque lo hubiera estado, tendrías que haberlo enfrentado tarde o temprano —comentó el de cabello azul—. Entiendo que quieras hacer lo mejor, pero sencillamente no puedes cumplir con dos novios a la vez.

—¿Y cómo es que lo mantuve éstos últimos cinco meses?

Suga también se dejó caer en el respaldo, contagiado por el sentimiento de derrota.
—O eres muy inteligente y un buen mentiroso, o tal vez alguno de los dos ya lo sabe.

—¿¡Cómo dices!? —el castaño lo miró con sorpresa.

—Piénsalo un momento. Tienes un solo teléfono. Un solo departamento... Si realmente ninguno sabe sobre el otro, entonces tienes mi admiración. Pero lo más probable es que alguno de los dos lo sepa ya, Seokjin. Algo como eso no es fácil de ocultar.

El mayor se llevó las manos al rostro.
—¿Y qué debo hacer ahora?

—Disculparte no te servirá de nada. Por ahora lo mejor será darle su espacio.

Seokjin afirmó, cabizbajo. Aunque se había decidido a poner lo mejor de su parte, era un pésimo novio.

—No te gustará lo que voy a decirte, pero lo diré de todos modos: Tú elegiste este camino —El castaño miró nuevamente a Suga, esta vez, con un semblante entristecido—. Dijiste que no podrías ignorar el mundo actual. Bien, lo que acaba de pasar es apenas una primera consecuencia —le avisó el de tez pálida—. Seguimos sin tener ningún dato que pueda ayudarnos a localizar a Kim Namjoon, y él es al único a quien necesitas para poder volver a tu mundo.

Seokjin apoyó los codos en las rodillas, pasando una mano por su cabello de forma nerviosa.
—¿Realmente debo hacerlo, cierto? Volver a ese montón de escombros y oscuridad —suspiró—. ¿Por mucho que lo desee no puedo quedarme aquí?

Suga pensó en la forma de elegir sus palabras, y creyó que la explicación que jamás terminó, debía continuar. Sentía lástima por la situación del de ojos grises.

—Escucha, debo terminar de explicarte tu situación. ¿Me pondrás atención? —Seokjin asintió, sin abandonar su posición—. ¿Sabes por qué motivo aparecí en tu departamento y no apenas despertaste en el hospital? Porque debe cumplirse cierto tiempo desde que el salto temporal se produce.

—¿Cierto tiempo?

—"Desapareciste" de tu mundo entre las seis y las siete. Y apareciste en el hospital cerca de las nueve. Transcurrieron tres horas desde las seis hasta las nueve. Ése es el tiempo que se alteró entre las realidades. En consecuencia, yo aparecí tres horas después de que tú lo hicieras en este mundo.

Seokjin intentó recordar, y efectivamente, el de cabello azul se había plantado en su puerta cerca de las doce de la madrugada.
—¿Y eso por qué?

—Porque hay personas que resultan ser anomalías, y en cuando comprenden que algo va mal, se suicidan.

El mayor se retrajo con espanto al escuchar aquello.
—Pero eso no resuelve nada ¿o sí?

—De hecho, lo resuelve todo —ante el silencio del contrario, añadió—. Si la anomalía no existe, entonces no hay problema en la continuidad tiempo-espacio. Al terminar con su vida, el mundo que permanece restringido desparece, entonces es fin del problema.

—Siempre bromeas con lo de la muerte... —dijo el castaño, intentando desmentir lo que acababa de escuchar.

—Lo sé, pero esta vez no estoy bromeando... Es más, algunos de los suicidios cometidos en el mundo, se deben a ésto —Suga comprendió que a Seokjin le llevaría tiempo asimilarlo todo, pero decidió continuar—. El margen que se nos da para aparecer, es el mismo que tiene la ruptura. Si la anomalía sigue existiendo, entonces alguno de nosotros es enviado a resolverla. Ése es el tiempo de prueba, por decirlo de alguna forma.

—Entonces, si yo hubiera decidido morir antes de las doce, ¿nunca habrías aparecido?

—Correcto.

—Pero... ¿Qué hay de mi familia?, ¿Mis amigos?, ¿Alguien me recordaría?

—Por supuesto —explicó—. Familia, amigos, pareja y demás. Pero si murieras aquí, te recordarían por lo que fuiste aquí. Lo que viviste en tu mundo original desaparecería completamente.

—Eso no tiene sentido —negó el mayor, incrédulo.

Suga suspiró.
—Sé que suena descabellado. Pero los planos temporales no guardan relación con otros. Son espacios cerrados. A menos que se produzcan anomalías.

—Espera, entonces si yo muriera aquí, y ahora, ¿Los padres de mi mundo nunca lo sabrían?, ¡Tengo veinticuatro años! ¡¿Cómo es posible que no me recuerden?!

—Los de tu mundo original están restringidos; pero los de aquí, sí son tus padres ¿Me sigues?, si tú murieras aquí, tu realidad allá terminaría. Y para tus padres de aquí, sería la pérdida más dolorosa.

—¿Y por qué si tengo cuatro padres no hay otro Seokjin en éste mundo?

—No son cuatro, son dos. Y no hay otro Seokjin porque tú eres único en el mundo. Todos son únicos.

—Pero tú mencionaste otro mundo.

—Tu mundo está en un determinado plano, que compone tu realidad —respondió Suga, intentando mantener la calma—. No hay dos personas como tú en todo el universo, ¿así te suena mejor?, sólo hay un Kim Seokjin. Es lo mismo con los demás, pero ahora estás atrapado aquí —Seokjin lo miró perplejo—. Tu mundo quedó restringido porque tú no estás allí. Si decides morir aquí, tu mundo original, el restringido, es el que se desvanece. Ésta pasaría a ser tú realidad definitiva, aunque mueras. Pero, si regresas allá, éste es el que desaparecerá. ¿Comprendes?

—Más o menos.

—De acuerdo, una vez más. Tú, Kim Seokjin, tanto aquí como allá, tienes padres y amigos, conocidos, en fin. Si mueres en cualquiera de los dos mundos, habrá personas que te extrañen y sufran tu pérdida, ¿comprendes? Ahora bien, tú eres Seokjin en tu mundo original. En éste mundo, eres una anomalía, porque perteneces a otro lugar. Una anomalía se crea cuando una persona "salta" de un plano a otro, porque no es posible que estés en dos lugares a la vez —El castaño afirmó, teniendo toda ésa primera parte en claro—. Nadie sabe que eres eso, puesto que nadie sabe del "mundo original" del que vienes. Para éste mundo, eres Seokjin, cambiado un poco tal vez, pero eres Seokjin.

—Sí, entiendo.

—Bien, pero tú sabes que ésta no es tu realidad, éste no es tu plano temporal. Por eso eres una anomalía. Y como tal, debes regresar a tu mundo.  Cuando lo hagas, éste desaparecerá.

—¿No será restringido?

—No. Desaparecerá porque estarás en tu mundo correcto. No existen mundos restringidos, salvo cuando se producen estas situaciones —explicó el de cabello azul—. Si mueres aquí, donde eres una anomalía, tu mundo real se desvanecerá ya que no habrá Seokjin que regrese. En cambio, si vuelves, éste mundo dejará de existir como tal. ¿Ahora sí? —Seokjin afirmó con la cabeza—. Realmente no es tan complicado, pero no puedo expresarme mejor que esto.

—¿De verdad lo estás intentando?

—Por si no lo habías notado, sí.

—No quise ofenderte, pero intento ser muy riguroso con las explicaciones. Estoy estudiando profesorado, ¿recuerdas?

—Sí, lo sé... Entonces, ¿alguna otra pregunta?

El mayor se detuvo a pensar en silencio un momento. Suga cruzó una pierna y juntó las manos sujetándose una rodilla, esperando.
—Sé que dijiste que asististe a muchas anomalías antes que a mí. ¿Todas consiguieron volver?

—Todas no. Algunas se dieron por vencidas y terminaron suicidándose... En todo caso, la continuidad se reparó —comentó con cierta indiferencia.

—Supongo que prefieres que eso no ocurra.

—Realmente, no me veo afectado por esas cosas. Es decir, sí, de alguna manera. Pero no en lo que refiere a mí como guía.

—Dijiste que era una especie de trabajo... ¿Dónde queda o cómo es?

—Es en otra dimensión. Somos como una guardia, se nos asignan casos puntuales a cada uno y debemos solucionarlos. Hay muchas más tareas que ser reparador de continuidad.

—¿Te refieres a otros puestos?

—Sí, otras ocupaciones —asintió el de cabello azul, con aire melancólico.

—¿Y qué pasa si no consigues solucionar el problema?, ¿Te despiden?

Suga soltó un ruidoso suspiro antes de responder.
—Es... Complicado. No me despiden exactamente, pero mi consciencia queda aislada.

—¿Aislada? ¿Cómo es eso?

—Aquí y ahora solo soy una consciencia, no un cuerpo físico. Por eso no puedo interferir con éste mundo. Mi forma actual permite que tus ojos sean capaces de verme, y que mis ondas sonoras alcancen tus oídos para que me escuches. Pero si no consigo regresarte, entonces me quedaré atrapado aquí.

—¿En este mundo?, ¿Tienes tiempo límite?

El menor bajó la vista, un poco cohibido de repente.

—Sí... Respecto a eso... Lamento decírtelo ahora —comentó, rascándose la nuca—. Tenemos quince días de veinticuatro horas desde que se produce la ruptura temporal.

—Quince... —repitió con sorpresa—, ¿¡Quince!? ¿Por qué no me lo dijiste antes? —su tono se volvió desesperado— ¡¡Debiste decírmelo desde un principio!!

—No es lo que nos recomiendan. Si te lo hubiese dicho antes, habrías entrado en pánico igual que ahora... Si transcurridos los primeros diez días no hemos podido solucionarlo, es entonces cuando debo decir que nos quedan cinco.

—¿Quién dictaminó esa recomendación tan absurda? —cuestionó—. D-de haberlo sabido antes habría-

—¿Qué?, ¿Buscado toda una noche? —interrumpió con indiferencia—. Es el tiempo promedio que tardan en resolverse estas cosas, Seokjin. Si no es así, tengo herramientas que se habilitarán para ayudarnos —El castaño parecía luchar entre mostrarse molesto o seguir escuchando—. Quince días es el tiempo que podemos mantener los demás planos temporales sin ser afectados por el plano restringido —se adelantó a continuar—. Más bien, que pueden, porque soy un reparador y mi función no es ésa, pero es... Como un globo que está inflándose de a poco. Imagina que tienes muchos globos sin inflar a lo largo de una línea horizontal —dijo, moviendo las manos—, si hay una anomalía, se creará un globo extra a un costado, que es el mundo alterno; y el globo que representa el mundo, ahora restringido, comenzará a crecer, como si estuviera siendo inflado. Llegará un punto en el que su tamaño crecerá tanto que chocará a los globos que tiene a su lado, desplazándolos, o aplastándolos. Algo así es lo que causan los planos restringidos.

—Entonces... ¿Afecta todo el orden si está demasiado tiempo detenido?

—Restringido —corrigió Suga—. Sí. Por eso somos enviados como ayuda. Contamos con ese período desde que se produce el problema. Si no somos capaces de remediarlo, el plano restringido absorberá lo que tenga más cerca. Y el plano más cercano es éste. Es decir, no solo no volverás, sino que toda esta realidad será absorbida creando un espacio aislado.

—¿Un qué?

—Espacio aislado. Es la nada. No hay vida, no hay personas, ni consciencias. Solo yo seré consciente de estar atrapado, y no podré salir jamás.

—Oh, vaya —Seokjin bajó la cabeza—. Suena como... Como si fuera demasiada responsabilidad. Estás a cargo de regresarme y de impedir que se forme eso de... De los planos aplastados ¿cierto?

—Así es. Una anomalía que no se repara, termina causando problemas severos.

—Y además estás en peligro. Quiero decir, corres el riesgo de quedarte aquí. ¿Morirás si sucede?

—No, pero estaré atrapado. No podré regresar a mi propio mundo, nunca.

—¡Aguarda!, ¿tú también tienes un mundo? —preguntó el castaño, con sobresalto—. Pensé que eso no existía para ustedes.

—Tiene que ver con nuestro origen... Algún día tal vez te lo cuente.

—¿Por qué no ahora?

Suga dejó caer la cabeza en el respaldo del sillón, agotado.

—Es información que en realidad no te afecta en lo absoluto.

El castaño observó con curiosidad al de cabello azul.

—Dijiste que nos separaríamos, ¿no es así? Pero que conservaría mis recuerdos...

—Estaré contigo hasta que reúnas las cosas. Cuando tomes el tren junto a tu amigo, en el horario indicado, yo subiré también. Pero volverás a tu mundo, solo.

—¿Cómo ocurrirá eso?. No volveré a tener un accidente ¿cierto?

—No pongas esa cara de pánico, no pasará, descuida. ¿Qué cómo sucederá? Bueno, será un viaje normal, pero en algún momento perderás la consciencia como pasó cuando llegaste aquí. Despertarás y cuando lo hagas, estarás de vuelta.

—¿No hay forma de que pueda ver que es lo que pasa?

—No. El traslado que denominamos "salto" se produce al trasferir tu consciencia y tu cuerpo físico. No puedes viajar entre planos mientras estás consciente. Yo sí, pero no con mi cuerpo. Y los entes que pueden trasladarse completamente son seres que tienen puestos más importantes y complicados —explicó—. Así que descuida, no dolerá. Pero no puedo asegurarte lo mismo una vez estés allá.

El mayor tragó nervioso.

—¿Y no puedes ayudarme? No lo sé, hacerme volver a otro lugar...

—Lo siento. Eso no es posible. Las anomalías regresan al mismo lugar donde se produjo la ruptura. Eso no puede modificarse. Pero... Cabe la posibilidad de que tu consciencia regrese un poco después del accidente.

—¿Qué?

—Llegarás, y el lapso para que despiertes será de tres horas. Justo como cuando llegaste aquí. Es decir, hay una remota pero factible posibilidad de que despiertes y, para ese momento, ya estés internado y fuera de los escombros. Está ligado al hecho de que somos energía. Aunque, no hay garantía de que se cumpla como te lo estoy diciendo.

Los ojos grisáceos lo miraron con sorpresa.
—¿De verdad?

—De verdad. Tú patrón es un margen bastante amplio. Las anomalías pueden tardar hasta cinco horas de tiempo humano, o de lo contrario el traslado de su cuerpo y mente sufre alteraciones. La más inmediata que he asistido, viajó en un lapso de diez minutos. Y la más lenta, probablemente seas tú.

—¿Yo? —sonrió levemente—. El tiempo que tardé en venir... O en salir,  ¿es por algo en particular?

—Normalmente eso está relacionado a las condiciones en las que se produjo la ruptura —el de camisa blanca lo miró con atención—. Ya que tu caso fue en un accidente, pienso que debe estar vinculado a eso. Por cierto, es muy extraño lo que ocurrió contigo. Normalmente un accidente no es desencadenante de nada más que una tragedia, pero no crea rupturas así.

—Dijiste... Recuerdo que una vez dijiste que no sabían por qué se había producido ésta anomalía, uhm, yo.

—Esas cuestiones son todavía de estudio para La Agencia que nos compete. No sabemos del todo la razón por la que ocurren. No hay nada que nos alerte sobre quién será la próxima. Es... Como un incendio. Cuando se producen, te importa apagarlo. La causa la buscarás después.

El mayor asintió en silencio.
—Pero supongo que les dejaré, no sé, información o algo ¿o no?

—De hecho, así es. Yo soy una parte vital de tu caso. Por eso no puedo permitir que te quedes aquí. Cuando regrese, podré hacer un buen aporte a nuestro trabajo... Además, no creas que me entusiasma el hecho de quedarme aislado —resopló con negación.

Seokjin empezaba a comprender un poco más. Saber que, de alguna forma, su guía también estaba en riesgo le hizo sentirse medianamente más acompañado. Entenderlo le dio la seguridad de que saldría de allí.

—¿Te olvidaré?

—¿A mí? —el menor ladeó la cabeza—. No. Bien, en realidad si continuas viviendo, tu memoria selectiva te hará olvidar, pero apenas vuelvas, recordarás todo, y a todos.

—Y tú, ¿recuerdas absolutamente todas las anomalías que asististe?

—Todas. No puedo olvidarlas por mucho que quiera.

—¿Es una especie de súper poder que te otorgan en tu trabajo?

—Créeme, la mente humana está diseñada para olvidar ciertas cosas. Cuando le das a alguien la capacidad de recordarlo todo, es cualquier cosa menos un súper poder —respondió de forma pesimista. El mayor hizo una mueca, un tanto pensativo— ¿Algo más?

—Si no resolvemos lo de volver a mi mundo, todos moriremos ¿cierto?

—Toda esta realidad será absorbida. Y sí, supongo que podría decirse que es como la muerte, para ti y el resto, al menos. Yo seguiré consciente, aunque esté en medio de la nada.

—Y dijiste que debo explicarle esto a Namjoon, hacer que me crea y llevarlo al tren. ¿Qué pasará si le digo a alguien más lo que soy?

—No te creerán. El sentido común no permite que los seres humanos crean en teorías sobre planos y realidades, a no ser que lo experimenten. Tú me viste como una persona normal, hasta que te atravesé —argumentó seriamente—. Pero bien, de hecho, incluso si es lo más probable, no es seguro que alguien no vaya a creerte.

—¿Eso significa que puedo hablarle sobre mi problema a cualquiera?

—Así es, pero no te lo recomiendo. Empezarás a sembrar el pensamiento de que estás demente, y eso solo traerá problemas. Pero si quieres intentarlo...

—¿Crees que Taehyung me crea?

Suga frunció el ceño ante aquella pregunta.
—¿Por qué me preguntas sobre Taehyung? Realmente estás enamorado...

—¡No! ¡No es eso! —se sonrojó—. Yo solo... Solo pensaba que, que tal vez él-

—Deja de mentir, Seokjin. Con todo lo que ocurrió hoy ¿todavía te atreves a negarlo? —El castaño estaba enrojecido hasta las orejas—. Dijiste que te preocupabas por él —añadió Suga—. Incluso, me pediste que los dejara a solas después de comer... Y tuve que entrar a buscarte porque temía que también te hubieras dormido.

—Sí, lo sé, lo entiendo —respondió Seokjin, sobándose un brazo—. No sé qué me pasó. Él... Nosotros... No entiendo como alguien que parece tan alegre, de pronto hace algo tan impulsivo como romper un espejo. En aquel momento me asusté, pero no por mí. Sino porque Taehyung parecía querer morirse en ese mismo instante. Lo vi dejarse caer al suelo como si no tuviera intenciones de volver a intentarlo ¿comprendes?... —El guía se enderezó incómodo. Escuchó al castaño, preparándose para decirle lo que sabía —. Y luego, ver que estaba herido... Oh Dios —cubrió su frente con una mano—. Pude calmarlo hoy, pero ¿qué tal si vuelve a pasarle?... Para colmo, se disculpó conmigo, creyendo que tal vez yo estaría molesto por lo que hizo, o decepcionado de su comportamiento, ¿puedes creerlo? —rió con amargura—, prefirió pedirme perdón a mí, antes que entender la gravedad de lo que se hizo a sí mismo... Pero ni así pude molestarme —el mayor sintió que el estómago se le revolvía al recordar la expresión de tristeza de Taehyung.

—¿Vas a regresar a verlo esta noche?

—No lo sé —respondió el castaño, sin mirarlo—. Una parte mía quiere protegerlo. Eso jamás me había ocurrido antes —admitió con un rubor en sus mejillas—. Su estado físico no es el mejor, pero me preocupa más su estado mental... Por otro lado, sé que si vuelvo a verlo no podré avanzar jamás en la búsqueda de Namjoon.

Suga presionó los labios en una mueca de preocupación.

—Seokjin, respecto a Taehyung, hay algo que debo decir-

—No —lo interrumpió—. No lo hagas ahora —el reparador lo miró con sorpresa—. Me siento aturdido —el mayor llevó las manos a su cabeza—. Confundido. Porque quiero ayudarlo, jamás me había sentido así, pero sé que no valdrá la pena porque no puedo quedarme, y tampoco quiero abandonarlo —escupió con nerviosismo—. No sé qué hacer. Prácticamente rompí con Hoseok, pero sigo pensando en Taehyung. Llevo haciendo eso desde anoche, cuando terminamos esa llamada —confesó, antes de ponerse de pie y comenzar a caminar en círculos—. Todo lo que puedo pensar es en él. Todo lo que puedo sentir, si cierro mis ojos o si dejo de escuchar ruido, es él. ¡Siento que voy a enloquecer!

Suga sujetó sus piernas y ofreció su ayuda, balancéandose de forma inocente.
—¿Te digo como se llama eso?

—No menciones la palabra amor, porque te golpearé —dijo apuntándole de forma acusadora.

—No puedes golpearme así que lo diré de todos modos —respondió despreocupado antes de tomar aire—. Eso se llama ena-mora-miento. Te estás enamorando de Taehyung —Seokjin cubrió su rostro con sus manos, no quería escucharlo, realmente no quería—. Es decir, ya sabía que te gustaba, pero esto es una fase más avanzada. Estás entrando en su vida, y tu deseo por cuidarlo se origina en que ha empezado a importarte... Es lo que pasa cuando las personas se enamoran, Seokjin.

—¿Puedes entender cómo me siento?, ¿Alguna vez te ha pasado?

—Yo no soy la cuestión aquí. Lo eres tú. Y algo me dice que si te comento lo que descubrí en su departamento, terminarás de dudar y correrás a buscarlo.

—Basta —levantó una mano, deteniéndolo—. En verdad prefiero no saberlo ahora. Necesito sacármelo de la cabeza.

—Muy bien —Suga se puso de pie—. Entonces salgamos de aquí, debemos buscar a Namjoon.

—¿Qué?, ¿Ahora?

—Dijiste que necesitabas ocupar tu mente en algo que no fuera tu novio, pues bien, haremos algo productivo.

—¿A dónde quieres ir?, ¿A la universidad, donde está Hoseok?

—No sabemos si él fue a clases. Pero nosotros buscaremos a Jimin... Sí, aunque no quieras —insistió tras ver el rostro desanimado del mayor—. Tal vez él sepa algo. Tenemos que movernos. Movernos hacia el mundo real.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro