Mi caminar hacía las habitaciones fue hecha una fiera. Sentía todo la ira recorrer por mis venas como la sangre ¿Es que era imbécil? ¿Por qué no lo agarré por los moños? ¡Qué coraje! A ver, si es muy lindo y todo eso, aunque son estos los momentos que entiendo a mi hermana al decirme que: no me enamoré de los hombres lindos sin conocerlos, porque terminarán siendo marranos. Debería dejar de burlarme de Hazel. Sus palabras tienen mucha razón, no es dos años mayor y con más experiencia que yo por gusto.

Para mí sorpresa al poner un pie dentro de la habitación y cerrar la puerta de un tirón se escuchó un quejido asustado desde una esquina. Era Hazel que se encontraba encima de la cama escuchado su playlist y tenía el rostro estirado a causa de la sorpresa.

- ¿Piensas ocasionarme un infarto o terminar presa por destruir la propiedad privada? – Ironizó nomas acercarme a ella.

- ¡Es todo culpa de ese maldito engendro!

Ante mi grito, la mayor me entregó una mueca y una mirada rara, justo como si me hubiera aparecido otra cabeza.

- ¿Un engendro?

- ¡Él de ojos de gato!

- Ah – Emitió ahora con una sonrisa – ¿Qué pasó?

- Yo como la buena hermana que soy fui a buscarte a tu aula porque no respondías el celular. Subí cada una de los escalones que dejan sin aliento y estuve atenta al móvil por si respondías ¡Ahí fue cuando el engendro chocó conmigo! ¡Me trató como el culo pero por supuesto que le devolví su hospitalidad! Y lo más lindo no fue eso, ¡me llamó puta! ¡Me dijo que era una cualquiera en la cara! Así como así. ¡Me lo dijo a mí!... Vale sé que soy una puta pero no tenía porque decirme eso ¡¿Qué piensas de eso, Hazel?! ¿¡Crees que debería demostrarle algo que no soy!? Pero sí los soy, ¿o no? – Tras terminar tuve que tomar una gran inhalación por la falta de oxígeno. Había soltado todo de carretilla y sin parar.

- No pos miau.

Carcajadas fue lo próximo que inundó la habitación. Salté sobre la cama de mi hermana envuelta en risas. Entré las dos se comenzó a formar una atmósfera tóxica ya que ella se reía y yo me reía más fuerte, yo me reía más fuerte y ella de reía aún más.

- Por cierto, ¿adivina qué? – Insinuó junto a un vaivén de cejas.

- ¿Qué?

- Taehyun está en mi aula.

- Ajá – Respondí como si lo que acababa de decir fuera lo más lógico del mundo.

- Me senté al lado de Taehyun – Ahora doblaba una sonrisa.

- ¿Y ese Taehyun es?

- Él de ojos de gato, estúpida.

- ¡¿Qué?!

Mi chillido anodado la hizo pegarse en la frente con la palma. Luego con gran dramatización llevé mi mano al pecho con un dolor inexplicable.

- La traición, hermana – Aunque dejé la frase al aire para preguntar algo que se me ocurrió – One moment, ¿te habló de mí?

La boca de Hazel curvó en una mueca ¿Eso era bueno o malo?

- Si te soy sincera, Hestita, Tae dijo que-

La puerta de la habitación fue llamada por alguien de afuera. Mi hermana y yo compartimos palabras mentalmente preguntándonos si esperábamos a alguien. Como ambas negamos terminamos yendo hacia la puerta.

- Toc, toc – Dijeron desde el otro lado.

- ¿Quién es?

- Hambre.

- ¿Hambre quién?

Hazel abrió la puerta y se colocó adelante, impidiéndome la visión.

- ¿Esta no es la habitación de Hestia? Vine a buscarla para ir a comer.

- Sí.

Tras la respuesta dudosa de mi hermana, la curiosidad me picó y la empujé hacia un lado con el codo.

- ¿Beomgyu? – Inquirí al ver al chico enfrente con las manos cruzadas.

- Dijiste que te esperáramos pero nunca llegaste. Kai se quedó haciendo la cola pero si no nos apresuramos se nos pasará – De pronto y sin causa aparente el chico dio un respingo, tembló y miró hacia todas partes – ¿De dónde vino esa voz?

- Hazel, basta – Reñí y le pegué a mi hermana en el hombro – No asustes a mi amigo hablándole en la mente.

- ¿Amigo? Que rápido superaste a Exel y Taehyun – Mofó.

- Es mi amigo normal.

- Sí, tipo Exel.

- ¡Dije que normal!

- ¿En tu diccionario qué clase de amigo es “normal”?.

- ¡Yah! – Chillé indignada.

Finalmente entramos a la cafetería. Hazel se sentó junto a nosotros. Las mesas de la escuela habían de todo tipo y tamaño, seguramente para que cada grupo de amigos con distintos números de integrantes pudieran ocupar. La habitación era inmensa, casi del tamaño de la cancha de mi escuela primaria.

- ¡Kai mira esto!

Él más pequeño nomas alzar la cabeza fue intercedido por un par de albóndigas que pararon justamente en su cara tras haber sido lanzado por el gran Beomgyu.

- La vas a pagar – Devolvió la comida, pero en vez de golpear a su amigo cayó sobre... – ¡Lo siendo mucho Hestia!

- Tranquilo Kai, ¡voy a vengarnos!

Y como si no existiera tanto mundo, tanta tierra, tantos aires y tantos espacios mi venganza paró en:

- ¡¿Quién fue?!

Un escalofrío recorrió mi columna junto al horror que se apoderó de mi rostro. Hazel estaba de pie, con la cara llena de puré y mirando a todos como una psicópata mientras buscaba al culpable. ¿En serio? ¿No podía caerle a alguien más?

Solo en ese momento sentí el verdadero terror.

- Beomgyu por favor escóndeme y que no me vea – Supliqué mientras me escondía a cómo podía detrás del chico – Hoy conoceré el infierno y me uniré al ejército de demonios de Lucifer – Lloriqueé.

Hazel se tardó unos segundos en encontrar entre todos a su culpable. Al frente había un chico sonriendo burlonamente, lo reconocí del altercado que tuvo cuando llegamos y de hecho, podía ver como a mi hermana no le agradaba su presencia. Retóricamente había fuego saliendo de sus celestes ojos.

- ¡Chúpate está! – Gritó mientras le zampaba uno puñado de su comida.

El chico terminó rojo como un tomate, bueno, en realidad estaba cubierto de puré así que con razón estaba rojo, aunque creo que era más cólera que puré. Quizás ambas.

- Pareces espagueti a la francesa.

Mi cara se estiró al ver como el chico que se burlaba del tomatizado era nada más y nada menos que el Taehyun. Pero más fue mi sorpresa cuando el pintado de rojo le restregó su comida en la cara.

Lo próximo que vi fue comida volando por todos lados. La broma de Beomgyu había parado en discordias y guerra de comida.