Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3| Gustavo con G de gay.

—¡Nicolás!, ¡Ven. Ahora. Mismo.!—la voz demandante de mi progenitora me hizo dar un salto del susto desde donde me encontraba.

Padre nuestro que estás en los cielos, sácame de esta y hago lo que tú quieras.

He esperado tanto por este momento. Sí, el momento de mi maravillosa muerte, ese momento en dónde el alma saldrá de mi cuerpo y descenderá a dónde sea que vayan las almas en pena, porqué si en vida ya doy pena, muerto no seré la excepción.

En mi lápida quiero que pongan:

"Aquí yace quien en vida fue Nicolás Matías Rudgbe Solís, el amigo de todos; pero no todos el amigo de él"
28/01/2006 - 21/07/2023.

Si no es mucha molestia.

Me he de imaginar a la gente al pasar por mi ataúd decir: murió tan joven y tan lleno de vida, y mi fantasma a un lado responder: No mi doñis, yo de lo único que estaba lleno era de pereza y mala suerte, pero de vida jamás.

Okay, tengo que dejar de hacer chistes con mis problemas.

Con lentitud avanzo hasta llegar a la sala, en dónde mi madre me espera de pie y brazos cruzados, también diviso a mi papá cuál mantiene una expresión indescifrable en el rostro, este se encuentra sentado en aquel sillón rojo que únicamente utiliza él, es como su trono y yo suelo profanarlo en su ausencia. Sin embargo, la seriedad de sus rostros me afirman que hoy en el barrio se bebe café.

—Teníamos un trato, Nicolás.—espeta mi madre con enfado, al tiempo que lanza sobre la mesita mi boletín de calificaciones, jo.de.r.—Yo te mando al instituto a estudiar, no a molestar mucho menos a hacer de turista. ¿En qué habíamos quedado la última vez?.

Busco con la mirada a mi papá, él es mi única salida en momentos como este, sin embargo mi madre agrega:

—Santos no te va a salvar el pellejo está vez, niño.

Trago salvia y busco las palabras adecuadas, Ay, siento que mi corazón se va a salir de lo rápido que late.

—Prometo mejorar en este último semestre—respondo en un murmullo, cabizbajo.

—No tienes que prometer nada, lo vas hacer.—demanda firme, apuntándome con su dedo flaco.—No es posible que hayas dejado casi todas las materias, fue vergonzoso entrar a ese instituto para verificar cómo ibas en clases y que los profesores; incluso el tonto secretario me diga que eres de los peores alumnos que les ha tocado ver.

Eso por alguna razón cae fuerte, tampoco entiendo el porqué del nudo que se ha formado en mi garganta. Pero tampoco me atrevo a responder por dos simples razones. 1) nunca pero nunca les he contestado mal a mis padres (primero me muero la lengua). 2) también porque me merezco este sermón y si es posible dos fajázos, aunque ellos pocas veces me han dado una reprimenda de ese tipo.

—Norma, los jóvenes suelen se así de...—mi padre trata de hablar pero mi mamá lo detiene con una mano.

Buen intento vaquero.

—No hables por todos, habla por tu hijo que ya está grandecito como para que use la cabeza.—ella se gira y le lanza una de sus mirada asesinas, mi papá solo se limita en hacer silencio como antes. No sé quién de los dos le teme más a Norma Solís, si él o yo; creo que ambos.—Nicolás—Habla volviendo su mirada a mí.—Tú más que nadie sabe que si esta actitud tuya no cambia irás a parar a ya sabes dónde y ni tu padre y yo tendremos pesar en irte a dejar.—claro que lo sé, la academía militar es la última opción de los padres cuando ya no pueden domar a sus bendiciones.—Yo no quiero a un hijo descarriado, quiero un hombre de bien, no un vago.

Cada que escucho la palabra vago de los labios de mi madre me da una punzada en el pecho, también sé que hace referencia a las malas situaciones del año pasado en El Santiago por las pandillas en las que solía andar metido.

—Lo tengo muy en claro, mamá—le respondo en voz trémula queriendo que esto se acabe lo más pronto posible.

Ella se sienta a la par de mi padre, sin dejar de verme. También quiero sentarme, sin embargo ahora mismo no creo que se buena idea cuando lo único que quiero es marcharme.

—Ahora—prosigue ella con cara de Dios dame paciencia antes que lo mate y me arrepienta.—Santos irá mañana al instituto a hablar con la directora a ver que podemos hacer contigo, niño.

¡Ay Dios!, con ésto me doy cuenta que ya saben que partí en dos la pizarra.

¡Es que este tipo de cosas solo me pasan a mí!, a veces me pregunto si en alguna parte del mundo habrá otra persona igual que yo, con la misma suerte culera de caerse en todas partes, atraer las desgraciadas y joder todo lo que toca.

—¿Cómo tiraste ese pizarrón, hijo?—pregunta mi papá un poco menos alterado que mamá.

Eso me preguntó yo, papá.

Fue un accidente—me limito en responder.—Alguien había puesto que yo y un compañero...

—El burro por delante.—mi madre me corta con hastío.

Me trago un profundo "pase usted" porque ahí sí me mataría sin dudarlo un segundo.

—...Un compañero y yo.—me corrijo y ella asiente.—Que ambos hacíamos cositas en los baños.—hago énfasis en cositas para no decir la palabra follar, que pena con ellos. —Solo quise borrar lo que decía... Pero luego... Luego la pizarra estaba en el suelo y no sé cómo, lo juro.

Ambos comparten una mirada, mi papá reprime una risa ya que la cara enseriada de mi madre le dice que no es el momento y que si lo hace lo dejará durmiendo en el sofá.

—¿Y eso es verdad?—mi padre indaga mientras encarca una ceja.

La cara de horror que pongo es inevitable, ¿Cómo se le puede ocurrir tal barbaridad?, ni en mil años me veo con un chico, menos con uno como Will.

[Y esa fue la primera nota que el karma anotó en su lista para hacer su maravillosa jugada en el futuro no tan lejano.]

¿Pa' por casualidad no te caiste del lavandero?.

—Claro que no—me apresuro en decir.—, que la lengua se te haga chicharrón y el cerebro en popó.—eso hace que mi mamá suelte una pequeña risa, pero de inmediato se contiene porque mi papá le da un toque en las costillas.

—Más te vale, queremos muchos nietos.—dice mi padre con diversión y no puedo los ojos solo porque mi mamá está presente y capaz y me los saque.

—¿Me van a castigar?—es algo que OBVIO tengo que preguntar.

Mi papá le hace un ademán para que mi mamá tome la iniciativa para hablar y diga lo que tenga que decir.

Bueno señores, fue un placer conocerlos, nos vemos en la otra vida, (si es que hay).

Ya saben, báñense todos los días y beban mucha agua, andar piedras en los riñones es feo, lo digo por mi tía Petronila.

—Dame las llaves de la moto, desde mañana caminarás al instituto—mi madre extiende su mano en mi dirección.—Lo bueno es que lejos no estás, así que no habrán excusas.

Ay, no puede ser.

—Papá—busco ayuda en él. En cambio, se ve decidido en no brindarme de su poderosisima ayuda, que no sirve para nada pero que me gusta tenerla de mi lado.—Dí algo.—casi le suplico.

Vamos, si quieres te hago de a caballito.

Le ruego con la mirada, en cambio solo agrega:

—Deja de ser tan culo de moto y empieza hacer ejercicio, sino terminarás con una panzota como la mía.—se da una palmadita en el estómago para que vea.

Eso me hace bufar, doy un leve suspiro y de los bolsillos de mis pantalones saco la llave y se las tiendo con mucho dolor.

Papi te va a extrañar.

El domingo irás a misa con doña Mar—mi madre agrega al tiempo que se guarda las llaves en su bolso del trabajo.—Eso no es parte del castigo—aclara—, ella me dijo que le hicieras compañía y yo le dije que tú estarías encantado, así que alista tus mejores trapos y no vayas todo churequero.

No me da tiempo de protestar ya que en ese instante tocan a la puerta y es ahí donde recuerdo que he invitado a Tavo, ahora no sé si eso es malo o bueno para mí. Espero que lo segundo.

Mi madre frunce el entrecejo ya que es raro tener visitas, se levanta y va abrir sin hacer mención de nada. Cuando me quedo con papá a solas él da un suspiro cansado, pobre, ya lo tengo exhausto; quien lo manda a tener hijo tan joven.

—Ay, Nika, ¿Que vamos hacer contigo?.—se pasa una mano por la sien y toma el control de la televisión para encenderlo y poner el noticiero de las siete.—Nunca dejas de ser un terremoto, eres igual que yo cuando tenía tú edad, no pongas atención a tu madre que es una exagerada, pero ojo, ponte pilas en los estudios que esos son los que te van a dar de comer el día de mañana.

Y es aquí donde digo que él siempre está de mi lado, mi padre es un poco más pasivo que mi mamá en todos los ámbitos. Mi madre es la reencarnación de tres vidas pasadas de Soraya Montenegro cuando se enoja.

Cuando mi padre a acabado de decir la última palabra en escena aparecen la mencionada y Gustavo, este con una camiseta negra con el logo de pink Floyd de fondo y unos chorts color canelilla un dedo arriba de la rodilla, tiene esa pinta del típico niño fresa al que a todos les cae mal, con la diferencia de que él suele caer bien a todo el mundo con tan solo sonreír.

—Buenas noches—saluda con un poco de timidez y ve hacia todos lados de mi hogar como si tratara de inspeccionar si hacemos el quehacer correctamente.

Su cabello está perfectamente peinado y en su rostro lleva aquella sonrisa de idiota guapo de hoy en la mañana; esa sonrisa de niño angelical que mataría de ternura a cualquiera, incluyendo a mis padres.

Por otro lado centro mi mirada en mi madre, quien parece encantada y mi padre que no puede con la sorpresa. Es entendible, jamás en su vida habían visto la presencia de un visitante joven; de buen porte, amable; con modales y de mi edad llegar a casa o peor aún, invitado por mi mismo, tambien tienen una cara de y se verán cosas, dice la biblia.

Es que sí así se han puesto con la presencia de Tavo, no quiero ni imaginar cómo se pondrán cuando por fin decida llevar una chica a casa, ese día les dará la patatús o harán una fiesta y lo postearán en todas sus redes sociales; y no exagero, solo vean lo embobados que están con el castaño.

—Buenas noches, hijo.—mi padre le saluda con energía.—Me alegra verte aquí, toma asiento.

—Igual me alegra verlo, señor.—le responde aumentando su sonrisa.

En eso, Gustavo posa su vista en mí. Sus ojos se ven oscuros pero aún así su mirada no deja de ser llamativa.

Le sonrío.

—Que bueno que veniste.—le digo mientras le guiño un ojo.

Él pone los suyos en blanco y se sienta a la par mía, quedando a una distancia prudente.

Mi madre también toma asiento, a la par de mi papá.

—¿Que tal la familia, Gus?— pregunta mi mamá que ahora ya se le ve feliz y sin ganas de matarme, bendito sea Dios—He escuchado que a mediados de agosto tu madre dará a luz, una gran bendición.

Veo de reojo a Tavo que mantiene su sonrisa impecable.

—Todos estámos bien y esperamos al bebé con muchas ansias.—es su respuesta—Tambien aprovechaba para traerles la invitación para el baby showers este sábado, mi madre me pidió que se las entregara.

Él saca de su bolsillo una tarjeta doblada y un tanto arrugada para dársela a mi mamá, ella la toma con de inmediato con felicidad como si minutos antes no hubiera querido cortarme la yugular con un cuchillo, también la entiendo ya que son pocas las veces que nos invitan a eventos sociales.

—Muchas gracias—se apresura en decir.—Cambiando un poco de tema, me alegra que tú y Nick sean amigos, a él le urge uno de verdad y tú eres un chico bueno para él.

—Nick es un buen amigo—menciona.

Giro mi cabeza, cómo la niña del exorcista para verlo sonriendo con mucho ímpetu, a mi madre le salen brillitos por los ojos y mi padre ni sé diga. Me agrada la confianza de Tavo, yo en su lugar estaría cagado, es que me da pánico entablar conversación con gente adulta, peor aún si es en sus casas.

—Tambien le urge una novia que lo domine, así como mi terroncito de sal me domina a mí.—mi padre agrega y le da un beso en la mejilla a mi madre, a mi solo me queda poner mis ojos en blanco.

—Asco el amor—agrego pero ellos no me dan atención. Tavo solo se ríe un poco por mi reacción.

—¿Tú tienes novia, Gustavo?.—mi padre le pregunta enarcando una ceja. ¡Oh, no!. —Con ese carisma y carita no solo debe ser una, deben ser muchas, muchachón.

Ay, padre celestial.

Veo como a mi amigo poco a poco se le borra la sonrisa y se deja ver una expresión de nerviosismo.

—¿Quieres ir al patio trasero?—le propongo para sacarlo de esta, sin embargo él agrega:

—Soy gay, señor, y no es un secreto.—le confiesa, tratando de encontrar nuevamente aquella sonrisa que había perdido.

Mi papá eleva las cejas y deja salir un silbido con cierta sorpresa, mi mamá por otro lado se lo toma bien porque ya lo sabía desde antes, al igual que yo. Bueno, la gente de aquí es un poco chismosa, lo normal.

No obstante, conozco perfectamente a Santos Rudgbe, por lo que tengo en claro que no dirá nada ofensivo u homofóbico, en cambio le hará alguna broma inofensiva o algún chiste para que se vuelva a sentir en confianza.

—Bueno, de lo que te pierdes.—se encoge de hombros y atrae a mamá hacia él, en su rostro hay una pizca de diversión.—Nomas te digo que todos los hombres mentimos, ¿No es así mi amor?.—le planta otro beso a mi madre y ella niega sonriente.

Odio que sean así de melosos frente a los demás.

Pero también eso logra hacer sonreír a Gustavo y por impulso también hago lo mismo, sus nervios han desaparecido y han sido reemplazados por confianza nuevamente. Mis padres son inofensivos e incapaces de hacer sentir mal a los demás y eso es lo que más amo de ellos.

—¿Vamos afuera?—le vuelvo a insistir, pero está vez porque soy yo el que quiere salir a tomar un poco de aire.

—Está bien—accede sonriente.

Cuando salimos mi madre nos dice que nos pongamos un suéter ya que afuera hace un tanto de frío y no quiere que nos enfermemos o contraigamos alguna enfermedad por los zancudos que ahora están un poco feos.

Cómo a Tavo le da pereza ir hasta su casa—que está al otro lado y solo daría veinte pasos—, no me queda más opcion que prestarle uno. Al fin de cuentas tallamos igual, nuestros cuerpos no son tan diferentes: flacos, altos y guapos, obvio jejeje.

—Se te ve mejor a ti—le comento al verle puesto aquel suéter de poliéster. Los colores van desde el café, azul, blanco, violeta y anaranjado; todos formando un patrón que en su tono de piel se ve genial.—Quedátelo—le digo.

Él me ve por el rabillo del ojo.

—De eso no hay duda, rulos bonitos—él responde mientras nos sentamos sobre unos troncos que sirven como taburetes, frunzo mi ceño sin entender y él agrega:—Que se ve mejor en mí.—su comentario me hace girar los ojos. Olvidaba que solo alimento su ego, es un imbécil.

—¿Sabes qué?, quitatelo y muerete de hipotermia.—le suelto en un bramido, fingiendo enojo, pero él se da cuenta que no lo digo de verdad y se ríe.

—Lo que se dá, no se quita.—se cruza de brazos, fingiendo estár indignado.—Además no te lo pensaba devolver, rulos bonitos.

—Deja de decirme así—le suelto con hastío.

Tavo me agrada, pero cuando se comporta de esta forma un tanto coqueta ya no tanto, jamás me han gustado los elogios y que me los diga una alguien de mi mismo sexo se siente raro, más cuando ese alguien tiene preferencias opuestas a la tuya.

—Está bien, rulos bonitos.—y vuelve la mula al trigo.

—Solo hemos interactuando 24 horas y ya te sientes como un grano en el culo.

Tavo solo se ríe más, como si disfrutara molestarme.

—Hasta tienes las horas contadas, ¡Tan divino!—chilla fingiendo emoción, le doy un golpe en el pecho y él solo aumenta su risa, maldito.—Acepto casarme contigo, ponme el anillo.

El desgraciado me saca el dedo medio y aumenta su carcajada.

¡Señor dame paciencia porque creo qué el que se va a morir hoy es otro!.

Calláte pendejo.—le golpeo el hombro y él no me hace caso—Ugh, eres un insoportable.

Y como él no deja de reír me doy cuenta que le encanta sacarle provecho a mis palabras y así crear un juego en el que parezca un sucio coqueteo sacado de algún tutorial de tiktok de gente pendeja. Pero lo que no sabe es que yo también puedo sácale provecho a las situaciones, en especial cuando se trata de coquetear, o al menos eso pienso yo.

—Eres un buen chiste.—dice entre carcajadas.

Maldito.

—Tambien un buen besador.—y eso basta para callarlo de inmediato.

Un efímero silencio nos domina, bueno, lo domina a él porque yo solo disfruto de la expresión sorprendida de su rostro. El silencio perdura poco ya que poco a poco una nueva sonrisa se dibuja en su rostro.

—Vaya, no creí que míster desastre fuera así de directo, yo también soy un buen besador, ¿Quieres probar?.

Olvidaba que estaba frente a don ego elevado que le gusta tomar mis palabras a su favor para molestarme, maldito x2.

—No eres mi tipo, idiota.

Él solo aumenta su sonrisa.

—Claro que no, después de todo eres mi amigo el heterosexual.

Me pueden llamar loco, pero aquello último lo sentí que lo decía con algo de fíngidez, pero aún así eliminé ese pensamiento y puse mis ojos en blanco para que entendiera que sus comentarios me fastidian.

—Si sigues haciendo eso los ojos te quedarán así.

Me señala y en eso estoy de acuerdo con él.

—¿Acabaste el libro?—pregunto para desviar el tema.

Él asiente al tiempo que saca su celular y busca algo, como el chismoso que soy me quedo viendo la pantalla.

—El final era predecible por culpa del título, pero creo que Rufus y Mateo...—le corto.

—¿No merecieron morir?—indago, Tavo niega y asiente a la vez.

—Lo que iba a decir es que ambos perdieron mucho tiempo valioso.—responde con diversión.—Mateo debió de salir mucho más antes de su habitación, desde la llamada, y Rufus no haber tenido ese velorio... Pero pensándolo bien, si eso no hubiera sucedido ellos no se conocerían y tampoco habría una historia que contar y todo sería muy aburrida—se retracta con el ceño fruncido, por alguna razón me gusta escucharlo hablar de esas cosas que no entiendo, es interesante.—Mierda, Sandy me ha ganado otra vez. Sandra 62, Gustavo 3. Deja que la llamo.

Veo que en la pantalla retumba el nombre de la chica con un corazón morado, al tercer repique suena su voz aniñada desde el otro lado de la línea, como si desde hace horas estuviera esperando por dicha llamada.

—¡Eres un mentiroso, dijiste que era romance dark!—ella chilla con enojo.—¡Maldita sea Gustavo con G de gay, págame el psicólogo!.

Eso me hace reír, Gustavo por otro lado rueda los ojos.

—Calma loca, tenemos compañía.—le dice y ella suelta un "¿Qué?"—El nuevo vecino, del que te hablé el otro día—le aclara.

Veo directamente el rostro de Tavo, ¿Han hablado de mí?, ¿Cuando?, ¿Dónde?, ¿Porqué?.

Sus ojos oscuros por la poca iluminación también le ven fijos, he notado que tiene esa mirada que a cualquiera puede intimidar, pero a mí no.

Pasamos unos segundos así, viéndonos sin parpadear, como algún tipo de hechizo hasta que la voz de Sandy lo rompió.

—¡Oh, ya!—exclama y ambos desviamos la mirada al mismo tiempo, que linda piedra—Pero bueno moco feo, no te voy a perdonar que me hayas mentido con el libro que me has recomendado. ¡Joder tío!, yo pensé, juré y prometí que Duke se enamoraría de Lyra. ¡PERO ESO NO ES NADA!, por lo que te has ganado mi odio es por el hecho del maldito final inconcluso, espera que llegue a casa y te meto un palo por el culo.—ella hace una pausa para tomar aire, ni siquiera me he presentado y falta no me hace, de todos disfruto del chisme y del acento diferente en su voz.—¡Espera!, eso lo verías como premio.

Entonces no aguanto y me parto en carcajadas mientras Tavo me fulmina con la mirada.

—Es que disculpa, chaval—habla refiriéndose a mi.—Pero Gustavo es un verdadero capullo, hasta me recuerda al idiota insoportable de mi primo August, por algo se llevaban bien... Laaaastima que resultó hetero, no quieres saber pero  aaaaalguien por ahí que no diré nombre quería ser parte de la fami...—entonces Gustavo le cuelga.

Lo veo ceñudo y a la vez divertido, él solo se encoje de hombros.

—No le pongas mente, está loca.—me dice con una media sonrisa.

—Lo noté—le respondo.

—Pero quiero a esa loca, aunque me siga haciendo bullying cada vez que puede con ese tonto crush de la infancia.

Asiento con la cabeza, recordando lo que me habló hoy en la tarde sobre ese tal Agosto, quien fue el primer chico del cuál se sintió atraído. También hizo un leve comentario sobre que esos días se sintió frutado e incluso lloraba en las noches al no saber entenderse.

Gustavo es alguien con muchas cosas interesantes, después de su falso coqueteo y que se la pasa burlándose de mí, lo veo como siempre he querido ver a alguien; cómo un buen amigo que siempre he querido tener.

—¿Quieres ver mi guitarra?—le pregunto.

Él me sonríe.

—Me encantaría.—responde.

*

****

Nota de autora: Holis, espero que el capítulo te guste.

Las actualizaciones durarán un poco, es que no tengo celular y ahí era en dónde salía actualizar, quizás en enero consiga una computadora para facilitarme.

Por el momento estoy escribiendo en papel y mi hermana me hace el favor de ayudarme a pasar todo en digital.

¿Cómo les trata diciembre?, a mi de la mierd* (nada de malas palabras jejeje).

¿Que piensas de los personajes?.

Nos vemos la próxima semana si Diosito lo permite y no me muero antes del 24.

Pero sobre todo feliz navidad 🎄. Pásenla bonito. ❤️



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro