Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo II. Detroit

(18 de Junio de 2020 8:15 a.m. Fort Wayne, Indiana.)

Soy William Thurman, me había preparado para ir a la escuela pero el mundo se había vuelto loco. En las noticias hablaban tan rápido que no se les entendía nada, veía imágenes de carreteras bloqueadas, carros hechos pedazos y edificios caídos; era como si un enorme terremoto hubiera sacudido a la tierra. —Se tienen reportes de algunas ciudades del mundo en ruina total como: Sydney, Toronto, Dallas, Budapest, Hong Kong, Kiev, por mencionar algunas, otras tienen sus principales vías de comunicación destruidas, no hay ningún experto que pueda explicar este fenómeno a nivel global; no hubo nada en la escala de 'Richter' para determinar qué esto haya sido ocasionado por un temblor —informó el periodista—, pasamos ahora con el comandante John R. Washington, quien reportó un ataque en una base aérea clasificada, a las veintitrés horas, del día de ayer.

—Gracias, sé que son tiempos de angustia para muchos; sé que están buscando una explicación lógica para estos sucesos. Por desgracia, no hay nada que pueda decir para disipar sus dudas. Lo que sí puedo revelarles, es que el día de ayer, a las veintitrés horas, nuestros sistemas de defensas detectaron una serie de objetos dirigiéndose a una de nuestras instalaciones. Como dicta nuestro protocolo, mandé una orden de búsqueda y ataque. Nuestros pilotos de las fuerzas armadas aéreas, llegaron al punto de encuentro y no encontraron nada —comentó el comandante Washington.

Uno de los reporteros lo interrumpió —Señor, se rumora que uno de los pilotos vio algo en el aire, ¿es cierto? —le preguntó.

—Hasta que no sepamos con certeza los detalles de este suceso, no puedo revelarles más información. Lo único que sabemos es que después de unas horas de este incidente, el resto del mundo sufrió una serie de siniestros y tres de nuestros pilotos, han desaparecido.

La televisión se apagó, mi papá entró a la cocina con una expresión de alarma en su cara.

—No quiero que sigas viendo las noticias tú solo, necesito que empaques algo ligero y estés listo en quince minutos William —me dijo tomando algunas cosas de los cajones a toda velocidad.
—¿Papá que no es mejor estar al pendiente de lo que está sucediendo?
—Tu mamá y yo nos preocupamos por eso, ve hacer lo que te dije, por favor —me contestó serio.

Sin reprocharle nada, fui a mi cuarto a empacar, de ninguna manera lo quería contradecir. Aún antes de todo esto, era bastante intimidante, mide un poco más de dos metros, no tenía cabello y una mirada tan intensa, que podría espantar a cualquier criminal. Su imagen era lo más sobresaliente en su día a día, no aceptaba ni una sola arruga en sus camisas y organizaba su ropa por tonalidades; era casi como vivir con un militar.

Después de medio hacer una pequeña maleta, me paré en el marco de mi recámara y la observé por un minuto. Aún no procesaba todo lo que estaba sucediendo. «¿Podría ser la última vez que vea mi cuarto? ¿Jugaré con mis videojuegos? ¿Leeré mis cómics? ¿Pasaré horas en mi computadora haciendo la tarea? ¿O hablaré con mis amigos Jorge y Alex durante la noche?, qué extraña sensación, todo llegó de golpe».

—¡William ya baja por favor! —gritó mi papá, con un poco de ansiedad en su tono de voz.
—¡Ya voy!
—Tu mamá está en el carro, ayúdale a subir sus maletas.

Salí de la casa y me acerqué al carro. Vi a mi mamá en el asiento del copiloto con su cabello dorado, tapándole la mitad de la cara, la cual, era tan blanca como la nieve. Ella siempre era tan taciturna y amable; pero el día de hoy, sus ojos azules lucían atormentados, como un animal indefenso, a punto de ser devorado por algún depredador. Tomé sus maletas, las metí a la cajuela y me subí en el asiento trasero.

Después, pasó como uno o dos minutos, ella seguía sin hablar, sin casi respirar y manteniendo su mirada hacia la nada. Lo único que logré entender de sus minúsculos murmullos, eran cinco diminutas palabras, las cuales pronunciaba una y otra vez. —Todo va a estar bien, todo va a estar bien.

Salimos de nuestro hogar en Fort Wayne hacia Detroit. La ciudad era un total desastre, miles de personas habían entrado en pánico. Se gritaban unos a las otras palabras que en mi vida podía pronunciar en frente de mi papá. Saqueaban todos los edificios a su paso, entre ellos, el súper mercado donde acostumbraba a ir con mi mamá. La Plaza Glenbrook, mí predilecta para ir con mis mejores amigos, Jorge y Alex, que por cierto no han contestado ninguno de mis mensajes. «Ya tiene algunas horas que se los envié, espero que estén a salvo».

Llegar a la autopista no fue nada fácil, mi papá tuvo que hacer algunas maniobras para poder salir de la ciudad. Había gente corriendo por las calles, camiones queriendo atravesar sin preocuparse por los otros carros y miles tocando el claxon como desesperados. En mis dieciséis años de vida, jamás pensé ver a mi ciudad natal de esta forma, la cual, se encontraba a nada de quedar en ruinas. Solo hace algún tiempo, fue considerada la segunda ciudad más grande de Indiana, una de las más seguras para vivir y prosperar. Ahora, parecía el lugar más peligroso del estado.

En Detroit nos esperaban mis tíos y mis primos; quienes tienen un refugio lo suficientemente grande para alojar a toda la familia. No era muy claro, para qué o de que, nos deberíamos esconder.

«¿Continuará o habrá terminado?» Al observar el inmenso laberinto por la ventana, me dio la impresión que este tipo de eventos, solo aparecían en las películas, pero fui muy incrédulo.

Se formó una fila interminable de automóviles, algunos edificios y casas estaban en llamas. Las calles repletas de hombres, mujeres y niños cargando provisiones. El pánico de todos ellos me mantuvo paralizado, inhalando grandes cantidades de aire, como si apenas pudiese salir de una alberca para poder respirar.

Mi papá mantuvo su concentración, no hablaba ni quitaba los ojos de la autopista. Mantenía sus cinco sentidos despiertos ante cualquier imprevisto que pudiese ocurrir. Ante todo, vigilaba a los individuos que no se acercaran al carro a cometer algún acto vandálico. Tenía en su mente una sola cosa, llegar lo antes posible a Detroit, pero con todo este estrago, podrían pasar horas o incluso días.

—¿Qué crees que sea todo esto papá?
—Ahora no hijo, tu mamá no está muy bien y no necesitamos angustiarnos más. Su tono de voz fue muy claro y frío. No insistí, parece que tendré que esperar hasta llegar a nuestro destino.

Eran las tres de la tarde, me encontraba acostado en la parte trasera del carro, tratando de dormir. Mi mamá y mi papá escuchaban las noticias en la radio. —Se está recomendando a todos los citadinos, no abandonar sus casas, es peligroso quedarse afuera. Hasta el momento, no hay reportes de otros siniestros en el territorio nacional. Repito: las autoridades recomiendan permanecer bajo techo y no salir hasta nuevo aviso. Que Dios los bendiga a todos —reportó el locutor.

—Ya hubiéramos llegado si no fuera por este embotellamiento —dijo mi papá mientras apagaba el radio.
—Hay que avisarles a tus hermanos —le contestó mi mamá.
—Márcales desde mi celular, cielo —le pidió entregando su móvil.

Ella lo tomó, empezó a marcar y espero unos segundos.

—Suena ocupado cariño, ¿crees que estén bien?
—Tranquila, hablé con ellos antes de salir, vuelve a intentar en unos minutos más.

Aún percibía su nerviosismo, no quise levantarme y darles a entender que había escuchado el aviso en la radio, así que continúe haciéndome el dormido.

Mi celular vibró; por fortuna no hizo un escándalo. Lo saqué de la bolsa de mi pantalón y vi que tenía un mensaje de Jorge.

—¡Will! ¿Dónde estás? —me escribió.
—Estoy en camino a Detroit, a casa de mis tíos, ¿y tú amigo, estas bien?
—Sigo aquí en Fort Wayne, mis papás no quieren salir a ningún lado, están muertos de miedo y negando todo.
—Mis papás igual, no quieren ni que escuche las noticias —le contesté.
—¿Qué crees que esté pasando? —escribió.
—No tengo la menor  idea.
—Yo oí en uno de esos programas raros, mencionando algo sobre el fin del mundo, ¿tú crees?
—Espero que sea una tontería, debe de haber una explicación lógica —le dije.
—Pues no sé, es lo más cuerdo que he oído hasta ahorita, ¿Alex no te ha escrito?
—No, le mandé un mensaje pero no lo ha visto.
—Vas a decir que estoy loco pero me he sentido muy raro desde ayer, no aguanto un dolor en mi muñeca.

La señal se perdió, no pude mandarle más mensajes. El carro se detuvo bruscamente, haciendo gritar a mi mamá.

—¡¿Qué pasa?! —exclamé.

Mi papá se quedó mirando al frente, impresionado por algo. Yo solo alcancé a ver que había una multitud en la carretera.

—¿Papá?

No podía ver nada entre toda la conglomeración de individuos, tuve que sacar la mitad de mi cuerpo por la ventana. Al mirar hacia  arriba, vi a cinco carros suspendidos en el aire, la gente estaba aterrada, sin saber cómo poder ayudar a las personas atrapadas.

—¡Ayúdenos por favor, auxilio! —gritaban.

Observé que había niños llorando, dentro de uno de los automóviles en el aire. Algunas de las personas de la carretera se subieron al techo de sus vehículos, otros se treparon a los árboles, pero era imposible alcanzarlos. Fácilmente, estaban a unos cincuenta metros de altura. Mi papá salió de prisa hacia la escena.

—¡Quítense del camino, retrocedan! —comenzó a gritar.
—¡Bill regresa! —le rogaba mi madre.

Pero él ya estaba en medio del caos, llamando la atención de los presentes. La gente al verlo, comenzó a esparcirse lejos del fenómeno, han de ver pensado que era un miembro de la policía por su apariencia. —¡Despejen el área no se acerquen! —les indicó.

Todos obedecieron, pero seguían atentos a aquellos autos en las alturas y a las personas aprisionadas. —¡Debemos de hacer algo señor, no podemos quedarnos aquí sin hacer nada! —se quejó un sujeto tratando de ayudar.

—¡No! ¡Manténgase atrás! —gritó fuerte y claro.

Se escuchó un estruendo metálico, espantando a todos en el área. Después, ocurrió mi peor temor, en un instante los cinco automóviles cayeron violentamente. Los gritos y los llantos de las personas llenaron la autopista. Al parecer, ninguno de los que estaban a bordo, sobrevivieron al impacto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro