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Día 107

Hola les traigo un nuevo cap! Faltan muy pocos para terminar 🙋 gracias por el apoyo que me dan ❤️

Dedicado a inukagban por cierto muy feliz cumpleaños ❤️❤️
Pasen por su perfil y denle amor 🙌

Espero como siempre que lo disfruten ❤️

Si encuentran errores avisen.

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La habitación es blanca, siempre me han gustado que se vean así de limpias, pero no en este momento.
El olor a desinfectantes es fuerte, los murmullos de las personas también, Eren está en una camilla, mirando con atención un partido de fútbol que están dando en este momento por el pequeño televisor de la habitación. Hemos pagado dos veces ya, porque es a tarjeta, y solo tiene para una hora.
En la otra camilla se encuentra una muchacha que parece disfrutarlo también, a veces, hablamos con ella porque sus familiares no van a verla. Ymir se ha llevado bien con el mocoso, ríen y se hacen bromas todo el tiempo, me gusta pensar que cuando tengo que irme no se queda solo.

Hoy es jueves, Eren está aquí desde el lunes, ha tenido una recaída después de tres días de haber llegado. Grisha me llamó a las tres de la madrugada para avisarme y no he tardado en venir. También he estado durmiendo poco y Jaeger tiene la costumbre de decirme que ya me parezco a un mapache, su risa es contagiosa y está de buen humor. Aún así se notan sus ojeras también y está un poco más delgado, no quiere comer la mayor parte del tiempo porque dice que ya no tiene apetito, a veces tiene mareos y decide dormir un poco y otras, muy pocas como ésta, está de tan buen humor que te llena el corazón de regocijo.
Gritan al final del partido, porque su equipo ha ganado, una de las enfermeras entra pidiendo silencio, pero Ymir le ha pedido que les de un tiempo para el festejo. Y es entonces cuando los ojos verdes de Eren se cruzan con los míos.

—¿Ya las trajiste?

Asiento con parcimonia y le acerco el sobre marrón que parece a punto de estallar, dentro de éste, están las fotografías de nuestro viaje. Eren lo toma con rapidez y pronto está mirando las imágenes, le gusta la de la feria y comenta sobre que hay que enmarcarla en algún momento. A mi también me gusta, fue la primera vez que me atreví a hacer algo más que simplemente mirarlo, sus ojos en la fotografía están brillantes, llenos de felicidad y un poco de confusión, su sonrisa, es enorme y su cabello está desordenado, sus mejillas coloradas y que yo esté rodeando su cintura, parece lo más natural del mundo.

Ymir se ha acercado a mirarlas también, está más delgada que Eren y no tiene ni un solo cabello sobre su cabeza, ha dicho que tiene cáncer de pulmón, pero que no ha podido pagar el tratamiento como corresponde así que se ha esparcido considerablemente.

—Están preciosas, debes hacer un álbum gigante con ellas— su comentario es sincero, nunca le he preguntado porqué su familia ya no viene a verla, pero tampoco creo que sea de su agrado —¡Que envidia! Me hubiese gustado hacer un viaje así.

Grisha llega a la hora y media, trabaja en este hospital y ha estado haciendo turnos dobles, su aspecto no es mejor que el mío, pero hace todo lo posible por sonreír y depositar un beso sobre la cabeza de Eren.

—Ymir no debes levantarte aún, estás tirando de la sonda y puede salirse.

—¡Que va! Si vendrán las enfermeras y volverán a ponerme esa cosa.

Sin embargo, la muchacha vuelve a su cama y es entonces cuando Eren apreta la sábanas y mira a su padre.

—¿Cuándo volveré a casa?

Grisha parece un poco nervioso y me mira de vez en cuando antes de contestar.

—Hijo ya te he dicho que...

—Sabemos que no harán nada más, me gustaría volver a casa.

—Veré si tu médico puede darme el permiso ¿si?

Y es ahí cuando veo, que Grisha está a punto de echarse a llorar, pero no lo hace y despacio abandona la habitación. Ymir suelta un bufido y luego dice.

—Así de fácil abandonas a tu patrona ¿niño?

Eren sonríe y cuando miro mi teléfono veo que ya es hora de irme.

—Llegaré tarde al cumpleaños de Kenny si no me apresuro— comento mientras le dejo un beso sobre sus labios.

—Mándale saludos al viejo— añade Eren.

Asiento distraidamente y tomo mi mochila para colgarla sobre mi hombro, me despido de Ymir también y salgo de la habitación.

Cuando llego a casa Kenny está en el sillón de la sala hablando por teléfono, ha estado un poco decaído desde que se enteró de que Eren ha empeorado y sé que mi tío lo quiere mucho más de lo que aparenta.
Ahora Grisha y Eren llegarían con algún regalo tonto que Kenny aceptaría gustoso, se sentarían a comer con el resto de los compañeros del viejo, mientras que nosotros nos escabulliriamos a mi habitación a ver alguna película tonta. Comeríamos pastel entre almohadas y sábanas, y nos reiriamos cómplices de algo que solo nosotros entenderíamos.
Me sentí extraño al saber que eso no podría ser posible este año, Eren estaría con Ymir en el hospital mientras que yo tendría que estar aquí con los amigos del viejo.

Me he dado un baño ligero y me he cambiado de ropa, Kenny trata de mantener un espacio fresco delante de sus compañeros de trabajo, me ha ofrecido doble porción de pastel y me ha dicho que está muy feliz de tenerme allí con él y sé, que aunque no fue con mal intención, teme pasar lo mismo que Grisha.
La fiesta se hace larga y decido subir solo a mi habitación, antes de irme el viejo me detiene.

—Mañana llévale pastel a Eren ¿De acuerdo? Es de su favorito.

Y así es como a la mañana siguiente me encontraba dentro de la habitación de Eren con un poco de pastel de manzana, él había despertado temprano y una de las enfermeras se había quedado con él y le había pagado una hora de televisión.

—¡Oh que rico está esto!

La cama de al lado estaba vacía y yo sabía el porqué, Grisha me lo había comentado cuando llegué y Eren no sabía nada al respecto, Ymir había fallecido durante la noche.
Por ese mismo motivo no debía aflojar la sonrisa que había formado al verlo, él se veía feliz y no quería arruinar eso.

—Hoy iré a casa, papá me lo ha dicho esta mañana— dijo antes de darle una mordida al pastel.

—Eso es bueno ¿No?— comenté.

—Claro que sí, he querido volver a casa desde el primer día que me trajeron aquí— golpeó la cama y dejó un pequeño espacio libre para que me sentara —me hubiese gustado decírselo a Ymir, pero la trasladaron anoche.

—Seguro que Grisha se lo dirá.

Me sentía mal por mentirle, pero sabía que no debíamos hacerlo pasar por un mal momento.
En su pecho brilló con fuerza la cadena con la pequeña llave y no pude evitar rozar con mis manos el collar. Eren sonrió y tomó entre las suyas con fuerza la mía y la apretó suavemente.

—No voy a quitármela nunca.

—Tampoco yo— comenté mientras le enseñaba el collar que tenía.

Esa misma tarde Grisha pasó con una silla de ruedas después de que Eren se hubiese cambiado con mi ayuda, también armamos un pequeño bolso con sus cosas, él ya no podía caminar y por eso debía usarla.

Los primeros días Eren disfrutó muchísimo estar en su hogar, Grisha se pidió unos días en el trabajo para poder cuidarlo, cuando no podía hasta el viejo de Kenny lo hacía. Mirábamos películas tontas en su habitación, comíamos frituras a escondidas de su padre, nos besábamos y dejaba que Eren se durmiera entre mis brazos. Él había hecho enmarcar una fotografía mía en la que salía en la rueda de la fortuna, la había dejado sobre su mesita de luz que estaba cubierta de papeles. Mientras Eren dormia me atreví a curiosiar un poco, allí en aquella pila de papeles había solo uno el que llamó mi atención.
Mirándolo con cuidado descubrí muchas palabras que habían tachado, las cosas que debíamos hacer en el viaje. Algunas de ellas aún podían leerse con claridad, porque eran las que nos habían quedado sin hacer.
Solo una en específico llamó mi atención, aquella que estaba con un gran círculo rojo.

Eren quería conocer el mar, quería jugar sobre la arena. Algo que no hicimos, lamentablemente en el lugar donde vivíamos el lugar más cerca era un pequeño río, no era igual pero sabía que el mocoso tampoco lo conocía. Tal vez podría darle a Eren un pequeño viaje, tal vez debía darle a Eren, unas horas de felicidad.

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