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Capítulo 49 «Tatuaje»

Allison

Volver a ver a mis amigos se ha vuelto mi sensación favorita. Creí que moriría debajo de todo ese concreto, pero el dragón se colocó encima de nosotros y nos salvó de una muerte segura. Subir a Alice, no fue nada fácil. Era comprensible. Cabalgar en esta cosa que mide al menos 50 pies de largo y que nos puede comer en un bocado, resulta un poco tenebroso.

Cuando el aire tocó mi rostro, sonreí. Estaba viva. Había sobrevivido nuevamente. Con Alice a mis espaldas, apenas podía respirar. Estaba aterrorizada y apretaba mi estómago como una niña de cinco años en una atracción veloz de un parque de diversiones.

Cuando bajo de Mushu, corrí a los brazos de Chris y su beso me hizo llegar a las estrellas. El abrazo de mis amigos es la segunda mejor sensación del día, pero poder abrazar a mis Varázs, fue la mejor parte... después de Chris.

—¡Allison! —exclama Tony entre lágrimas— ¡Gracias a Dios que estás bien!

—¡Qué susto nos has dado, muchacha! —protesta su hermana, al borde de las lágrimas.

A mis pies están reunidos los Varázs. Meeko está agarrado a mi pierna al igual que Timón, el suricato de Cameron. Pumba, el jabalí de Chris, coloca sus pezuñas en mis rodillas y el ratón de Talia intenta salirse de las manos de su dueña al igual que el conejo de Brenda. Bruno surca el cielo con velocidad y Po, el oso panda de Tommy, brinca en mis pies para que también le cargue, mientras que Balton está sentado a los pies de Lilith meneando su cola.

—Quiero regresar a casa —habla Emma, entre lágrimas.

—Si alguien encuentra una puerta decente, por favor, tráiganla. Tenemos que regresarlos a todos a casa —ordeno mientras las ardillas se separan de mí.

Cada uno de los Varázs regresa con su dueño. Un grito de agonía surge de mi garganta cuando el dolor surca toda mi espalda. Caigo de rodillas y con la palma de las manos hacia abajo.

—¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? —se acerca Talia, y Chris se agacha a mi lado.

—¿Qué ocurre, pequeña?

Grito nuevamente de dolor. El vapor recorre mi espalda por todos lados, como si miles de agujas se enterraran al unísono y cuchillos rasgaran mi piel. Entierro mis dedos en la arena, con la esperanza de alejar el dolor.

—Es la espalda —contesto con los dientes apretados y otro grito brota de mi garganta.

Alguien raja mi camisa y todos se levantaron de pronto. Chris cayó de trasero por la impresión. La agonía en mi espalda es insoportable. No puedo ni moverme. Mis Varázs se echaron hacia atrás por el terror que les estoy causando.

Unos minutos después, ha desaparecido pero mi espalda arde como si me hubieran pegado un hierro caliente. Los sentimientos que pasan por los ojos de mis amigos van desde la estupefacción al asombro.

—¿Qué ocurre? —pregunto, con voz quebrada.

—Tu espalda —contesta Austin, acercándose con lentitud.

—¿Qué tiene? —La preocupación en mi voz es más que evidente.

—Está tatuada —responde Cameron.

—Pero ¿cómo? —pregunta Lilith.

—Aún no lo sé —contesta el bibliotecario y sonríe—, pero a nadie le quedará duda de lo que eres después que vean eso.

Bien hecho, Allison —habla Mushu mentalmente y le mire asombrada. Sí, lo bauticé así y a él le gustó—. Eres la punta de la pirámide, y como tal, tienes que llevar el emblema. —Frunzo el ceño al no comprender sus palabras—. Todo a su tiempo. Allison. Todo a su tiempo. Peligros vendrán, no lo puedes evitar, pero cuando creas desfallecer, mira dentro de ti. Ahí encontrarás la respuesta.

—¿Qué es lo que está tatuado? —pregunto y asiento hacia el dragón.

—Un ave fénix—contesta Brenda alucinada.

—Espera. ¿Qué?

Chris me ayuda a levantarme y me entrega su sudadera. Con mucha delicadeza, la coloca por encima de mi cabeza. La espalda aún está resentida al tacto.

—Austin, ¿eso puede ser posible?

—Nunca había escuchado nada de eso, pero contigo, nada es normal.

—¿Dónde estamos, por cierto?

—Tenerife, España —contesta Lilith. Miro la enorme construcción hecha pedazos al lado del enorme volcán.

—¿Cómo pretendes llevarlos a todos? —pregunta Javier al ver los cientos de animales y personal.

—Alice tiene una llave e imagino que ustedes llegaron con otra. Necesito un auricular. El mío lo perdí en el derrumbe. —Lilith me presta el suyo y le gesticulo un gracias—. Hola, Isaac.

Hola, Allie. Benditos los oídos que te escuchan, muchacha.

—Anda, zalamero. Necesito de tu ayuda.

Lo que necesites, corazón.

Tres horas después estoy atravesando la verja del colegio Mary Weathers. Con ayuda de Isaac, devolvimos los animales. Los trabajadores que estaban en aquella isla fueron enviados al tribunal del ministerio Elements. Lo más difícil fue devolver a Mushu. Aunque me dijo que nos volveríamos a ver en algún momento. Por las escaleras del colegio, vienen corriendo hacia mí dos figuras conocidas.

—Mamá —murmuro y corro hacia ella. Olvidándome del dolor en la espalda, dejo que el abrazo cálido de mis padres me encierre.

—¡Mi niña! —Me abraza y me besaba la cabeza desesperada—. ¡Oh, por Dios! Me alegro verte de nuevo, cariño.

—¡Qué angustia, Allison! —habla papá con voz quebrada. Las lágrimas de mi madre recorren su rostro por la felicidad de verme otra vez—. Estuvimos muy preocupados por ti. —Mi pecho se aprieta al pensar en que no los vería nunca más.

—Allison —interviene la directora. Mis padres se separan pero sin soltarme—, bienvenida de nuevo. —Abre sus brazos y no dudo en ir hasta ella—. Estaba muy preocupada por ti

—Soy una McKenzie, Karen. Somos un hueso duro de roer.

Todos sonreímos y mis padres se acercan llorando de la emoción.

—Alice Winter, Thiago da Silva —habla la directora con voz neutra—, a mi oficina, ahora.

Ambos chicos pasan por mi lado con la cabeza gacha sin mirarme.

—Necesito hablar contigo —le susurro a la directora y asiente—. Antes, necesito un baño y...

—¡Allison! —grita alguien desde la entrada.

—¡Profesor! —Me alejo de todos y corro hasta sus brazos. Me acuna en su pecho como una niña pequeña.

—Me alegro que estés bien. Odio esta estúpida familiaridad que tengo contigo. Me hace perder años de vida.

—Soy Allison McKenzie. Hierba mala, nunca muere, Dorian —musito su nombre por lo bajo—. Necesito hablar contigo de algo importante.

Unos brazos me rodean y mi estómago gruña.

—Chicos, la bestia despertó —bromea Chris haciendo que todos rían a carcajadas y le golpeo con el codo en el estómago—. No te molestes, usuario vida.

Le saco la lengua de forma juguetona y entramos al colegio. Entrada la noche estoy rodeada de mi familia, mis amigos y mis Varázs. Después de un día horrible entre torturas, miedo y destrucción, me siento tranquila y relajada.

—¿De verdad quieres quedarte? —insiste mamá, acariciando mi rostro.

—Todo está resuelto en el colegio. No más ataques, no más mutantes, y el cumpleaños de Chris es en poco tiempo.

—No se preocupen —interviene la directora—. La tendré bien vigilada.

—Cuídate, cariño —añade papá y me sumerjo en el abrazo de ambos.

—Saluden a Ellie de mi parte —digo sonriendo y atraviesan la puerta que los llevará a casa. Chris me abraza y besa la sien.

—Ya todo terminó —murmuro aliviada.

Caigo con peso en una de las sillas de la oficina de Karen.

—Lo preocupante de todo esto es que ni Alice ni Thiago recuerdan nada. Isaac está trabajando en ese detalle —murmura Karen y aprieta el puente de su nariz—. Lo único que tenemos en su contra son las marcas que tiene Allison en las manos y piernas, y ya se están curando. Tu testimonio y el de Emma también son válidos. ¿Segura que esto es lo que quieres? Ellos pueden desaparecer de tu vida para siempre.

—Yo sigo diciendo que ellos estaban controlados por alguien más, Karen. Tenías que haberlos visto. Además, según el estudio de Isaac, el suministrador se debilita. Thiago y Alice tenían su poder al máximo.

—Si ambos estaban controlados por otra persona, el suministrador debe ser una persona con mucho poder mágico —añade Chris.

—Y eso es lo que más me preocupa. —Karen apoya sus brazos en la mesa y resopla—. Ese lugar estaba financiado por empresas fantasmas. Isaac ha estado trabajando en eso, pero es como si una empresa saltara a otra y...

—Tranquila, Karen —interviene Chris nuevamente—. Los ataques ya cesaron, encontramos los culpables y devolvimos los animales a sus lugares. Esas son buenas noticias.

—Pero eso no significa que esta lucha haya terminado —finaliza ella, apesadumbrada.

—El odio de Alice comenzó desde que Chris y ella salieron del colegio, pero el de Thiago inició cuando llegaron a Mary Weathers —comento—. Alguien se aprovechó de esos sentimientos y los utilizó a su conveniencia.

—Pobres muchachos. Siento pena por ellos.

—¿Cuándo es el juicio? —pregunto

—No habrá juicio.

—¡¿Cómo?! —exclamamos al unísono Chris y yo.

—Eso no es justo. Ellos no sabían lo que estaban haciendo —protesto—. Eso significa que van... Ellos no pueden morir de esa forma tan cruel, Karen.

—¡Pero los del ministerio no entienden eso! —brama Karen como si no supiera que más hacer.

—Debe existir otra forma —insiste Chris preocupado.

—Tenemos que hacer algo. Thiago no es santo de mi mayor devoción, pero no se lo merece. Yo no voy a presentar denuncia. Convenceré a Emma que haga lo mismo. Cuando encontremos a la persona que los tenía en ese estado, ahí sí terminamos con este asunto.

—Pues ellos no tienen ni idea de cómo llegaron a ese punto. Por ahora, concéntrense en el colegio y en sobrevivir este curso. Pueden retirarse. —Chris y yo nos acercamos a la puerta negando con la cabeza—. Allison, me alegro que estés bien. Estábamos muy preocupados por tu salud.

Muestro una sonrisa amarga y salimos de la oficina. A mitad de camino a mi habitación, Chris me detiene por el brazo con suavidad.

—¿Qué ocurre? Y no me digas que nada. Te conozco lo suficiente para saber que algo te preocupa.

—Me preocupa todo. Desde la historia ocurrida entre ustedes tres hasta la persona maquinadora detrás del escenario.

—¿Qué ideas está generando esa cabeza tuya, pequeña?

—Hay algo que no concuerda en las tres historias. Thiago insiste que tú te metiste en el medio, tú dices que fue él, y Alice está completamente segura que todo fue maquinado por ella, cuando apenas se acercó a ti en todo este tiempo y se mostró sincera. Lo sé y lo sentí.

—¿Quieres decir que alguien le puso esas ideas en la cabeza?

—Vamos por Isaac.

Agarro su muñeca y nos dirigimos hacia el laboratorio con paso rápido.

—Hola, ustedes —saluda el profesor en tono alegre guardando unos archivos en el estante—. ¿Qué se les ofrece? —Al no escuchar respuesta nuestra, fija sus ojos en nosotros y frunce el ceño. Nos conoce muy bien—. Ya va. ¿Ahora qué?

—¿Existe alguna forma de suplantar emociones y pensamientos en alguien más?

—¿Allie, a qué viene esa pregunta? No me digas que...

—Creemos que eso fue lo que pasó con Alice o Thiago. Incluso conmigo —añade mi chico.

—Eso resumen varias sospechas que tenía. ¿Cómo sigue tu espalda?

—Mucho mejor. Buena idea lo del suero en el chocolate. —Sus labios se curvan en una amplia sonrisa.

—Sabía que te gustaría. Nadie puede negarse a una barrita de esas. Espero que Ginger y Tony estén recuperados.

—Poco a poco. Sigo diciendo que los Varázs se pusieron en peligro al ir a ese lugar.

—Fue imposible dejar a esas ardillas atrás —comenta Chris y me atrae hacia él pasando su brazo por los hombros—. Ellos evacuaron todo el edificio y a los animales enjaulados. Deberías haber visto a Pumba. Parecía un soldado al lado de la puerta y empujaba a los rezagados. Estoy muy orgulloso de él. Hicieron un excelente trabajo.

—Estaban cómodos y en sintonía con sus dueños —explica el profesor.

—¿Sabes algo de lo ocurrido en mi espalda?

—He estado investigando, pero no tengo nada concreto. Austin y yo estamos en ello. No te desesperes. Solo puedo decirte que es algo poco visto, pero de gran maravilla en el mundo de los usuarios Elements. —Frunzo el ceño, confundida—. Ya puedes hablar con animales, Allison. Eso significa que rompiste la barrera natural. Es como... una segunda habilidad escondida, ¿entienden?

—¿Eso es posible?

—Es magia muy antigua, Chris. Hasta hace un mes, Allison fue capaz de formar "Maximun" de tonalidad violeta y a pesar de su debilidad, fue capaz de hablar con el dragón. Y si ustedes son inteligentes, también lo intentaría. Presiento que esto no ha terminado.

—Yo pienso igual. A pesar que el laboratorio ya está completamente destruido, siento como si algo se me estuviera escapando.

—Por ahora, disfruten del presente, estudien para pasar este condenado curso y esperemos que el resto del año sea pacífico.

—Profesor, no respondió nuestra pregunta —insisto.

Su resoplido me da un poco de gracia.

—Allison, querida, sé feliz durante veinticuatro horas. Descansa, sal con tu novio, disfruta lo que queda del día, juega con tus ardillas a lanzarle una rama o algo. —Pongo los ojos en blanco y él me toma de las manos—. Ten paz. Tu cuerpo lo requiere y tus amigos necesitan que estés quieta durante al menos doce horas. ¿Podrás mantener esa vena cotilla e impaciente por aventura tranquila?

—Lo intentaré —contesto con un murmullo y escucho el suspiro de alivio de Chris.

—Esa es mi chica. —Me guiña un ojo y salimos del laboratorio.

—¡Qué días tan agitados!

—Pero lo logramos. —Entrelazamos nuestras manos—. Salvamos... Salvaste el mundo nuevamente y estoy muy orgulloso de ti, pequeña.

—Lo hicimos juntos, entrenador.

—Pero tú fuiste la que descubriste el nexo entre los almacenes y Thiago, aunque debo decirte que lo de Alice me dejo un poco atontado. Le pregunté por el pendiente y no es de ella.

—Dejemos eso y pensemos en cosas felices como dijo el profesor. —Sonrío y besa la punta de mi nariz.

—¿Y en qué estás pensando?

—En tu cumpleaños. —Su mirada se oscurece y eso me preocupa—. ¿Qué ocurre?

—Voy a cumplir los 18, Allison. Amo a mi familia, pero todo se complicó cuando te conocí. Las ganas de vivir más tiempo y tener muchos recuerdos agradables no tenían sentido hasta que llegaste a mi vida. Yo... —Lo detengo, poniendo un dedo en sus labios.

—No pensemos en eso. Austin se regresa a Elements y buscará más información sobre los unicornios. Voy a arreglarlo. Tú, concéntrate en cuidarte y que nada te pase, ¿entendido? Del resto nos encargamos nosotros.

—No es solo eso, pequeña. —Suspira apesadumbrado—. Mi madre quiere hacer una fiesta en casa. No quiero obligarte a nada. Si no quieres ir, lo entenderé. —Cierro los ojos y él me abraza. Su olor a almizcle me relaja, pero no evito tragar en seco

Muchos recuerdos vinieron a mi mente. La fiesta, Alexa, mi vestido roto. Solo espero que los acontecimientos de los últimos días le hayan cambiado la mentalidad en cuanto a mí. Así que una idea resurge en mi cabeza y me aparto un poco, pero sin salirme de sus brazos.

—Solo iré si yo y las chicas nos encargamos de la fiesta.

—No creo que a mi madre le guste.

—Esa es la idea. Tú eres el cumpleañero y tú eliges. ¿Qué crees?

Sus ojos negros me analizan durante unos segundos.

—A ti te gusta molestar a la señora Gray, ¿verdad? —Esta vez me atrae por la cintura y sonrío.

—Después de la humillación anterior, necesito cobrármela de alguna forma. No te preocupes. Con un solo vistazo, entendí los gustos de tu madre y los de tu hermana. Pero el centro de todo es que tú disfrutes de tu día rodeado de las personas que quieres y amas.

—Eres muy especial, pequeña. Si un día me pierdo, solo tengo que seguir las estrellas.

—¿Y eso? Se escuchó hermoso.

—Porque ese fue el día en que te confesé mi amor en la Torre de Fuego bajo la lluvia de estrellas. ¿Recuerdas?

—Claro que sí. ¿Cómo olvidarlo? Es uno de los mejores recuerdos que tengo de nosotros. Ver suplicar al señor Gray por una oportunidad, era digno de ver.

—¿Suplicar? —Su carcajada no demora en llegar.

—Oh, por favor. ¿De verdad vas a negarlo por tu orgullo de macho alfa?

—Macho que se respeta, nunca aceptaría delante de nadie que suplicó por el amor de una chica. —Río a carcajadas y atrapo su rostro entre mis manos antes de besarlo.

—Estoy segura que a las chicas le gustará la idea. Tú solo déjamelo a mí.

Unos minutos después...

—¡Te volviste loca! —exclama Brenda y el conejo salta de su regazo—. ¿Cómo se te ocurre plantear semejante barbaridad?

—Allie, ¿en qué estabas pensando? —añade Lilith, temerosa, mientras acaricia la cabeza de Balton—¿Te das cuenta en el problema que nos metiste?

—Esta vez perdiste la cabeza —protesta la pelirroja, con los bazos cruzados en el pecho.

—Por favor, chicas, es un día especial para Chris y no quiero que Alexa imponga sus gustos por encima de él.

—En eso Allison tiene razón —Ginger sale en mi defensa.

—Los gustos de Alexa coinciden con los de Celine, pero los de madre e hijo son completamente opuestos —señala Tony.

Ambas ardillas se están recuperando velozmente. Todo gracias al suero de Isaac.

—Por esa razón, le propuse la idea a Chris.

—Más que proponerla, la impusiste —añade Ginger y resoplo—. No le diste opción. Tuvo que elegir entre tú y su fastidiosa madre. Que por cierto, esa hurraca es insoportable. —Todas reímos—. ¿Aguantarías un fin de semana cerca de ella otra vez?

—Tengo que hacerlo por él.

—No soporto a esa mujer.

—Brenda, solamente las personas de su misma calaña la aguantan, y su familia tiene que hacerlo por necesidad —comenta Tony.

—Puedes decir lo que quieras —añade la asiática mucho más molesta—. Que hayas salvado a Emma, no significa bajar la guardia. Mira lo que pasó con Alice. ¿Acaso ya olvidaste lo que esas brujas te hicieron en la fiesta anterior?

—Ya sé —digo derrotada—, pero recuerden que Alice estaba...

—Hechizada —dicen todos al unísono.

—Lo sabemos —recalca Tony—, pero eso no le quita la culpa.

—Es verdad, pero sigo creyendo que esos sentimientos y pensamientos fueron impuestos por alguien más —añado con seguridad.

—Lo encontraremos —reitera Lilith y me abraza—. Ya lo verás.

—Mañana nos dividimos el trabajo de la fiesta. —Las chicas comienzan a protestar otra vez—. Yo llevo un año con él, pero ustedes le conocen de toda una vida.

—El problema es que Christopher Gray ha cambiado tanto en el último año por ti que ya ni lo reconozco.

—Él sigue siendo el mismo de siempre, Talia —finaliza Brenda—. La diferencia está en que, desde que conoció a nuestra alocada amiga, ha surgido en él una nueva etapa que estaba oculta para todos.

—Muchas gracias por aceptar —digo sonriendo.

—Pero si no hemos dicho que sí —protesta la pelirroja.

—Pero tampoco se negaron —incito en tono juguetón y las protestas resurgen una vez más.

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