Desperté desorientada y asustada, no recordaba nada, estaba en un lugar oscuro, no se escuchaba ni un ruido a mí alrededor y no entendía cómo había llegado ahí.

Claro... Me desmaye, en algún punto de este agitado día me desmaye.

Salí de la habitación en la que me encontraba. Era de noche y estaba en un local de zapatos, escondida en la habitación que decía solo personal autorizado, trate de recordar todo, necesitaba concentrarme para no entrar en pánico, si había llegado hasta ahí era porque pasaba algo grave, muy bien aquí vamos.

*Me llamo Valentina.

*Tengo 16 años.

*Estoy en un centro comercial.

*Fui a estudiar en la mañana y luego de clases vine con mis amigas a comprar.

Mis amigas, ¿Dónde estarán?

Siento que tengo algo en mis labios, los toco y están llenos de sangre seca y por lo que puedo sentir, también tengo un ojo inflamado.

Empiezo a caminar afuera del local asustada de lo que pueda esperarme, pero para mi sorpresa no hay nadie, respiró con dificultad y me armo de valor para hablar.

— ¿Hola?... ¿Hola? Me llamo Valentina ¿Hay alguien ahí?

Nadie responde, todo es silencio, un silencio sepulcral. Me asusto y empiezo a correr, no tengo claras mis ideas, no sé qué hacer.

Sin pensar llego al food court del centro comercial, no hay electricidad, todo está oscuro, mi única ayuda es la luz de la luna, es una noche despejada. Me siento cerca del juego infantil y comienzo a llorar, no puedo creer que todavía no recuerdo nada y no encuentro a nadie, esto parece irreal, me siento tan sola y derrotada por el cansancio.

Después de un rato me levanto y busco un lugar donde haya comida, pero todo está en el suelo arruinado; como si una estampida hubiera entrado al centro comercial y arrasó con todo a su paso.

Mi cuerpo ya no me responde estoy agotada, sin poder evitarlo caigo sentada en el suelo en medio de mesas y sillas tiradas por todos lados pero ya no puedo más soy una persona muy débil y necesito dormir.