Aquel fue un día de suerte aún sin saberlo como
sin pensarlo y sin planearlo de pronto tuve en mis
manos la oportunidad de recorrerte toda, boleto viaje redondo sin límite de escalas, sin límite de tiempo, decidí aprovecharlo todo. Nervioso como un chiquillo abriendo el regalo ansiado pensando cómo comenzaría mi viaje por tu cuerpo decidí que comenzaría sin prisa acariciando tu rostro
y enredando mis dedos entre tus negros cabellos.
En la media luna de tus párpados deposite mi primer beso haciendo una breve escala en la tersura de tus
pómulos para después llegar más relajado a tus
carnosos labios mirando el resplandor despedido por tus ojos entrecerrados. En tu boca me detuve para saborear todas sus delicias fue su sabor y su aroma lo que despertó las ansias en mi cuerpo y sin pausas continuaba viajando cada minuto con más prisa imaginando lo que me esperaba al final de mi recorrido. Después de tu cuello y tus hombros, hambriento arribe a tus senos al verlos tan apetitosos, comencé a saborearlos con ansias mi boca, mis labios y mi lengua trataba de saciarse
golosos pero aumenta mi apetito entre más que los
devoraba. Mis dedos intentaban temblorosos descubrir tu total belleza y se estremeció mi cuerpo al sentir la tibieza y suavidad de tu torso
deteniéndose por mucho tiempo en las curvas de tus
caderas continuando desnudándote hasta poder contemplarlo todo. Una breve escala técnica fue la excusa para poder admirarte, tu piel y tus curvas ante mí esperando ser exploradas no pude resistirme y comencé a acariciarte de frente nuestras ganas de hacer el amor, completamente liberadas.
Ya acostados aceleramos el ritmo para seguir con el
viaje los mordiscos en los labios también se hicieron
presentes de vez en cuando paraba para admirar el hermoso paisaje y volver a recorrerte toda, sintiéndote cada vez más ardiente. Otra escala en tu cintura y más abajo de tu vientre en tus caderas mis manos, por debajo de tu espalda, por detrás rozando tus muslos, acercándome por delante a ese lugar jugoso y tibio donde esperabas que yo llegara.
Ya no hubo retraso alguno, el viaje siguió sin escalas al llegar a mi destino, te entregue lo que deseabas después de una breve pausa continuamos el regreso
el cual fue sin sobresaltos, con más caricias y más
besos.