Soñé que me despertabas por la madrugada, tus labios en mi cuello, tus dedos en mi pecho, la tibia piel de tu muslo rozaba mi pierna, muy cerca de mi oído tu cálido aliento.
Soñé que mi sangre se encendía de deseos
al respirar el olor natural que despide tu cuerpo
como un desquiciado te llenaba de besos, mis manos ávidas y temblorosas te recorrían por completo.
Soñé que tus orgullosos senos se erguían erectos los veía balancearse con un ritmo semilento,
tus caderas locas se agitaban sin receso tratando de extraer la savia que para ti conservo.
Soñé que explotamos los dos al mismo tiempo intensamente, abundante, cálido y denso después abrazados, exhaustos, sonriendo satisfechos dormimos unidos después de un tierno beso.