IX
Tiempos difíciles se acercan con apuro
Un presagio inevitable sin ánimo de embrujo
Elige bien a tus aliados más cercanos
Aunque quieras apartarlo de tu lado
Esa misma tarde, Victoria convocó a una reunión de emergencia con los consejeros, algunos Guardianes y los Príncipes, el motivo ya lo conocían todos, era la noticia más sonada en todo Realbar.
Se realizaría en la bóveda Real, una estancia acogedora iluminada por los gigantescos candeleros aunque lucía bastante lúgubre dada la atmósfera actual. En la mesa redonda de madera se hallaba primeramente la monarca, la cual lucía ojos cansados y rostro sin brillo, como aquella que había estado llorando sin parar. A su derecha estaba Cristiano, quien conservaba su seriedad de siempre en combinación con altos niveles de preocupación. Neymar no estaba presente, su lugar era ocupado por Lady Catalina, la madre de Victoria y su consejera de más confianza, la cual había venido desde su residencia en las afueras apenas supo de la noticia.
También estaban Iker Casillas, Pepe y el viejo Robin, los custodios principales de la Reina y los Príncipes, y otros Guardianes invitados en representación de las diferentes divisiones: Guardiola, por parte de la Azulgrana, y Zinedine Zidane, por parte de la Merengue. Florentino Pérez y Josep Bartomeu, miembros importantes de la cámara de consejeros, eran los que completaban el círculo.
Todos guardaban silencio, a la espera de que hablara la regente, pues, era tradición que la Reina siempre empezase las reuniones, no obstante, en vista del estado de ánimo en el que se encontraba, Cristiano asumió la apertura.
- Bien, estamos reunidos aquí, a petición de la Reina Victoria I, para tratar un tema de suma importancia para el reino de Realbar –dijo Cristiano, mirando a su madre, la cual asintió para que continuase con su discurso- Como es sabido, el Duque Da Silva, miembro fundamental de nuestra familia, y varios de nuestros valientes Caballeros y Guardianes, fueron atacados en su camino hacia Aletisea.
Las reacciones fueron muy diversas entre los presentes: Lady Catalina le daba palmaditas de consuelo a su hija, Iker bajaba la cabeza con tristeza, Bartomeu y Guardiola expresaban preocupación, mientras Florentino y Pepe montaban en cólera.
- ¡Qué barbaridad, de verdad! –intervino Florentino con enfado, aunque luego suavizó su tono para dirigirse a Victoria- Lamento mucho lo que sucedió mi Reina, ¿cuál es el estado del Duque?
- Él está bien... -contestó la monarca con voz lánguida- Los médicos pudieron tratarlo a tiempo y, por suerte, la herida no era tan grave.
- Estará de vuelta muy pronto, Majestad, ya lo verá –dijo Bartomeu, sonriendo levemente- En cuanto a los escoltas, ¿cuántas bajas hay?
- Seis Guardianes caídos de los ocho que se fueron, cuatro de ellos aletiseanos, de los que cuidaban al Rey Alberto... –prosiguió Cristiano- Sólo dos Guardianes realbareanos sobrevivieron, Sergio Ramos y Andrés Iniesta, ambos recibieron heridas y están en revisión ahora mismo.
- Son demasiadas bajas... Esto es muy malo –dijo Bartomeu con nerviosismo.
- ¡¿Cómo pudo pasar algo así?! –expresó Florentino con indignación- No ha habido una invasión desde hace años, y ahora sucede una en nuestras propias narices sin que nos demos cuenta.
- ¿Qué sabemos de estos invasores? –intervino Guardiola, tratando de analizar toda la situación.
- Los reportes indican que llevan allí varios meses –aclaró Iker.
- En ese caso, ¿por qué atacaron en este momento? –preguntó Guardiola, concentrándose en los hechos.
- ¿Qué quieres decir? –expresó Florentino- ¡Un ataque es un ataque! Sin importar el momento.
- No me refiero a eso –prosiguió el Guardián con tono incisivo- Dicen que llevan varios meses allí, lo que quiere decir que estaban cuando el Rey Alberto y su familia vinieron a Realbar...
- Y pudieron haberlos atacado a ellos también –completó Zidane.
- Exacto.
- Pero no lo hicieron –intervino Catalina- Quiere decir que, posiblemente, los invasores no fueron quienes atacaron... Pudo haber sido un grupo de bandidos...
- Según el Rey Alberto –habló Cristiano- Ellos fueron quienes atacaron.
- Pero, Majestad –vociferó nuevamente Zidane, alzando una ceja con suspicacia- Aquí entre nos, no creo que la palabra del Rey sea muy confiable... Es decir, ¿acaso no es su tarea encargarse del control de la frontera? ¿Cómo es posible que tengamos invasores precisamente en esta zona?
- El Rey Alberto ya aclaró ese asunto con nosotros Zizou –respondió la Reina con voz débil- No hay por qué dudar de su palabra.
- Cómo usted diga, Majestad –dijo Zinedine con una pequeña reverencia- En ese caso, lo que nos queda es mandar una comisión que se encargue de patrullar la frontera, fortalecer nuestras defensas nos resguardará de posibles ataques.
- Estoy completamente de acuerdo con eso –le apoyó Cristiano- Por favor Zizou, convoca de inmediato una tropa con varios Caballeros del Oeste, los que consideres necesarios, para que patrullen la zona, además, quiero que investiguen bien la situación, si esos invasores son tan peligrosos como parecen quiero saber quiénes son, de dónde vinieron y qué andan buscando por estas tierras... Todo eso quiero saberlo a la brevedad posible y con la mayor discreción.
- Con gusto, Majestad –contestó el Guardián merengue con otra reverencia.
Esa parecía una buena solución para tratar el tema del ataque, con la que todos los miembros de la mesa estaban de acuerdo, era la única acción posible que podrían tomar ante tantas incógnitas que se le presentaban y las que, según Cristiano, sólo apuntaban a un sospechoso, contra el cual no podía hacer nada dada la negativa de su madre a darse cuenta de que su primo no era de fiar.
Pensó que con esta propuesta y el consenso conjunto del público presente había terminado la reunión, no obstante, la Reina tenía otra cosa en mente.
- Aún falta discutir el tema del resguardo de la familia Real –dijo Victoria.
- De eso no se preocupe Majestad –contestó Zidane con una sonrisa- Hemos dispuesto de varios Caballeros para que custodien al Duque mientras sus Guardianes se recuperan.
- Eso está muy bien Zinedine, lo felicitó por ello –le dijo Cristiano al tiempo que el Guardián merengue le hacía otra pequeña reverencia.
- ¿Qué hay de los demás miembros de la familia Real? –volvió a preguntar Victoria, ante la sorpresa de todos los presentes.
- ¿A qué se refiere, mi Reina? –preguntó Iker confundido.
- No me malentiendan... -suspiró la monarca- Considero que tenemos a los mejores custodios del mundo, pero no podré dormir tranquila sabiendo que hay personas allá afuera que quieren hacerle daño a mi familia, tengo que tomar medidas al respecto y, por eso, he decidido dar la orden de triplicar la vigilancia en todo el castillo, incluyendo la de los miembros de la familia Real.
Esa sin duda fue una noticia que sorprendió a todos, incluyendo a Cristiano quien, aunque entendía que la seguridad de su familia estaba en riesgo, consideró que esta medida era un poco exagerada.
- ¿Triplicar la seguridad mi Reina? –agregó Florentino rascándose la barbilla- No hay suficientes Guardianes para ello.
- Entonces convoquen a los miembros de las Caballerías –decretó Victoria, lo que hizo que los consejeros pusieran sus ojos como platos.
- Pero eso va en contra de la tradición... -intervino Bartomeu- Son los Guardianes quienes deben hacerse cargo del castillo, no los Caballeros menores... Y la disputa ceremonial es dentro de dos meses.
- Sólo es una medida provisional –aclaró Victoria- Al menos hasta que ocurra la disputa... Con respecto a sus inquietudes, sí, sé que colocar a Caballeros menores en lugares que corresponden a Guardianes es una medida anómala, sin embargo, creo que la situación lo amerita.
- Madre –intervino Cristiano- Considero que es una medida bastante drástica, Bartomeu tiene razón, los Caballeros menores no están lo suficientemente preparados para...
- ¡Estamos en riesgo, hijo! –interrumpió la monarca con evidente desesperación, lo que enmudeció totalmente a los presentes, después de unos segundos, cuando se dio cuenta de su tono de voz, dio un breve suspiro y recuperó la formalidad- A un miembro de nuestra familia lo hirieron hoy... No permitiré que eso le pase a otro... Entiendo que es contra la tradición, pero también entiendo que, como Reina y, principalmente como madre, debo proteger a mis hijos, y si esta es la única opción, pues, que así sea.
Todo el mundo volvió a guardar silencio tras esta intervención, Cristiano miraba a su madre y, aunque en el fondo seguía considerando exagerada esta medida, no tuvo más remedio que aceptarla, al fin y al cabo, nunca iba lograr convencerla de lo contrario.
- En este caso, ¿qué criterios usará para escoger a los nuevos custodios? –intervino Florentino.
- La elección no dependerá sólo de mí –aclaró Victoria- Tengo ante mí a varios de los mejores Guardianes que ha visto Realbar, ellos me ayudarán a decidir... Guardiola, Zidane, ustedes conocen las Caballerías mejor que nadie, saben de primera mano qué Caballeros cumplen con un buen perfil, así que confío plenamente en su criterio... Y, además, cuento con la grata presencia de Iker, Pepe y Robin, nuestros Guardianes principales, ellos nos asesorarán en la decisión.
- En lo personal, considero que es un honor ayudarla con esta elección –vociferó el viejo Robin a lo que los otros Guardianes asintieron con la cabeza.
- Excelente –volvió a decir la Reina- Empecemos entonces... Zidane, ¿hay alguien dentro de las filas merengues que consideres que esté a la altura de los puestos?
- Tengo varios nombres en mente... Para usted, mi Reina, podría recomendar a Toni Kroos y a Luka Modrić, ellos son muy talentosos y han sido de los mejores patrullando el Oeste... Para el príncipe Cristiano, propondré a Gareth Bale y a Casemiro, dos excelentes Caballeros que estoy seguro que harán un buen trabajo –Cristiano asintió, él los conocía bien, había entrenado con ellos cuando era más joven- Y para el príncipe Neymar, propondré a Isco Alarcón y a Marco Asensio, son talentosos y bastante jóvenes, apuesto que se llevarán muy bien.
- Muy bien, aprecio sus sugerencias Zinedine –prosiguió la Reina- Ahora, Guardiola, ¿qué puede decirme de la división azulgrana? –Cristiano se tensó en ese momento, esperando que el Guardián no dijera aquel nombre...
- Pues, al igual que mi homólogo merengue, también tengo unos cuántos nombres en mente –vociferó el Guardián haciendo un ademán con la mano- Para usted, Majestad, propongo a Carles Puyol y a Javier Mascherano, son valiosos elementos con amplia experiencia y dedicación absoluta... Para el príncipe Neymar recomendaría a Marc André Ter Stegen e Iván Rakitić, son muy buenos guerreros y, así como lo sugirió Zidane, también son jóvenes y se van a llevar bien... Y, por último, me complace en presentarle mis propuestas al príncipe Cristiano que, en lo personal, siento un gran aprecio por estos chicos, por su talento y su desempeño dentro de la división azulgrana... –"Por favor, no digas lo que creo que vas a decir...", pensó Ronaldo con nerviosismo- Sus nombres son Luis Suárez y Lionel Messi, y estoy seguro de que le van cuidar bien.
"Demonios... lo dijo", pensó Cristiano tratando de reprimir su respiración agitada, no podía creer que estaba reaccionando de esa manera ante una simple mención.
- ¿Messi? –preguntó Catalina con curiosidad- ¿Eso no es el chico que Cristiano encontró bajo la lluvia? ¿El que solía jugar con él? –"Si, gracias por recordármelo abuela...", pensó Ronaldo.
- Sí, madre, ese es –concluyó Victoria- Pero él estaba en la guerra, no sabía que había vuelto... Es una buena noticia, ¿verdad Cristiano? –el príncipe apenas miró a su madre mientras asentía nerviosamente, deseando que no se le ocurriera ninguna loca idea a su progenitora que le pusiera en una situación incómoda (y por incómoda se refería a cualquier cosa que tuviese que ver con Messi)
- He oído hablar de él... -ahora intervino Bartomeu- ¿Acaso ese no fue el muchacho que salvó a los niños en el incendio de hace unos días?
- El mismo –afirmó Guardiola con orgullo.
- ¿Era él? –preguntó Zidane sorprendido, a lo que Guardiola volvió a confirmar- Me enteré de ese incidente... Vaya que hicieron un trabajo extraordinario, los felicito.
- No entiendo, ¿de qué están hablando? ¿Hubo un incendio? –preguntó Victoria un tanto confundida.
- Así es, Majestad –narró Bartomeu- Hace unos días ocurrió un incendio en una de las carpas de los gitanos, una que pertenecía a un... ¿cómo se llama?... ¿pirotécnico?... Creo que así es... En fin, toda la tienda estaba envuelta en llamas y los hijos del gitano quedaron atrapados dentro y fueron rescatados por los Caballeros azulgrana que estaban de guardia esa noche... Según cuentan los reportes, uno de estos Caballeros, que ahora me estoy enterando de que es este tal Messi, rescató a dos niños de las llamas, sacándolos a cuestas y poniéndolos a salvo con sus padres.
- ¡Qué valiente! ¡Una hazaña impresionante! –expresó Victoria con admiración.
"Sí... impresionante... ", pensó Cristiano compartiendo la misma admiración que su madre y, sin querer, dejando escapar una pequeña sonrisa.
- Disculpen si interrumpo esta plática –intervino Florentino- Pero mi Reina, considerando las opciones que ambos Guardianes le han presentado, ¿ha tomado alguna decisión?
- De hecho sí –afirmó Victoria- En cuanto a mí, dado que confío plenamente en los nombres que habéis mencionado, he decidido seleccionar a uno de la división merengue y a otro de la azulgrana. Dejo la elección de estos hombres en sus manos, Guardianes, claro, si estás de acuerdo con eso, Iker.
- Absolutamente de acuerdo, Majestad –expresó Casillas con una pequeña reverencia.
- En cuando a mis hijos... –continuó la monarca- Me inclino más por la oferta de Zidane con respecto a los jóvenes Alarcón y Asensio para el cuidado de Ney... Y para Cristiano, creo que la propuesta de Guardiola es inmejorable, no sólo estamos hablando de valientes guerreros, sino también de alguien a quien conozco desde que era un niño y que en ese tiempo hizo buenos lazos de amistad con mi hijo, así que me decanto por esa opción.
Las manos de Crisiano empezaron a sudar, es decir, ¡iba a tener a Messi como protector! ¡A Messi! ¡Al que se suponía no quería volver a ver en su vida! Un escalofrío recorrió su cuerpo, como si algo lo hubiese espantado a tal punto que su corazón palpitase a mil por hora; se imaginó cada posible escenario, al fin y al cabo, Leo sólo fungiría como protector designado hasta que se realizara la próxima disputa ceremonial, la cual sería dentro de dos meses, un tiempo bastante corto en realidad, un tiempo en el que podría hacer el "esfuerzo" por soportar su presencia.
En teoría esta sería un buena idea, no obstante, Cristiano entendía que Messi también podría participar en dicho torneo y, conociéndolo como lo conocía, no tenía la menor duda de que obtendría el título de Guardián sin ningún problema y, con esto, podría quedarse en el puesto de custodio de forma permanente, o sea que tendría que estar bajo su protección hasta el momento de su retiro y/o muerte, y sólo Dios sabía cuánto iba durar eso... En ese instante una idea se formó dentro de la mente del príncipe, una que repelía completa y absolutamente esta designación, no quería tener a Leo tan cerca, de sólo imaginarlo su cabeza se atiborraba de tantas emociones que le generaban un fuerte dolor, y era algo que no estaba dispuesto a soportar... Así que tenía que pensar en una escapatoria y tenía que hacerlo rápido.
- ¿Están de acuerdo con esta decisión? –preguntó Victoria a los presentes para ver si respaldaban su elección, la mayoría dio su consentimiento... Excepto uno...
- Madre, no estoy de acuerdo con esta decisión –dijo Cristiano, ante la expresión confundida del público.
- A ver, hijo, ¿en qué no estás de acuerdo? –preguntó la Reina alzando una ceja, desconcertada ante la negativa de su hijo.
Los nervios de Cristiano incrementaron nuevamente, ¡¿qué argumentos válidos podría mostrar para que rechazaran la idea de colocar a Messi como su protector?! No podía decirles la verdad, que él todavía seguía enojado con Leo por irse durante doce años, para eso tendría que explicar la razón de su furia y... bueno... Él aún no estaba listo para admitirlo, y menos ante alguien externo, así fuese de su propia familia.
- Cristiano, te hice una pregunta, ¿por qué no estás de acuerdo con esta decisión? –volvió a preguntar la Reina en vista de la falta de respuesta de su hijo.
- Bueno... Yo... -"Vamos Cristiano, piensa en algo...", se decía a sí mismo, tragando saliva ante la mirada expectante de los presentes- Yo... Considero... eh... es decir... -de acuerdo, tanto balbuceo en él no era normal, y debía controlar sus nervios antes de que empezasen a notar algo raro, aunque podría escudarse en la premisa de sólo ser un joven perturbado por la casi pérdida de otra figura paterna... "Un momento... Joven... Juventud... ¡Lo tengo!", pensó con júbilo- Yo... No estoy de acuerdo con la propuesta de los nuevos custodios de mi hermano Neymar.
- ¿Ah sí? –preguntó su madre extrañada, alzando una ceja, pensando a su vez que su hijo estaba actuando muy extraño, pero antes de que pudiese retomar la palabra, Cristiano argumentó su posición.
- No me malentiendan, aprecio tremendamente sus propuestas y, en lo personal, no dudo del talento de los jóvenes Alarcón y Asensio... Sin embargo, dada la situación anómala que estamos viviendo, hemos de requerir personal con cierta experiencia para lidiar con este tipo de circunstancias, por lo que quizás esta elección no sea la más adecuada dada la juventud de ambos Caballeros.
- No lo había pensado así Majestad... -intervino Zidane- Pero sí, tiene razón, para casos como este lo ideal sería contar con personal altamente preparado.
- Así es –prosiguió Cristiano, visiblemente más relajado- Y, ahora que entienden mi posición, propongo entonces que se le asigne a mi hermano Caballeros con más trayectoria... De hecho, planteo además que esos mismos Caballeros sean lo que se me acaban de asignar, es decir, tenemos el factor de que son unos valientes elementos y que uno de ellos cuenta con el especial estima de la familia, así que no veo ningún problema que sean ellos los encargados de custodiar a Neymar, aparte, considero que le sería de gran ayuda al Guardián Robin, claro, si usted lo considera así.
- Desde luego –intervino Robin con una sonrisa bonachona- Todos aquí saben que no falta mucho tiempo para mi retiro, estoy seguro de que estos Caballeros le van a dar una buena ayuda a este viejo –rió.
- ¿Cuál es su opinión, mi Reina? –preguntó Guardiola.
- Bueno, no lo sé... -dudó Victoria, a lo que Cristiano contestó prontamente.
- Es una buena opción, madre, yo estaré bajo el cuidado de Bale y de Casemiro, he visto la gran calidad que tienen y, además, pienso que Pepe se sentiría más cómodo trabajando con miembros de su misma división... Neymar va estar en buenas manos, Messi lo conoce prácticamente desde que era un bebé, ¿quién mejor que él para cuidarlo?
La monarca volvió a guardar silencio mientras reconsideraba su decisión, por lo que Ronaldo no pudo evitar volver a sentir nervios, al fin y al cabo, la última palabra la tenía la regente, sólo esperaba haberla convencido.
- Bueno, si lo dices así... Está bien, creo que me inclinaré por esa opción –decretó Victoria a lo que Cristiano dejó escapar una sonrisa triunfante- Que se ejecute la orden entonces... Zidane, Guardiola, manden a llamar a los Caballeros para que vengan a palacio de inmediato... Pepe, Robin e Iker, deben estar en la entrada para recibirlos e indicarle las instrucciones... Si eso es todo, entonces, doy por terminada la sesión... Gracias por venir.
En ese momento los Guardianes mencionados se levantaron de sus asientos y, después de una reverencia, abandonaron la estancia, el mismo proceso fue repetido por los dos consejeros unos segundos después, dejando en la bóveda a Victoria, Catalina y a Ronaldo, el cual ya se hallaba mucho más tranquilo que hace unos minutos.
Hubo un silencio momentáneo, al parecer todos estaban distraídos por la vista del incipiente cielo nocturno a través de la ventana, extrañándose al mismo tiempo por la extensa duración de la reunión.
- Bueno, si me disculpan, iré a ver a Ney –dijo Cristiano, levantándose de su asiento- Alguien tiene que avisarle las últimas noticias.
Tanto Catalina como Victoria asintieron y, entonces, el príncipe abandonó el recinto. Tomó rumbo hacia los aposentos del Duque, Neymar había permanecido allí desde la mañana, se encontraba en muy mal estado, perturbado porque estuvo a casi nada de perder a su padre. Cristiano sentía compasión por su hermano, nadie mejor que él sabía lo que era perder a un padre, y no quería que Ney pasara por la misma experiencia.
Debía prepararse mentalmente para hablar con él, sabía que tenía que ser lo más delicado posible y explicarle todo de forma simple, en especial la nueva orden de triplicar la seguridad, cosa que pensaba que no iba a ser de su agrado, era bien sabido el "desprecio" que profesaba hacia los Guardianes.
Tocó la puerta de la habitación del Duque, pasando primeramente por los custodios que se hallaban en la entrada, una vez adentro su corazón se estrujó de tal manera que estuvo a punto de derramar algunas lágrimas, se podía distinguir a un muy herido Duque acostado en la cama, vendajes cubrían la herida en su brazo, algunos moretones se asomaban en su rostro, sus ojos estaban cerrados y su respiración era fuerte y dificultosa. Sentado al pie de la cama se encontraba su hijo, sus manos se apoyaban en la de su progenitor mientras lo veía dormir, con ojos cansados y rojos de tanto llorar. Cristiano tragó saliva ante tal escena, deseando poder evitarle a su familia tanto sufrimiento.
- ¿Ney? –expresó Ronaldo en voz suave, aproximándose a su hermano y posando su mano sobre su hombro.
- Cris... Hola... No me di cuenta de que habías entrado –dijo el menor con voz entrecortada a la vez que miraba a través de la ventana- Cielos, ¿en qué momento se hizo de noche? He pasado mucho tiempo aquí... Lamento haberme perdido la reunión.
- Está bien, no te preocupes por ello... ¿Cómo está nuestro padre?
- Los médicos dicen que estará bien... Que tuvo suerte de que la herida no estuviese infectada... -suspiró Ney- No me gusta verlo así, Cris.
- A mí tampoco Ney, a mí tampoco... Pero ya vas a ver que se pondrá bien.
Neymar le dirigió una mirada esperanzadora y una ligera sonrisa, acto seguido, éste se puso de pie y ambos abandonaron la habitación, dándole espacio a su padre para durmiera tranquilo.
Cristiano miraba a su hermano mientras caminaban por el pasillo, esperando el momento adecuado para abordar las deliberaciones que quedaron tras reunión... En el fondo sabía que su reacción no iba a ser la mejor...
* * *
La noticia del atentado contra el Duque había llegado hasta las Caballerías y todo el mundo estaba más que alerta, se habían dispuesto varias comisiones que debían rotar cada cierto tiempo para mantener la calma dentro del Reino, no podían correr ningún riesgo y dejar que la zozobra inundara a la población, eso sólo traería consigo mucho más caos.
Esa noche, Leo regresaba a las Caballerías junto a Luis Suárez y Carles Puyol una vez que su comisión finalizó con su tarea, había sido un día muy agitado, alarmas sonaban por todos lados, algunas productos de rumores y noticias falsas que no hacían más que atemorizar a los pobladores. En fin, los tres Caballeros se adentraron en la bóveda azulgrana para rendir su descanso antes de la próxima rotación.
Suárez y Puyol aprovecharon de servirse un poco del guiso que había quedado de la hora de la cena, mientras Leo sólo bebió un poco de agua y se sentó junto al fuego de la chimenea, no tenía nada de apetito y, ciertamente, se hallaba muy afectado por la noticia del atentado, conocía al Duque y sabía que era un buen hombre que no merecía lo que le pasó y, sobre todo, le dolía imaginar lo mucho que la familia Real estaba sufriendo, en especial Cristiano y Neymar, quienes estuvieron a punto de perder a su padre.
- Vamos Leo, ven a comer algo –insistió Luis desde la mesa al tiempo que se metía un enorme bocado a la boca.
- Es verdad Leito –agregó Carles- Debemos cumplir una nueva jornada dentro de unas horas y necesitarás energía.
- Lo sé chicos, es sólo que no tengo hambre –dijo Leo con desgano, volviendo a fijar su mirada en el fuego.
En eso, un muy agitado Gerard Piqué apareció en la bóveda, jadeando como si hubiese recorrido muchos kilómetros.
- Geri, ¿qué te pasa? ¿Por qué vienes así? –preguntó Carles extrañado, a lo que ojiazul tomó una bocanada de aire.
- Los estaba buscando por todos lados... Es Guardiola –suspiró por el cansancio- Ha mandado a llamarlos... Dijo que deben ir a verlo a palacio... ¡Pero ya!
Y así sin más, los tres Caballeros abandonaron la estancia con la velocidad de un rayo, dejando todo lo que estaban haciendo para dirigirse a los establos, montar sus caballos e irse al castillo para encontrarse con el Guardián.
Durante el recorrido, Leo no podía dejar de pensar en por qué Guardiola requería de su presencia, su mente de inmediato imaginó lo peor, quizás el atentado había sido una propuesta de guerra y, ahora, debían pelear en ella, justo cuando acababan de volver de otra, sólo que en esta ocasión, el pequeño Caballero no tendría un motivo para regresar, dado que la única razón que había tenido le había dicho en su cara que no quería tener nada que ver con él.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando llegaron al castillo, siendo recibidos en el patio delantero por el propio Guardiola y Zinedine Zidane, un Guardián merengue bastante reconocido en los últimos años, a su lado se encontraban Luka Modrić, Casemiro y Gareth Bale, este último se sorprendió en cuanto vio a Messi sólo para después dirigirle una de sus tan características miradas de desprecio que el pequeño ya conocía muy bien, suponía que aún no había superado el hecho de que le hubiese vencido con tanta facilidad aquel día que se conocieron.
- Qué bueno que al fin llegan –comentó Guardiola al tiempo que los recién llegados descendían de sus caballos y se reunían con el resto del grupo, ahora los Guardianes se dirigirían a los seis Caballeros en cuestión.
- Los hemos mandado a llamar por una importante razón –comentó Zidane- Como ya deben saber, apenas hace unas horas, el Duque Da Silva fue víctima de una emboscada en la que fue herido gravemente y que, por ende, tal acontecimiento ha sido tomado como un llamado de emergencia. Es nuestro deber, como Guardianes y Caballeros de Realbar, brindar protección tanto al Reino como a la familia Real, bien lo dice nuestro lema: "Proteger al Reino, proteger al Inocente, proteger a la Corona".
- Por tal motivo, la Reina ha mandado a triplicar la seguridad dentro del castillo –prosiguió Guardiola- Lastimosamente, en estos momentos, no contamos con la cantidad suficiente de Guardianes para cumplir con esta demanda y, en vista de que la próxima disputa ceremonial se celebrará dentro de dos meses, la Reina ha decidido nombrar a algunos Caballeros como custodios provisionales de los miembros de la familia Real... Y es por eso que están aquí, ustedes son los responsables de llevar a cabo esta tarea.
En ese momento los ojos de los Caballeros se agrandaron de la emoción, algunos incluso esbozaron unas pequeñas sonrisas, no cabía duda que esta acción bien podría equivaler a un ascenso en sus funciones, en el caso de Leo, él sentía cierto nerviosismo, es decir, sabía que no era una medida permanente, pero al menos estando en el castillo podría estar cerca de Cristiano y podría tener más oportunidades de arreglar las cosas y, quien quitaba, si él fuese su Guardián o, en este caso, "custodio provisional", estaría habilitado para estar junto a él todos los días, para resguardarlo y protegerlo, cosa que, de una u otra forma, podría compensar el tiempo que pasó lejos de él, o al menos era lo que el pequeño Caballero pensaba y que le llenaba de una renovada esperanza que pensó que había desaparecido tras ese desafortunado encuentro en el pasado banquete.
- Bueno, no se alegren mucho –retomó la palabra Zidane- Aún no son Guardianes ni nada por el estilo, esto es sólo una medida temporal hasta que se dé la disputa ceremonial y se seleccionen nuevos Guardianes.
- En fin, dos de ustedes estarán a cargo de un miembro de la familia en específico y tendrán que acatar las órdenes de los Guardianes principales –vociferó Guardiola- Carles y Luka, ustedes estarán a cargo de la reina Victoria, bajo el mando de Iker Casillas –al decir esto, tanto Puyol como Modrić se acercaron y estrecharon sus manos.
- En cuanto a los demás... -retomó Zidane- Gareth y Casemiro protegerán al príncipe Cristiano, mientras que Lionel y Luis estarán a cargo del príncipe Neymar, bajo la supervisión de los Guardianes Pepe y Robin, respectivamente.
Al oír esas designaciones, Messi no pudo evitar sentirse un poco decepcionado, no porque le desagradara tener que cuidar a Neymar (aunque, conociendo la reputación que tenía, de seguro iba a llevarse unos cuantos dolores de cabeza) sino porque él quería estar al lado de Cristiano, lo positivo era que, de todas formas, su lugar de operaciones iba a ser el castillo, por lo que estaría cerca de su amado.
Messi sintió una mirada burlona sobre él, una perteneciente a Gareth Bale, como si el hecho de que él estuviese a cargo de Cristiano fuese algún motivo de mofa para el pequeño, cosa que incrementó aún más su incomodidad.
- Y bien, esa son las nuevas noticias –concluyó Guardiola- Ahora deben ir adentro del palacio, en la entrada están los Guardianes principales, ellos les darán el resto de las indicaciones... Lo que nos queda ahora es desearles suerte y éxitos en su trabajo... No nos defrauden y háganlo bien.
- ¡Señor, sí señor! –exclamaron todos los Caballeros al unísono.
* * *
- ¡¿QUÉ?! ¡¿NO PUEDES ESTAR HABLANDO EN SERIO?! –gritó un muy enojado Neymar al enterarse de la decisión tomada durante la reunión de hace un rato.
- Así es hermano, te estoy hablando muy en serio –prosiguió Cristiano, tratando de sonar lo más calmado posible.
- ¡Es exagerado! ¡¿Triplicar la seguridad?! ¡Es demasiado! ¡¿Cómo permitiste que esto pasara?!
- Mamá estaba decidida a hacerlo, y sabes que cuando algo se le mete en la cabeza es muy difícil convencerla de lo contrario.
- Sí, eso lo sé... ¿Pero triplicar la seguridad? Entiendo que lo que le pasó a nuestro padre es algo bastante grave, pero considero que ha sido una medida totalmente desmedida... Además, según mis cuentas, no hay suficientes Guardianes para cubrir la demanda y la próxima disputa ceremonial es dentro de dos meses, ¿de dónde pretende sacar a seis Guardianes extra para esta noche?
- No lo hará... -dijo Cristiano, tomando un respiro, notando que ya se encontraban afuera de la habitación del más joven de los príncipes- Ha tomado la decisión de nombrar a Caballeros como custodios temporales, al menos hasta el día de la disputa.
- ¡¿QUÉ?! –volvió a gritar Neymar, esta vez con mucha más indignación- O sea que, aparte de tener que estar rodeado por tres molestos escoltas, también voy a estar al cuidado de unos principiantes que ni siquiera van a saber cómo hacer bien su trabajo.
- Cálmate Ney, ni siquiera sabes quiénes son...
- ¡Y NO ME INTERESA SABERLO! –gruñó de nuevo el más joven- Puedo decir con toda honestidad que este ha sido el peor día de mi vida... Primero lo de papá y ahora esto...
- Ahora tú eres el que está exagerando...
- No, no lo estoy Cristiano... No soy un bebé al que deben tener vigilado todo el día ni tú tampoco... Sabes lo mucho que me molesta todo este asunto de los Guardianes y ahora, para colmo, voy a tener tres... O, mejor dicho, a un Guardián y a dos novatos imbéciles que ni siquiera van a saber qué carajos hacer...
- Ellos sólo estarán por dos meses...
- Aun así... -vociferó Neymar con un suspiro para luego abrir la puerta de su cuarto- Yo... Debo despejar mi mente, pensar en otras cosas, hoy no ha sido mi día...
- Lo sé... No ha sido el día de nadie en realidad –le dijo Ronaldo tratando de animarlo.
Neymar forzó una sonrisa y se despidió con un lánguido "Buenas noches" al tiempo que cerraba la puerta de su habitación, acto seguido se tumbó en la cama y miró hacia el techo, sintiendo un cúmulo de frustración floreciendo en su interior, lo que causó que se desahogase con la almohada a punta de puñetazos, este día había sido muy duro para él, por un momento deseó que sólo se tratase de una pesadilla y que, al despertar, todo fuese como ayer, cuando su única preocupación real era alcanzar al león que tanto frecuentaba sus sueños.
De hecho, hizo el intento, recostándose en la almohada y cerrando los ojos con fuerza, pensando que con esta simple acción infantil podría retroceder en el tiempo, sólo que al abrirlos no cambió absolutamente nada y, más bien, se vio a si mismo distraído por una conversación que provenía del pasillo afuera de su habitación en la que, a su parecer, se trataba nada más y nada menos que del viejo Robin y sus nuevos custodios provisionales.
Neymar emitió un suspiro de evidente hastío, no entendía por qué su madre debía ser tan exagerada y por qué su hermano no hizo nada por impedir tal designación, no estaba dispuesto a tener tantos escoltas cuando, inclusive, él consideraba que no necesitaba el cuidado de ninguno de ellos.
No podía sopórtalo más, el rechazo mezclado con la frustración y el resto de las emociones experimentadas en el día se le revolvieron en el estómago, una sensación repentina de alejarse de aquel lugar lo embargó de repente, necesitaba olvidarse por un momento de lo que estaba pasando y relajarse, simplemente relajarse... Fue entonces que miró hacia la ventana de la habitación y supo exactamente lo que debía hacer a continuación...
* * *
Leo escuchaba en silencio las explicaciones del viejo Robin al tiempo que sentía cierta nostalgia por estar en aquellos pasillos de nuevo, aquellos pasillos que habían presenciado sus juegos infantiles con los príncipes, cuando correteaban, cuando perseguían el balón, cuando jugaban a las escondidas... Cuando la vida era tan simple...
Una vez que el viejo terminó de hablar, procedió a indicarle cuál sería su habitación, tanto Luis como Leo tendrían que compartir una pequeña récamara que yacía justo al lado de la del joven soberano, muy cerca de la del viejo Robin la cual, por cierto, era la misma en la que habían atendido a Leo el día que lo salvaron de la lluvia, que para él parecía ser el primer día de su vida dada su falta de recuerdos de su vida anterior.
De acuerdo a lo explicado por Robin, los tres se turnarían los turnos nocturnos para vigilar la puerta de los aposentos del príncipe y, en dado caso ocurriera alguna emergencia, debían actuar y despertar a los otros. Los tres consideraban que era una medida eficiente para brindar protección y, al mismo tiempo, estar lo suficientemente lúcidos en el trabajo.
En este caso, por designación del propio Robin, el primer turno le tocaría a Leo, quien debía cubrir el puesto hasta la media noche para luego ser reemplazado por Luis, a lo que ambos Caballeros estuvieron de acuerdo, no obstante, muy en el fondo estaban convencidos de que sólo era una excusa del viejo para dormir un poco más.
Finalizadas las indicaciones, cada quien tomó su respectiva posición, dejando a Leo solo, al frente de la habitación de Neymar, mientras Robin y Luis iban a sus habitaciones a guardar energías para sus próximas rotaciones.
Los minutos pasaban y Leo seguía en su puesto, sentado al lado de la puerta, alerta a su alrededor, tenía agarrado el mango de su espada en caso de que la tuviera que desenvainar de prisa, al fin y al cabo, cualquier cosa podía ocurrir dado el clima de incertidumbre que se vivía tras el atentado.
El silencio se hizo inminente, ni siquiera los grillos del jardín podían ser escuchados, ni pasos, ni respiraciones, ni ronquidos, ni nada en lo absoluto... Sólo silencio, una quietud tan inusual que despertó una alarma dentro del interior de Messi, una que no tenía fundamentos de ningún tipo y que lo obligó a tomar una posición defensiva. Sentía un ligero escalofrío en su pecho, como un presentimiento que, aunque no podía distinguir como algo bueno o algo malo, lo entendía como una señal de alerta.
Fue por ello que se dirigió a la puerta de Neymar, dudando por una milésima de segundo sobre si era apropiado que tocara la puerta a esas horas, no obstante, dicha duda fue callada por el presentimiento que sentía, el cual lo orilló a tomar acción y a presionar su puño repetidas veces contra la madera.
- ¿Neymar? –dijo en voz baja lo suficientemente audible para que el joven soberano lo escuchase.
El Caballero no obtuvo respuesta alguna por lo que, dejándose llevar por sus impulsos, empujó la puerta hacia el interior e ingresó deliberadamente a la habitación en donde confirmó sus sospechas al encontrarse con un montón de almohadas debajo de las sábanas, sin ningún rastro de la persona que debía estar debajo de ellas.
No entró en pánico, no había tiempo para eso, en su lugar analizó con detalle la situación y se preguntó dónde estaba Neymar, poniéndose en sus zapatos y pensando a dónde podría ir un adolescente a estas horas de la noche y, sobre todo, cómo se las había ingeniado para escapar de un castillo rodeado de Guardianes sin que nadie lo notase.
Se dirigió a la ventana de la habitación y miró hacia el exterior, pudo notar que había algunas rejas y enredaderas pegadas de los muros, así como unos cuantos ladrillos sueltos, por lo que no le fue difícil imaginar cómo alguien tan ágil y delgado como Neymar podría descender por ellos. Siguió observando, era casi como si pudiera recrear claramente todos los pasos que el soberano había dado, éste habría bajado hasta el patio trasero, de allí hubiese podido burlar a los Guardianes con facilidad, lo que no se explicaba aún era cómo había ido del castillo hacia los establos porque, claramente, para desplazarse a donde sea que fuese, debía acceder a algún caballo... Supuso que lo averiguaría después, por ahora, debía hacerse cargo de un asunto.
- Luis... Pss... Luis... -llamó Leo a la puerta de Luis, hablando en voz muy baja para no poner sobre aviso a Robin.
- ¿Leo? –contestó Luis bostezando- Disculpa... ¿Ya es medianoche?
- No, aún no... -contestó Leo, aún en susurros- Tenemos una situación... Por favor no te vayas alterar.
Y así sin más, Leo llevó a Luis hasta la habitación del príncipe, a lo que el pelinegro se alteró muchísimo.
- ¡Cielos Leo! ¿Y ahora qué vamos a hacer? -dijo Luis, muy, muy nervioso- Estamos en estado de emergencia y si el príncipe no aparece nos cortarán la cabeza... Yo odiaría perder la cabeza... ¡Amo mi cabeza!
- Luis, por favor, cálmate –vociferó Leo, en un tono de voz tranquilo.
- No... no puedo... Hay que avisarle a Robin... Hay que avisarle a todos... ¡Que suenen la alarma!
- Luis... No... Eso sólo sería peor... -volvió a decir Leo en voz relajada, mientras Luis se estaba hiperventilando- Esto es lo que vamos a hacer, tú tienes que permanecer de guardia frente a la habitación de Neymar y no debes dejar que nadie entre aquí. Yo iré a buscarlo.
- A... ¿A poco sabes dónde está? –preguntó Suárez con expresión dudosa.
- No, no lo sé... Pero podría averiguarlo... Sólo tengo que pensar a dónde iría si fuera Neymar, de hecho, hace un momento descifré cómo fue que salió de aquí.
- Entonces, ¿te crees capaz de encontrarlo?
- Puede ser... Haré mi mejor esfuerzo... Tú sólo cúbreme en la guardia, ¿sí?
- Qué más me queda por hacer –concluyó Luis con una risa nerviosa, al tiempo que se dirigía a la puerta- Encuéntralo, por favor, mi cabeza y yo te lo agradeceríamos mucho.
La puerta de la habitación se cerró y Lionel rió, pensando en lo dramático que podría llegar a ser su mejor amigo, acto seguido, se propuso repetir cada uno de los pasos que el príncipe había dado para salir del castillo, empezando por el descenso por la ventana, el cual no le tardó mucho, cuando menos pensaba ya estaba en el patio trasero.
Imaginó cómo sería estar en los zapatos de alguien tan sigiloso que no quiere ser visto por ningún custodio y que sólo busca un lugar a donde escapar y pasarla bien, pudo haber ido al pueblo, a una taberna o al mismísimo espectáculo de gitanos, pero eso no respondía su pregunta de cómo demonios había logrado acceder al establo sin tener que pasar por uno de los accesos claramente vigilados, siendo estos la única vía posible... "¿O tal vez no?", pensó por un momento, claro, eso debía ser, debía existir una vía alterna, Neymar no se arriesgaría a ser visto por algún Guardián y eso significaba que existía otro camino para acceder a los establos... Algún pasadizo secreto, quizás...
Cerró los ojos por un segundo, concentrándose intensamente en recrear la escena, era extraño cómo podía ver todo tan nítidamente, como si hubiese vivido ese momento y como si, de alguna manera, pudiese ver a Neymar realizando este furtivo escape en primerísima persona. Fue entonces que, sin darse cuenta, al acercarse a uno de los muros del patio, su mano inconscientemente (o quizás conscientemente) dio con la parte correcta del paredón que accionaba alguna especie de mecanismo, revelando así el pasaje secreto que daba directo a los establos.
Leo sonrió para sus adentros, apurando el paso y adentrándose en el pasadizo, llegando a los corrales. Miró a su alrededor, el caballo de Neymar no estaba, pero su silla sí, por lo que dedujo que le había colocado una silla común para evitar ser reconocido en el pueblo... "Ingenioso", pensó Leo. Después de esta resolución, el pequeño Caballero fue silenciosamente hasta su caballo, lo ensilló, y abandonó el establo a paso veloz.
Ahora debía seguir algún rastro que lo llevara hasta el soberano, por suerte para él, el día anterior había llovido, por lo que muchas de las huellas de herraduras de caballo permanecían en la tierra húmeda.
Las huellas lo llevaron primeramente a las Caballerías, lo cual lo dejó bastante perplejo, ya que no creía que el príncipe se encontrase aquí, de ninguna manera, y luego, cuando detalló el piso con más detalle, se dio cuenta de que había unas marcas de botas muy cercanas a las herraduras de caballo, llegó a la conclusión de que se había bajado del animal en algún momento, por lo que decidió seguir el sendero de sus huellas el cual lo guiaban directamente a una de las ventanas de una de las habitaciones de la bóveda azulgrana... Allí fue que Leo entendió todo, Neymar no había venido a pasar el rato, había venido a buscar a alguien y, basándose en la posición de la ventana, podía adivinar de quién se trataba.
Acto seguido, se adentró en las Caballerías, rumbo a la bóveda azulgrana, con ansias de obtener respuestas e información valiosa que lo llevaran a cumplir con su meta.
- ¡Leo, qué sorpresa! –le dijo Gerard Piqué, el cual estaba en la sala común de la bóveda, charlando animadamente junto a Marc Bartra y Sergi Roberto- Pensé que estarías con Guardiola.
- Sí, sólo estoy haciendo unos pendientes –vociferó Messi tratando de evitar dar demasiadas explicaciones- ¿Has visto a Rafinha?
- ¿Rafinha? –preguntó Gerard, algo confundido- Sí, está en su habitación, ¿por qué?
- Necesito hablar con él –dijo Messi- Órdenes de Guardiola –mintió, antes de que Piqué volviese a preguntar.
- Oh, en ese caso... -volvió a decir Gerard- Pequeño Marc, ¿puedes decirle a Rafinha que venga?
Bartra rodó los ojos pero asintió rápidamente, marchándose hacia las habitaciones y regresando a los pocos segundos con un somnoliento Rafinha, el cual se espabiló rápidamente al ver que Messi lo estaba solicitando.
- Señor Messi... -titubeó Rafinha.
- Llámame Leo, es más corto –expresó Messi con voz relajada.
- Está bien... Leo... -volvió a decir el aprendiz con gestos apenados.
- Necesitamos hablar –ahora sí, Messi se puso serio y llevó al aprendiz al pasillo para charlar en privado, lo que puso al joven aún más nervioso.
- Está... Está bien, Leo... Que... ¿Qué tienes que hablar conmigo? –tartamudeó el menor.
- Hace unos momentos, el príncipe Neymar te llamó por la ventana de tu habitación para que fueran a algún sitio, ¿no es así? –ante esta declamación el más joven empezó a sudar y sus manos empezaron a temblar descontroladamene.
- Yo... Yo... no lo sé...
- Vamos Rafinha, haz un esfuerzo, sé que fue así, no tienes que ocultarme nada... -dijo Messi, volviendo a tomar una actitud calmada, a sabiendas que lo menos que debía hacer era alterar al chico, sino se pondría tan nervioso que ni siquiera conseguiría articular palabra alguna.
- Pues... puede que sí... Es decir, salimos casi todas las noches... Vamos a tabernas, espectáculos y cosas así... Siempre logramos escabullirnos sin que nadie lo note... Aunque esta vez dije que no iría, que era arriesgado considerando la situación... Él no me hizo caso, me llamó aburrido y siguió su camino... Yo... Yo... Lo siento... -sollozó el menor- Sé que he debido negarme a todas esas salidas... Pero es mi amigo, y la pasamos tan bien... Ahora sé que me van sacar de las Caballerías... Y no quiero porque sueño con ser Guardián algún día... Supongo que lo arruiné... -lloró, empapando su rostro con dolorosas lágrimas, Leo lo miró y trató de consolarlo con unas palmaditas en el hombro.
- Oye, tranquilo... Todo estará bien... No le voy a decir a nadie, lo prometo.
- ¿De verdad? –expresó Rafinha con los ojos iluminados en esperanza.
- Sí, en serio... Sólo te pido una cosa...
- ¡Sí! ¡Lo que sea! –sonrió el menor.
- Que me digas a dónde fue.
* * *
Neymar estaba sentado en la barra de la taberna que solía frecuentar, ahogando su frustración en cerveza en completa soledad, ya que ni Rafinha ni Dani Alves quisieron acompañarlo y, ante su negativa y advertencias sobre la situación, decidió irse por su cuenta, aun cuando nunca había estado solo en una salida nocturna.
"Esos aburridos... ellos se lo pierden...", pensó el soberano mientras tomaba otro sorbo de su tarro de cerveza, quedando un poco menos lúcido que antes. El lugar estaba prácticamente vacío, muy diferente a la concurrencia habitual, supuso que era debido a las constantes alarmas que habían sonado en el transcurso del día, producto del atentado.
En eso, una algarabía que provenía del fondo de la taberna llamó la atención del príncipe, eran tres tipos que no había visto jamás en esa zona, eran altos, fornidos, de ropas negras y con cicatrices en sus brazos y cara, como si apenas hubiesen sobrevivido una fuerte batalla. Ellos se encontraban jugando un entretenido juego de cartas, que era la razón detrás del griterío.
Neymar los miró con detenimiento y notó que ese juego se veía bastante divertido, pensando que tal vez podía unirse a ellos y pasar un buen rato.
- Si fuera tú, me alejaría de esas hienas de inmediato.
El príncipe se extrañó ante tal comentario proveniente de una anciana que, repentinamente, se había sentado junto a él. Era una señora regordeta, con cabello enmarañado y un parche en el ojo que, en cuanto lo vio, le sonrió con los pocos dientes que le quedaban.
- Pareces un muchacho bueno... No deberías estar aquí tú solo, en este feo lugar –volvió a decir la anciana.
- Con todo respeto señora... Usted no me conoce –dijo Neymar al tiempo que la vieja ampliaba aún más su sonrisa.
- Supongo que esto ya lo soñaste, ¿verdad? Es curioso que tengas ese don, debes tener una conexión especial con ese león... O quizás sólo estás esperando que él venga y te salve.
- De qué... ¿De qué está hablando? –preguntó Neymar, bastante confundido, tanto por la borrachera como por las palabras de la anciana.
- "El león protegerá a la sangre real... Salvará de la muerte tres veces a aquel que nació bajo el amparo de sus ojos... Hasta que llegue el momento en el que la sangre real tenga que salvarlo... Después él partirá... Y jamás regresará"
Neymar no entendía nada de lo que estaba diciendo, le parecía pura palabrería inútil, apenas podía retener la primera oración, ¿sangre real?, ¿salvar de la muerte tres veces?, ¿ver partir a un león? ¡Eso no tenía ni el más puto sentido! El príncipe volvió a tomar un buen sorbo de su cerveza y, antes de que pudiera contestarle a la anciana, ésta ya se había marchado, como si se hubiese esfumado en el aire.
"Aterrador", pensó el soberano con una mirada extrañada, sólo para seguir bebiendo de su bebida. Pasado unos minutos, ya estaba suficientemente ebrio como para atreverse a acercarse hacia los tipos que estaban jugando cartas en el fondo del bar, pese a las advertencias de la anciana.
- Hola... Muchachos... -habló Neymar arrastrando las palabras- Ese juego se ve entretenido... ¿Puedo unirme a ustedes?
De cerca los sujetos eran mucho más aterradores, grandes ojos negros, con sonrisas siniestras y cicatrices que decoraban sus caras nada confiables, son ese tipo de gente a la que ves y de inmediato se dispara una alarma de "¡No acercarse!", no obstante, el príncipe parecía hacer caso omiso a esta alerta, dejándose llevar por la influencia del alcohol en su sangre.
- ¿Qué quieres niño? –dijo uno de los sujetos con tono amenazante- Esto es un juego de hombres... Si quieres jugar, tendrás que pagar.
- Primero... Yo no soy un niño –vociferó Neymar, al tiempo que se le salía un hipo- Y Segundo... Por supuesto que traigo dinero... -en ese momento mostró la bolsa con monedas de oro que traía guindando de su cinturón.
Al ver esto, los ojos de los sujetos se pusieron como platos y, con las mismas sonrisas siniestras, permitieron que el soberano se uniera a ellos, explicándole brevemente en qué consistía el juego.
Neymar podría parecer una presa fácil de engañar, pero la realidad era muy distinta, de hecho, con todo y su ebriedad, había logrado entender el juego a la perfección, destacándose por encima de sus adversarios y, cuando menos lo esperaba, se había hecho con más dinero del que había traído, para la sorpresa y disgusto de los demás jugadores.
- Véanlo y lloren... -expresó Neymar tras otra victoria en la que terminó llevándose una nueva ganancia- Creo que estoy dominando este juego.
Los sujetos no aguantaban más, estaban hartos de perder y de la actitud del más joven por lo que, tras haber llegado a un acuerdo silencioso, los tres se levantaron de sus asientos, dos de ellos se dirigieron a la puerta trasera mientras uno se quedó con Neymar.
- Oye niño, ven con nosotros –le dijo el sujeto.
- ¿A dónde? –preguntó Neymar, aun arrastrando las palabras.
- Vamos afuera por un momento, los muchachos y yo queremos mostrarte algo.
El príncipe no podía intuir lo que pasaba, ni siquiera por las sonrisas siniestras ni el mal aspecto que tenía aquella propuesta, y nadie podía culparlo, después de todo, el alcohol estaba haciendo su trabajo. Y así, sin más, el joven soberano acompañó a los sujetos al exterior de la taberna.
La puerta trasera del bar daba hacia una parte oscura y solitaria, una especie de patio que lo único que tenía era césped y por la que nadie transitaba a esas horas de la noche, la próxima casa estaba a unos cuántos metros por lo que nadie podría escuchar lo que sea que estuviese pasando allí, ni siquiera la gente de la taberna a quienes, de todos modos, no les importaba lo que ocurriese allí, pues, sólo era un terreno baldío.
Sin duda, esta era otra señal de alarma para Neymar, quien no pudo caer en cuenta de nada hasta que uno de los sujetos, haciendo uso de su tamaño y fuerza, aprovechó para tomarlo del cuello de sus ropajes y levantarlo a la altura de sus rostro.
- ¿Te crees muy listo, niño? ¿Crees que puedes venir a este bar a robarnos todo nuestro dinero? –amenazó uno de los tipos, a quién no se le podía distinguir nada más que sus ojos oscuros y una cortada que atravesaba su labio.
- ¡¿De qué hablas?! ¡Yo no les robé nada! –gritó Neymar, ahora sí, sintiendo el pánico recorrer todas sus venas- ¡No tengo la culpa de jugar mejor que ustedes!
- ¡Y todavía tienes las bolas de decir eso! –volvió a hablar el sujeto de la cortada en el labio, esta vez visiblemente más enojado mientras arrojaba al suelo al soberano sin mucho esfuerzo, como si se tratara de un costal de papas.
Neymar rodó por el suelo por unos segundos, ensuciando sus ropas con tierra y polvo, viendo alarmado cómo los sujetos se acercaban hacia él y lo rodeaban, impidiendo que escapase.
- Basta... Les devolveré todo... -rogó el príncipe, lanzando ante ellos la bolsa con el dinero- Aquí está... Pueden quedarse con mi parte también... Sólo déjenme en paz...
Los maleantes miraron la bolsa en el suelo y se echaron reír, carcajadas espantosas y malévolas resonaron en los oídos del príncipe, quién no sabía si interpretar esas risas como algo bueno o algo malo.
- Bueno... Si ya todo está arreglado... Entonces, supongo que ya puedo irme –vociferó Neymar intentando levantarse al tiempo que otro de los sujetos le decía.
- ¿A dónde crees que vas? No hemos terminado aún... Vamos a tomar el dinero, pero antes vamos a tener que enseñarte una lección... ¿No es así? –esto fue respondido por un "¡Si!" por parte de los otros dos tipos, incrementando así el pánico del menor- ¿Tienen algo en mente?
- Pues, el muchachito está bien bonito –expresó el sujeto con la cortada en el labio, Neymar podía sentir su sádica mirada recorriendo todo su cuerpo- Podríamos tener algo de diversión... Y ya después nos deshacemos de él.
El miedo que sentía no era de este mundo, cada célula de su cuerpo temblaba ante esta situación, sus manos sudaban, su ritmo cardíaco estaba desbocado, debía salir de allí, pero sabía que no podría hacerlo... Al menos no con vida.
Era el peor escenario posible, y sólo podía pensar en las tantas veces que su hermano Cristiano le advirtió sobre sus salidas nocturnas, incluso recordó la rara pero certera advertencia que la vieja del parche le había dado tan sólo unos minutos atrás, no debió haber salido solo, debió quedarse en casa, hacerle caso a los consejos de Rafinha y Dani... Pero no, ya era tarde, tarde para él, y nada iba a cambiar eso...
"Déjenlo en paz", comentó una voz que pareció salir de la nada, una que pertenecía a un cuerpo pequeño que escasamente se podía distinguir entre las tinieblas de la noche.
Los maleantes se echaron a reír nuevamente, profiriendo epítetos ofensivos ante aquella persona de baja estatura que, si se pensaba lógicamente, no lograría ganarles en ningún sentido, por lo que los maleantes pensaron que sería buena idea encargarse de aquel "hombrecillo", como le decían despectivamente, y después encargarse de la otra presa asustada que yacía en el suelo, así que, espadas en mano, fueron a enfrentar a aquel sujeto, pero pronto se darían cuenta de que sería su más grande error.
Neymar apenas podía divisar lo que estaba sucediendo, absorto por la estupefacción de la escena, mezclada con el miedo y parte de la borrachera, admirado por unos rápidos movimientos y choques de metal contra metal... Un hombre herido... Otro hombre desarmado y herido... Y otro hombre que prefirió botar su arma y salir corriendo como si no hubiese un mañana, dejando a sus compañeros desangrándose en el suelo.
El príncipe no lo podía creer, hasta hace nada estaba punto de desaparecer de la faz de la tierra y ahora se encontraba a salvo... Salvado por un hombre bajo y misterioso al que aún no podía reconocer dado su estado de confusión y a la oscuridad de la noche.
De pronto sus ojos se nublaron, dejándose caer en el césped como si hubiese pasado a otra vida... Recuerda haber oído su nombre y haber sonreído... Recuerda haber sido levantado de suelo cual bebé... Recuerda haber sido subido a un caballo, con su cabeza apoyada en el pecho de alguien... Recuerda haber sido arrullado por los latidos de un corazón... Recuerda incluso haber estado lo suficientemente consciente como para trepar de vuelta a su habitación... Recuerda unos hermosos ojos cafés y unas pálidas manos que lo arropaban... Recuerda el sonido de la puerta al cerrarse... Pero no recuerda nada más...
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