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V

Cuando nos dijeron que iríamos a Veracruz, asumí que usaríamos alguno de los camiones que trajimos. A decir verdad, estaba bastante sorprendido de la cantidad de cosas que trajimos con nosotros, y pensé que las usaríamos más seguido. Pero entre las "rositas" y ahora esto, quedaba claro que los altos mandos querían conservar estos activos irremplazables, por lo que los guardarían para las tareas más importantes, como el uso de la artillería durante la masacre del ejercito del Gral. Calleja. Aún así, al preguntar por cuál sería el destino de estos camiones, no se nos dijo nada. En perspectiva, entiendo porque se guardó el secreto, pero en ese momento sólo callé y seguí ordenes

Sin los camiones, todo lo que había delante de mí era una larga peregrinación a pie desde el mero centro del país hasta la costa, Rosita en mano. Aunque tomamos algunos caballos, todos fueron puestos a tirar de carretas cargando con la enorme cantidad de equipamiento que sería desplegado en el puerto. Los únicos que iban en las carretas eran los científicos e ingenieros que las instalarían, y los subalternos del Almirante de la Mar y del General Levante, el vicealmirante Acosta y el general Mata, junto con sus oficiales más cercanos ¡Hasta el capitán Mendoza y el coronel Aguilar iban caminando con nosotros! Como buenos soldados, cumplimos nuestras ordenes con disciplina y silencio, pero de vez en cuando alguien, oficiales y tropa por igual, se quejaba al aire:

-¡Uquela, ya no estoy tan joven para esto!-se quejaba el capitán-Está bien que no podamos usar los camiones, pero al menos métanme en una de esas carretas ¡Estaba herido hasta hace poco, saben!-

-Cálmese un poco, señor-le digo-que aún no llegamos a Puebla, y esa ni es la mitad del camino

-No, pos no sé qué va a pasar aquí, que me van a comer los alacranes antes de llegar. Nomás me hacen a un lado para no estorbar.

Y así se fue el camino. De día, caminábamos hasta donde los pies podían mientras nos quejábamos con aquellos a nuestro lado. De noche, cuando no montábamos guardia, contábamos anécdotas antes de dormir en las tiendas.

-Una vez, en el campo militar-contaba un cabo-estábamos haciendo lagartijas cuando el sargento a cargo nos detuvo, se plantó frente a un recluta súper asustado y preguntó "¡Dime cuando fue la independencia de México!", y el pobre dijo "¡16 de septiembre!". Y el sargento dijo"¡¿De qué año, soldado!?" ¡y el chavillo no se acordaba!-comenzamos a reír-Pero esa no es la mejor parte: el bato comenzó a contar con las manos mientras el sargento no le quitaba los ojos de encima. Al final, se rindió, ¿y saben qué dijo? "¡Uno que ya pasó, señor!" JAJAJAJAJA-y nos reímos todos juntos.

Y así soportamos el camino hasta Veracruz. Excepto cuando pasamos por Puebla, no conocimos cama alguna hasta el final. Incluso los azulejos fríos del Chapultepec eran preferibles a la dura y a veces irregular piedra sobre la que constantemente teníamos que poner nuestras bolsas. Encima de eso, aún en el sueño estábamos atentos por alguna banda de asaltantes se intentaba aprovechar. En mi guardia no pasó nada, pero varias noches despertamos al sonido de disparos, pero siempre resultaba que los guardias en turno derrotaban a los atacantes. El alimento también comenzó a hacer falta, y tampoco había un lugar especifico para asearse o ir al baño. Nadie sabe que tan importante es el rollo de papel hasta que ya no hay...

Al fin, tras varios días de caminata, llegamos al puerto de Veracruz. A pesar de que era invierno, hacía un calor horrible. A las afueras, nos recibió el gobernante interino de la ciudad, Don Juan Saavedra, quien nos guio a algunos edificios desalojados para nuestro uso como cuarteles. Mientras desempacábamos las cosas, pude escuchar su conversación con los comandantes, en la que reporto que el previo gobernador había huido del país tan pronto llegaron noticias de la toma de la capital, rumbo a la península, y que le había confiado que le diría a la corona.

-Entonces queda poco tiempo para una invasión-dijo el general Mata-Es probable que Napoleón se nos venga encima pronto, si no se ocupa con Europa primero.

Eso me erizó la piel. Recuerdo que de niño vi en la escuela que la Independencia había comenzado como un desafío a la conquista de España por parte de Napoleón Bonaparte como parte de su conquista de Europa. Sólo sabía que tiempo después fue derrotado, pero tomó toda Europa para eso. Recuerdo estudiar algunas de sus tácticas, por principio más que aplicación al aire, en el entrenamiento de oficiales. No lo negaré: me dio miedo enfrentar a un estratega legendario como él.

-Descuida-dijo el vicealmirante Acosta-La Armada Francesa tendrá que enfrentar a la Armada Británica primero. Para entonces, estaremos listos.

-Por nuestro bien-dijo el gobernador Saavedra-Espero que así sea

-Pues entonces, a trabajar-dijo el Gral. Mata-Vamos a transformar esta ciudad, empezando por la raíz. Y empezamos ya.

El general Mata no bromeaba. Inmediatamente a nuestra llegada, tomo el control de las imprentas que habían en la ciudad, e imprimió papeles para repartir a lo largo de toda la región. En los papeles se detallaban las políticas e ideas que entraban en vigor de inmediato. Entre ellas, las que más resaltaban eran:

1. Queda declarada la fundación de la República de Mexico, que se extiende desde la Alta California que limita con los Estados Unidos de América al Norte, hasta la Península de Yucatán, limitada al sur por la Capitanía General de Guatemala.

2. La Nación será administrada y supervisada por la Junta General, compuesta por los Tres Comandantes de las fuerzas armadas, auxiliados por representantes de cada entidad, hasta que la situación sea suficientemente estable para convocar elecciones. Se invita a los gobernantes a designar y enviar representantes a la capital con este objetivo

3. Queda prohibida la esclavitud y el maltrato a nativos e inmigrantes africanos. Si estos continúan siendo empleados, se les dará paga y trato justo.

4. Todos los estados deberán contribuir de alguna manera a los esfuerzos para establecer la seguridad del país. Se instalarán puestos de reclutamiento para las fuerzas armadas a lo largo del país, y la mano de obra calificada será enviada a trabajar a los proyectos de vital importancia.

5. Todas las personas tienen libertad de practicar la religión que deseen. La intolerancia y discriminación con base en esto serán consideradas crimines. La inquisición queda abolida

No hace falta decir que hubo revuelo respecto a estas medidas. Tan sólo aquí en Veracruz, hubo revuelo y enfrentamientos. El gobernador Saavedra no apoyaba la idea de liberar a los esclavos, pero accedió a adherirse a las instrucciones. Esto resultó instrumental cuando la guardia local y nuestros infantes de marina estuvieron a punto de dispararse sobre rehenes, pues el capitán de esta se negó tangentemente a liberar a su "propiedad". Por suerte el gobernador lo disuadió y no llegó a más. 

En cuanto a la libertad religiosa, eso fue más complicado. El cura local nos llamó "sirvientes del demonio", alegando que promovíamos la anti-cristiandad al permitir ideas apócrifas y cultos a falsos ídolos, y la gente lo apoyaba. Un soldado raso resultó ser judío, y se unió rápidamente a una comunidad oculta en la ciudad. Cuando el cura lo siguió a una de estas y los descubrió, dio un discurso en su misa, y la gente comenzó a agitarse. Marcharon a las casas y comenzaron a sacarlos a la calle. Todos tuvimos que intervenir, e incluso se nos sumaron varios de los esclavos liberados que tampoco eran católicos. Recuerdo bien que no podíamos usar balas, y tuvimos que usar fuerza física y escudos improvisados para detener el disturbio. Cuando todo terminó, el cura yacía muerto en el centro de la ciudad, acuchillado por el mismo soldado. Fue encarcelado y los oficiales a cargo tuvieron que mover montañas para ganarse la confianza del pueblo de nuevo.

Y con todo y eso, su atención seguía firmemente en  la preparación para la guerra. Los ingenieros rápidamente checaron planos y comenzaron a trabajar en un astillero en la costa, cerca del fuerte San Juan de Ulúa. Todo hombre mayor de 15 años que no tuviera un trabajo más importante fue puesto a excavar y construir el dique. Mientras, otros planos se enviaron a las forjas junto con materiales adicionales, instruyéndolos a expandirse con la intención de producir un nuevo cañón con más poder y alcance que cualquier arma europea, destinados a instalarse en el fuerte. Comenzó a llegar más gente de pueblos circundantes, incrementando la fuerza de obra pero también requiriendo más espacio. En pocos meses, la ciudad creció tremendamente, por lo que el astillero se completó antes de tiempo y las forjas eran del tamaño de fábricas. México nunca fue una potencia militar en mi tiempo, por lo que era una vista extraña ver semejante movimiento.

En cuanto a nosotros, el coronel cumplió su promesa. Bueno, más o menos. A las afueras de la ciudad y lejos de la costa, en un terreno convenientemente liso, se construyó un pequeño hangar. Reunidos ahí, junto a una alargada máquina cubierta por una lona, el coronel nos explicó lo que iba a suceder

-Ok, escuchen bien. Nadie en este mundo siquiera sueña en volar todavía, pero no nos vamos a quedar sin hacer nada, ni nos van a mandar a otro servicio ¡Somos la maldita Fuerza Aérea Mexicana, y nadie nos va a cambiar!

-¡Honor, valor y lealtad!-dijimos todos juntos

-Por desgracia, no hay mucho aceite o petróleo para poner a funcionar aviones convencionales. Y el carbón y la madera no se mezclan bien. Podríamos hacer una bicicleta aérea-nos reímos un poco-Aunque no lo crean, sí existen. El problema es que un solo hombre no puede empujarse a sí mismo y ordenanza para atacar al enemigo-se acerca a la máquina y agarra la lona-Pero, ¿qué tal dos?

El coronel jala la lona, dejando ver un avión de madera pintado de verde con una envergadura increíble y dos cabinas con motores frontales. El logo de la FAM en las alas y cerca de la cola.

-Les presento-dice teatralmente-¡Al Quetzal! 


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