Capítulo 3 - Parte II
Logan caminaba por la calle de camino a su casa. En sus manos traía su celular, con el cual buscaba la música para reproducir. Tenía sus auriculares blancos puestos, por lo que no podía escuchar bien lo que sucedía a su alrededor.
Ashley doblo por la esquina, y sus ojos se abrieron como platos al ver la silueta del joven caminando a un par de metros de ella. El simple hecho de encontrarlo después de haberlo perdido en el instituto era algo maravilloso.
Se había ganado una buena regañada por parte de Sean, pero ahora él se quedaría orgulloso de ella.
Corrió hasta llegar a un par de pasos detrás de él. Pudo percatarse de que traía auriculares puestos, por lo que no podía escucharla.
Ella siempre traía un bolso como mochila, por lo que le resulto fácil sacar dos de sus libros. Los aferro a su brazo y tomó su celular. Estaba lista para hacer su mejor escena.
Aceleró el paso hasta pasar por al lado de Logan. El simple hecho de sentir que él le clavaba la mirada era algo inquietante. Una sensación de cosquillas la invadió por completo. Por una parte sentía que era lindo, pero por la otra no.
— ¡Sí, mamá! Ya estoy llegando a casa —fingió hablar por celular.
No fue hasta que quedo un par de pasos por delante de Logan que decidió fingir que cortaba el teléfono, y al intentar guardarlo en su bolsa, los libros se le cayeron al piso. Sí él era una caballero le ayudaría… y si no más vale que lo hiciera igual. Afortunadamente se notaba que Logan era un gran chico porque inmediatamente se acerco a ella para recoger sus libros.
— Creo que se te cayó esto —dijo con una sonrisa tímida.
Ashley le sonrió y tomo los libros.
— Gracias… —le devolvió la sonrisa.
Logan jugaba con los auriculares en sus manos, y para cuando sintió que el momento se ponía un tanto incomodo, decidió volver a colocárselos y despedirse.
— Por nada. Adiós.
— ¡Espera! —lo detuvo antes de que pudiera irse—. Amm… —no sabía que decir. No lo había pensado—. Tú… ¿Tú eres el chico que me tope a la salida de la biblioteca?
El frunció el ceño, como queriéndose acordar.
— Sí… ¡Sí fui yo! Oh, dios, es cierto. Tú eres la chica que se sentía mal. ¿Cómo estás?
— Bien, ya estoy mejor. Gracias —respiro hondo—. Siento que nos conocimos con el pie izquierdo… es decir, tomamos algunas clases juntos y la primera vez que nos pudimos ver cara a cara fue en una situación incómoda —él se rió—. Así que… Soy Ashley Maison —extendió su mano.
— Logan Lerman —le estrecho su mano.
Sintió como una corriente eléctrica le recorría el cuerpo y en ese mismo instante pudo ver el rostro de aquel joven pero de pequeño. Un rostro alegre y sonriente.
Rápidamente le soltó la mano. No quería seguir viendo más cosas.
— Oye… sé que esto puede sonar raro pero, ¿tienes pareja para el trabajo de historia?
— No —demoró en contestar, como si estuviese pensando si decir la verdad o no—. A decir verdad no, no tengo.
— ¿Te gustaría ser la mía?
Él pareció sorprendido.
— Pero… ¿Qué tú no andas siempre con ese chico rubio?
— ¿Dean? Sí, es mi amigo pero… ¡Él ya tiene pareja! —mintió sonriendo—. Así que bueno, me abandono.
— Ammm… bueno, en ese caso creo que no hay problema.
— ¡Genial! ¿Comenzamos mañana?... es decir —bajo el tono de entusiasmo al ver que iba demasiado aprisa—. El trabajo es para el lunes por lo que solo tenemos tres días.
— Sí, claro… me parece bien.
— ¿Tu casa o mi casa?
Si alguien pudiese golpearse imaginariamente, Ashley lo haría. El rostro que Logan le puso le dio la pauta de que sonaba como una desesperada. Parecía como si ella estuviese buscando algo de él… y en parte lo era pero no de la forma en que él creía.
— Lamento ser así pero queda poco tiempo y me pone algo nerviosa. Pero si quieres podemos ir al parque o a…
— No, está bien —agrego con una sonrisa—. Es solo que no he hecho muchos amigos y el hecho de que me estés hablando es… raro.
— ¿Por qué dices eso? Se nota que eres agradable.
— No soy bueno para hacer amigos… antes tenía una amiga pero ya no la puedo ver más.
— ¿Por qué?... Es decir, si se puede saber.
— Es… Es complicado. Ni siquiera yo sé cómo explicarlo —bajo la mirada como estando apenado pero inmediatamente la volvió a subir—. Si me dices tú dirección puedo ir a tu casa… o tú venir a la mía. No lo sé, mis padres mañana no están por lo que podríamos estar solos.
— ¡Genial! El silencio viene bien. Mis primos están en casa —mintió—. Y son chicos, por lo que hacen mucho ruido y ya sabes…
— Molesta.
— ¡Exacto!
— Bueno, en ese caso yo vivo en el 304 de la calle Bulevar.
— ¿En serio? Yo vivo en el 227 de Prinstong.
— ¡wow! Vivimos a un par de cuadras de distancia.
— ¡Sí! —fingió emoción. Ella ya lo sabía—. Okey, nos vemos mañana… ¿A las 3?
— Seguro.
Se despidieron e inmediatamente él tomo otra calle diferente a la de ella. Por un lado sintió que podría haberse ido con él, después de todo no viven tan lejos el uno del otro pero quizás eso ya sería demasiado. No quería que él mal interpretara las cosas.
Respiro profundo y en lo único que podía pensar era en que mañana podría conocer un poco más sobre el misterio que había detrás de Logan.
Las tres de la tarde del día viernes llegó. Ashley ya estaba vestida y peinada con todos sus materiales escolares en la mochila. Salió de su casa lo más rápido que pudo. No quería parecer como una loca desesperada pero en verdad necesitaba saber más sobre la vida de Logan.
Ayer de noche había pensado que ese Logan no era el verdadero… sino una copia. ¿Suena loco verdad? Pero se dice que en el mundo tenemos a alguien igual a nosotros, así que, ¿Por qué no?
Camino tan rápido que para cuando vio la casa del joven se percató de que solo habían pasado unos dos minutos después de las tres. Entendía que ella le había dicho a las tres pero… ¿Quién llega puntual a algún lado? No somos ingleses.
Por alguna extraña y tonta razón, Ashley pensaba que Logan podría estar recibiendo señales erróneas sobre ella. Es decir, ayer le había dejado más que claro que quería ir a su casa para estar con él. El problema es que ella no quería ir porque le gustaba, sino por un tema de investigación. No quería crear falsas esperanzas en él… sería muy doloroso después. Es por ello que decidió dejar pasar cinco minutos.
Retrocedió unos cuantos pasos hacia atrás y se escondió detrás de un árbol, por si él estuviese observando por la ventana.
Cuando se hicieron las tres y siete decidió salir de su escondite y se encaminó hacia la gran casa amarilla. Camino por la entrada, subió al porche y toco la puerta de madera.
Tuvieron que pasar un par de segundos para que la puerta se abriera y Logan apareciera detrás.
Ashley se había preparado mentalmente para que cuando lo viera le regalara una sonrisa amistosa… como de amigos, nada más. Un apretón de manos quizás. Algo que le dejara en claro la distancia que había entre ambos. El problema es que cuando Ashley vio aquellos ojos azules electrizantes, estos hicieron que algo cosquilleara dentro de ella.
Se quedo completamente paralizada, y por alguna tonta razón sintió que sus pupilas comenzaban a dilatarse.
¡REACCIONA!
Escucho su voz interna hablar e inmediatamente reacción a la misma.
— ¡Ho-hola! —dijo extendiendo la mano.
— Hola —dijo Logan con una gran sonrisa. Estiro su mano y apretó la de Ashley—. Adelante, pasa —se hizo a un lado para dejar que la joven entrara antes de cerrar la puerta.
Ashley entro a la casa y al principio se sentía bien.
Había que atravesar un pequeño pasillo para adentrarse en la sala de estar, y fue cuando Ashley entró en ese lugar que una visión apareció delante de sus ojos.
Veía el mismo pasillo pero un tanto borroso y movedizo. La luz era algo intensa. Al final del pasillo, en una esquina había un perchero, el mismo que había visto recién.
Su respiración comenzó a agitársele de nuevo pero repentinamente, la aparición de aquel choque eléctrico en su cuerpo la hizo volver a la realidad.
— ¿Te encuentras bien? —pregunto Logan colocándose delante de ella.
— Sí… sí estoy bien. Quizás necesite un poco de agua.
— ¡Seguro! —Y salió corriendo en busca de la misma.
Ashley decidió adentrarse en aquella casa, pero al hacerlo decidió jamás haberlo hecho.
Todo. Absolutamente todo lo que había allí era exactamente igual a como ella lo recordaba. Era como estar viendo la misma casa. Como si jamás hubiese sufrido un cambio de remodelación.
¡Todo seguía exactamente igual!
Respiro profunda y calmadamente. Tenía que controlarse.
¿Cómo es posible que nada haya cambiado en tanto tiempo?
Primero fue la aparición de Logan, luego su casa apareció misteriosamente de la nada y ahora todo dentro de la misma no había cambiado en lo absoluto.
¿Qué diablos significaba aquello?
Inmediatamente Logan volvió de la cocina con un vaso de agua y se percato de la palidez en el rostro de Ashley.
— ¿Te gustaría ir a tu casa?
— ¿Qué? —preguntó confundida—. ¡No!... no, estoy bien —tomo el agua y comenzó a beberla—. Ya se me pasará.
Logan asintió no muy convencido. Estaba decidido a prestarle atención por si algo malo llegaba a sucederle.
— Bueno… ¿te gustaría comenzar? —preguntó él.
— ¡Seguro!
— Subamos a mi habitación —y se dirigió a las escaleras.
Ashley aferro su mano al vaso de agua. Sabía que otra sorpresa le esperaría al entrar en aquel lugar.
Ni bien Logan abrió la puerta de su habitación Ashley dejo escapar un suspiro de alivio. En definitiva, aquella habitación sí se parecía a la que ella recordaba solo que ésta poseía elementos más… de adolescente. La habitación que ella recordaba era la de un niño de ochos años, esta era la de un chico maduro de dieciocho.
Las horas pasaron y se hicieron las seis treinta. Ambos estaban completamente exhaustos de tanto estudiar que decidieron parar para comer algo.
Logan trajo una bandeja con jugo y galletas y comenzaron a comer mientras charlaban.
— ¿Por qué decidiste entrar en el último grado de East Martinson? Es decir… es raro cambiarse en último curso, ¿no lo crees?
Logan se rio.
— Es raro, lo sé pero mis padres tuvieron que mudarse por trabajo y bueno… quería que viniera con ellos. Tendré dieciocho pero aun no soy mayor de edad.
Ashley asintió y comprendió.
— No sé cómo le haces pero si yo me cambiara a otra secundaría estaría completamente aterrada. Jamás pensaría hacer amigos.
— Solo tienes que sonreír y tratar de integrarte. Soy tímido, lo admito, pero no puedo quedarme solo, tengo que tratar de integrarme.
— ¿Y esto es una integración?
Él se rio y asintió.
— Sí, lo es.
Hubo un gran silencio entre ambos. Ashley tenía la mirada clavada en las galletas porque sentía que parecería una chismosa si comenzaba a mirar cada detalle de la habitación.
— ¿Puedo preguntarte algo?
Las palabras de Logan la sacaron de sus pensamientos.
— Seguro, ¿Qué cosa?
— ¿Por qué tengo la sensación de que ya nos conocemos?
Ashley abrió los ojos como platos y tragó duro. En ningún momento se esperaba que él dijera algo como eso.
— Tal vez es porque ya nos hemos conocido antes —respondió sin pensar.
Logan frunció el ceño intrigado.
— ¿A qué te refieres? ¿Ya nos hemos visto? Porque siento que sí pero intento recordarlo y no puedo.
— Amm… bueno, creo que no ahora, sino en vidas pasadas —dijo con una sonrisa, esperando a que se lo tomara como una broma.
Logan soltó una risa divertida.
— Sí, tal vez sí.
El escucharlo reír hizo que Ashley se relajara. Cuando ella hizo hincapié en que se podían haber conocido, la actitud de Logan cambio completamente. Parecía como desesperado, ansioso por encontrar una respuesta a su pregunta.
Ashley observó su reloj y pudo ver que ya iba a ser la hora de cenar.
“¡Maldición!” pensó “Aun no he encontrado nada bueno”.
— Bueno, ya va a ser la hora de cenar y le prometí a mis padres que volvería para esa hora.
— ¡Oh, sí claro! —se coloco de pie de un salto y Ashley lo siguió —. Déjame que te ayudo con tus cosas.
Recolectaron todo y lo dejaron bien organizado para poder seguir otro día.
Iban bajando las escaleras cuando Logan se detiene para ver a la joven.
— ¿Puedo decirte algo sin que te enojes?
— Depende de lo que hayas hecho —dijo sonriendo.
— Es que… te ves como una chica aplicada y siento que si por alguna razón no podemos seguir haciendo el trabajo juntos te molestarás.
— ¿No pensarás terminarlo?
— ¡No, no! Claro que sí pienso hacerlo, el problema es que mañana temprano me iré con mis padres a la ciudad y volveré recién a la noche. Pero no te preocupes, pasaré el rato en el hotel y podré seguir buscando más información y demás. ¡El domingo podemos volver a vernos!
Ashley se rio, le pareció divertida la actitud que Logan tenía con ella. Actuaba como desesperado. En verdad quería quedar bien con ella.
— Está bien, no te preocupes. Nos juntaremos el domingo para terminarlo.
— Genial. —Un suspiro de alivio escapó de sus labios.
Bajaron las escaleras y llegaron al pasillo. En un costado del mismo había un porta llaveros con tres llaveros. Logan tomo uno de ellos y apartó la llave de la puerta principal. Estaba a punto de abrir la puerta cuando se escuchó sonar el teléfono.
— ¡Enseguida vuelvo! —dejo las llaves sobre una mesa que allí había y salió disparado para atender la llamada.
Ashley se quedó allí de pie, un tanto incomoda. ¿Qué se suponía que haría allí? Si Sean se llegaba a enterar de que ella no había podido encontrar nada de información la mataría… y ella misma también lo haría.
Desvió su mirada hacia la mesa y vio el llavero. Se quedo mirando las llaves por un segundo hasta que una idea fugaz pasó por su mente. Rápidamente se giro para mirar los otros llaveros que colgaban de la pared. Las llaves eran las mismas y cada llavero tenía un máximo de cinco llaves.
Miro nuevamente hacia la mesa y vio como sobresalía la llave apartada de la puerta principal.
Jamás había sido una ladrona pero la situación lo ameritaba.
Se apresuro a tomar uno de los llaveros y quitó la llave de la puerta principal. A medida que lo hacía escuchaba la voz de Logan hablando por teléfono.
Las manos le sudaban y sentía que la podía pillar en cualquier momento pero afortunadamente no lo hizo.
Ni bien la llave de la puerta quedo en su mano, volvió a colgar el llavero en su lugar y guardo la llave en el bolsillo de su pantalón.
A los pocos minutos, Logan volvió de su charla.
— Lo lamento, trabajo de mi padre. Si no atiendo la llamada me mata.
— Descuida, no hay problema —le sonrió.
Logan se la quedo mirando pero tal parece que lo hizo más de lo debido porque Ashley comenzó a ponerse un tanto incomoda.
— ¿Qué sucede? —pregunto tímida.
— Nada es solo que… me recuerdas mucho a una amiga que tuve en el pasado.
— ¿En serio? —su voz sonó entusiasta pero la apagó rápidamente—. ¿Cómo se llamaba?
Él no contesto. Guardo silencio por unos segundos.
— April. —Su voz sonó algo ronca y dolida.
El rostro rozagante de Ashley palideció al instante. ¿April? Ese era el nombre que había aparecido en una de sus visiones. ¿Quién diablos era esa chica y por qué no la recordaba?
— Bueno, supongo que debe ser una chica linda —rio al final.
Logan se rió pero su sonrisa no duro mucho tiempo.
— Sí… era muy especial para mí. Éramos como los mejores amigos, hacíamos todo juntos… pero algo pasó un día, y ya no la volví a ver más.
— Lo lamento mucho. ¿Sabes lo que le pasó?
— No… no lo sé. Y creo que jamás lo sabré. Sus padres no me dijeron nada —agacho la mirada—. Supongo que no fui tan buen amigo como pensaba.
— No digas eso… eres un chico genial, en serio. En el poco tiempo que estuve contigo se nota que eres simpático.
— Gracias… Ojalá fuera ella la que me lo dijera.
Por alguna razón Ashley sintió la necesidad de preguntarle cuando había conocido a aquella chica. Si ella mal no recordaba había sido amiga de Logan desde muy pequeña, y supuestamente él había muerto a los ocho… pero en caso de que lo que Sean dijera fuese verdad y Logan jamás murió, ¿Cuándo conoció a esa chica?
Estaba a punto de preguntárselo cuando Logan inmediatamente pareció ponerse mejor y ya le estaba abriendo la puerta.
— ¿Nos vemos el domingo?
— Seguro —camino tímidamente hasta salir por la puerta—. Adiós.
Noto como él quiso acercársele como para darle un beso en la mejilla pero se arrepintió. Así que lo único que hizo fue saludarla de lejos.
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