Capítulo 15
— No… —susurró Sean—. No es imposible… ¡Yo lo quemé!
Su padre soltó una carcajada.
— Y yo le coloqué uno nuevo.
Se notaba como la piel alrededor del mismo estaba enrojecida. No se notaba la cicatriz debido a los sprays, pero Sean sabía que para colocarle un chip nuevo, tuvieron que abrir gran parte de la piel de su nuca y de su cabeza para reajustar los cables en su cerebro.
Una crujía sumamente dolorosa y larga.
Ahora entendía porque los habían mantenido encerrados. Su padre quería que él viera como había vuelto a crear a uno de sus proyectos.
— ¿Ves como es posible formar parte de Elysium otra vez? Conectándola a una maquina puedo hacerla caer en transe de nuevo… Y te aseguro que no despertará hasta el día de su muerte. —Hizo una pausa para observarlo a cada uno de ellos—. Ninguno de ustedes lo hará. —Observo a Sean—. Te convertiré en el triple seis como siempre soñé. —Le dio un vistazo a Logan—. Mientras que a ti te dejaré la oportunidad de ser como los demás.
Todo se le estaba saliendo de las manos. Aspen y Logan eran los únicos que, hasta el momento, si eran conectados a una maquina caerían en trance… Pero April y él no. Ella tenía su chip quemado y él no tenía ninguno… Ahora, las cosas eran totalmente diferentes. Si no hacía algo pronto, sería el fin.
— ¡Llévenselos! —Ordenó Andrew, pero antes de que se llevaran a su hijo, éste los detuvo—. Mañana, a primera hora, antes de que salga el alba… Te convertirás en parte de Elysium.
Sean le miro con ojos de psicópata, no dejaría que le hicieran eso. ¡No lo permitiría!
Un ascensor los condujo hasta sus celdas, en dónde permanecerían hasta el día siguiente.
A simple vista pareciera como si hubiesen bajado un par de pisos, cuando en realidad habían bajado más de la cuenta.
La plataforma, el área en dónde se dejaba a los recién llegados para que le sean colocados sus chips y a continuación derivados a sus habitaciones.
Las celdas eran parecidas a las de una cárcel promedio, salvo que sus cerraduras eran computarizadas. Colocando la palma de la mano sobre el escáner se podía abrir y cerrar la celda. Claro está que solo podían hacerlo los oficiales al mando. Y John era uno de ellos.
— ¡Bienvenidos a su dulce hogar!... Por ahora —rió para sus adentros.
Cada uno de ellos fue colocado en una celda individual. Separados los unos de los otros por barrotes de metal.
— Que se diviertan —Se carcajeo John antes de salir.
Logan inmediatamente se abalanzó contra los barrotes, agarrándolos con desespero. Pasó su mano hacia el otro lado, estirándolo al máximo para poder alcanzar a April pero le fue imposible, estaba demasiado lejos.
—April —sollozó.
Él vio como los guardias la habían arrojado con violencia al piso, y ahora ésta no se movía en lo absoluto.
El hecho de que tampoco pudiera ver su rostro, ya que ella se encontraba viendo hacia el otro lado, era algo que lo desesperaba aun más.
— Ella está bien. —le aseguró Sean, quien se encontraba frente por frente a la celda de April—. Solo está así por los sedantes. Verás que en unas pocas horas despertará.
Lo único que los ojos de Logan podían ver era la incesable luz blanca que desprendía el chip de April. Se preguntó por un momento si el de él se vería así también, pero todo eso se hizo a un lado cuando se puso a pensar que ahora ella volvía a formar parte de Elysium, el lugar que les arrebató parte de su vida.
— No puedo creer que él sea tu padre. —Soltó Aspen, cortando con el silencio —. Uno de los creadores.
— Quería decírselos —se excusó—. Pero nunca encontré una ocasión… hasta que se lo confesé a April. Le confesé toda mi vida —agacho la mirada, como avergonzado—. Y creo que por eso ella fue en busca de la medicina.
— ¿Por qué?
— Porque al igual que yo intento hacerlo con mi padre, ella quería demostrarme que era capaz de hacer algo bien.
Logan soltó un suspiro.
— Pero al igual que yo… lo eché todo a perder.
— ¿Qué? —Aspen le observó con asombro—. ¿Qué estás diciendo?
— ¿Qué no ves dónde estamos? Mañana mismo todos nosotros estaremos siendo conectados a una maquina que nos pondrá en trance. ¡Perdimos!
— ¡No! Hemos pasado por mucho como para rendirnos ahora. Sé que todo lo que sucedió no debió de haber estado en tus planes, pero míranos ¡Míranos ahora! Si no fuera por April, Logan nunca hubiera dejado de sufrir. Entiendo que se suponía que ustedes debían de salir y eso pero… era tiempo en el cual él sufría… ¿Me entiendes? Cada segundo era un segundo menos de su vida.
>> Admito que yo no tengo una buena excusa, solo que ella me conocía por ser su amigo en sueños… Pero gracias a mí fuimos capaces de muchas cosas. No quiero sonar arrogante ni nada de eso pero todos aportamos algo, y entre las cosas que hice estuvo el haberte salvado la vida.
— Somos un grupo Sean —Agregó Logan—. Sé que debes de estar culpando a April por todo esto pero gracias a ella reforzamos el vínculo que tenemos. Estamos unidos. Aprendimos a luchar y a no darnos por vencidos… Un par de fierros no pueden detenernos. ¡Saldremos de aquí! Y destruiremos Elysium… para siempre.
— Yo aun tengo los documentos y el contrato —Aspen apretó con fuerza las chapas de identificación.
Logan le observó asombrado, no podía creer que en aquel pequeño lugar estuviese todo lo necesario para terminar con Elysium. Aparte de eso, fue una jugada bastante brillante por parte de Sean. Nadie pensaría que allí podría haber información de suma importancia.
— Y quizás no tengamos los mapas… —Dijo Logan—. Pero te tenemos a ti. Tú conoces este lugar más que ninguno de nosotros. ¡Puedes sacarnos de aquí! Por eso te salvamos la vida... Si fuese un donnadie, te dejaría morir —le soltó sin más—. Pero eras importante y no podíamos dejarte morir, eres un miembro crucial del equipo. Aunque eso para April es totalmente irrelevante. Ella te quería salvar, no porque supieras sacarnos de aquí, sino porque le importas… Y quería que estuvieses bien. —Hizo una pausa—. Ahora mira lo que le hicieron por intentar salvarte… Si no quieres intentarlo por nosotros, al menos hazlo por ella.
Sean le dedico una mirada a April, quien permanecía inconsciente bajo los efectos narcóticos. Lo último que él quería era que ellos le hiciesen daño… Y lo habían hecho.
Se sintió culpable por haberle hecho creer que ella había sido igual que él cuando era pequeño. Esa jamás había sido su intención. ¡Él siempre supo que su padre era el error!... Solo que eso no se lo dejó ver.
Ella no es un error, sino que lo es él.
Fue entonces cuando por primera vez se dio cuenta de que las locuras de April no habían sido un atrasado, sino que todo lo contrario. Siempre se anduvo quejando de que gracias a sus arranques de heroína, las cosas en Elysium se complicaban para escapar. Pero ahora, pudo darse cuenta de que gracias a todas esas cosas, todo había quedado al alcance de la mano.
Sean inmediatamente se colocó de pie y agarró los barrotes con sus manos.
— Estamos en La Plataforma…
— ¿Qué significa eso? —Preguntó Logan.
— Aquí es dónde dejan a todos los proyectos para luego ser derivados a sus habitaciones… —hizo una pausa, pensando todo en su mente y soltando una sonrisa tonta. Ni Logan ni Aspen entendían la felicidad de Sean.
— Nos salvó —Dijo por fin—. ¡Nos salvó!
— ¿A qué te refieres? —Preguntó Aspen.
— ¡El estacionamiento!... El estacionamiento está justo debajo de nuestros pies. Si logramos salir de aquí y llegar hasta el ascensor… saldremos de éste maldito lugar.
Aspen zarandeo los barrotes con fuerza, intentando ver que tan fuertes eran.
— ¿Cómo se supone que escaparemos de aquí? Es imposible romperlos.
— Tenemos que pensar en algo rápido… No tenemos mucho tiempo. —Dijo Sean con tono de impaciencia.
— ¿Qué hora es? —Pregunto Logan, quien permanecía sentado junto a la celda de April esperando a que despertara.
— No lo sé, me quitaron mi reloj. —Se lamentó Sean.
Se plantó un silencio sepulcral por parte de todos.
Aspen se paseaba de un lado a otro en su celda, intentando idear algo. Sean, por otra parte, se había sentado en el suelo de cara a la celda vacía que tenía a un costado, dándole la espalda a Aspen. Intentaba idear algún plan para sacarlos de allí.
Logan en lo único que podía pensar era en April. Estiraba su mano inútilmente para poder tocarla pero no lo lograba, estaba demasiado lejos como para hacerlo.
¿Cuándo despertaría? No le gustaba en lo absoluto que haya tenido que pasar por un proceso tan delicado como el que tuvo que hacer. ¿Qué tal si esos malditos la hicieron sufrir antes? A él lo habían golpeado dos veces, ¿Quién sabe qué fue lo que le hicieron a ella? Y fue entonces que en esos pensamientos de “agresión” a Logan se le ocurrió una idea. Era algo descabella pero podría funcionar.
— Chicos… Creo que tengo una idea.
Las horas pasaban tan aprisa que el tiempo comenzó a acabárseles.
April había despertado hacía un par de horas atrás. Estaba confundida y algo mareada, sin mencionar que sentía un dolor atroz en su nuca y cabeza.
— Tranquila, es normal que sientas eso. —Le intentó calmar Sean.
Aunque ella al principio no se sentía cómoda, Logan la hizo sentir segura.
Los barrotes eran algo incómodos y fríos, pero el calor de los brazos de Logan hicieron que ella hiciera caso omiso de esos fierros y se concentrara en lo que verdaderamente le importaba.
Estuvieron todo el tiempo así, incluso cuando Logan volvió a repasar su plan con los demás. April no se sentía muy cómoda con aquello pero todos coincidieron en que estaba bien.
Llego un momento en que todos coincidieron en que deberían poner en marcha el plan. Se colocaron de pie y comenzaron a hacer todo el mayor ruido posible. No pasó mucho tiempo para que un guardia apareciera y les ordenara guardar silencio.
— ¡CALLENSE! —golpeo los barrotes con una porra plateada.
— Quiero hablar con Delacourt. —le exigió Sean.
— ¿Y por qué habría de hacer lo que me pides?
— Porque lo que tengo para proponerle llevará esté lugar a la cima.
El guardia dudo unos segundos si hacerle caso o no.
— ¿Por qué alguien como tú querría ayudar a éste lugar siendo que intentas destruirlo?
— ¡SOLO LLAMELO!
El guardia se sorprendió por el cambio de actitud que Sean presentó. Tal vez eso fue lo que hizo que fuera a hablar con su superior.
— ¿Crees que funcionó? —pregunto April, aun cerca de Logan.
— No lo sé. —Le confesó Sean, quien aún permanecía aferrado a los barrotes.
No pasó mucho tiempo hasta que las puertas blancas se abrieron y John Delacourt apareció por detrás, caminando con un aire de soberbia.
— Me dijeron que el joven Anderson quería hablar conmigo.
— Así es. Quiero hacer un trato.
— ¿Por qué crees que estaría dispuesto a escucharte?
— Porque es algo que le conviene a todos.
— Te daré cinco segundos. Si el resumen de tu idea me sorprende, te seguiré escuchando.
— Si me dejan ir… Y no me convierten en el triple seis… Los ayudaré.
— No escucho algo que me interese. —Se burló.
Sean respiro profundo, aguantando las ganas de golpearlo.
— Tic – Tac, Tic – Tac.
— Te daré el contrato… Y todos los archivos que robamos.
— Ajá, sí. Escucho. —Comentó haciéndose el interesado.
Sean suspiró, intentando buscar las palabras.
— Y…Y… —tragó duro—. Les diré como hacer funcionar el virus.
Por primera vez, John pareció asombrarse por las palabras de Sean. Por otra parte, Aspen y Logan le regalaron una mirada de incomprensión.
— ¿Qué? —Dijo April, siendo la única en romper el silencio.
— ¿Tú sabes de lo qué me estas hablado, muchacho?
— Claro que lo sé. Yo lo diseñé, y sé muy bien que puede revertirse el efecto.
— ¿De qué estás hablando?
Logan parecía sonar molesto, como irritado por lo que Sean estaba haciendo. No lo entendía ¿a dónde quería llegar?
— Su virus puede despertar a las personas del transe. —Respondió John a la pregunta de Logan—. Pero también puede ponerlas en uno.
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