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Capítulo 14 - Parte II

 Había un silencio sepulcral por aquellos pasillos. April se movía con cautela, intentando mantener todos sus sentidos alerta.

Tenía la esperanza de encontrarse con Logan o Aspen… O quizás toparse con alguna habitación que tuviese sprays guardados.

Quería hacer algo bueno para demostrarle a Sean que era capaz de hacer las cosas bien y no arruinarlo todo.

Siguió caminando, manteniéndose alerta hasta que de pronto se detuvo en seco. Ante sus ojos había un carrito —como esos que utilizan en los hoteles para llevar la comida—y sobre el mismo había un montón de Sprays, acomodados a un montón de otras cosas que ella no conocía.

Se escondió detrás de la pared por las dudas de que alguien apareciera, después de todo, el mismo se encontraba junto a la puerta de un proyecto.

Estuvo allí un par de segundos, pensando que al momento de tomar alguno de aquellos sprays, la persona que habría dentro de aquella habitación podía salir. Pero los minutos pasaron, y nada salió, así que se decidió por salir de su escondite y se apresuró a tomar uno de los sprays.

Sintió miedo de que alguien saliera de allí cuando estuviese a punto de tomar la medicina, pero no estaba muy lejos de la entrada del corredor como para olvidarse del camino y evitar que los guardias la atrapasen.

Ni bien tuvo entre sus manos el alargado frasco plateado, dejo escapar una sonrisa.

¡Lo había logrado! Tenía la medicina. Solo tenía que llevarla de vuelta y demostrarle a Sean que había hecho algo bien: Salvarle la vida.

Pero antes de que pudiese salir de allí, sintió un pequeño pinchazo en su espalda, acompañado de una sensación líquida entrando en su cuerpo. Antes de que pudiese ponerse a razonar lo que había sucedido, la vista comenzó a ponérsele borrosa, todo comenzó a dar vueltas y cayó inconsciente al piso.

Sean intentó levantarse pero aun estaba un poco débil para hacerlo. Volvió a recostarse sobre el colchón, y observo el rostro preocupado de Logan. Jamás lo había visto así, ni siquiera cuando April resultó herida.

Parecía como si quisiese llorar de la desesperación.

Sean comenzó a juguetear con los pequeños frascos de spray que tenía aferrados a su mano…

“¿Frascos de Spray?” se dijo a sí mismo.

Desvió la mirada hacia su mano y allí pudo ver la plata reluciente del envase.

El hecho de que él tuviese eso entre sus manos no era una buena señal. April era la encargada de administrarle la medicina. ¿Por qué dejaría que él lo hiciera?

— Aspen… —Susurró Sean.

— ¿Hmm? —Desvió su mirada hacia él.

— Pásame mi mochila.

Aspen hizo lo que el joven le indico.

Logan se dio media vuelta para ver qué era lo que estaban tramando. Estaba tan desesperado que apenas podía pensar con claridad.

Una vez que Aspen le acerco la mochila a Sean, éste se metió de lleno y comenzó a buscar entre los bolsillos.

Si alguien había aparecido mientras Aspen y Logan no estaban —algo muy poco probable pero no del todo errado— podrían haber secuestrado a April y  haberse llevarse su archivo consigo. Pero para su desgracia, la pequeña tarjeta de memoria que contenía el archivo de la joven aun permanecía en el mismo lugar dónde Sean la había dejado.

Hizo una leve presión sobre la misma y a continuación, el pequeño rectángulo comenzó a desdoblarse hasta que un folio amarillo apareció ante sus ojos.

— ¿Qué es eso? —Pregunto Logan acercándose.

— El archivo de April —Contesto Sean, abriéndolo para echarle un vistazo—. Qué extraño…

— ¿Qué cosa? —Dijo Aspen.

— Todo está igual a cómo lo dejé la última vez.

— ¿Y eso es malo? —Preguntó Logan.

— Es que… —suspiró—. Le dije a April que podía tomarlo y leerlo. Quería que supiera finalmente quien era en realidad… Pero tal parece ser que no lo toco.

—Eso es imposible. Ella me dijo lo mucho que deseaba saber sobre su vida… No me dejó contarle nada porque dijo que quería averiguarlo ella misma.

— Algo anda mal…

El ambiente comenzó a ponerse algo tenso. Nadie sabía en dónde April se encontraba, había desaparecido sin dejar rastro.

— ¿Le dijiste algo como para que se ofendiera? —El ceño fruncido de Logan acompañó el enojo de su voz.

— ¿Qué? ¡No! ¿Por qué me dices eso?

— Porque siempre le estas echando la culpa. Tal vez le dijiste algo que la hizo enojar.

— ¡Jamás! Hice todo lo contrario, me confesé con ella. Le conté toda mi historia, no pudo haberse sentido ofendida por eso.

Logan soltó un bufido.

—En ese caso, creo que debemos ir por ella —Opinó Aspen.

— ¿A dónde? ¡No sabemos dónde está!

— Quizás… Tal vez haya ido por ustedes —Habló Sean.

— ¿Qué?

— Me dijo que estaba preocupada porque ustedes no venían y…

Logan y Aspen se lo quedaron mirando fijamente, parecía como si Sean hubiese entrado en un estado de petrificación. No se movía en lo absoluto y mantenía la vista fija en el piso.

— Te demostraré que soy capaz —su voz sonó como un susurro.

— ¿Eh? —Soltó Logan confundido.

— ¡Maldita sea! —Dijo y de inmediato se colocó de pie. Aspen se abalanzó sobre él para poder ayudarlo a mantener el equilibrio.

— ¿Qué sucede? —Preguntó Aspen al ver el rostro de Sean.

— ¡Ella fue por la medicina!

— ¡¿Qué?!

— ¿Por qué lo haría? —Dijo Aspen—. Ella sabía que nosotros iríamos por ella.

— Pero demoraban demasiado y estaba preocupada… ¡Ay dios mío! —se soltó del agarre de Aspen—. Lo hizo por mí, lo hizo para demostrarme que es capaz de hacer las cosas bien.

Si no fuera porque Aspen reacción de inmediato, para entonces Sean estaría en el piso, luchando por intentar quitarse a Logan de encima.

— ¡ESTO ES TODO TU CULPA! —Gritó hecho una fiera.

— ¡Ya basta, Logan! —Dijo Aspen, intentando calmarlo.

Diablos, la fuerza que Aspen tenía que hacer ahora para mantener alejado al joven de Sean era el doble de la que tenía que hacer antes. Era impresionante el cambio que había tenido en aquellas ocho horas. Su cuerpo había cambiado drásticamente, la fuerza que ejercía era impresionante.

— ¡TE JURO QUE SI LE PASA ALGO TE MATO! —Le amenazó.

— ¡BASTA! —Gritó Aspen.

— ¡No le pasará nada! —Se defendió Sean—. Pero si seguimos aquí puede que sí.

Con un simple movimiento, Logan se soltó del agarre de Aspen, manteniendo una mirada despectiva en su rostro.

Aspen intentó mantenerse a la par de Sean en caso de que Logan volviera a  reaccionar con agresividad.

— Juntos la encontraremos —dijo Sean, intentando mantener la calma. Logan parecía un león asechando a su presa —. Te lo prometo.

— Más te vale que la encontremos… O te volaré la cabeza como a los otros.

Sean trago duro.

El ambiente comenzó a des tensarse cuando Logan se dio media vuelta para salir de la habitación.

Sean inmediatamente se puso a recoger sus cosas y las guardo en su mochila.

Aspen se dio media vuelta para observarlo. Era increíble pensar que hace un par de minutos atrás estuviese agonizando de dolor y ahora caminara como si nada.

— ¿Sabes dónde puede estar?

— No lo sé… —dijo con la voz dolida—. Pero la encontraremos.

Sean se coloco la mochila en las hombros, y fue entonces cuando Aspen le tendió una de las armas que había tomado de los guardias.

— Por si las dudas…

Él le sonrió y tomo el arma entre sus manos.

Se movían en bloque, caminando uno al lado del otro, ocupando casi todo el espacio de los pasillos.

Todo estaba en completa calma, no se escuchaban ruidos de guaridas… lo cual era bastante sospechoso, considerando que tendrían que estar armando un revuelo después de haber asesinado a veinte de sus hombres.

— ¿Dónde están todos? —Pregunto Aspen.

Todos tenían sus armas aferradas a sus manos, listas para levantarlas y disparar al enemigo.

— Cuando estábamos fuera, ya nos estaban persiguiendo. —dijo Logan.

— Quizás todos estén dónde la masacre —respondió Sean.

— ¿En serio lo crees?

— No.

Continuaron andando hasta que por fin se toparon con un grupo de guardias.

Antes de que éstos pudiesen verlos, se escondieron detrás de una pared.

Sean asomó la cabeza por la parte baja, manteniéndose arrodillado. Aspen no contuvo las ansias y asomo la cabeza por encima de la de Sean. Finalmente,  Logan se asomó su cabeza por encima de las de los demás.

— ¿A dónde van? — Dijo Logan.

Todos marchaban como si estuviesen en un desfile del ejército. Uno al lado del otro formando un rectángulo perfecto.

— Esos no son guardias comunes —Dijo Sean.

— ¿A no?

— Tienen el símbolo de Elysium bordado sobre el pecho.

— ¿Y eso que tiene de diferente? —Pregunto Aspen.

— Ellos se encargan de proteger a los superiores… Los creadores.

— Creo que ellos se mantenían en el último piso. ¿Por qué estarían aquí?

Sean sintió una punzada en el estomago. Por alguna razón sentía que las cosas no andaban bien. No era normal que esos guardias anduviesen por allí… Y mucho menos el que April también lo estuviera.

Un hormigueo le recorrió el cuerpo al pensar que podrían haberla capturado… Y que ahora estuvieran tras de ellos.

Los guardias desaparecieron una vez que las puertas del ascensor se cerraron.  Esperaron un par de segundos antes de salir de su escondite y proseguir su búsqueda.

— Debemos andar con cuidado, no podemos dejar que nos atrapen —Habló Sean saliendo del escondite.

— ¿Y qué pasa si los atrapamos?

Aquella voz masculina hizo que todos quedaran petrificados. Se voltearon lentamente, tratando de no verse asustados al ver la enorme cantidad de guardias que le apuntaban a la cabeza.

Todos tenían el símbolo de Elysium grabado en su informe, pero el que parecía estar al mando, portaba el mismo símbolo de color dorado.

— Creo que finalmente los hemos atrapado… Y déjenme decirles que fue una tarea sumamente difícil de hacer. Ustedes son muy traviesos —hablo como si estuviese retando a un par de niños pequeños. Pero lentamente su rostro se desfiguro, adoptando una apariencia firme—. Suelten las armas.

Ellos obedecieron a regañadientes, arrojando todas las armas que llevaban consigo.

— Arréstenlos.

Y dicho eso, tres guardias se abrieron paso por entre los otros y le colocando a cada uno una especie de esposas alrededor de las mañecas. Parecían más bien como una cuerda de metal brillante, que al momento de hacer contacto con la piel, ésta se enroscaba como una serpiente y apretaba más de la cuenta.

El guardia a cargo se tomo unos minutos para apreciar a los tres jóvenes que tenía adelante. Era increíble que finalmente los hubiese capturado… ¡A todos!

Un sueño hecho realidad.

— ¿Qué? ¿Qué tanto nos ve? —Dijo Sean con desprecio.

— Nada… Me siento orgulloso por haberlos detenido —Se llevó las manos a la espalda—. Ahora… necesito que nos acompañen.

— ¿Tenemos otra opción? —Soltó Logan.

Y de inmediato todos se pusieron en marcha.

El último piso presentaba un lujo total. Aunque se suponía que aquel piso era de arriba abajo un laboratorio, el mismo tenía una escalera que llevaba a un piso más pequeño, en el cual se encontraban las oficinas de los superiores… También conocidos como Los Creadores.

Los tres chicos fueron obligados a permanecer en una habitación totalmente a oscuras. No podían verse siquiera entre sí.

Las paredes eran acolchadas, lo que daba la sensación de estar dentro de una habitación de manicomio. La diferencia era que el piso era frío como para estar sentado por un periodo largo de tiempo.

— ¿Por qué estamos aquí? —Resonó la voz de Aspen en el silencio.

— No lo sé… —Respondió Sean con sinceridad—. No entiendo por qué nos mantienen aquí.

— ¿Deberíamos estar en otro lado?

— Se supone que sí. Aquí no es adonde nos deberían trasladar… a menos que hagan una excepción con nosotros.

— A mí solo me preocupa April. Necesito saber dónde está. ¿Por qué no la traen con nosotros? —Habló con desespero la voz de Logan.

— Quizás aun no la atraparon. —Dijo Aspen.

— No lo creo —Dijo Sean—. Algo me dice que ya nos tienen a todos… Lo que no entiendo es por qué no estamos juntos. ¿Qué tiene de diferente ella que nosotros no?

— Quizás haya un área para las mujeres.

— ¿En serio, Aspen? Es lo más idiota que te he escuchado decir.

— ¡Oye! —Le apuntó con el dedo… Aunque no supiera con exactitud la ubicación de Sean—. Si tú apenas sabes por qué nos mantienen aquí, ¿Por qué mi suposición debe de estar mal?

— Porque seas hombre o mujer, siempre estarán juntos. No hay favoritismo. Aquí no eres una persona, eres un número. Nada más.

Hubo un silencio sepulcral en la habitación.  Ninguno de ellos habló en el tiempo que demoraron en venirlos a buscar.

Sean no dejaba de pensar en qué sería lo que estarían tramando. No podía hacerse siquiera una idea de lo que la realidad sería.

Logan, por otra parte, no dejaba de comerse las uñas. Lo único en lo que podía pensar era en April. Necesitaba encontrarla y estar a su lado… Solo eso. Quería abrazarla y decirle lo mucho que la amaba, lo mucho que la necesitaba. No quería que la separaran de él como la última vez. Quería ser consciente de su existencia, quería salir de allí y vivir una vida feliz con ella.

La luz del exterior se coló dentro de la habitación al momento de las puertas al abrirse. Todos quedaron cegados, sus ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad.

Antes de que pudiesen razón que era lo que sucedía, varios guardias se adentraron en la habitación y les colocaron otro tipo de esposas más eficaces. Las mismas eran transparentes y hechas de lo que parecía ser un material sumamente resistente. Les dejaba los brazos inmovilizados, apenas podían mover sus manos.

Fueron conducidos hasta una habitación enorme, en la cual se podía ver a lo lejos los lujos ventanales. Era la primera vez que todos podían ver, aunque sea una minúscula parte, de lo que era la luz del sol.

Una vez los adentraron en la habitación, los golpearon con violencia en las piernas, haciéndolos caer de rodillas.

— ¡Deben de estar de rodillas para presentarse ante él!

Ellos gruñeron, furiosos por dentro, hasta que escucharon el ruido de una puerta al abrirse. Al levantar la mirada, los tres pudieron ver a un grupo de guardias que se movilizaban por detrás de un hombre bastante elegante. Vestía una bata color blanco con el símbolo de Elysium, el cual parecía desprender luces.

Su cabello castaño estaba muy bien peinado y su tes blanca hacía resaltar sus intensos ojos azules.

— Muy bien hecho Delacourt —Dijo con una magnifica sonrisa aquel hombre.

— ¿Delacourt? —Susurró Sean. Conocía a aquel hombre. John Delacourt, jefe de guardias.

— Jamás creí que podrías atrapar a estos pequeños traviesos.

Cada uno de ellos le fulminó con la mirada. Por más que estuviesen de rodillas, no se rebajarían de nivel.

— Ustedes, pequeñas criaturas, me han costado varios millones… Los cuales espero que me devuelvan.

— ¿Cómo? ¿Volviendo a ser tus ratas de laboratorio? —Le soltó de mala gana Logan.

Aquel hombre posó aquellos ojos azules llenos de malicia sobre los de él.

Por primera vez, Logan podía decir que se sentía asustado. Intentó mantener una pose firme pero le resultaba imposible.  Apenas aquel hombre le miró, bastó como para que él comprendiera que debía de callarse.

— Déjalo en paz —Soltó Sean al ver como aquel hombre tomaba a Logan por sus cabellos.

Ahora aquellos ojos azules se posaron sobre los de él… pero por alguna razón Sean no tuvo miedo.

— ¿Cómo osas decirme lo que debo de hacer? —Se acercó a él con sigilo—. ¿Sabes lo mucho que me han costado tus jugarretas? ¡Tú deberías ser el que debe cerrar la boca!

— ¿Te enteraste de mi pequeño regalito? Logre despertar a alguien sin tener que asesinarlo.

— Estoy bastante impresionado por eso… Jamás creí que fueses capaz… Lo que no puedo entender es por qué despertaste a este montón de gente. Con una sola te hubiese bastado para salir de aquí y arruinarlo.

Sean frunció los labios, y aquel hombre rió.

— Lo ves… Sigues siendo igual de estúpido que antes…—arrugó su nariz en señal de desprecio —. Hijo.

Logan y Aspen lo miraron como si les hubiesen tirado un vale con agua helada.

¿Hijo? ¿Cómo que hijo? ¿Acaso Sean era hijo de uno de esos monstruos?

— No soy estúpido —dijo entre dientes—. Ya no soy un niño, soy un adulto. Y te demostraré que soy capaz de destruir el imperio que tantos años te llevó construir.

El padre de Sean, Andrew Anderson, soltó una carcajada.

— ¿En serio crees que serás capaz de salir de aquí?... Te atrapé, ya no tienes a dónde ir. Tu hora de la pavada se terminó. —Su rostro se tornó serio—. Ahora es momento que le dejes el mando a los adultos, niño. —Dijo dándole una pequeña bofetada.

La cara de desprecio de Sean no se comparaba con ninguna otra. Se notaba que tenía un odio hacia su padre, y viceversa.

— Además —Se alejó de su hijo, acercándose a sus guardias—. Si tienes pensado escapar, yo aquí solo veo a dos personas… ¿A dónde quedo la linda jovencita rubia?

Logan abrió sus ojos de par en par, sorprendido por lo que aquel hombre acababa de decir.

— ¡¿Qué fue lo que le hizo?! —Poco faltó para que escupiera fuego por la boca. Intentó ponerse en pie pero uno de los guardias lo golpeo con una especie de porra en la espalda que lo hizo callar de inmediato.

— ¿Qué fue lo que le hice? ¡Pregúntaselo a tu amigo! —Dijo señalando a su hijo.

Sean le dedico una mirada de incomprensión, no entendía a lo que se refería.

— Tú… Tú arruinaste lo que por años intentamos lograr. —Sus arrugados labios se estiraron hasta el punto de una amplia sonrisa—. Pero no te preocupes, ya lo solucioné.

— ¿Qué hiciste?

Andrew chasqueo los dedos, y de inmediato, dos guardias se abrieron paso por entre los demás sosteniendo por los brazos a April.

La joven lucía verdaderamente mal. Tenía un aspecto de cansancio, sin mencionar que apenas caminaba, los guardias eran quienes la arrastraban.

Los tres jóvenes se pusieron como locos de inmediato. El ver el estado en el que April estaba les causaba pavor, en especial a Sean. Él sabía que ella no estaba cansada, sino que drogada.

— Observa mi gran obra de arte —Habló su padre y de inmediato tomo a la joven por los cabellos, haciendo que agachara la cabeza hasta que todos pudiesen ver el chip resplandeciente que había en su nuca

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