Capítulo 11
Caminaron por los pasillos a paso ligero. No querían resultar sorprendidos por lo que intentaban mantenerse alertas. Observaban para todas partes, incluyendo el techo.
Sean iba delante de todo y Aspen estaba que le pisaba los talones. April iba delante de Logan. Intentaba ir a su lado pero habían veces en las que se olvidaba que él no podía caminar rápido y tenía que retroceder. No quería que los dejaran atrás pero si Logan seguía siendo así de lento, lo más seguro es que los perdería de vista.
April caminaba nuevamente por delante de Logan. Miraba seriamente a los chicos que iban delante de ella. Era increíble que los dejaran olvidados. Odiaba que Sean se comportara como… ¡Ni siquiera se puede decir! Ella solo quería hacer un bien, jamás se imagino que Logan terminaría siendo una carga para ellos. ¡Pero no era su culpa que Sean fuese alguien misterioso! Si al menos él le hubiese explicado como es el mecanismo, ahora no estarían así. Solo deseaba tener un reloj a la mano para poder ver cuánto tiempo le quedaba. Sean dijo que Logan no podría correr hasta al menos ocho horas después de despertar.
Intentaba recordar cuanto tiempo había estado Logan desconectado de la máquina, pero eran tanto los nervios y el disgusto que tenía encima que apenas podía recordar que Logan iba detrás de ella. Estaba tan enojada y metida en sus pensamientos que nunca se dio cuenta de que estaba prácticamente detrás de Sean y Aspen. Se detuvo y se volteo para ver dónde estaba Logan, cuando de pronto, sintió como el corazón le dio un brinco. Logan no estaba allí atrás. No estaba siquiera cruzando el pasillo.
— ¿Logan? —pregunto la joven preocupada. La respiración se le había acelerado.
No. No, no podía ser, ¡no podía perderlo!
Finalmente, tres pasillos detrás de ellos venía Logan, prácticamente aferrándose a las paredes para no caerse.
— ¡Logan! —gritó desesperada y corrió a su lado.
Estaba agitado, algo sudado y se podía ver como el corazón le martilleaba el pecho.
— ¿Qué tienes? ¿Por qué estas así?
— Quise… —trago saliva—, quise alcanzarlos. Pero ya veo que no pude.
— No, no, no, no, no —lo tomó entre sus brazos, sirviéndole de apoyo—. Caminaremos juntos, ¿okey? Así, lento.
Comenzaron a moverse pero April notaba que lo hacían demasiado lento. Ya no caminaba como una persona normal, sino como un anciano con problemas de cadera.
La desesperación la invadió nuevamente. Al paso al que iban jamás alcanzarían a los demás y April tenía la leve sospecha de que a Sean no le importaría dejar que los atraparan. Después de todo, ¿Qué no es eso lo que se hace siempre? Se deja al más débil atrás para que sirva de señuelo y los demás puedan escapar.
Aspen era alguien sumamente fuerte e inteligente, con la experiencia que Sean tenía de ese lugar ambos podrían salir en menos de una hora. Claro, si nadie los retrasaba.
Doblaron por el pasillo y April no pudo ver ni rastro de los demás. Definitivamente no pensaban volver por ellos, y eso hizo que ella comenzara a llorar de la frustración. Pequeño sollozos salían por su boca pero intentaba reprimirlos. No quería que Logan la escuchase, no lo quería.
— Déjame… — dijo débilmente Logan.
— ¿Qué? ¡No! No, no voy a dejarte. ¡No pasé por lo que tuve que pasar por nada!
— No te sirvo… No puedo seguir —dijo e inmediatamente se detuvo, cayendo de rodillas al suelo.
— ¡Logan!
Ahora las lágrimas que le caían eran por ver el mal estado que Logan presentaba. ¡Fue una estúpida! Jamás tendría que haber salido de aquella habitación. Debería de haber esperado a que Logan estuviese bien para salir… O al menos, que Sean hubiese dicho que ambos se quedaran allí escondidos mientras Aspen era el encargado de llevar los registros al parlamento.
Ahora, allí afuera, en los pasillos de una de las instalaciones que dentro de poco se llenaría de gente, estaban ellos. Solos e indefensos. Cualquiera que pasara podría verlos e inmediatamente entregarlos.
— ¿Por qué no descansamos? —lo recargo junto a la pared y ella hizo lo mismo, tomándolo de la mano.
Él le dedico una mirada y pudo ver como April observaba para todas partes. Tenía una mirada inquieta y de suma preocupación.
— Solo ve… Yo estaré bien aquí.
— ¿Y dejar que te atrapen? No. No, no haré eso.
— Siempre fuiste testaruda —dijo dándole una leve sonrisa.
— No quiero verte sufrir otra vez —mencionó con lágrimas en los ojos—. No quiero pensar que puedo perderte en cualquier momento.
Él se acerco a ella y le dedico una mirada de cariño y comprensión. Algo que sabía que la reconfortaría. Extendió su mano y acuno su rostro con ella.
— Mi corazón pudo aguantar durante trece años… ¿Qué harían unos días más? El pensar en ti me dio fuerzas para seguir. No dejes que por mi culpa te atrapen. No hagas que me arrepienta.
— Digas lo que digas… No voy a dejarte. Nunca lo haré, ¿me oíste? Saldremos juntos de aquí.
— April.... —susurró con dulzura.
Fue en ese momento en que los ojos de April vieron como una silueta se asomaba por el pasillo, sintiendo como un escalofríos le recorría el cuerpo.
— ¡Aspen! —Gritó de alegría al ver su rostro aparecer.
El joven se apresuro a llegar a su lado, manteniendo una cara de preocupación.
— ¿Qué le sucede?
— No puede caminar. Está agotado.
— Tenemos que apresurarnos —observó a Logan, y meditándolo un par de veces encontró la mejor forma de cargarlo en sus brazos.
— ¿Qué haces? —pregunto Logan, un tanto alarmado por ver la fuerza que aquel joven tenía.
— ¡Ayudarte!
E inmediatamente todos salieron corriendo, intentando alcanzar a Sean.
Aspen iba delante de todo, manteniendo un rostro serio. April iba detrás, pegada a él, observando que nadie los siguiera.
— Aspen —pronuncio la joven.
— ¿Qué sucede? —dijo en tono serio, manteniendo la mirada al frente.
— Gracias por volver.
Él se volteo para verle y observo cómo ésta le regalaba una sonrisa.
— De nada…
Caminaron un par de metros más hasta que de pronto, Sean apareció y traía consigo un rostro de molestia, el cual se agravó al ver como Aspen cargaba a Logan en sus brazos.
— Maldita sea —susurró enfadado—. ¡Te dije que nos traería problemas!
— Ella solo intentaba ayudarlo —comentó Aspen—, ¡Deja de molestarla! Además, yo no veo que tú hagas algo para mejorar la situación.
— ¡¿Cómo quieres que lo haga si tenemos a un enfermo entre nosotros?!
— ¡Déjalo en paz! —intervino April y lo empujo contra la pared, arrinconándolo—. ¡Ya me tienes harta! Siempre te estás quejando de todo lo que hago.
— ¡Porque lo arruinas!
— ¡No lo arruinarías si me dijeras como son las cosas!
— ¡Es irrelevante! A ti no te importa cómo funcionan las cosas.
— ¡NO! —gritó furiosa—. ¡A mí sí me importa saber cómo funcionan las cosas! Pero por alguna razón tú las ocultas.
— ¡Yo no oculto nada!
— ¡SÍ! ¡SÍ QUE LO HACES! —estaba absolutamente enfadad.
— April —comentó débilmente Logan—, cálmate.
— ¡No me pidas que me calme! —se volteo para ver a Sean—. Desde que desperté en este lugar he sentido que me ocultas la mayoría de las cosas. Sabes absolutamente sobre cómo funciona cada minúscula parte de éste maldito lugar… ¿Cómo? —Le hizo una mirada acusadora—. ¿Cómo sabes tanto? La única forma de saber es estudiando… ¿Cómo supiste de éste lugar? Se supone que es algo ultra secreto… ¿Cómo supiste de la existencia de Elysium?
Sean le dedico una mirada nerviosa. Se le notaba en todo su cuerpo.
Aspen y Logan le dedicaron una mirada acusadora también. Estaban de acuerdo con las cosas que April había dicho.
— A-a-a… —no sabía que decir. Jamás lo había pensado. A decir verdad, él jamás pensó que demorarían tanto en salir de aquel lugar. Tendría que haber pensado en un plan B.
— ¡Habla!
— Yo…
Fue en ese entonces en que las luces se pusieron absolutamente rojas, bañando las paredes de un color sangre. La insaciable alarma comenzó a sonar y aquella voz robótica femenina comenzó a repetir.
“Proyecto 6-6-6. Desaparecido.”
— Ya saben —susurró Sean.
— ¿Qué es eso? —pregunto Logan, absolutamente confundido.
— Tenemos que irnos —dijo April.
Comenzaron a correr, intentando buscar una salida.
A medida que corrían, Sean desplegó el mapa virtual de Elysium —el cual había en su reloj—, intentando buscar una salida.
— ¡Tenemos que ir al piso 16! —grito Aspen, intentando hacer que su voz se escuchara por encima de la alarma.
— ¡Ya lo sé, ya lo sé! —dijo Sean, aun buscando una salida en el mapa.
Llegaron a un amplio pasillo —parecía una habitación, rodeada de cuatro pasillos, formando una cruz—, cuando de pronto sus miradas se voltearon para ver a su derecha y pudieron ver a todo un escuadrón armado.
— Ay no —susurró April.
— ¡Corran! —gritó Sean e inmediatamente todos comenzaron a seguirlo.
Los guardias corrieron detrás de ellos, cargando sus pesadas armas consigo hasta que el primer grupo comenzó a dispararles.
— ¡Ahhh! —gritó April al ver como una bola azul pasó muy cerca de su cabeza.
Aquellas armas que utilizaban para disparar lanzaban como una especie de bola de fuego azul, la cual, al impactar contra una superficie explotaba, causando daños al edificio y provocando que los escombros salieran volando por todas partes.
Entre el polvo, los escombros, la ruidosa alarma y la luz roja del lugar, todo era un completo caos. Estaban completamente desorientados.
— ¡Sepárense! —gritó Sean, indicando dos pasillos alternos.
Aspen no estaba muy seguro de hacer lo que él joven le decía. Si se separaban ¿Cómo sabrían donde encontrarse? No habían previsto nada. Tendría que confiar en Sean. Si él dijo que se separaran era porque tenía algo en mente. Y así fue como hicieron, Aspen y Logan —con éste aun en sus brazos—, doblaron por la izquierda mientras que April y Sean lo hicieron por la derecha.
En determinado momento, April sentía como el aire no le entraba a los pulmones. Tenía miedo de estar entrando en un ataque de pánico y esto se agravo cuando vio como Logan se alejaba de su lado. ¿Qué tal si los atrapaban? Aspen era rápido pero con todo lo que estaba pasando debería de estar cansado.
Los disparos habían cesado pero fue solo por un momento, ni bien los guardias doblaron por el pasillo comenzaron a disparar nuevamente.
Sentían como le pisaban los talones, explotando todo lo que había a su lado.
Las paredes ya parecían un queso gruyer.
Sean soltó un gruñido cuando una de esas bolas de fuego rozaron su mejilla, causándole un rasguño.
Otro agujero se formó a su lado y los pedazos de pared volaron por todas partes. April sintió un golpe seco en su cabeza y antes de poder reaccionar, ya estaba en el piso.
— ¡April! —grito Sean. Por primera vez la llamaba por su verdadero nombre.
Corrió a su lado para intentar ayudarla cuando de pronto, sus enormes ojos verdes se encontraron con cuatro armas que le apuntaban a la cabeza. Vio como la intensa luz azul se incendio dentro del cañón. El corazón se le aceleró hasta el punto en que pensó que le explotaría.
Fue entonces cuando una puerta se abrió y de dentro de ésta un hombre salió completamente enfurecido. Seguramente preguntándose por qué había tanto escándalo.
Sean lo vio y sin dudarlo, lo tomo con fuerza y lo coloco delante de él, formando un escudo. Inmediatamente los disparos se escucharon y éstos impactaron en el cuerpo de aquel hombre. April quedo completamente horrorizada. Jamás en su vida pensó ver algo parecido a aquello.
— ¡Corre! —le ordenó Sean.
Estaba shokeada, apenas podía ordenarle a sus piernas que se movieran pero finalmente lo logró. Logró salir corriendo lo más rápido que pudo. Parecía un corredor profesional.
Sean iba retorciendo, sosteniendo el cadáver de aquel hombre hasta que llegó a la esquina.
Tal vez aquellas bolas azules causaban explosiones en superficies macizas, pero en un cuerpo humano era completamente distinto. Pequeñas pero letales heridas, muy parecidas a una quemadura de tercer grado, estaban regadas por todo el cuerpo de aquel hombre.
Finalmente, Sean lo arrojó al suelo, resguardándose contra la pared, justo antes de que una de esas bolsas atravesara de lado a lado el inerte cadáver.
Definitivamente él también quedo bastante mal. Jamás se imagino tener que matar a alguien para protegerse a sí mismo. Se suponía que eso no debía pasar.
Una explosión en la pared que había frente de él lo hizo volver a la tierra y comenzó a correr tras de April.
Desplego nuevamente el mapa que había dentro de su reloj. Estaba perdido, desorientado. No sabía a dónde ir. ¿Adónde estaba April? ¿Por qué no la veía?
Al doblar por un pasillo se encontró con la rubia cabellera de la joven, doblando la esquina.
— ¡April! —gritó y corrió tras ella cuando de pronto, sus ojos se encontraron con un escuadrón armado (muy seguramente el que perseguía a Aspen y Logan)
Los disparos comenzaron como lluvia de meteoros. Sean se arrinconó contra la pared, agachándose lo más posible que podía. Los pequeños trozos de pared caían sobre su cabeza.
Finalmente logró acercarse bastante a dónde April y los demás se encontraban. Afortunadamente, Aspen entendió la idea que Sean había tenido. Las puertas del asesor comenzaron a abrirse gracias al pase falso del joven.
April se volteo para mirar hacia atrás, deseosa de poder ver si Sean aparecía cuando de pronto, ve como el joven cae al piso, producto de que una de esas bolas azules rozara su mochila, haciéndolo trastabillar.
— ¡NO! — Y salió corriendo tras de Sean.
Sean se arrastro y luego gateo hasta poder volverse a poner de pie. Su mirada se elevó y se encontró con que April estaba a su lado, ayudándolo a estabilizarse.
— ¡Corre! ¡Rápido! —dijo de inmediato y ambos salieron corriendo hacia el asesor, el cual se iba cerrando lentamente.
— ¡April! —grito Logan desesperado.
Ni él ni Aspen creyeron que ambos llegarían, pero lo hicieron. ¡Lo lograron! Ambos lograron entrar al ascensor antes de que las puertas se cerraran. Pero para su desgracia, cuando April entro, una bola azul rozó su brazo, causándole una horrible herida.
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