5🍦
Era lunes, Carla estaba sentada junto a Eren en la sala de espera del consultorio donde le atendería la nueva psicóloga, Hanji Zoe. La mujer había hablado con la profesional unos días antes de llevarlo, así que ya sabía muy bien lo que debía hacer con su hijo, incluso había llevado todos los progresos que había tenido desde su infancia, para que pudiese observarlos.
Eren se encontraba con un gran malhumor y aquello se debía porque lo había levantado demasiado temprano para su gusto, pero no le habían podido dar otro turno, así que tuvo que obligarlo a subirse al auto para que Grisha los llevase.
La puerta del consultorio se abrió unos minutos después y de allí salió una mujer delgada, con gafas y una coleta amarrando su cabello castaño.
—¿Eren?— le dijo entonces con una sonrisa amable.
Eren miró a su madre bastante dudoso sin embargo, ella se puso de pie, instándole a que también lo hiciera.
Cuando estaba a punto de avanzar tomada de la mano de su hijo, la psicóloga la detuvo.
—Me gustaría hablar con Eren primero, ¿Está bien?
—Sí, por supuesto— soltó la mano de su hijo y continuó —ve con ella, te estaré esperando aquí.
—Mamá.
—Anda, quiere hablar contigo, no me iré.
Eren se dirigió hacia la psicóloga, aún así, antes de entrar al consultorio miró una vez más sobre su hombro para asegurarse de que su madre aún estaba allí.
Carla se mantuvo atenta al reloj durante lo que tardó la sesión, recordaba a Eren con su antigua psicóloga e incluso jamás había estado tan tranquilo sin asomarse de vez en cuando para espiar el pasillo. Esta vez estuvo dentro los cuarenta minutos.
Salió segundos después de lo cumplido, con una gran sonrisa y riendo por algo que la mujer le decía casi en un susurro.
—¿Podría hablar con usted un momento?
—Por supuesto, Eren por favor quédate aquí.
—Sí mamá.
Carla se adentró al consultorio, vio que sobre una pequeña mesita había algunos dibujos y crayones.
—No quería hablar al principio, así que le dije que dibujara algo bueno que le pasó hace poco, señora...
—Carla, soy Carla.
—Bien, tome asiento por favor—. Esperó a que la mujer hiciese lo pedido antes de continuar —bien, debo decirle que he tenido casos como estos y jamás he logrado llevarme bien en la primera sesión, pero creo que Eren no tendrá problemas con venir aquí.
—¿Se ha portado mal?
—No, todo lo contrario, como le dije ha estado dibujando al principio y luego cuando simplemente terminó, comenzó a hablarme por su cuenta.
—Eso es muy bueno, temía que no quisiese confiarle nada. ¿Puedo saber...?
—Me ha pedido que le guarde el secreto.
Hanji sonrió y Carla no pudo hacer más que imitarla.
—Quería preguntarle si Eren tiene más contacto que el de sus padres. Ya sabe, amigos, compañeros o familiares cercanos.
—Bueno, Eren vive en casa y no va a la escuela, así que prácticamente está a todas horas con nosotros. Vemos a mis padres en las fiestas y él se lleva muy bien con ellos.
—De acuerdo ¿Algún amigo?
—Bueno, no es exactamente su amigo, pero hace unos días conoció a su nuevo vecino y él me ayudará a cuidar de Eren. Es de su misma edad, así que me pareció bien que hablasen un poco.
—Eso me parece perfecto Carla—. Continuó Zoe —Por lo que he visto durante la primera sesión, Eren es muy dependiente de ustedes y como todo el mundo debería explayar sus lazos afectivos.
—¿Necesitaría rodearse de más personas?
—Eso mismo, usted debe pensar que Eren es un adolescente, ya no es más un niño pequeño y como todo joven que está en crecimiento necesita un poco más de compañía. Se lo explicaré, Eren, puede ver, oír y hacer lo que cualquier otra persona a su edad, haría.
Imagine que ve a una chica bonita por la calle, lo más probable es que le guste. Si ve a dos personas de la mano, querrá hacerlo, o a un grupo de chicos de su edad jugando a la pelota, también querrá hacerlo. Eren ha mostrado cierto interés en formar una amistad con alguien, quiere tener amigos. Por eso me parece excelente que alguien más, comience a entrar en su vida y si me permite decirlo, me gustaría que le diesen esa posibilidad de elegir lo que quiere.
—Entiendo, sé que Eren no es un niño pero... No puedo evitarlo, me aterra lo que los jóvenes puedan llegar a hacerle, sé que hay gente mala por allí y ante una muestra de debilidad bueno... ya sabe— Hanji asintió —Además los chicos de su edad, la mayoría, bebe, fuma o sale a bailar y ya tienen relaciones sexuales y bueno, Eren no está en eso y tengo miedo que con una mala elección lo lleven a hacer cosas malas.
—El chico, su nuevo vecino, ¿Cree que llevará a Eren por ese camino?
—No, no. Me ha parecido un chico muy agradable y respetuoso, por eso se encargará de cuidarlo.
—Entonces, no tiene nada que temer.
Después del almuerzo Carla le explicó a Eren que ella se iría en unas horas hasta la noche, pero que no tendría que quedarse solo porque Levi iría a pasar el rato con él.
El castaño aceptó su explicación casi de inmediato y cerca de la hora en la que el otro joven llegaría, se dedicó a buscar algunos de sus juguetes y dejarlos en el sillón de la sala.
Cuando la puerta fue golpeada, Carla se dedicó en atender y darle todas las indicaciones necesarias a su vecino para que Eren mantuviera su rutina. Y muy pronto ya tenía al castaño mirando con una sonrisa al hijo de Kuchel sin perderle pisada.
—Volveré a las diez, no le des problemas a Levi y diviertanse.
—Sí mamá—. Se despidió con un beso de su madre y luego se giró para enfrentar al más bajo.
—Mira mocoso, vendrá un amigo aquí por unas horas y tú no dirás nada.
Eren sonrió y se acercó a él.
—¿A jugar?
—Sí, sí, a jugar.
Levi terminó recostado en el sillón mientras miraba su teléfono y Eren se mantuvo sentado sobre la alfombra observándolo. ¿Por qué no le hablaba? ¿No le gustaban sus juguetes? ¿Debía poner un poco de música?
La puerta volvió a sonar cerca de las cinco, Eren miró detenidamente al chico que entraba y le daba un beso a Levi. ¿Los chicos se besaban como sus papás?
—Eren— dijo entonces Levi cuando se acercó con el rubio a su lado —. Él es Farlan, jugaremos a las escondidas. ¿De acuerdo?
El castaño asintió bastante feliz al saber que Levi pronto jugaría con él, amaba las escondidas siempre le ganaba a su padre.
—Bien, yo te buscaré. No importa lo que escuches, no debes salir, ¿Comprendes?
—Sí, sí.
Luego de unos minutos en los que Levi simuló contar, Eren ya estaba corriendo por toda la casa para encontrar un buen escondite. Sus ojos brillaron ante la idea que cruzó por su mente, porque Levi jamás lo encontraría allí.
Dos horas después, Levi salía del baño luego de haberse dado una ducha, se asomó a la puerta de invitados donde los Jaeger mantenían una cama vieja y encontró a Farlan totalmente desnudo aún en ella.
—Ya vete, debo terminar de seguir la lista que me dio la madre del niño o me despedirán.
—¿Ya me estás echando?
—¿Me conseguirás lo que pedí?— respondió.
El rubio bufó y comenzó a cambiarse.
—Por supuesto, mañana te lo entrego. ¿Me das un beso?
—Vete, Farlan.
Esperó hasta oír la puerta de la entrada cerrarse para ordenar un poco la habitación, abrió la ventana para que entrara un poco de aire y observó el patio de los Jaeger por unos segundos. El sol ya estaba ocultándose y ahora, lo único que tendría que hacer era esperar que Eren se bañara y más tarde recalentar la comida que Carla había dejado para ellos, entonces debía mandarlo a la cama y... Eren, ¿Dónde estaba Eren?
—Mierda— susurró mientras salía a toda velocidad del cuarto —¡¿Eren dónde estás?!
Buscó en los cuartos, en el baño, en la cocina, el comedor, la sala, debajo de las camas, dentro de los armarios, en el lavadero y no había rastro del joven. Comenzó a desesperarse al tiempo que gritaba su nombre y le decía que ya podía salir de su escondite.
De pronto detuvo su andar al ver la puerta que daba al patio y se decidió por buscarlo allí antes de salir a la calle.
—¿Eren estás por aquí?
El perro de los Jaeger movió su cola, pero no intentó nada más, algo que Levi agradeció porque no le agradaban los animales.
—¡Eren! ¡Sé que estás por aquí!
Escuchó una risita ahogada y el alma volvió a su cuerpo, se acercó hasta la casilla del perro y creyó que no debía ser posible que Eren aún estuviese jugando con las horas que habían pasado. Sin embargo, miró por detrás de ésta y su cuerpo se congeló.
Eren estaba allí, sentado en canastas detrás de la casilla del perro, con sus manos cubriendo su boca que al verlo, las quitó para mostrar una sonrisa radiante.
—¿Te quedaste aquí todo este tiempo?
Eren lo observó con sus ojos brillantes y una enorme sonrisa, sus mejillas estaban coloradas y a esa hora comenzaba a hacer un poco de frío.
Entonces, con la voz expresando lo ansioso y feliz que se encontraba le preguntó.
—¿Eren ganó Levi?
—Sí, ganaste—. Susurró al tiempo en el que se arrodillaba y lo abrazaba, sintiéndose el ser más despreciable que pudiese existir.
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