Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3🍫

—¿No sabes quién puede ser una buena niñera?— preguntó Carla mientras comía un poco de pastel.

—Oh no... lo siento. ¿Para Eren?

—Sí, para él. He venido hace un mes, antes de mudarnos y bueno, conseguí trabajo en el hospital, en administración y necesito que alguien se ocupe de Eren, ya sabes. No me animo a dejarlo solo.

—Sí, entiendo— contestó Kuchel —¿Cuándo comenzarías?

—A partir del lunes, sé que todo es muy apresurado y que debería haberme organizado mucho mejor, pero la verdad entre más pronto podamos tener ingresos será mucho más fácil para nosotros.

Kuchel se había quedado pensativa, con una mano sobre su mentón y la otra moviéndose suavemente por la mesa.

—¿En qué horario?

Carla la miró confusa aún así respondió.

—Entraría a las cuatro de la tarde y saldría a las diez de la noche.

Kuchel sonrió por un instante y se apresuró a hablar.

—Bueno, mi hijo estaba buscando trabajo, ya sabes, quiere ser más independiente y esas cosas...— quitó las manos que tenía sobre la mesa y las colocó sobre su falda —tal vez, si no te molesta claro, Levi podría ayudarlos hasta que puedan organizarse y buscar una buena niñera. Tiene clases por la mañana así que el horario estaría bien.

Carla la miró sorprendida y luego en su rostro apareció una leve sonrisa.

—¿Crees que aceptaría?

—¡Oh sí! Si no es problema para ti podría decirle y luego podrían hablar acerca de esto, Levi es un buen chico y estoy segura de que le encantará pasar tiempo con Eren.

—Si él quiere es más que bienvenido, a Eren le encantaría tener a alguien de... de bueno, su edad.

—Entonces le diré y...

El llanto de Eren se oyó por todo el recinto, pronto ambas mujeres vieron como entraba en el comedor con sus mejillas mojadas y lanzándose hacia los brazos de su madre.

—Eren tesoro, ¿Qué ocurre?

El joven lloró un poco más despacio y habló bastante entrecortado.

—Levi... Bonnie... rompió.

—¿Qué? ¿Levi se hizo algo? ¿Bonnie?

—Rompió.

En ese instante un acalorado Levi entró al comedor, en su mano derecha traía el cuerpo del conejo de peluche y en la otra, la cabeza.

—Lo siento Eren, no quise...

Kuchel lanzó una exclamación ahogada y se acercó a tomar los restos de Bonnie.

—¡¿Qué hiciste?!

—Nada, nada lo juro, fue un accidente—. Se defendió el más bajo.

Eren lloró más fuerte y Kuchel no sabía si salir corriendo o golpear a su hijo por hacer esas tonterías.

—Rompió, Bonnie rompió.

—Ya, ya Eren... No se preocupen es solo un muñeco ya se le pasará—. Carla miró a sus vecinos que parecían bastante apenados.

—Ni lo digas Carla, Levi lo reparará y lo traerá de inmediato— se acercó un poco a Eren y cuando el castaño la miró le habló con una sonrisa —Bonnie vendrá como nuevo dentro de un rato, ¿De acuerdo? No llores.

Eren asintió y secándose un poco las lágrimas, susurró.

—¿Bonnie bien en rato?

—Sí, sí—. Kuchel se dio media vuelta antes de lanzar una sonrisa de disculpa hacia Carla y al girarse enfrentó a su hijo —Levi, pídele disculpas y vamos a casa así reparas el muñeco.

—Pe... está bien—. Se acercó a Eren de mala gana y luego casi arrastrando las palabras continuó —Lo siento, arreglaré a Bonnie.

Eren frunció el ceño y miró a su madre sin decir nada. Kuchel apuró a su hijo a retirarse mientras se lamentaba incontables veces.

Casi arrastró al más bajo hasta su casa y una vez que la puerta de entrada se cerró detrás de ellos, Levi recibió una mirada aterradora de su madre.

—¡¿En qué estabas pensando?!

—Ya lo dije, fue un accidente.

—Levi, era mi oportunidad y volviste a arruinarlo. Sabes que Eren no entiende de la misma forma en la que lo haces tú. ¿Por qué te comportas como un niño entonces? ¡Estoy cansada de tu actitud!

—¡Entonces deberías haberme dejado con papá! ¡Si tanto te molesto no deberías haberme traído!

Sintió un ardor en su mejilla izquierda, su rostro se giró un poco hacia el costado y el sonido de la bofetada resonó por todo el recinto.

—Lo siento mamá yo...

—Busca el muñeco, lo arreglas y se lo llevas a Eren. Se terminó por hoy— continuó Kuchel contrariada.

—Mamá...

—Haz lo que digo.

Levi tomó el conejo de peluche que le entregaba su madre y sin decir nada más ni mirarla siquiera subió las escaleras con enfado. Dio un portazo a la puerta de su habitación y se encerró en ella al tiempo que encendía las luces.
Su habitación era casi deprimente, solo con una cama y el armario donde tenía su ropa. En la esquina había una vieja máquina de coser que le había regalado su abuela. Nada más.

Levi se sentó sobre su cama mientras dejaba el peluche a un lado. Estaba cansado, cansado de las peleas que mantenían sus padres incluso distanciados. Ellos se habían divorciado cuando él era apenas un niño de ocho años y su padre había decidido criarlo ya que como le había explicado, su madre no estaba en condiciones para hacerlo. Creció en París, tenía una vida armada allí. Amigos e incluso una novia. Pero su madre llegó antes de las fiestas, con una orden para llevárselo ya que su padre jamás había dejado que él la visitara.
Pero Levi había estado de acuerdo en hacerlo, no la había perdonado por haber caído en el alcohol cuando tenía un niño pequeño en casa, había estado de acuerdo con estar con su padre. Pero nada pudieron hacer cuando decidieron que se iría con Kuchel.

Por eso era que estaba esperando que se cumplieran los dos años que le quedaban y pronto con el dinero que estaba ahorrando de los almuerzos que no comía y si conseguía un trabajo también, terminaría volviendo a París como siempre debía haber sido.

No bajó para la hora de la cena, se dio un baño y volvió a esconderse en su habitación. Cuando dieron las diez, terminó por decidirse en bajar a la cocina a buscar un poco de agua, pero después de descender los últimos peldaños de la escalera, acabó por acercarse hasta el sillón de la sala.

Suspiró en cuanto vio las botellas de licor sobre la mesita pequeña, su madre las había bebido todas, estaba dormida, con su cabello cubriéndole el rostro.
Tomó las botellas y las llevó hasta el cesto de basura, apagó la televisión y tomó a su madre pasando sus brazos por debajo de los de ella. No tenía suficiente fuerza como para levantarla y menos así como un peso muerto, así que se decidió en arrastrarla un poco hasta la habitación, que con suerte agradecía que estuviese en la planta baja.
Era costumbre hacerlo, así que fue mucho más fácil tumbarla en la cama que la primera vez. Encendió el aire acondicionado y la cubrió un poco con las sábanas después de quitarle los zapatos.

En silencio se retiró de la habitación y volvió a la suya sin acordarse del porqué la había abandonado en primer lugar. Cuando estuvo sentado de nuevo sobre su cama, sus ojos terminaron posados en el peluche que había dejado anteriormente allí, con un suspiro acabó por decidirse en empezar a cocerlo y cuando terminó casi con una prolijidad envidiable, una de las telas azules que había utilizado para arreglarse unos pantalones le llamó la atención.

Bonnie, se vería lindo con un par de pantalones y una chaqueta nueva.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro