24✨
Hola nuevo cap! 😳
Descuiden no se perdieron de nada, en los próximos caps vamos a retroceder un poquito en el tiempo ❤️
Como siempre les digo, comenten y voten si les gustó 🙋
Sin más, Disfrútenlo.
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--¡Mira como está Kenny! ¡¿Y estás diciendo que no puedo llevármelo?!
Apretó sus rodillas con un poco de fuerza, arrugando en extremo sus vaqueros azules. Su mirada estaba baja, mirando detenidamente sus manos y por más que la puerta de su habitación estuviese cerrada aún podía oír a su padre y a su tío discutir por él.
Se levantó despacio y se acercó para abrirla, no se sentía cómodo espiandolos, pero tampoco quería ser inconsciente de cómo iban a terminar las cosas.
-No estoy diciendo eso Michael, pero Kuchel pronto estará internada y Levi ya hizo muchos amigos aquí, creo que es injusto tenerlo dando vueltas por todos lados sin que él pueda decidir.
-Levi es mi hijo, aún es menor de edad. Fue un error dejar que Kuchel se lo llevase-. Hubo una pequeña pausa, Levi vio el momento exacto en la que Kenny fruncía el ceño y bajaba la cabeza -Sé que has estado toda tu vida junto a él y has intentado que esto funcione por el bien de Levi y el de tu hermana, pero no voy a dejar que sigan lastimándolo de esta forma.
-Papá- Levi se detuvo en medio de las escaleras, ninguno había caído en cuenta de su presencia hasta que habló -quiero volver a Francia.
Kenny observó al muchacho, aquel que tenía varios moretones sobre su rostro y se encontraba bastante hinchado. Su labio estaba partido y la marca de los dedos violácea aún era perceptible en su cuello.
¿Qué habría pasado si él no llegaba a tiempo? Michael tenía razón, por más que él quisiese que el muchacho se mantuviera cerca.
Por eso no fue necesario seguir peleando por él, Levi ya lo había decidido y Michael le avisó que ya mismo tendría que comenzar a empacar, porque ya había sacado los boletos para ambos, en cuanto el joven lo había llamado.
Entonces allí estaba, a la mañana siguiente observando desde la ventana de su habitación ya con sus maletas listas, la casa del castaño, esperando el momento en que él, saliese a jugar con Tom.
Minutos después ya lo veía en el exterior, con una pelota roja entre sus manos y el perro corriendo por todo el jardín.
Fue cuando se decidió a salir de su propia casa y caminar por su propio patio, hasta el enrejado que los separaba.
-¡Levi!- Eren corrió hacia él en cuanto sus ojos se cruzaron, le había sonreído como la primera vez, sin tener realmente la idea de lo que estaba ocurriendo -. Días sin ver Levi, Eren estaba preocupado. Mamá sigue diciendo que no debo hablar, pero Eren quiere, extraña.
-Lo sé, yo también te extrañé- le dirigió una sonrisa forzada y luego susurró -¿Tu madre? ¿Dónde está?
-Baño, da baño-. Se sentó pegado a la reja y Levi imitó su acción -No hicimos nada malo, mamá no tiene que enojar. ¿Tu mamá enojó?
-Muchísimo. Oye Eren, hay algo que quiero decirte-. Sintió que el aire comenzaba a faltarle, su labio inferior tembló un poco y sin darse cuenta sus lágrimas bajaron por sus mejillas mucho antes de lo que hubiese pensado -Me iré a Francia.
Eren dio un pequeño envión hacia atrás, como si hubiese recibido un fuerte impacto. Pareció un poco perdido por unos minutos, hasta que comenzó a desesperarse y también empezó a sollozar.
-Levi dijo no Francia, queda con Eren. Eren no hizo nada malo, Levi queda.
-Lo sé, oye, no llores por favor- continuó antes de limpiarse un poco sus lágrimas e intentaba controlarse -No es por ti, en serio. Sé que no hiciste nada malo, y si fuera solo por eso me quedaría. Sabes que lo haría.
-¿Por mamá? Eren convence Levi nada malo.
-No, tampoco es eso. Papá ha venido a buscarme.
Hubo un pequeño silencio luego, y Eren se acercó a la reja y pasó sus manos a través de ella tomando desprevenido al más bajo.
-¿Kuchel?- preguntó con suavidad.
-No saben dónde está, estoy asustado Eren, mi padre también. Nos iremos hoy, a las cinco.
Eren lo miró bastante dolido, sin embargo, no quería que pensara que no se preocupaba por él como para obligarlo a quedarse.
-¿Si Levi va, vuelve?
-Sí, papá ha dicho que cuando todo se solucione podré volver.
-¿Busca Eren?
-Por supuesto cerdito, te buscaré aunque te escapes de mi.
Eren sonrió por primera vez y luego se atrevió a proseguir.
-Eren irá aeropuerto, y volverás cuando solucione.
-Gracias...
Estaba a punto de darle un suave beso a través de las rejas, pero un grito por parte del exterior de la casa del castaño lo detuvo, se alejó un poco asustado y miró a Carla que se acercaba a toda velocidad.
-¡Te he dicho que te alejes de mi hijo! ¡Eren ven aquí!
-Pero mamá...
-¡Que vengas!
El castaño miró con preocupación al más bajo, quien simplemente le sonrió.
-Ve, Eren.
Terminó por seguir a su madre, y recibió otra advertencia. No le gustaba que su mamá le gritara, nunca lo había hecho.
Así pasó el resto del día, sin hablar realmente con ella y cerca del horario en que Levi le había avisado que viajaría estuvo corriendo hacia la entrada de su casa.
-¿Dónde vas?
Carla se había detenido muy cerca de él y parecía bastante enfadada.
-Eren va aeropuerto.
-¿Qué? ¿Qué estás diciendo?- lo tomó del brazo para detenerlo y Eren la observó bastante confundido.
-Eren va aeropuerto, Levi va Francia.
-¡No te irás a ninguna parte! ¡Ese bastardo solo se aprovechó de ti! ¡Jamás debí haber dejado que se quedara si hubiese sabido lo que iba a hacerte!
Su madre siguió gritando, Eren se perdió en las agujas del reloj, que corrían sin querer detenerse. Comenzó a sentirse molesto y por primera vez en su vida, su rostro demostró enojo hacia su madre.
Bruscamente soltó el agarre que lo sostenía, desencajando un poco el actuar de Carla.
-¡Basta!- la mujer dio un paso hacia atrás y lo miró sorprendida -¡Eren va! Eren no... No es niño, Eren va.
-Eren...
No la oyó realmente, y antes de que pudiese hacer algo más, salió de la casa bastante apresurado, llevaba dinero para un taxi así que apenas pudo conseguir uno, pidió desesperado que lo llevasen al aeropuerto.
Realmente fue una travesía enorme para él cuando se encontró dentro del mismo, desesperado, preguntó a varias personas donde debería ir, pero nadie parecía querer ayudarlo. Hasta que una mujer se detuvo a explicarle amablemente el camino a seguir, prosiguiendo que habían anunciado que faltaban pocos minutos para que el vuelo saliese.
Atravesó ese mundo de gente con la dirección que había retenido en su cabeza y pronto cuando llegó a destino, pudo divisar al más bajo. Que parecía recorrer a las personas buscando a alguien.
-¡Levi!- gritó entonces.
Y fue allí, cuando vio la sonrisa más triste que alguna vez podría haber recibido.
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