21🌟
Maratón 4/5
Disfruuuuten ❤️🙊
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Se separaron después de unos minutos, aunque a Eren le costó un poco más hacerlo, ya que temía que Levi se arrepintiera y volviese a tomar un avión. Sin embargo se quedó bastante sonriente y perdido en los ojos del más bajo cuando éste le habló.
—Eren, él es mi papá, Michael—. Señaló al hombre que estaba en la silla y Eren dio un asentimiento hacia él sin borrar su sonrisa —Papá, él es Eren el... chico del que te hablé—. Luego observó al castaño por unos segundos —debo buscar las maletas ¿Puedes quedarte aquí con él?— Eren asintió y Levi pronto estuvo alejándose de ellos.
Eren se quedó estático, a un lado del padre de Levi. Sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia aquel hombre que no se movía ni hablaba. El más bajo le había explicado que su padre había tenido un accidente y que no podía moverse, pero aquello lo traía bastante intranquilo. ¿Qué estaría pensando de él en esos momentos? Esperaba verse lo bastante presentable y amigable para no caerle mal.
Vio venir a los pocos minutos a Levi cargado de valijas y Eren las tomó sin dudarlo mientras el más bajo emprendía su viaje junto a su padre.
—Eren, la salida es por allá— señaló el más bajo cuando vio que el castaño se detenía a observar a su alrededor —¿Cómo llegaste? Me dijiste que te perdías en los aeropuertos.
Eren lo miró y pronto sus mejillas se colorearon.
—En realidad, me perdí. Una señora me enseñó llegar.
Levi sonrió por primera vez y negó varias veces con su cabeza al momento en que estaban por salir.
—Estas desabrigado también, estamos en diciembre.
—Dejé el abrigo en auto.
—Estás salteando palabras otra vez.
—Lo siento, ner... estoy nervioso—. Luego guió a sus dos acompañantes hacia el vehículo y guardó el equipaje en el maletero mientras Levi acomodaba a su padre y la silla plegada en la parte de atrás.
Cuando todos estaban ya acomodados, el trayecto comenzó con un silencio bastante incómodo.
—Vamos a mi casa ¿La recuerdas? Sino puedo darte la...
—Sí, sé. Mis padres viven en la misma aún—. Comentó Eren al tiempo que asentía.
—Bien—. Pasaron unos minutos más en silencio, hasta que Levi se giró hacia su padre y tomó una servilleta de papel que llevaba en su bolsillo y limpiaba la boca del mayor —¿Estás viviendo con Farlan ahora?
—No, vivo solo—. Luego sintió que debía explicarse mejor —No estoy con Farlan.
—Oh, no lo sabía.
Sí, el silencio siguió durante todo el trayecto, Eren sentía que las palmas de sus manos estaban resbaladizas, se sentía incómodo y no sabía qué decir.
Cuando estacionó en la acera, vio a Kenny acercarse bastante emocionado a recibirlo, Levi salió del automóvil y el mayor ya lo estaba abrazando.
—¿Qué haces aquí?
—Estoy recibiendolos, ves, siempre con ese trato tan irrespetuoso, Eren me dijo que llegarían—. Kenny se acercó y ayudó al más bajo con su padre —Hola Michael, bienvenido.
Kenny los acompañó hacia la entrada y le entregó la llave de su casa.
—Los dejo, espero que haya quedado como a ustedes les gusta, pasaré en otro momento— luego miró hacia Eren y susurró por lo bajo —trátalo bien, ha preguntado por tí todo el tiempo.
—Gracias Kenny—. El hombre se despidió amablemente de los tres y Levi se dirigió hacia Eren —Ven, no te quedes ahí.
Cuando Eren entró detrás de Levi, se sintió bastante nostálgico, la casa había cambiado muchísimo. Ellos habían cambiado lo suficiente como para no tener una conversación fluida, comenzaba a sentirse extraño.
—Puedes sentarte Eren— luego se giró hacia su padre —¿Vas a dormir tu siesta?
Su padre le hizo saber que sí, así que volvió a hablarle a Eren cuando lo vio aún estático en la entrada.
—Voy a acostar a mi padre, puedes sentarte allí, ahora vengo.
Levi se dirigió a una habitación que tenía preparada en la planta baja. Cambió su pañal y luego lo acostó, arropándolo completamente.
Eren caminó hacia la pequeña mesa del comedor, y se sentó. Sus dedos repiquetearon sobre la madera y cuando bajó la cabeza, varios mechones de su cabello cayeron sobre su rostro. Molesto, buscó algún lugar con reflejo para mirarse, y encontró un pequeño espejo en el recibidor.
Estaba hecho un desastre.
Con torpeza se deshizo de la coleta y con sus manos temblorosas intentó peinarse lo mejor posible. ¿Qué habría pensado Levi? Sin éxito alguno, volvió a soltarse el cabello bastante molesto y cuando bajó la cabeza tratando de agarrar la mayor cantidad de mechones suelto, unas manos frías detuvieron sus movimientos.
—Se hace así—. Le corrigió Levi mientras recogía su cabello con suavidad y le ataba la coleta como debía —¿Mejor?
—S... sí.
—Bien. Voy a ver si Kenny ha llenado el refrigerador o tengo que salir a comprar, siéntate, por favor.
Eren lo siguió en silencio y lo observó mientras abría el refrigerador y dejaba ver una sonrisa.
—Está llena. ¿Algo para beber? ¿Comer? Hay jugo de naranja.
Eren no pudo evitarlo, sonrió como un niño inmediatamente mientras contestaba.
—Jugo, jugo.
—Bien.
Dejó el vaso delante del castaño, que no tardó en tomarlo hasta casi acabarlo, Levi se sentó en la silla que estaba enfrente y lo miró por unos largos minutos.
—Has cambiado mucho—. Comentó entonces.
—Tú has cambiado.
Levi inmediatamente tocó su cicatriz como si Eren se hubiese referido a ello, sin embargo, el castaño le estaba regalando una de sus mejores sonrisas.
—¿Piercings? ¿Tatuajes? ¿Qué hay con eso?
Eren se rio por lo bajo y luego contestó.
—Farlan tiene una tienda de tatuajes, pensé que sería divertido—. Luego señaló el conejo que tenía en el brazo —Es Bonnie, Farlan dijo que sería mejor si se veía más... malo.
—¿Ibas a tatuarte a Bonnie tal y como era?
—¿Por qué no?
Levi sonrió y Eren volvió a perderse en su rostro.
—Te extrañé—. Soltó entonces.
—Yo también lo hice, Eren.
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