-IV- P A S O al Éxito.

Fecha: 12●02●2020

Empaqué mis pertenencias para el campamento en Barquisimeto, lugar al que me dirigiría en tan solo pocas horas. Textee a Leonardo, un compañero de clases.

Lion. "Nos vemos a las 7:10 am. ¡Que bueno que irás!"

Seguidamente me dispuse a descansar tranquilamente y profunda esa noche hasta la mañana siguiente.

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Fecha: 13●02●2020

Sonó la alarma y juro que quería tirarla. A su vez, vino a despertarme con gritos más de dos veces, hasta que por fin me obligué a mi misma, a mi cuerpo con pesadez a salir de la cama y empezar el día.

Esa mañana desperté con el pie izquierdo, pero no significaba que sería un mal día, más bien obtuve el pensamiento de no dejar que unos minutos breves me dejaran robar las ganas de vivir el día a plenitud y agradecí por la vida, por mi salud y por poder viajar al campamento.

Me vestí con un fino vestido de terciopelo azul cielo que me aportaba frescura y elegancia. Mi cabello lo ondulé, aproveché de gozar la electricidad, pues en el campamento estaría aislada de muchas cosas.

Desayuné con mi familia, aproveché ese momento, no los vería por unos días. Mi papá Eliezer insertó la maleta de viaje, mi hermanito Zion besó mi mejilla, mamá Tiana se despidió con un abrazo y mi cuñado Serafín me sonrió con mi sobrino Seian de dos meses en brazos, capturé la despedida de todos.

Mi hermana me llevó en su auto al lugar donde nos recogería el autobús para ir al viaje. Me despedí de mi hermana Louisa con un beso en la frente, ella se quedó mirando como entraba a la recepción donde ya esperaba el autobús, y estaban subiendo los estudiantes, metiendo sus bolsos.

Nos íbamos a una selva con la sola supervisión de unos profesores, y todos los adolescentes hormonales de la Promoción XXXVI.

Encontré a mis amigas, empezamos a conversar y metimos nuestros bolsos juntos. Me sorprendió encontrar a Christopher, se veía raro en un lugar como el campamento, pero me agradaba verlo allí; él venía con una maleta que pesaba más de doscientos kilos, se notaba que fue su madre la que le empacó.

Entramos en el autobús, sin embargo, Christopher me dijo:

-¡Te ves hermosa con ese vestido!- Y sonreí, me alegró la mañana.

Seguidamente me senté en mi puesto con Tifany, mi compañera asignada por puesto. El viaje en autobús se fue volando a las montañas y cuando llegamos todo era un revoltillo, los adolescentes estaban vueltos locos con la asignación de las cabañas; tuvimos veinte minutos para arreglarnos en las habitaciones con peleas, lloros, discordias, rasguños, escupidos y palabras grotescas que nos arruinaron amistades, pero luego estuvimos en el comedor mirándonos las caras en completo silencio.

Empezaron las actividades y dinámicas en las que no logré ningún lugar por no haberme ejercitado en semanas.

Después de estar exhausta y con cara de muerte, nos dejaron descansar dos horas; en las que decidí asearme, arreglarme para la primera noche de campamento. En las dos horas podíamos bañarnos, hablar entre los del campamento, leer los libros del campamento, pero no podíamos salir del espacio estipulado del campamento, no querían que nos perdiéramos, menos accidente, más paz y nos quitaron los teléfonos.

Opté por bañarme, pero haciendo filas y fui la segunda en relajarme con agua fría; luego peiné mi cabello, me maquillé un poco las cejas y los labios, me vestí con un pantalón negro, una camisa básica verde agua y unas zapatillas negras para la actividad de la fogata.

También aproveché para estrenar un suéter negro que tenía de regalo de cumpleaños.

A Cris le podía haber empacado la mamá, pero lucía hermoso, llevaba un suéter morado de Nike con una bermuda azul, también unos zapatos.

Se sentó a mi lado en la fogata, en medio de mantas a mirar las estrellas mientras los demás solo se miraba asqueados por estar en un campamento tan aburrido.

Disfrutamos esa noche de las estrellas, el fresco de la noche y la cena que nos hicieron fue pan tostado y leche.

Nos acostamos a dormir a las nueve y media de la noche, a mi no me costó conciliar el sueño pues estuve todo el día cansada, quemé energía con los ejercicios.

Fecha: 14●02●2020 (Día del Amor y la Amistad) Hora: 02:00 pm. Lugar:

Nos despertó nuestra profesora encargada con un pito escandaloso, nos obligaron a bañarnos, vestirnos, arreglarnos, peinarnos e incluso si queríamos perfumarnos en veinte minutos, opté por hacerme dos crinejas, parecería una niña tonta, pero me sentía cómoda y feliz. Opté ese día por colocarme un pantalón azul deportivo con una camisa básica negra, muy cómodos con mis zapatillas deportivas Adidas, no me maquillé, solo me puse cacao en los labios y salí al punto base donde se reunían todos, eso lo informaron antes de venir al campamento.

Estuvimos haciendo cardio treinta minutos, nos sacaron la chica, como coloquialmente dicen algunos humanos. Después desayunamos en el comedor, y nos dejaron una hora libre para hacer lo que queramos, luego nos volvimos a las actividades de exploración, ese día fuimos a pescar, casi muero de hambre por no poder pescar mi pescado de ese día, es decir, si no podíamos pescar, no comíamos, ya que el pescado sería parte de la comida de ese día. 

Tras pescar, caminar, tomarnos fotos con la cámara de la promoción y explorar conquistando lugares, volvimos al campamento, esa noche veríamos una película. Nos dejaron bañarnos nuevamente, y nos volvimos a alistar para la noche especial, cenamos nuestro pescado con arroz, jugo de banana y empezamos a prepararnos para la noche. 

Justo antes de entrar al cine, Christopher me llamó, me dijo que teníamos que hablar, así que lo seguí a los baños, él tenía una rosa hermosa en sus manos. 

-Ésta es una rosa hermosa, se llama o se le conoce como rosa liofilizada, dura mucho tiempo y...¡Es para ti! -Expresó 

-¡Está hermosa! ¡Gracias!- Manifesté y lo abracé, fue un gesto inconsciente, lo creía correcto, pero no debí. 

-Tú me gustas, me gustas mucho, Faitth.- Susurró Cris, lo soltó en medio de la separación del abrazo. 

No lo podía creer. 

Me estaba pasando a mi esa situación. 

Nunca me la imaginé. 

Simplemente pasó, me pasó a mi, ese 14 de febrero, ese niño que me tenía la cabeza loca, sí, mucho más que las matemáticas, me tenía boba, sólo a mi. 

El caso es que no sabía cómo reaccionar, nunca lo pensé, ni lo imaginé. 

¿Qué piensan ustedes de las relaciones que pasan de amistad a amor en breves meses? ¿Estará bien romper ese lazo tan bonito? ¿Romper el lazo de la amistad para empezar una relación, sería lo mejor? Pues, no lo sé. El caso es que... me quedé tiesa cuando Cris mencionó esas palabras. 

-No sé que decir, Cris. Quizá no sea la mejor expresando los sentimientos con palabras, pero... puedo sentir desde hace mucho tiempo un sentimiento grato, hermoso y celestial, mucho más allá de la amistad, y sí... Ese amor ésta vez puede ser correspondido. -Respondí, él se mordió el labio, siendo una señal de nerviosismo. 

-¿Quieres... ser mi novia?-Soltó nuevamente sorprendiendo mi vida. 

Mi primer novio a los dieciséis años; a lo largo de mi vida rechacé propuestas sentimentales, esperando a dar un paso firme, fuerte y con valor. Si éste amor fuese posible quizá sucedió en el momento correcto. 

Lo sorprendí de la manera que él menos esperaba, lo besé de pico y me correspondió... 

No fuimos felices mucho tiempo, pues vino la profesora de Biología y nos interrumpió carraspeando. 

Ella no mencionó, ella nos gritó: -Jóvenes, vayan directo al cine, no quiero problemas con los directivo. -nos tomamos de la mano y corrimos al cine. 

Fue una noche especial, nuestra primera noche como novios, besé a Cris varias veces más, él era todo lo que sentía que estaba bien, hoy,, mañana y siempre. Definitivamente lo quería conmigo por la eternidad. 

Los días en el campamento solían ser aburridos para muchos adolescentes, como actividad especial organizaron el quince de febrero, una entrega de cartas anónimas, recibí una de cada amiga, y también una de Cris, era tan lindo, tierno y romántico, todo lo contrario a mi.