Capítulo 6: La fiesta

La noche con la nueva inquilina de la casa resultó casi bien, ahora Emily tenía un dolor de cuello por dormir en el sofa de su habitación y Renne seguía profundamente acurrucada en su cama.
Entró con total silencio a darse un baño, cuando salió regresó a la habitación por su ropa, tomó la ropa interior y lo que usaría en el día y volvió a la habitación sin darse cuenta de que había dejado algo caído en el camino.

Se visitió con unos jeans negros, pero cuando buscó su brasier no lo encontró. En ese preciso instante entró Renne con la pieza de lencería en su mano, Emily gritó y tomó su camisa de flores para cubrirse el torso.
-Imaginó que esto es tuyo -dijo la niña tendiéndole el brasier negro.
-Si, gracias -contestó tomando su ropa interior con algo de brusquedad mientas su otra mano sostenía la blusa.
Renne la miró con las manos en la espalda.
-Yo todavía no uso de esos -indicó señalando la prenda de Emily -, mamá dice que sólo lo usan las señoras.

Emily no pudo evitar sonrojarse sonriente y nerviosa ante la confesión de Renne.
-Tengo que cambiarme -explicó a la niña.
-Aja -soltó Renne saliendo del cuarto de baño.

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El glorioso vienes llegaba al instituto y todos rebozaban de una energía diferente a los demás días.
<"Sabes, hay una fiesta este viernes en la noche y me preguntaba si querías venir"> recordó.

No tenía plenado ir por el simple echo de que sería vista como un bicho raro para tantos desconocidos, por el momento, ese era el plan.
-¡Emily! -exclamó Daniel en cuanto la vio entrar al pasillo pasando las puertas de acero.
-Hola -saludó deteniéndose frente a su amigo.
-Sólo quería decirte que esta tarde hay una pequeña reunión en casa de Edy y quería saber si quieres venir conmigo.

Se quedó en silencio cuando escuchó la petición. ¿Era una cita? ¿Una salida de amigos? ¿O no tenía a nadie a quién llevar?
Daniel era agradable, sonriente y carismático, al final de cuentas un buen amigo.
-Esta bien -contestó luego de lo segundos más largos para Dani.
-¡Ganial! -dijo animado -, ¿te recojo a las siete?
-De acuerdo.

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"Que extraño, ya decía yo que Daniel se comportaba raro cuando estaba cerca de ti" -escribió Abril en un papel arrugado y luego se lo pasó a Emily.
"Pues yo he notado nada" contestó ella.
"Es que es fácil decir cuando alguien esta enamorado de otra persona pero cuando se trata de nosotros mismos..."

El maestro J. se dio la vuelta y observo al salón con sus ojos chuecos, uno miraba a un lado y otro veia al lado contrario.
Regresó a explicar.
"¿Entonces vas a ir o no?" -inquirió Abril en el papel.
"Ya le dije que si"
-¡Ya silenció! -exigió el tuerto profesor haciendo que todos se sobresaltarán -si, estoy hablándote a ti -señaló a un chico y esté se señaló a sí mismo.

Pero el profesor miraba a otra parte.
-¿Tu o yo? -susurró el mismo chico al otro lugar donde el hombre veía.
El otro chico aparentemente acusados levantó los hombros.
-Ni idea.
Tenía sus ojos repartidos entre dos jóvenes.

Abril se carcajeó ante la confusión.
-¡Silencio! -exclamó el maestro a Abril mientras miraba a Emily como resultado de su mala visión.
-¿Te dice a ti verdad? -preguntó en susurro a Abril.
Su amiga asintió con una sonrisa burlona.

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Emily estudiaba su vestidor sin tener una idea clara sobre que llevarse a la fiesta.
Optó por unos jeans a conjunto con una camisa de cuello en "V" y encima una suéter rosa pálido abierto.

Dieron las siete y un auto rojo entró en la residencia.
Salió de la casa y bajó la explanada a trote y continuación entró al auto de su amigo.
-Te ves muy bien -dijo al verla.
-Am, gracias -contestó extrañada, ella no se sentía lo suficiente arreglada para recibir un cumplido, menos de un hombre.

Daniel iba vestido con una camiseta roja y vaqueros negros. Arrancaron sin más preámbulos hacia la casa de Edy.
-¿Tu te llevas con Edy? -preguntó en el camino.
Era tan ajena a él que hasta su nombre le pareció extraño de pronunciar.
-Acabo de entrar en el equipo y todavía no hablamos mucho pero tengo un buen presentimiento.

<"Que extraño, ya decía yo que Daniel se comportaba raro cuando estaba cerca de ti"> todavía recordaba lo escrito por su amiga.
-¿Y tienes novia?
-No, novia no. Sólo estoy enamorado, y las cosas no dan para más.
-Entiendo.

Hacia unos años había sentido su primera atracción, en esos momentos le había parecido un niño magnífico y ahora que lo recordaba se le hacía una tripilla inmadura.
Pues ¿cuál era la diferencia de un niño de doce años a una tripa? ¡Ninguna!

Se estacionaron frente a una casa de tamaño mediano y bien alumbrada, con muchos adolescentes alrededor, además de la música a todo volúmen.
-Llegamos -dijo Dani apagando el motor.
Después bajo corriendo a toda carrera y abrió la puerta de Emily con una sonrisa.
-Gracias.
<¿Y sí Abril tiene razón?>

La casa estaba rodeada de jardín y más allá se veía una piscina atestada de adolescentes, las personas estaban repartidas por toda la casa, incluso en el tejado había jóvenes bebiendo.
-¡Fantástico! -exclamó Dani acercándose a la puerta de entrada.

Emily iba pegada detrás de él, esquivando a personas, en cuanto entraron al lugar, sonrió a las caras conocidas pero las demás ni siquiera se dignaban a mirarla. Llegaron a la parte trasera con la alberca llena y la música tronando los vidrios.
A un lado de la piscina estaban varios chicos descamisados jugando football que de inmediato llamaron la atención de Emily, en el agua habia chicas en traje de baño fumando y bebiendo.
-Iré a decirle a Edy que ya llegamos, ya vuelvo -dijo Dani alejándose.

Miró a su alrededor algo ajena a la situación, no tomaba y menos fumaba. Y bailar en el interior de la casa no le apetecia demasiado.
Fue cuando reconoció un rostro ente los jugadores de football. ¡Era el muchacho de Walmart!
Pero si no estaba en el instituto. ¿Qué hacia ahí?

De todas maneras no quería hablarle y trató de escabullirse entre las personas pero entonces una mano la jaló de la muñeca.
-¡Eres tu! -exclamó el chico -, soy yo, Mason.

Su rostro le seguía pareciendo igual de magnífico que antes.
-¡Tu eres Emily! ¿cierto?
-Si, hola.
Por más que quería no podía evitar pensar en el incidente de la toalla femenina.
-Mira donde nos encontramos, ¿cómo has estado?
-Muy bien, gracias, ¿tu?
-Bien, muy bien.
Un silencio se hizo entre los dos, Emily frotó su brazo con nerviosismo.
-Ven, vamos a tomar algo, tanto jugar me ha dado sed-dijo Mason poniéndose la camisa y jalándola al interior del casa.

Dani apenas volvía para precenciar como le robaban a su acompañante.

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Si no fuera por la mano que jalaba de la suya, el mar de personas la hubiera matado.
Pronto llegaron junto a una barra con vasos medio llenos y detrás de esta un chico haciendo trucos en la preparación de las bebidas.
-Pásame una cerveza -pidió Mason al adolescente detrás de la barra.
En seguida le pasó una fría cerveza y la despató para que después él le diera un buen trago.
-¿Quieres algo? -dijo Mason luego de su gran trago.
-No gracias. No tomo.
-Prueba la mía -dijo tendiéndole la bebida -no te hará daño, es lo más leve que vas a tomar en una fiesta.

Todos los principios y valores que te habían enseñado se derrumbaban cuando aceptabas cosas a las que siempre te presentaron como malas.
Bebió un sorbo...
-Pásame otra -ordenó Mason y se la entregó.
-Pero...
-Tranquila, sólo tomarás una.

Sin darse cuanta ya se terminaba su primera cerveza y comenzaba a tomar otra.
-¿Estudias donde Edy? -dijo Mason moviendo la bebida.
-Si, ¿tu?
-No, estoy en la universidad, ya tengo diecinueve, y es una locura.

Su manera de hablar era tan tranquila, como si se conociecen de toda la vida; era eso o las dos cervezas le estaban haciendo efecto.
-¿Otra? -preguntó él al verla terminar la bebida y sus cejas marrones se alzaron.
En ese momento Mason le pareció el hombre más atractivo del mundo, sus ojos verdes y pálidos parecían invitarla a más, y sentía que sus labios acorazonados la llamaban, incluso su cabello erizado se movía por si sólo o eso le pareció. Y sus pómulos...
-Si, porfavor -todavía quedaban algo de modales.

La fiesta siguió en su punto máximo por unas horas más, para entonces Emily ya había bebido más de un litro de aquella embriagante bebida.
Y ahora parecía que Mason era el único hombre en el mundo.

Lo jaló hasta la pista de baile o la sala, la verdad es que no sabía a donde se dirigía.
Comenzó a bailar con él en pasos lentos comparados con la música pero conforme pasaban los minutos la intensidad del baile también aumentaba.
-Emily, tranquila -la sostuvo por los hombros y la hizo interrumpir los principios de un baile erótico.
-¿No te quieres divertir un rato? -contestó Renne alzando las cejas.
-Creo que mejor te llevo a casa.

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Atravesaron la pista y salieron de la casa atravesando a varios jóvenes consumido marihuana.
Mason tuvo que cargar a Renne en sus brazos y la metió en el auto con dificultad.
-¿A dónde vamos? -exclamó.
-A casa.

Por pura intervención del destino, Daniel vio como un extraño se llevaba a su amiga.
<La va a violar> pensó asustado y entró en su auto para alcanzarlos.

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-¡No me quiero ir! -soltó la ebria Renne.
Mason rebuscó en la bolsa de ella y encontró su licencia de conducir con la dirección de la residencia.
-Después me lo agradecerás.

En cuestión de minutos ya llegaban a la dirección.
-Vamos -dijo Mason cuando levantó a Renne en sus brazos hasta la entrada de la casa.
Todo con el pie repetidas veces y entonces apreció un niña en pijama.
-¿Hmmm? -inquirió la pequeña y modorra Renne.
El extraño se limitó a entrar con Renne en brazos y aparentemente dormida.
-¿Dónde esta su habitación?
-Soy Renne.
-¡Yo soy Renne! -gritó despertando para luego volver al estado anterior.
-Arriba -dijo por fin la niña.

Mason depósito suavemente a Renne en su cama y cuando se zafó del agarre de la chica esta despertó de nuevo y lo jaló hasta la cama con ella.
-Emily, ya para -exigió tratando de alejarse de ella.
-Quédate aquí -pidió la pedida Renne.

Lo jaló hasta sus labios casi con desesperación pero él logró alejarse a tiempo y salir corriendo de la habitación.

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Mason abandonó la mansión y entonces llegó el coche azul de Daniel. El conductor bajó con el único pensamiento de salvar a Emily del abusador.
Tocó varias veces con fueza hasta que abrió una niña.
-¡¿Ahora que?! -le gritó.
-Yo...sólo venía a ver a Emily.
La niña bufó y le cerró la puerta en la cara.