Mi móvil suena, y con desdén dejo a mi costado derecho juventud en éxtasis. He pasado toda la mañana recostada sobre mi cama, y con mis pantaloncillos de chándal. Sin ánimo hacer nada más, excepto hacer el intento por leer un poco.

14:32 HRS

Zed: ¿Te apetece salir hoy? Quiero mostrarte algo

Noah: No estoy en fachas de salir

Zed: Sera en la noche, te recojo a las ocho

Noah: Vale

Con pereza me levanto de la cama y miro al libro que minutos atrás tenía entre mis manos. La verdad es que lo he leído millares de veces, pero ahora no puedo evitar que mis pensamientos se vayan lejos de Efrén y el mundo tan complejo del que incumbe ser un adolescente y enamorarse por primera vez, dirigiéndose a que universidades aplico Logan y si algún día volveré a verle.

Abro la llave de agua caliente, y empiezo a despojarme de mi cómoda pijama. Pese a los días que transcurren ya, la tensión en mis hombros no se ha desvanecido, y ni las gotas de agua caliente son capaces de eliminarlo. Respiro profundamente mientras tomo el shampoo entre mis manos, y recuerdo cuando Logan y yo tuvimos que encerrarnos en este mismo cuarto para que mi madre no nos descubra. Sonrío sinceramente hasta que recuerdo que ese día fue cuando me causo el peor dolor que he sentido.

Tengo que retener las arcadas para no acercarme al retrete y vomitar la poca comida que he consumido hoy. Cierro los ojos con fuerza, y respiro profundamente tratando de calmar todo lo que se ha vuelto a desatar. Paso más del tiempo debido bajo el agua esperando relajarme, pero igual que otros días, no pasa. Sigo con demasiada tensión sobre mis hombros.

La misma impotencia, el mismo dolor, y la misma decepción siguen tan presentes como si hubiese sido ayer cuando me sorprendí chocando con la asquerosa realidad de saber que Logan me traiciono, mintió, y uso.

Salgo de la ducha sintiéndome aún más cansada que cuando entre. Y mientras me pongo ropa interior pienso reiteradamente como cambio mi vida ferozmente este año.

Tratando de pensar más allá de mis problemas, trato de adivinar el lugar donde piensa llevarme Zed, y me descubro nerviosa. No nerviosa por salir con él, sino por no saber que atuendo debo llevar. Si usar mis vaqueros comunes, o un vestido junto a unas bailarinas. Recordándome mi ferviente necesidad de tener controlado todo. Y así descubriéndome en mí misma cierta familiaridad que había olvidado. Cuando conocí a Logan todo control de mi vida y de mis actos se desvaneció, y ahora quien vuelve a tener el control sobre mi vida soy yo. Ya no Carmen, ni Logan, solamente yo. Y se siente bien.

Paso prenda por prenda dudosa, e incluso en momentos dispuesta para interrogarle sobre el dichoso lugar. Sin embargo resignándome, y literalmente sopesando mis opciones me decido por un vestido casual, junto a mis bailarinas. A sabiendas que me sobra mucho tiempo aún, me seco el cabello húmedo. Mis rizos terminan siendo un desastre completo. A veces quisiera que mis rizos fuesen remplazados por largos mechones lacios, pero han sido a tantas mujeres que he escuchado que desean fervientemente tener el cabello rizado porque no soportan sus mechones lacios, y juro no entenderlas. Empiezo a desenredarme poco a poco, y me decido por trenzarme el cabello. Tras largos minutos logro hacerme una trenza holandesa de lado. Puedo decir que mis rizos rebeldes le dan un aspecto menos arreglado a mi trenzado, pero bonito.

Mirando la hora me sorprendo que faltan treinta minutos para que den las ocho. Me pongo un poco de rímel, y dudosa toma la base entre mis manos. Me aplico un poco y satisfecha con mi aspecto, tomo una bolsa donde meto un poco de dinero, mi móvil y un brillo labial. Me cepillo los dientes a conciencia, y regreso a mi habitación para echarme un poco de perfume. Se escuchan los toques en la puerta, y bajo las escaleras con mi bolso en mano.

—¿Lista?— me pregunta Zed sonriéndome de esa forma tan coqueta que tiene

Asiento, y lo primero que hago es ver su vestimenta en busca de alguna pista para saber a que lugar vamos, pero su vestimenta es bastante normal. No varía mucho de su aspecto habitual excepto porque lleva una camiseta azul marino que le sienta de maravilla.

—Te ves preciosa— me halaga, pero no puedo evitar que mis mejillas se sonrojen. Nunca he sido buena recibiendo halagos.

—¿Adónde me llevas? — pregunto. Es nuestra segunda cita, y espero con todas mis fuerzas no encontrarme con Logan. Incluso he llegado a pensar que encontrarnos en el restaurante de comida china ha sido a posta por arruinarme el momento. Aunque el parecía tan sorprendido como yo en ese momento que nuestras miradas coincidieron.

—Es una sorpresa, pero de seguro te va a encantar

El entusiasmo con el que habla, hace que me sienta nerviosa y más aún cuando me abraza por los hombros. Su tacto sobre mi piel desnuda es cálido y para mi sorpresa nada molesta. Como todo un caballero se adelanta un poco para abrirme la puerta de su camioneta y me hace una extraña reverencia logrando que ría.

Mientras me sumerjo en el asiento del copiloto el ambiente cálido del coche por el aire acondicionado hace que me piense dos veces el llevar una chaqueta, pero cuando Zed arranca el motor me decido que no es necesario ya que lo noche esta cálida.

Empieza a sonar una fuerte canción de fondo y Zed se echa a reír divertido por mi expresión.

—Puedes buscar una emisora que sea de tu agrado— me dice sin parar de reír y yo sin esperar a que vuelva a instar busco rápidamente algo de mi agrado.

En el momento que sube su mano derecha al volante haciendo un movimiento un tanto brusco, logra que la manga de su camiseta se levante un poco y deje el rastro de un rasgo de tinta plasmado en su brazo.

—¿Tienes un tatuaje?

¿No puedo ser más curiosa? No, claro que no.

—Sí, lo tengo ya un poco más de un año— su rostro dejo de ser suave, y se pone serio, muy serio.

—Oh

Sorprendiéndome cuando la luz del semáforo cambio a roja, se levanta un poco más la manga dejándome ver completamente el tatuaje. No fue nada de lo que en mi mente se formó minutos antes.

Un nudo celta perfectamente dibujado en su piel. Las formas tan complejas del nudo llaman sumamente mi atención.

—¿Por qué te lo has hecho?— sin poder impedir que la curiosidad se apodere de mí por segunda vez en la noche, suelto esa pregunta tan indiscreta.

—Fortaleza— me responde sin siquiera titubar un poco—Hace un año y un poco más, estaba en mi momento de rebeldía, y me lo hice cuando las cosas parecieron salirse de control, y todos mis errores empezaron a recaer sobre mí.

Su sinceridad me deja perpleja. Imagine que tendría que insistir mucho para que me lo contara. Estiro mi mano para trazar las delgadas líneas del nudo al mismo tiempo que el arrancaba el coche. Su cuerpo se tensa un poco cuando siente mi tacto, pero no me impide que siga dibujando las líneas negras que adornan su piel. Me sorprendo cuando un relieve se palpa por debajo de la yema de mi dedo índice.

—Tapa una cicatriz— menciona confirmando mis sospechas—En ese periodo no encontraba salida alguna, y esta fue mi alianza que impediría que vuelva a cometer los mismos errores una vez más. Es mi propia promesa sellada en mi cuerpo

Sus palabras retumban en mi cabeza, y no presiono más en el tema pese a mi extrema necesidad de saberlo, cuando el no profundiza sobre cuál fue el motivo de su cicatriz. 

Pero a mí nunca se me ocurrió que un tatuaje pudiese significar algo más allá que un adorno para la piel. 

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Hola!! Les traigo el capítulo que les prometí!! 

Nos leemos pronto chicas... 

Con amor "Belén"