Jason estaba esperando que me fuera, pero encontraba mis malditas llaves del auto.

-Oh, Dios mío, ¿puedes apurarte? Ya me cogió la tarde.- estaba enojado, pero me importa un carajo.

-Si quieres que me apure y me vaya, entonces ayúdame a encontrar mis malditas llaves.- grité.

Él giró sus ojos hacia mí pero, de todos modos ayudó.

Caminé hacia su habitación, el último lugar donde estaba, me puse en el piso y me arrastré por allí para encontrar mis llaves.

-Que buen culo.- me volteé para encontrar a Jason apoyado en el marco de la puerta. Me levanté del piso, él se rió de mí.

Abro la puerta de su armario y miro al suelo para encontrar las llaves de mi auto, pero me doy cuenta de que también tenía armas y drogas en el armario. No me asusté por eso.

-¿Cómo demonios mis llaves están aquí?- pregunté.- ¿Y por qué diablos tienes drogas y unas putas pistolas en tu armario?

-Porque esta es mi casa y puedo tener todo lo que quiera. Ya puedes irte ahora.- Dijo empujándome fuera de su habitación.

-Está bien. Dios mío, ya me voy, malo.- Él solo sonrió y negó con la cabeza.

Salí de su casa, fui hacia mi coche y entré.

Jason salió de su casa y caminó hacia su auto, luego se apoyó en él y se cruzó de brazos. Supongo que él estaba esperando que me fuera, entonces eso fue lo que hice y me fui.

Dios, estaría mintiendo si dijera que Jason no se veía bien apoyado en su auto.
Necesito dejar de pensar en él, no es bueno. Pero se ve muy bien, aún así es un gilipollas.

Cuando llegué a casa tuve que prepararme para trabajar, este será un día largo.

Salí alrededor de la una. Estaba pensando que no quería ver a Becky porque, me dejó DE NUEVO. Estoy muy cansada de la misma mierda. Se suponía que era mi amiga, pero no, los chicos vienen antes que yo. Es por eso que no puedo esperar para conseguir un novio para que la enoje un poco.

Yo ya estaba en el trabajo y se suponía que Becky ya estaría aquí, pero no estaba. Acudí al gerente para preguntarle si sabía dónde estaba.

El gerente me dijo que estaba enferma.

-Enfermo está mi culo.- me burlé.

Caminé hacia la caja registradora y esperé a que la gente pagara por sus artículos. Se abrió la puerta, dije las palabras de bienvenida y levanté la vista para ver al único Jason McCann.

-Uf, ¿qué es lo que quieres?- interrogué y le fulminé con la mirada, no se dejó intimidar.

-Para devolverte tu bolso.- miré el bolso en sus manos y me reí.

-Ese ni siquiera es mío, imbécil. De todas las personas que estaban en la fiesta de anoche y piensas que este es mi bolso.

-Está bien, no lo es. Pero solo quería encontrar una forma de hablarte porque tengo que pedirte un gran favor.

-¿De dónde sacaste este bolso?- Le pregunté ignorando su favor.

-Lo compré en esa tienda enfrente de aquí... Olvídate del jodido bolso que no es por lo que vine aquí.- Quería reírme de él.

-¿Qué es lo que quieres de mí?- Pregunté mientras rodaba los ojos.- Y date prisa, estoy trabajando.- Agregué.

-Está bien, primero necesito el número de tu amiga que me debe mucho y en segundo lugar necesito tu número. - pidió.

Le miré confundido. Me pregunto qué le debe Becky.

-Umm, puedo darte el número de Becky, ¿pero puedes que decirme para qué lo necesitas?- pregunté.

Giró la cabeza hacia la izquierda y hacia la derecha, y se inclinó hacia mi oreja.

-Digamos que robó drogas que no le pertenecían y valían mucho dinero.- Me quedé allí conmocionada porque no creo que Becky robara. Y en segundo lugar, ella no haría nada de eso.

-No, Becky no haría eso. Tal vez sea la persona equivocada.- le dije sacudiendo mi cabeza.

-Oh, sí, tengo un video y creo que tal vez no conozcas tan bien a tu amiga, así que ¿puedo tener su número?

-Te daré su número, pero no vas a obtener el mío.

¿Quién cree que es? Acababa de entrar en mi trabajo con un bolso que compró en el centro comercial para conversar, así podía conseguir el número de mi amiga , si es que podía llamarla así.

Me cansé de que él estuviera aquí y además me estaba distrayendo en hacer mi trabajo, así que saqué mi teléfono y busqué el número de Becky una vez que lo encontré, se lo enseñé.

-Ten, date prisa. Tengo un trabajo legal por hacer a diferencia de ti.- Le restregué.

Me arrebató el teléfono de mis manos y comenzó a enviar mensajes a la vez que miraba su teléfono. Una vez que terminó, su teléfono emitió un sonido.

-Ahora tengo tu número, gracias cariño.-Dijo con una sonrisa y me arrojó mi teléfono. Lo atrapé.

-Eww no me llames así.- Rodé los ojos.

-Hago lo que quiero princesa, y no ruedes los ojos, no queremos se queden atrapados en la parte posterior de esa linda cabecita tuya, ¿o sí?- Me preguntó. No le respondí, simplemente volví a rodar los ojos.

-¿Puedes irte? Tengo un trabajo que hacer, Jason.

-Oh, me iré ahora princesa, pero te veo más tarde.- Y con eso se fue, no podría estar más feliz.

Empecé a hacer mi trabajo de nuevo y me alegré de que no hubieran muchos clientes o de que mi jefe me hablara mucho.