Cocinar es difícil.

Ciertamente lo es, de hecho Takemichi a duras penas domina los platillos más básicos e incluso de vez en cuando tiene que ver algunos tutoriales para no terminar perdido.

La vida es difícil porque es genial comer cosas deliciosas pero es difícil cocinarlas.

Aún así lo intenta, porque lo necesitan y aunque Mikey no lo diga o le reclame de alguna manera, Takemichi acepta que no es el precepto de genio culinario.

—¡Mierda!— La maldición sale de sus labios cuando en un intento desesperado por mezclar el vino con las verduras condimentadas que yacían sobre la sartén caliente provoca una llamarada poderosa que le ha quemado un poco de sus cejas.

Por cosas como esas Mitsuya reza por ellos cuando va a visitarlos.

Takemichi está molesto con media ceja del lado derecho hecha ceniza y unas verduras que parecen todo menos comestibles.

Decide rendirse aunque le da desazón, intenta mejorar, su horario es flexible lo suficiente para dejarle tiempo de cocinar ya que al llegar era Manjiro quien recogía la casa. Todo después de un gran duelo de piedra, papel y tijeras.

—Mi estofado se ha quedado en zanahorias y carne crudas que huelen mal, es que en esta vida nada sale como quiero. Tonto organismo que necesita alimentarse para sobrevivir— Maldice a la bilogía.

Rehuye a tirar su esfuerzo pues quiere mejorar y no sirve, Takemichi sabe que no es algo así como un súper hombre que maneje cualquier arte a penas intentándolo, quiere llorar de impotencia porque ya van dos veces que arruina un platillo.

Manjiro llegará dentro de poco y no hay algo decente que comer, se viene el llanto en.

3...

2...

1...

Bueno, pues no.

¿Como que no?

Claro que está frustrado pero antes de rendirse quiere seguir intentandolo en los días posteriores.

Ponganle un condón al veintiuno de septiembre que se viene el día del amor.

No dirá que es un romántico pero si aprecia esos días pues es en días como esos que se muestra mas receptivo a agradecer el precioso regalo que es su esposo.

Mikey merece ser amado y mimado pero le esta costando un mugre guiso para él, ya para eso preferiría envolverse en papel de regalo, su esposo estaría mas que feliz con eso.

Pero no es suficiente, desea darle por lo menos algo comestible y delicioso.

Aunque ahora no le queda tiempo, por eso solo sale a comprar comida, no es como si fueran a morir por eso pero le da vergüenza.

Y como una vez dijo Kazutora: A veces las bichotas también lloran.

Pero no es tiempo de lamentos.

No cuando se da cuenta de que está llegando tarde, hoy tiene una actividad especial con los niños, por tanto, debía ir al menos dos horas antes de comenzar las clases, las obras teatrales no son algo que aprecie pero si sabe que interpretar su vida en versión teatro con pequeñines será divertido. Vamos que hasta tenía un pequeño Mikey interpretado por un estudiante.

Por eso lleva la comida, come apresuradamente y hace un gran puchero pues Manjiro suele llegar antes o en su defecto, salir después de él, y es que ser instructor de defensa personal le dejaba un buen dinero y la facilidad de predisponer de un horario que le permita estar pegado a su Micchi.

Guarda la comida para Manjiro dentro del microondas y sale corriendo.

La tarde pasa en las practicas y la pequeña presentación de prueba y Takemichi no va a negar que el mini Mikey es adorable, no tanto como el original pero si es precioso recordar sus viejos tiempos aunque se arrepiente cuando el mini Mikey le pega una patada a otro niño.

—Nono mini Baji no debe llorar cuando Mikey kun le mire serio, Baji kun debe ser fuerte y siempre será genial porque Baji kun admira a cada uno de sus compañeros y tiene la fuerza para protegerlos.

Y con eso los niños aplauden porque las personas que Take sensei describe son muy geniales.

Para cuando se hace tarde y vuelve a casa encuentra a Manjiro mirando la puerta sonriendo instantáneamente cuando Takemichi ingresa saludando.

—¿Qué tal los enanos?

—Lo dice alguien que hizo un berrinche porque no me deje hacer un chupón.

Mikey chasquea la lengua y gira la vista recordando lo malo que fue Micchi.

—Eres un mal esposo— Le dice claramente bromeando por decirlo en susurro y con su expresión aniñada.

—¡Era en plena reunión de la ToMan!— Reclama Takemichi recordando el bochornoso momento.

—No busques excusas Micchi, heriste mi pobre corazón y Kenchin se burló de mí por una semana entera— Rápidamente se defendió el rubio.

Takemichi suspira y sonríe pues es cierto, desde ese momento debió darse cuenta de que esas actitudes eran muy extrañas, dios, que ciego tiene que haber sido para no verlo.

Y como también dijo Kazutora: ay dios mío, será cosa de gays.

Decide desviar la conversación.

—¿Haz comido ya?

—Sí.

Está a punto de decirle que se alegra pues Mikey trae una sonrisa plantada en el rostro llena de confianza "Es que soy el éxito"

Eso hasta que se acuerda de que no le ha dicho al rubio que era comida comprada, mucho menos le dijo que estaba en el microondas.

¿Qué demonios ha ingerido su esposo?

Las piezas se unen y para cuando Mikey le llama preocupado desde la sala él ya está en la cocina viendo horrorizado como es que su desastre gastronómico no estaba ni en la sartén ni en la basura.

—¿Takemicchi me estas ignorando?— Mikey llega en segundos —¿Es que quieres que me enoje? Voy  destrozarte.

Y antes de que el diálogo pornográfico comience Takemichi toma a Manjiro de los hombros agitandolo preocupado.

—¡DIME QUE NO HAS COMIDO ESA BASURA QUEMADA!

Mikey no hace nada mas que poner cara desconcertada que claramente expresa un "Pues sí, mi querido Micchi"

Takemichi está en crisis.

—¿Qué tiene?— Pregunta el rubio al ver a su pareja tan histérico.

—¿¡Como que qué tiene!? ¡esa cosa estaba cruda!— Takemichi aun preocupado revisa a su Manjiro para ver si algún síntoma como dolor de estómago o náuseas sean visibles.

Su cuestionamiento prosigue.—¿¡Por que te haz comido eso!?— Sus dulces zafiros color cielo brillan preocupados.

Manjiro guarda silencio hasta que el pelinegro arruga la nariz aguantándose las lágrimas y es que ni para ocultar sus vergüenzas tiene capacidad y ahora es muy probable que Manjiro tenga una infección.

—...Yo aceptaré sin chistar cualquier cosa que me des— Susurra.

El rojo explota en sus mejillas, Manjiro puede decir cosas como esas tan fácilmente sin ser conscientes de que podría morir de un ataque al corazón.

Lo agita nuevamente y le reclama que debe decirle si algo no le gusta, que ambos deben generar la confianza de no temer a lastimar al otro, así deben adaptarse a mejorarse a si mismos.

La cosa queda en Manjiro diciendo que no estuvo tan mal, Takemichi prometiendo mejorar con el corazón lleno de determinación y con una pequeña lista de pedidos de Manito donde se resalta que no le importa muchas cosas mientras sea Takemichi quien se las dé, claro y unos dorayakis y ahí sí sería mas crítico.

Y no, no terminó con una infección estomacal.

1% de probabilidad.
99% fe.

Hey ✨

Cambié la portada :)

Bueno, gracias por leer y es muy divertido crear un fic tan dulce cuando el mandlga Destroza tus ilusiones ✨

Gracias por todo.