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Capítulo 4


Erwin parecía adormilado, pero estaba ligeramente mejor que otros días, porque al menos respondía con monosílabos y había ayudado a su compañero a bajar el champú de uno de los estantes. De no ser así, Levi ni siquiera habría tratado de obligarle a bañarse. Aunque le tenía verdadera fobia a la suciedad, también era perfectamente capaz de entender lo que era pasar por un episodio depresivo, incluso si cada persona lo vivía a su modo. Se dio la vuelta mientras su amigo se desnudaba despacio, y esperó hasta que se hubo metido en la bañera.

Después de acomodarse de rodillas fuera de la bañera, se remangó la camisa y ayudó a Erwin a enjabonarse el pelo, que estaba encrespado por el tiempo que llevaba sin lavárselo. Erwin no dijo nada; él tampoco. No era bueno reconfortando con palabras, y no sabía qué decir al respecto de una situación tan incierta. Si hubiera asegurado que todo iba a salir bien, los dos habrían sabido perfectamente que mentía, que él mismo era incapaz de creerlo a ciegas. Así que simplemente estaba allí, en silencio, cuidando de él y asistiéndolo en lo que podía. Y dispuesto a escucharlo si en algún momento sentía la necesidad de desahogarse. No podía hacer mucho, pero estaba haciendo todo cuánto podía. Y había algo en los ojos de Erwin que indicaba que contaba con él, y que lo agradecía, aún en medio de aquel vacío desolador. No era suficiente para alentar sus esperanzas, pero sí su voluntad de ayudarle.

Erwin le miró a los ojos, y agarró su delgada muñeca, como pidiéndole que entrara en la bañera, que estuviera del todo con él, porque en aquel momento lo necesitaba. Levi vaciló, pero sostuvo aquella mirada azul, que ahora brillaba menos de lo acostumbrado, pero que seguía evocando al mar, y entró, después de despojarse de su propia ropa. Sentía pudor, pero no iba a meterse en la bañera completamente vestido, porque habría echado a perder las prendas, además de hacer el rídiculo. Suspiró y se aferró a sus propias rodillas, lo más alejado de su amigo que el reducido espacio de la bañera le permitió. Inevitablemente, seguían rozándose, porque Erwin era bastante más alto y grande que él (lo cual no era muy difícil, como a Hange le gustaba recordarle a diario).

No supo si por cansancio o por voluntad, pero Erwin dejó caer la cabeza sobre sus hombros, y permaneció allí, y él notó su respiración y fue demasiado consciente de su cercanía. Llevaba varios días sin afeitarse, y la ligera barba picaba sobre su piel blanca, pero Levi lo dejó descansar. Lo que él sintiera no importaba. No importaba lo mucho que le afectaba ese tacto, lo mucho que se le aceleraba el corazón con un simple roce, o con esa vulnerabilidad que Erwin apenas mostraba, ahora volcada en él. No importaba, porque nunca se habría tratado de él.

Levantó delicadamente el rostro de Erwin, por temor a que se quedara dormido y él no supiera cómo salir de allí sin despertarlo. No quería pasar horas así, o al menos no en aquellas circunstancias. Habría pensado demasiado en ello. Erwin le miró de nuevo a los ojos, o quizá a través de ellos; Levi no estaba muy seguro. Ahora olía a jabón, pero estaba demasiado cerca y demasiado desnudo, y él no podía retroceder más, porque su espalda estaba pegada a la pared.

Quizá fue por instinto, o porque lo había imaginado tantas veces pero, en lugar de encogerse en su sitio, adelantó el rostro, y Erwin pareció acercarse casi al mismo tiempo, muy despacio, como si el tiempo se estuviera deteniendo gradualmente.

Sus labios se rozaron levemente, casi de forma inconsciente, y entonces Erwin llevó las manos a su rostro, y Levi no tuvo tiempo de asimilarlo, o de ser plenamente consciente de que aquello era real, y quizá por eso, lejos de apartarse y huir, siguió su instinto una vez más, y le devolvió el beso.

Sin pensar en lo que significaba, o en lo que significaría después. Sin pensar en absoluto, solo guiado por el anhelo que había vivido dentro de él por tanto tiempo...

No estaba muy claro quién de los dos había llevado las cosas en aquella dirección. Aunque habían transcurrido apenas unos minutos, él lo sentía todo borroso e irreal. No era tal y cómo se lo había imaginado. Quizá por el estado inusualmente frágil de Erwin, o debido a su propia inexperiencia. Casi sentía la necesidad de admitir que aquel era su primer beso, para excusarse por la torpeza con la que se movía. No lo dijo, porque con ello habría revelado la importancia que Erwin realmente tenía para él. Y Levi no sabía lo que estaba haciendo, pero no debía estar haciéndolo tan mal, porque su amigo no había roto el contacto.

Se fue volviendo más intenso, aunque ninguno de los dos dijo nada. Sus manos estaban ahora en el pecho de Erwin, y ni siquiera recordaba en qué momento las había posado allí, en qué momento había dejado de controlar lo que hacía con ellas y simplemente había dejado que su cuerpo dominara a su mente, que su corazón abandonase su habitual prudencia.

Se preguntó brevemente si de verdad Erwin quería besarle a él, o si simplemente necesitaba sentir a alguien así de cerca, así de íntimamente. Nunca lo hubiera reconocido, pero le intimidaba la situación, porque el contexto era confuso, e incluso deprimente...Pero seguía siendo Erwin. Erwin le estaba besando, y no necesitaba cuestionarse nada más...

No, no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo. Seguramente había llegado incluso más lejos en algún sueño, pero aquello le estaba sucediendo de verdad. Aunque tenía más de treinta años, ni siquiera estaba acostumbrado a tocarse a sí mismo de aquella manera, y resultaba casi intimidante para él la sensación de que ahora podía tocar a Erwin, tal y como venía deseando desde hacía mucho tiempo. El deseo era más poderoso que él miedo a no estar a la altura, y no podía ser tan difícil, ¿verdad...? Tal vez solo tenía que dejarse llevar...

Ya no se estaban besando, pero sus rostros permanecían casi pegados, y podía sentir la respiración ligeramente agitada de Erwin, en medio de aquel silencio, solo eclipsada por sus propios latidos. Sintió los labios de su amigo bajando lentamente por su cuello, mordiendo sin excesiva fuerza sus clavículas marcadas. Todo su cuerpo se estremeció y buscó acomodo entre las piernas de Erwin, como si, a pesar de toda su fuerza, necesitase reclinarse para asimilar la situación. Le gustaban especialmente los muslos de Erwin, aunque eso no tenía nada de raro. Pero difícilmente podía pensar en otra cosa cuando su compañero tenía la costumbre de pasearse por la sala en shorts, o con aquellos estúpidos bóxers de color gris.

Las manos de Erwin ahora sostenían con firmeza su cintura, y Levi solo sabía que estaba perdido, porque estaban llegando al límite de los besos febriles, y el roce casual de sus rodillas se había convertido hacía rato en una fricción completamente intencional, sus cuerpos casi encajados en el del otro.

-¿Está bien si...?-preguntó Erwin, vacilante.

Levi asintió con vehemencia, aún sin saber a qué se refería su amigo. Aunque se le hacía cada vez más difícil ignorar su propia erección y, sobre todo, lo duro que estaba Erwin. Lo sentía contra él, y seguramente tenía que hacer algo al respecto. De hecho, quería hacer algo al respecto.

Aunque estaba impaciente, empezó a mover la mano con timidez, despacio. A pesar de la lentitud, no tardó en obtener reacción de Erwin, que echó la cabeza hacía atrás y dejó escapar un sonido gutural, grave, algo que le inspiró para acelerar el ritmo, con un brillo en los ojos y un rubor muy poco habituales en él...Lo sentía todavía más grande que antes, y la presión de Erwin en sus caderas se había vuelto también más fuerte.

Se acercó todavía más, montándose sobre uno de sus muslos, y Erwin llevó las manos al miembro de Levi, atrayéndolo hacia sí con un movimiento brusco, y hundiendo los dedos en sus nalgas. No pudo evitar que se le escapara un gemido débil y ronco...Escondió el rostro en el cuello de su amigo, para ahogar los inevitables suspiros. Dejó de mover las manos, sintiéndose repentinamente demasiado débil, y Erwin recuperó el control de la situación. Levi simplemente había dejado de funcionar, y se limitaba a morderle el cuello erráticamente para evitar hacer ruido que Hange pudiera oír desde fuera...

No era para tanto. Hasta hacía unos minutos, jamás se habría atrevido a creer que Erwin estaría agarrando los penes de ambos, frotándolos juntos, y que se sentiría así...Demasiado bien, hasta que, después de un rato, Levi estuvo completamente ido y simplemente se corrió (sin decir palabra, porque era la primera vez que sucedía) derramándose sobre la mano de Erwin. Se concedió un segundo para recuperarse y seguir tocando a su amigo, que no tardó en llegar también...

La mirada de Erwin vagó inquieta entre los ojos de Levi y su mano, manchada.

-Oh, no...-murmuró-Lo siento...Olvidé qué...En serio lo olvidé...Lo siento, Levi...

Parecía tan arrepentido que, por un momento Levi pensó que se echaría llorar. Aunque también se le pasó por la mente la idea de que tal vez el gesto horrorizado de su amigo no se debía a lo qué había hecho sino a con quién lo había hecho. Él era mucho menos atractivo y mucho más bajito que Mike, o que cualquier otra persona con la que Erwin se hubiese acostado, de hecho. Normalmente no le importaba tener aquel concepto de su propio físico, pero de veras esperaba que aquella mirada en los ojos azules de Erwin no fuese de decepción...

-¿Qué pasa...?¿Algo está mal...?-preguntó.

-Yo...tu mano...Ahora está sucia, lo siento...De verdad, yo no quería...

Levi sonrió levemente.

-Está bien, Erwin...No importa. Es lo que se supone que tiene que pasar. De todas formas, gracias-hizo una pausa-...por preocuparte.

Quiso llevarse la mano a la boca y limpiarla con su propia lengua, delante de Erwin, pero en lugar de ello la hundió en el agua de la bañera y la lavó con el gel de ducha.

-¿Ves...? Ya está, es fácil...Deberíamos salir...Todavía tienes que afeitarte...Estás horrible con esa barba-mintió...

Erwin asintió y se levantó. El tiempo volvió a correr con normalidad, como si nunca hubiera sucedido lo que acababa de suceder. Definitivamente, Levi seguiría pensando en ello durante el resto del día, preguntándose si quizá no hubiera sido más sensato no ceder a sus propios impulsos. Por una parte, quería que nada cambiara entre ellos. Por otra parte, quería que todo cambiara...Pero no había tenido lugar ninguna romántica declaración; Erwin ignoraba lo que Levi sentía por él, pero Levi sabía que no era mutuo. Y no quería hablar de ello, no quería arriesgarse a que su expresión o sus palabras lo delataran, por muy callado y estoico que fuera normalmente. Quería evitar a toda costa cualquier conversación sobre lo ocurrido en la bañera.

Lo atesoraría en su memoria como un momento íntimo y vulnerable entre ambos, en el que estuvo allí para Erwin cuando este lo necesitó. Recordaría la sensación de sus labios sobre los suyos, o su tacto sobre la piel, hasta que el recuerdo se volviera cada vez más borroso. Sí, seguramente habría sido cosa de una vez, pero había sido real. Y no sabía si eso le hacía sentir mejor o peor...

Erwin, afortunadamente, parecía estar mejor. Desde luego, limpio y afeitado, y sin aquella vieja camiseta que parecía que iba a estallarle en cualquier momento por lo ajustada que le quedaba, tenía mucho mejor aspecto. Incluso esbozó una ligera sonrisa cuando finalmente los dos salieron del baño y empezó a sonar una de sus canciones favoritas, que Hange había puesto a propósito en los altavoces.

En cualquier otra ocasión. Levi se habría quejado, porque nunca le había gustado "Touch you", el tema principal de "Yarichin Bitch Club". A Erwin le gustaba muchísimo el ritmo, aunque afortunadamente nunca había leído la letra traducida. Y Hange solía reírse veladamente de él, por eso y por su forma de bailar. Pero esta vez Erwin estaba demasiado cansado como para bailar, y Levi demasiado ocupado pensando como para pedirle a su compañero que quitara la música. Así que Hange se limitó a devolverle la sonrisa a Erwin y después Levi le ayudó a servir la cena. Erwin no comió demasiado, pero era un avance que se sentara a la mesa con ellos en lugar de pasarse el día entero en la cama, sin probar bocado.

Otra vez tenía el cabello peinado, con la frente despejada, se había cepillado las gruesas cejas y sus ojos habían recuperado un poco de luz. O al menos, así le parecía a Levi. Erwin estaría bien, y para él esa certeza era más importante que cualquier otra cosa. Lo demás, no podía cambiarlo, porque ya había sucedido o porque estaba tan arraigado en su corazón que ya formaba parte de él. 


...

Esta es una de las primeras veces que escribo smut, y siento mucha inseguridad al respecto. Espero que no esté demasiado mal...




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