Tabitha miro el cuerpo enmedio del campo y no supo que hacer, estaba en shock.
Sintió sus piernas débiles y como sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, quiso correr y decirle a Cedric que dejara de jugar pero algo le decía que era verdad.
Blaise estaba delante de ella tratando de llamar su atención pero ella seguía viendo el campo, sintió como sus piernas cedían hasta que terminó en el suelo en los brazos de Draco.
—Draco.— Susurro con sus ojos llenos de lágrimas.— D-dime, dime qué Cedric está bien, dime qué es una broma.
Las lágrimas salieron y sus mejillas se mojaron, Draco la miro a los ojos y acaricio su rostro, tratando de que Tabitha se calmara.
—Cariño.— Trato de sonar lo más calmado posible.— Es verdad.
Tabitha nego y volvió su vista al campo, Amos Diggory lloraba y gritaba junto al cuerpo sin vida de Cedric.
Tabitha reunió fuerzas y se levanto, bajo las escaleras como pudo y finalmente, llegó al lado del cuerpo.
Sollozo al mirar la cara de Cedric, no sabía si acercarse pero finalmente lo hizo cuando Amos la miro y asintió.
Se puso a un lado de Cedric y tomo su mano helada.
—Dijiste que ibas a estar bien.— Susurro mientras acariciaba la mano de Cedric.
Sintió como una mano se colocaba en si hombro y volteo a ver quién era, Draco estaba detrás de ella junto a Theodore y Blaise.
Las lágrimas no dejaban de bajar y por su mente pasaron todos lo momento con el chico.
Se levantó y abrazo a Draco.
—Haz algo por favor.— Miro el rostro del chico y le suplico con la mirada.— Tu siempre haces todo y te sale bien, por favor.
Draco no dijo nada, solo la acercó a él y dejo que llorara en su pecho.
—Vamos.— Comenzó a arrastrar a Tabitha pero ella no quería irse.— Podrás despedirte después.
Tabitha se dejó llevar por Draco, sentía como su pecho comenzaba a doler, escuchaba la voz de Cedric, sentía el tacto, olía el perfume del chico y comenzó a sollozar más fuerte.
No supo en que momento quedaron afuera de la sala común de Slytherin, entraron rápidamente y subieron a la habitación de Draco.
—Largo.— Hablo Draco a uno de sus compañeros de habitación, el chico salió y Tabitha se dejó caer en la cama.
Tabitha reía junto a Cedric, él le contaba aventuras que tuvo durante su infancia y ella le contaba sobre los viajes a dónde había ido.
—Enserio.— Cedric la miro.— Me caí y pensé que me iba a morir, mi rodilla sangraba.
—Eras demasiado exagerado.— Tabitha rio y le regreso la mirada.
—Es un don.
—Mencione que mi madre quiere conocerte.— Tabitha nego.— Pues quiere hacerlo.
Tabitha sonrió.
—A mi también me gustaría conocerla.
Miraba el techo de la habitación y no se movía, los tres chicos estaban sentados en el sofá y la miraban.
Las lágrimas bajaban por sus mejillas, pero lloraba en silencio, seguía recordando todo lo que pasó con Cedric.
Y por su mente paso la imagen de Cho, recordó que su compañera era cercana a Cedric, sintió lastima por ella.
Tabitha suponía que alguno de los chicos habia hecho un hechizo silenciador porque no escuchaba nada.
—Esta muerto, ¿cierto?.— Pregunto Tabitha en un susurro.
Ninguno contestó, se acomodo en posición fetal y abrazo una almohada.
—¿Por qué estás tan calmada?.— Blaise se quejo cuando Draco le dió un codazo.— Auch.
—No hay ruido.— Tabitha cerro sus ojos, tratando de aliviar su dolor.— Y están aquí, se que no estoy sola. Aunque, que este calmada no significa que no duela.
Seguía sintiendo la presión en su pecho pero aún así, se obligó a cerrar los ojos y descansar, quería gritar, golpear algo, todo su cuerpo dolía.
Draco les hizo una seña con la cabeza y los dos chicos se levantaron.
—Iremos por comida.— Tabitha los ignoro.
Theodore y Blaise salieron, y Draco se acostó junto a Tabitha, dejándole su espacio.
Draco no sabía que hacer, si abrazarla o dejar que llorara.
—¿Crees que lo dejen pasar a los campos elíseos?.— Tabitha pregunto, abrió los ojos y miro la puerta del baño.
—Supongo.— Contesto Draco, mientras soltaba un gruñido pero aclaro su garganta cuando Tabitha se movió.— Es lo más seguro.
—Era un buen chico.— Tabitha soltó un sollozo y abrazo fuertemente la almohada.— No lo merecía.
—¿Que quieres estudiar?.— Tabitha se levantó cuando escucho esa pregunta.
—No lo sé.— Tabitha miro sus manos con vergüenza.— En el mundo muggle, son pocos lo chicos que logran tener estudios completos. Ya sabes, chicos como yo.
Cedric asintió pensativo, estuvo un rato mirando el lago negro y después volteo a ver a Tabitha que estaba cortando el césped con sus manos.
—Yo si creo que puedes lograrlo.— Tabitha sonrió y mordió su labio inferior.— Tal vez puedas ser, ¿Cómo se llaman?.
Tabitha lo miro confundida.
—La señora que mencionaste el otro día, con la que vas en vacaciones.
—Psicóloga.— Tabitha miro el césped en sus manos.— No se lo digas a nadie, mami y papi no quieren que nadie sepa.
Tabitha miro el césped que seguía en el suelo y miro el de sus manos, a centímetros de ella, caminaban pequeñas hormigas y ella se sintió mal, le había quitado el hogar a unos seres indefensos.
Soltó el césped y comenzó a rascar su brazo con fuerza, mientras miraba como las hormigas se acercaban.
—Hey, ¿Que pasa?.— Cedric trato de tomar su brazo pero ella se soltó.
Pronto, Tabitha sintió un líquido en su manos, sangre.
Comenzó a respirar de manera agitada, dejo de rascar su brazo y tomo el césped cortado, trato de pensar en un hechizo pero no pudo.
Las ganas de llorar llegaron a ella cuando imagino a alguien quitándole y destruyendo su hogar.
—Les quite su hogar, no tendrán dónde dormir.— Movía el césped en su manos desesperadamente.
—Hey.— Cedric la obligó a mirarla.— Está bien, ese no es su hogar.
Se levantó y le extendió la mano a Tabitha, se levantó y la guió hasta cerca de un árbol.
Señaló un pequeño agujero en el suelo y la miro.
—Ese es su hogar.— Tabitha lo miro.— Ahí es dónde duermen y dónde van a descansar.
—¿Puedes abrazarme?.— Draco obedeció y la abrazo, Tabitha se removió y finalmente, se dió la vuelta, quedando cara a cara con el platinado.
Draco se dió cuánta de lo hinchado que estaban los ojos de la chica, estaban rojos y las lagañas se comenzaban a notar.
Llevo sus manos a la cara de Tabitha y quitó las lágrimas que bajaban.
—¿Tu nunca me vas a dejar o si?.— Tabitha lo miro a los ojos y Draco sonrió.
—Nunca.
Beso sus labios suavemente y la abrazo, mientras ella lloraba en su pecho.
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