Preparándose para la guerra.
Mikhail
Robin y Mees junto a Ruud y Gijs iban en la camioneta de adelante, mientras que Lev y yo íbamos en el auto que habíamos rentado. Nos pidieron seguirlos y fue lo que hicimos. Esta vez yo iba manejando mientras que Lev miraba por la ventanilla y comía de lo que Haden les dio a Ro y Mees.
—Es un poco lejos, ¿no crees? —inquirió Lev. Lo miré de reojo.
—Es lo mejor para ellos, estar tan lejos de casa como se pueda.
—Esa chica, Robin, se ve que tiene los pantalones bien puestos.
Sonreí ante lo que dijo.
—Y no te imaginas cuanto.
—Me hubiera gustado conocerla un poco más cuando estuvo en casa.
—Pues ahora la vas a conocer mejor. Parece que vamos a estar aquí un buen tiempo.
Lev asintió con la cabeza y seguí conduciendo. Ya empezaba a oscurecer cuando nos metimos entre las montañas y el sendero se hizo más angosto, era un pequeño camino donde solo cabía un auto, a cada lado había árboles y más árboles con grandes troncos y ramas llenas de hojas. No había nada más, ni personas mucho menos casas.
—Si alguien nos quisiera matar este sería el lugar idóneo para deshacerse de nuestros cuerpos y nadie iba a saber nada —lo miré de reojo.
—¿Te encuentras bien?
—Sí, gracias —la camioneta se detuvo por unos segundos, cuando siguió andando la seguimos y entramos dentro de una propiedad que tenía murallas altas cubiertas por una espesa enredadera. Nos estacionamos detrás y apagué el auto.
Robin y Mees bajaron primero, ella con la mochila de las armas y Mees con cuidado, cerró la puerta detrás de sí, con la ayuda de Gijs caminó hacia la casa.
—Vamos —le indiqué a Lev y los dos bajamos del auto. Abrí la cajuela y sacamos las maletas que habíamos traído. La casa era un complejo hermoso, con las ventanas y la puerta de madera oscura. Seguimos a Mees y Robin, este primero empujó la puerta y se hizo a un lado para dejar pasar a Robin, entramos detrás de ella y avanzamos hasta la que era la sala donde estaban todos, Mannes, Elián, Haden, Hennie, Alen, Dev, quienes al vernos se pusieron de pie.
—¡Ro! —Alen se puso de pie y corrió a abrazar a su hermana mayor.
—Mikhail, estás aquí —Dev se acercó y me dio un abrazo, al separarnos miró detrás de mí, donde estaba Lev.
—Chicos, él es Lev, uno de los hombres de mi padre y ahora uno más de nosotros.
—Mucho gusto, Lev —Haden se acercó para estrechar su mano la cual Lev aceptó con una pequeña sonrisa en los labios.
—El gusto es mío.
Nos reunimos en la sala mientras Haden y Hennie preparaban algo para merendar.
—¿Sabes algo de nuestros padres? —me preguntó Dev y negué con la cabeza —. ¿Alguien vio algo?
—A ver chicos, Khail nos va a decir todo lo que sabe y lo que le dijeron, ¿sí? —Ro estaba a mi lado y aún no podía creer que ella estuviera aquí, que yo estuviera a su lado —. Han pasado muchas cosas y deben estar preparados para todo lo que se viene.
Haden y Hennie dejaron la merienda encima de la mesita en medio de la sala.
—Cuando llegué a Ámsterdam lo primero que hice fue ir a la casa de Rykel, no queda mucho de ella, solo escombros y paredes agujereadas —el rostro de Alen se descompuso al instante —. Pasó lo mismo con la casa de Hein y Daen —Dev soltó un suspiro y se aferró al brazo de Elián —. No fui a esas casas pero eso es lo que me dijeron, que fue un ataque conjunto, al mismo tiempo que iban por ustedes al hospital. Fui al Geen Fout y hablé con uno de los cadeneros, uno calvo y alto, él me dijo que estas personas, la triada y los italianos se apoderaron de los clubes, los pubs y los coffee shops, que son los negocios que más dejan de todos los que tienen.
—Hijos de puta —espetó Mees apretando los puños.
—Este hombre me dijo que no encontraron los cuerpos de sus padres lo que quiere decir que tal vez estén vivos y que al igual que ustedes escaparon, nada es seguro pero sino hay cuerpos hay una esperanza, ¿entienden? —todos asintieron con la cabeza —. Me dijo que nunca les van a dar la espalda y que los que se quedaron ahí y en los otros negocios fue para estar dentro y averiguar lo que sea que les sirva cuando decidan regresar, su fidelidad está con ustedes, los De Vaux.
—Diles lo de Roos —habló Ro.
—Fui a buscar a Roos y dijo que Hou, el jefe de la tríada es quien se está haciendo cargo del Geen, por eso se salió de ahí, además de que el sujeto es un ser desagradable y nefasto. Me pidió salir de ahí ya que por lo que entendí quien sea que esté de su lado es torturado para sacarles la verdad de donde están ustedes y sus padres.
—Es lo mismo que dijo Gijs —añadió Mees.
—Así que no tenemos nada, ni casa, ni negocios ni a nuestros padres —musitó Hennie, Mannes la abrazó en el momento que ella se puso a llorar.
—Esperen —Ro se puso de pie —. Recuerden que una de las cuentas de nuestros padres es compartida, si logramos entrar en ella podemos ver si se ha hecho alguna transacción o retiro, ¿no? —Ro miraba a sus primos.
—¿Y tú sabes cómo se hace eso? —le preguntó Alen a lo que ella negó con la cabeza.
—Pero yo sí sé quien sabe de esas cosas —volteé a ver a Lev —. Lev sabe de eso, ¿o no, Lev?
—Así es —asintió él con suficiencia.
—Bien, entonces te damos el número de cuenta de nuestros padres y la cuenta compartida y vamos a ver si alguien hizo algún retiro.
—Bien —murmuró Lev.
—¿Pero puede ser mañana? —se quejó la rubia dejándose caer a mi lado —. Ahorita estoy cansada y quiero darme un baño.
—Mejor —añadió Alen —. Además hay que pensar bien las cosas, qué vamos a hacer y como lo vamos a hacer.
—Tenemos que buscar a nuestros padres —dijo Dev —. No podemos darlos por muertos o desaparecidos así nada más, ¿o sí? —nos miraba a todos.
—No, no los vamos a dar por desaparecidos y sí, tenemos que buscarlos pero no sabemos donde pueden estar o a donde pudieron ir. Así como tenían esta casa sin que nosotros supiéramos nada pueden tener muchas más en todo el país.
Mees tenía razón, era imposible saber donde estaban sus padres.
—Mees tiene razón —dijo Haden con pena —. Pueden estar en cualquier lugar, pueden estar en Ámsterdam o fuera de ahí, no sabemos donde.
—Pero están vivos —añadió Ro —. Yo sé que sí y los vamos a encontrar a como dé lugar.
—Vamos a dormir primero y mañana, más tranquilos y relajados pensamos qué hacer. Tenemos mucho tiempo —dijo Hennie.
Y el tiempo era lo que menos nos preocupaba en este momento.
Merendamos y cada quien subió a sus habitaciones, Lev se quedó en una de ellas mientras que yo me iba a quedar con Ro, ella lo sugirió y yo no tuve ningún problema con ello, al contrario, estaba esperando que ella me lo propusiera. Amaba dormir a su lado y poder sentir su piel junto a la mía, además del rico olor que desprendía su cabello cada que se movía en la cama.
Dejé mi maleta en la cama y busqué ropa para ponerme cuando saliera del baño. Este era un lugar bonito pero muy frío, menos mal que había calefacción y una chimenea que mantenía la parte de abajo calentita. Al salir del baño mi maleta ya no estaba arriba de la cama, al ver dentro del closet me di cuenta de que Ro había metido toda mi ropa junto a la suya y mi maleta estaba ahí también.
—¿Te molesta? —negué con la cabeza. Me sequé el cabello y me puse una camiseta.
—Me encanta —sonrió dulcemente.
—Vamos a estar aquí un buen tiempo así que es mejor que nos vayamos acostumbrando —me puse los pantalones de pijama y le ayudé a acomodar los cobertores.
—Es un lugar bonito —nos metimos bajo los cobertores —. Y está alejado de todo.
—Eso es lo que más me gusta —Ro se acercó a mí y puso sus manos en mi pecho, mientras que una de mis manos se deslizaba por debajo de su cuello y la otra la puse en su cintura —. Extrañaba esto, ruso. Que me abraces y me digas cosas lindas antes de dormir.
—Y yo te he extrañado como un loco, lamento todo lo que dije antes, yo te amo y te necesito, Ro, te necesito tanto —la acerqué más a mí y le di un beso en la cabeza.
—Yo también tuve la culpa de lo que pasó, no nada más es tu culpa, ruso, lamento tanto lo que dije, no sé qué pasaba por mi cabeza en ese momento pero esa no era yo.
—Las cosas no han sido fáciles ni para ti ni para ni uno de ustedes, así que te entiendo.
—Te quiero a mi lado, Khail, se vienen cosas muy fuertes y no quiero que me dejes sola en esto sino no voy a poder continuar —sonreí ante sus dulces palabras y se acurrucó en mis brazos —. Te amo ruso tonto.
—Y yo te amo a ti, rubia.
Hennie
Al despertar Mannes no estaba a mi lado, así que lo busqué por la habitación pero él no estaba en el baño, mucho menos en la terraza donde me asomé y pude ver mucha neblina abajo. El paisaje era hermoso digno para tomarle una fotografía y enmarcarla para siempre.
Me puse un suéter y unas pantuflas y bajé al patio trasero de la casa.
Aún no podía creer que estuviéramos aquí en Bélgica y no en nuestra casa de la que no había quedado nada, o eso fue lo que había dicho Mikhail la noche anterior.
No había nadie en la cocina ni en la sala, seguramente estaban durmiendo todavía. Al salir vi al mismo señor que nos había recibido la noche que llegamos, se paseaba por el patio, al verme me sonrió y me acerqué a él.
—Buenos días.
—Buenos días, señorita, ¿le puedo ayudar en algo?
—¿De casualidad no ha visto a Mannes? Chico delgado, alto, cabello castaño y algo ondulado.
—¡Ah sí! Él se fue por allá —levantó el brazo y con un dedo señaló en dirección al río.
—Muchas gracias —le sonreí y me aleje.
Caminé entre la neblina que no me dejaba ver a lo lejos, pero unos minutos después de caminar y caminar pude ver su espalda, tenía las manos detrás y miraba el paisaje frente a él.
—¿Mannes? —me puse a su lado —, ¿qué haces? —volteó a verme.
—Mira que hermoso es todo, Hennie —cogió mi mano y le dio un apretón —. Cómo me gustaría poder pintar este hermoso paisaje, me gustaría poder dibujarte pero no tengo mis materiales —suspiró con tristeza.
—No pudimos sacar nada de la casa.
—Ni siquiera tu manuscrito —me reí apoyando la cabeza en su hombro.
—No me hables de esa cosa, tenía que mejorarlo y mucho.
—Ibas muy bien —me dijo.
—Solo llevaba la sinopsis y un capítulo.
—Pero era muy bueno, cariño.
—¿Cariño? —me separé para verlo mejor.
—¿No te gusta que te diga cariño? —parpadeé.
—Sí, me gusta —dije apenada —. Podemos ir al pueblo a comprar materiales para que pintes...
—...y por una computadora para tu manuscrito y no me digas que no —levantó un dedo y me señaló.
—Bien —le sonreí y se acercó para darme un tierno beso, nos separamos y seguimos mirando aquel bonito paisaje.
Amaba estar con Mannes y aunque no sabía nada de mis padres estaba segura que donde sea que ellos se encontraran estaban bien, pronto nos íbamos a encontrar y ya nada ni nadie nos iba a separar, jamás.
Haden
Entre Hennie, Dev y yo preparamos el desayuno, ahora éramos más personas en esta casa y yo solo no me daba a basto. No es que me molestara, al contrario, estaba acostumbrado a vivir rodeado de muchas personas, tenía una hermana y cuatro primos, además de que crecí junto a Elise y Marie. Elise y Marie. ¿Qué estarían haciendo en este momento? Ahora más que nunca agradecía tener a Lieve lejos de mí, algo muy malo pudo haberle pasado y yo no iba a poder vivir con la culpa. Por ahora lo mejor era tenerla lejos con todo esto que estaba pasando y que era un completo caos.
Dejamos los platos encima de la mesa y nos sentamos cada uno en su lugar.
—Me gusta estar así, con todos ustedes —dijo Hennie —. No habíamos tenido un desayuno así en mucho tiempo.
—Aunque faltan nuestros padres —murmuró Dev con algo de nostalgia —. ¿Creen que ellos estén bien? —nos miró a todos con la mirada triste.
—Lo están, si los cuerpos no aparecen es porque todos ellos lograron escapar —la voz de Mikhail era segura.
—Pues espero que tengas razón, Khail y que...
—No digas lo que creo vas a decir —la interrumpí —. Nuestros padres están vivos, deben estar escondidos como nosotros, solo esperando el momento idóneo para poder salir.
—Y odio esto —espetó Robin —. Odio tener que huir, estar escondidos como si hubiésemos hecho algo malo cuando no hicimos nada malo —golpeó la mesa del comedor con el puño, tenía los nudillos blancos —. Odio no saber donde están nuestros padres y odio más esta impotencia de por ahora no poder hacer nada.
—Esto tenía que pasar, ¿no? —inquirió Elián —. Todos debemos tocar fondo para darnos cuenta de lo que tenemos y que no estamos solos.
—Porque no estamos solos, nos tenemos unos a los otros para salir adelante.
—Ya van a empezar con sus cursilerías —espetó Dev rompiendo la bonita atmósfera que se había formado. Rodó los ojos y se puso a desayunar.
—No sé como puedes soportarla —Mannes miró a Elián —, si es más amargada que un limón —el pobre Elián no dijo nada.
—Tú cierra la boca —Dev lo señaló con el tenedor y este levantó las manos.
Nadie habló más del tema y nos dedicamos a desayunar tranquilos.
Estar aquí me hacía sentir un poco en paz, pero no dejaba de pensar en mis padres, en Lieve, Elise y Marie. Esperaba que nadie las encontrara y que estuvieran a salvo.
Dejamos todo de lado, los estudios, amigos, nuestra casa, todo fue tan rápido que aún no entendía como es que llegamos aquí, en qué momento todo se había salido de control y ahora estábamos huyendo, nunca pensé que llegaría el día en el que iba a tener que huir para poder estar a salvo.
No sabíamos cuánto tiempo estaríamos en este lugar, pero por lo que Robin y Mees decían serían semanas, hasta meses donde estaríamos alejados de todo lo que conocíamos hasta ahora. No teníamos otra opción más que quedarnos aquí y esperar a que lo que sea que tuviera que pasar, pasara.
Después de darme un baño baje a la sala para ver que estaban haciendo los demás: Lev tenía una computadora encima de sus piernas y tecleaba demasiado rápido, mientras que Robin y Mikhail revisaban unos papeles. Dev y Elián miraban la televisión mientras que Mannes y Hennie entraron por la puerta trasera de la casa.
—¿Dónde andan ustedes? —le pregunté a Hennie cruzándome de brazos.
—Fuimos a dar una vuelta, para conocer un poco el lugar —le entorné los ojos a mi hermana.
—No empieces con tus celos, Haden —me dijo Ro.
Al voltear vi que Mees iba bajando las escaleras y Alen entraba por la puerta principal.
—¿Y tú donde andabas? —Ro bajó los papeles que tenía en una mano y miró a Alen.
—No empieces con tus celos, Robin —le dije en el mismo tono que ella usó conmigo y levanté un dedo.
—Tonto —me sacó la lengua.
—Fui a dar una vuelta, no hay ni una casa cerca, no se ven personas ni autos.
—Menos mal —murmuró Robin mirando de regreso los papeles. Khail le dijo algo y ella asintió con la cabeza —. No queremos que nadie ande por ahí, lo que menos queremos ahora son fisgones.
—¿Pudiste encontrar algo? —le preguntó Mees a Lev.
—Sí —Lev levantó la mirada de la pantalla del portátil y miró a Mees —. Revisé las cuentas de sus padres —eso llamó la atención de todos. Mees se acercó de un lado y yo del otro, Alen quedó atrás del sofá.
Frente a nosotros se desplegó una lista con números y códigos que nadie entendía, tuve que rascarme la barbilla.
—¿Ahí que dice? —murmuré.
—Básicamente dice que nadie ha tocado nada de ninguna de las cuentas —señaló un punto específico en la pantalla —. Esta es la cuenta que comparten Rykel, Daen y Hein. No hay movimientos en varias semanas.
—¿Esos son miles o millones? —inquirió Alen acercándose.
—Millones —le aclaró Lev.
—¿¡Qué!? —le preguntamos todos.
—¿No sabían que todo este dinero es suyo? —la pregunta de Lev fue de incredulidad.
—No, no tenía ni idea de que hubiera tanto, es mucho dinero.
—Tanto como para no tener que trabajar nunca —dijo Alen.
—Y las cuentas individuales tampoco se han tocado hace una semana.
—Eso quiere decir que...—Lev ni siquiera me dejó terminar.
—Donde sea que sus padres estén no han sacado dinero.
Alen
—¿Cómo pueden vivir sin nada de plata? —la voz de mi hermana era de preocupación —. ¿Creen que tengan otras cuentas de las que nosotros desconocemos? —nos miró a todos.
—Quizá sí, todo es posible ya.
Dev y Elián se acercaron para escuchar de qué estábamos hablando.
Mees se pasó una mano por el cabello y resopló.
—Como quisiera saber donde están ahora mismo —dijo con la mirada perdida en la nada.
—¿Ya han pensado que vamos a hacer con todo esto? —preguntó Dev, interesada en saber algo, lo que sea, yo también ansiaba saber que era lo que iba a pasar de ahora en adelante.
La ciudad había caído en las manos de esas personas que ahora mismo estaban haciendo mierda lo que mi padre y mis tíos habían construido por tantos años.
—Yo opino que nos hagamos de aliados, tanto como de la mafia como la policía —opinó Mees.
—¿Te refieres a Drazen? —Ro levantó una ceja.
—No creo que a Drazen le guste la idea de que unos imbéciles vengan y hagan con la ciudad lo que se les venga en gana. Sí lo que dice Khail es cierto y Ámsterdam está muy mal entonces lo vamos a tener de nuestro lado, sin importarle que sea o no policía —dijo Mees con toda la paciencia del mundo. En estos momentos me recordaba a su padre, era tan parecido a Daen.
—Pues yo opino lo mismo —expresó Mikhail —. A Drazen no le ha de estar gustando que los chinos hagan o deshagan en sus narices.
—Y necesitamos a más personas de nuestro lado, más mafias que quieran ver a los italianos y a los chinos en el suelo...
—¿Cómo a quien? —inquirió Ro.
—Tenemos que pensar con la cabeza fría —resopló Mees —. No nos podemos dejar llevar por lo que sentimos en este momento y aunque estamos casi en el suelo seguimos siendo una familia que se apoya, que se ayuda en lo que sea y solo así podremos salir de este gran agujero en el que nos encontramos.
—Siempre es bueno pensar con la cabeza fría —añadió Mikhail —. Mi padre ha estado en este negocio desde antes de que yo naciera y su hermano, Víctor le enseñó todo lo que sabe y más. Él conoce personas y ha hecho grandes negocios con los Japoneses, tiene al cartel más grande de México de su lado, a los albaneses y los turcos, así que yo creo que con ellos ya tenemos un gran ejército que nos va a apoyar, solo necesitamos hablar con ellos y hacer buenos tratos, son personas que no dan nada sin recibir algo a cambio.
—Entonces hay que pensar bien en qué les podemos ofrecer a cambio de su ayuda —opiné yo, que no sabía mucho de esto pero si algo había aprendido de mi padre era esto.
—Primero tenemos que encontrar a nuestros padres —intervino Robin —. No podemos ir por ahí ofreciendo tratos a cualquiera sin que ellos estén presentes, siendo ellos los que levantaron todos y cada uno de los negocios que ahora están en las manos de esos idiotas —escupió mi prima con rabia —. Los cuales vamos a recuperar a como dé lugar y les aseguro que después de esto nadie más va a querer meterse con la familia De Vaux.
—¿Podemos contar con ustedes? —Mees nos observaba.
—¿Y nosotros que podemos hacer en este caso? —la voz de Haden se escuchaba baja y temerosa.
—Ustedes pueden hacer mucho, ya que vamos a tener que buscar a nuestros padres, conseguir aliados y pasar desapercibidos, así que todos vamos a ayudar para que podamos regresar a casa, pero más que nada para que nos podamos levantar...
—Vamos a regresar a casa, se los juro y ya no vamos a tener que huir, ya no vamos a escapar de nadie, ya no vamos a caer, porque vamos a regresar con todo lo que tenemos y cuando ese momento llegue todo va a arder.
Zanjó mi hermana, terminando con el discurso motivacional que empezó Mees.
FIN.
🌸🌸🌸🌸
¡Hola! Les dejo este último capítulo y espero haya sido de su agrado. Aún no tengo fecha para empezar a subir la tercera parte de esta saga, que por cierto ya tiene nombre y lo dije en instagram en una publicación. Como saben tengo más proyectos que he dejado de lado por esta historia y necesito terminarlos sí o sí. Espero no demorar mucho para poder continuar con esta bonita historia que tendrá un desenlace sí o sí, quizá no sea una historia tan larga, se los digo desde ya, yo contemplo que va a tener unos veinte capítulos pero cada uno de ellos les van a gustar.
Así que nos vemos en mis otras historias que estaré encantada de que lean algo diferente, pero más que nada que me apoyen. Esto no es un adiós, sino un hasta luego.
Los amo mil.
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