Anécdota 69
Anécdota de @bigDreams77
Lo que os voy a contar ocurrió el verano del año pasado.
Nos juntamos las primas (casi todas somos chicas) y fuimos a un parque acuático de nuestra ciudad. Todo iba muy bien hasta que llegó la hora en la que teníamos que irnos. Nuestros bañadores estaban mojados y los baños estaban muy, MUY sucios; de verdad que olía mal (creo que todos saben a qué huelen los baños públicos). Mi primo pequeño se las apañó tumbándose en una toalla que había en el suelo, y, cubriéndose con otra, se cambió. Mis otras primas se pusieron la ropa encima de lo mojado, pero yo no quería hacer lo mismo puesto que luego se marcarían las zonas mojadas.
No me bajó Andrés ni nada parecido, pero casi.
Me dieron la magnífica idea de que algunas me cubrieran por delante y otras por detrás, formando así un mini vestidor, pero yo me negué porque sabía que eran capaces de tirar las toallas al aire mientras estuviera desnuda.
Así que tapándome como pude me cambié la parte de arriba, ahora venía lo complicado: la parte baja. Me quité lo mojado y lo dejé a un lado pero, ¡se me olvidó sacar las bragas secas que había traído! Como nadie me cubría por detrás y todo el mundo estaba ocupado recogiendo sus cosas... me agaché para la rebuscar en la mochila. Ahora bien, existen las malas decisiones... y luego existe lo que hice ese día.
Se me vieron las nalgas al agacharme, y por si no fuera poco, mis primas lo gritaron justo cuando pasaba por ahí un chico más o menos de mi edad con el que había estado hablando e incluso tonteando.
Al final conseguí ponerme las bragas y el pantalón, pero mi dignidad se fue al garete. Desde ese día, juré que iría a los baños públicos así tuviera que coger hongos u otra infección por ello.
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