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Capítulo V

Jisung salió rápidamente al parqueo del bar buscando con la mirada al rubio hasta localizarlo rodeado por unos borrachos. 

-Uuu...que no puede ver el niño - decía uno imitando unos lloriqueos. 

-¿Dónde estoy? Encuéntrame - gritaba otro. 

-¿Se te perdió el bastón? - dijo uno mientras le arrebataba el bastón de las manos a Minho. 

Los chicos empezaron a empujarlo y a molestarlo hasta que lograron tirarlo al suelo donde lo comenzaron a golpear. Minho está temblando de miedo en el piso incapaz de levantarse o gritar. Aquello era realmente aterrador, su corazón gritaba el nombre de Changbin pero sabía que éste no llegaría esta vez a ayudarlo. 

Jisung viendo todo aquello, sintió como algo se retorcía en su interior pidiendo ser liberado. No lo pensó demasiado, se dejó llevar por la situación y se abalanzó sobre los chicos. 

Uno a uno los fue golpeando con sus puños o les propinaba unas fuertes patadas. No es que él fuera más fuerte, incluso los tipos eran más, pero estaban borrachos así que los golpes no lograban alcanzarlo. Después de unos minutos de forcejeo, gritos, insultos y palabras ininteligibles, acabó con el último al cual dejó tirado sobre la basura. Buscó con la mirada al tipo que tenía el bastón y se lo arrebató de las manos, luego se acercó lentamente a Minho y tocó su hombro. El rubio se sobresaltó ante el toque repentino. 

-No te haré daño - dijo suavemente. 

Observó que el rubio tenía un pequeño corte en el labio, tenía algunos raspones y tanto su ropa como sus mejillas se encontraban sucias al haber caído en el suelo. 

-¿Eres el chico del bar, cierto? - preguntó con voz temblorosa. 

-Si... - susurró Jisung. 

Nuevamente tocó el hombro del rubio para luego tomar su mano y ayudarlo a incorporarse. 

-Aquí tienes - dijo poniendo en las manos del chico el bastón. 

-Gracias. 

Minho soltó la mano de Jisung y se preparó para caminar. Necesitaba llegar a su casa, sentía que algo se atoraba en su garganta, quería correr y llorar, donde nadie lo pudiera molestar. Se sentía indefenso, como no se había sentido en mucho tiempo. 

-Ven - dijo Jisung tomando el brazo de Minho - Déjame llevarte a casa. 

Minho iba a protestar pero Jisung no lo dejó hablar. 

-No nos conocemos, pero no puedo dejarte andar por ahí en ese estado. 

En contra de la voluntad del chico, lo condujo hasta su deportivo, y lo ayudó a montarse. 

-¿Dónde vives? - preguntó mientras encendía el motor del vehículo, el cual rugió con fuerza. 

Minho se estremeció y mordió su labio provocando que este le doliera por la herida, dijo un simple ¡ay! antes de dar la dirección de su casa. 

Era la primera vez, después del accidente, que un desconocido lo ayudaba. Era extraño ir acompañado con alguien que no fuera Changbin, su amigo había estado ahí para él desde niños, pero especialmente después de que había perdido la vista. Tanto así que el pelinegro había decidido perder un año escolar para aprender a leer braile junto a su amigo y poder ayudarlo con las tareas. 

Aún no se explicaba porque había subido al auto de un desconocido, alguien que no conocía más allá de su voz y un brazo fuerte, suponía que lo había aceptado por salvarlo o tal vez solo intentaba convencerse asimismo que aquella persona era amable. En el fondo sabía que sólo quería huir del lugar y llegar a su zona de confort, él se había vuelto muy introvertido después del accidente. 

Jisung se aclaró la garganta sacando a Minho de sus pensamientos. 

-¿Estás bien? ¿Te duele algo? -preguntó echándole una rápida mirada. 

El rubio no se había percatado de cuánto dolía su labio inferior al igual que sus rodillas por el golpe. 

-Estoy bien - mintió. No necesitaba la lástima de nadie. 

Jisung no comentó nada más era obvio que el chico era reservado por lo que no insistió en el tema. 

El chico continuó manejando por las calles de Seoul hasta que llegó al lugar indicado. 

-Ya llegamos a la dirección que diste, ¿cuál es tu casa?

-Déjame aquí, ya aquí puedo caminar solo - respondió - Ya te tomaste muchas molestias al traerme hasta aquí. 

-Entonces... - pensó en que decir, quería saber algo más de aquel chico - espera aquí un momento, no te bajes del auto hasta que regrese. 

El chico bajó rápidamente y se perdió en la oscuridad de la noche, dejando a un confundido rubio en el auto. 

Después de diez minutos, Jisung apareció nuevamente cargando unas bolsas. Se acercó al auto, tocó la ventana del pasajero provocando que Minho brincara del susto para luego abrir la puerta. 

-Soy yo, no te bajes aún, he traído unas cosas - dijo haciendo sonar las bolsas. 

Minho solo asintió con la cabeza y giró su rostro hacia el ruido de las bolsas. 

Jisung rebuscó hasta encontrar una de las cosas que había comprado. 

-La herida de tu labio... - titubeó - se ve terrible... Puede infeccionarse... yo... Yo compré medicina... 

-No debías - dijo Minho serio y extendió la mano. 

Jisung lo miró extrañado, no entendía que quería decir con aquel gesto, después de un minuto de no pronunciar palabra ni hacer otro movimiento, comprendió que quería el rubio por lo que le respondió rápidamente. 

-Déjame ayudarte. 

-¿Por qué debería dejarte? ¿Por qué me estás ayudando? ¿Qué quieres de mí? - preguntó a la defensiva. Nadie lo ayudaba sin esperar nada a cambio, era ciego pero no tonto. Tanta amabilidad de un desconocido era sospechosa, ni siquiera sabía el nombre de aquel chico. 

-¡Diantres! Ni yo sé por qué me estoy metiendo en esto... Solo quiero ayudar... - dijo sinceramente. 

Minho se quedó inmóvil unos minutos, no sabía qué decir o hacer. Después de meditarlo un poco, giró su cuerpo completamente para quedar de frente a la voz del chico; luego, nerviosamente, levantó su barbilla exponiendo mejor su labio para que el chico lo ayudara. 

Jisung por su lado se paralizó, se veía tierno pero indefenso a la vez. 

¡Cálmate! Se reprendió internamente, es solo otro chico. 

Reaccionando, destapó la botellita que sostenía en la mano, sacó unos aplicadores de las bolsas  y los empapó con el líquido de la botella. 

-Puede que arda... - mencionó - Voy a contar hasta tres para que estés listo... Uno... Dos... Tres... 

Lentamente apretó el aplicador sobre la herida del rubio, éste se quejó por lo bajo. De verdad ardía y aquel chico tenía mano pesada, no era delicado al intentar curarlo, así que presionaba con fuerza el aplicador contra su labio haciendo que doliera y ardiera más de lo necesario. Pero ya que le estaba ayudando, no se iba a quejar. 

Pasaron unos minutos, donde ninguno comentó nada mientras Minho era curado por Jisung. 

Minho podía sentir la respiración del chico a pocos centímetros de su cara, también podía oler el perfume del chico, un olor discreto pero varonil con un ligero toque de menta. Sintió un leve cosquilleo en su columna vertebral, era mejor ignorar todo eso. La voz del chico lo sacó de sus pensamientos. 

-Listo - dijo Jisung. 

-Gracias - murmuró suavemente. 

-Compré otras cosas que tal vez te puedan servir y... - dudó un poco - compré algo para que cenes... 

Puso las bolsas en las manos del chico y retrocedió un poco para impedir que le devolviera las cosas. 

Se había delatado, indirectamente le había dicho al rubio que lo había observado toda la noche y que había notado que no había comido nada en el bar. Sintió como sus orejas empezaban a cosquillear.

Minho frunció el ceño, pero sólo dijo un simple gracias y buenas noches antes de salir completamente del auto y dirigirse a su casa. 

Jisung lo observó hasta verlo perderse en la oscuridad. Tomó su celular, 10 mensajes y 5 llamadas de Hyunjin, los ignoró completamente. 

¿Qué fue todo eso Jisung? - se cuestionó asimismo mientras suspiraba profundamente. 

Tomó nuevamente el celular para ver la hora. 

-¡Mierda! - maldijo. 

Era pasada la una de la madrugada, ya la carrera de autos había terminado. 

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