– ¡¿Qué?! Xie Lian, te quemaré 100 varitas de incienso sí me dejas entrar en la novela para abrazar a Sócrates.— dijo _______ al leer que Wifi sospechaba que fue Nie Huaisang el que dejó el brazo de su “querido amigo” en la Villa Mo.

¿Quién pensaría que este dios escucharía sus plegarias?

El dios de la basura, mejor conocido como Xie Lian, pensaba que sería muy divertido ver que pasaría sí cumplía aquel deseo de aquella joven.

– Sí a gege le parece divertido, ¿por qué no cumplir su deseo? — decía Hua Cheng

– Por que ella se sorprendería, estoy seguro que lo dijo de broma o fue la emoción del momento —. Intentaba explicar aquel dios.

– Sí gege lo dice

– Pero, en serio, esto es tan tentador.

– Además, imagina las locuras que haría al entrar.

– ¡San Lang, no ayudas! Quiero mantener mi autocontrol.

–  Lo que gege decida está bien para mí.

Esa fue la gota que colmó el vaso. Adiós, autocontrol.

– Tengo una idea, ¿puedes averiguar dónde se encuentra Baoshan Sanren?