Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

37. 𝑳𝒂 𝒂𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂

📅 VIERNES 3 DE FEBRERO DE 2023

📅 CASI 3 SEMANAS DESPUÉS

📍 MILTON KEYNES

Estoy esperando a Max sentada en el salón de su casa en Milton Keynes. Aunque él dice que ésta también es mi casa. Pues vale, este puto sofá de color gris tiene que salir por la puerta porque es feo de cojones. Acaricio mi vientre mirando el reloj que descansa en la pared del fondo. El reloj tampoco me gusta. No sé quien le ha decorado esta casa pero, no se parece en nada a su piso de Mónaco. Aunque claro el de la torre Odeón se lo amueblaron sus padres, así que, ahora lo entiendo todo. 

- Tu padre está tardando –le digo a mi bebé mientras acaricio mi vientre. Hoy vamos a la consulta del ginecólogo a realizarnos una nueva ecografía. Con suerte, nos dirán el sexo del bebé, y alguien ganará dinero. Porque si, han hecho apuestas entre algunos pilotos apostando si será una niña o un niño.

- ¡Ya estoy aquí! –la potente voz de Max y el cierre de la puerta me hacen levantarme como un resorte del sofá.

- ¿Dónde estabas? Llegas 15 minutos tarde -le regaño poniendo mis brazos en jarra. 

Max viene hacia mí agarrándome de la cintura sin contestarme siquiera. Su boca se estrella contra la mía instándome a abrirla para que su lengua pueda entrar y rozar mis dientes y mi lengua una y otra vez. Una de sus manos me da una palmada en el culo que me hace protestar un poco.

- El coche va de puta madre –me dice sonriendo ampliamente, algo que me alegra porque la temporada pasada no tuvo mucha suerte con su monoplaza.

- Me alegro mucho cariño, pero, ahora, tenemos que irnos. Ya llegamos tarde -le vuelvo a recordar buscando mi chaqueta. 

- ¿Te he dicho hoy que te quiero?

Su risa y la forma de mirarme hace que me olvide que tenemos prisa. Sus manos acunan mi cara y ésta vez me besa con más lentitud, saboreando mi boca muy despacio.

- Yo también te quiero, Max -le respondo emocionada por esta muestra de afecto. Realmente, veo a mi rubio ilusionado con el bebé y con todo lo que ha pasado desde que supo que él era el padre. 

- Eres todo lo que me hacía falta en la vida, Darcy. Tú y mi bebé. Os prefiero a vosotros antes que todo lo demás que tengo. 

- ¿Incluso por el campeonato? –le pregunto alzando una de mis cejas.

- Que lo gane Carlos otra vez, o Charlie, si, que lo haga Charlie. Estará inaguantable, pero será muy feliz.

Me río pensando en la posibilidad de que un día Charlie ganara el Campeonato de Fórmula Uno. Supongo que hasta que empezara la nueva temporada, sería una fiesta constante. 

- Bebé, hoy sabremos si serás niña o niño –las manos de Max están de nuevo en mi vientre así como su boca muy cerca de él- pero, sinceramente, nos da igual mientras tú estés bien.

Vale, si, estoy derretida desde el momento que este hombre entró por esa puerta. 

- Mentira, bebé –le digo yo- que papá quiere que seas una niña, que lo sé yo.

Max tira de mi y me lleva de nuevo a sus brazos. Puedo sentir como su corazón late bastante fuerte y como un suspiro sale de su garganta. Al separarse, besa mis labios, solo un pequeño roce que hace que todo mi cuerpo cosquillee nervioso.

- Quiero una niña pelirroja de ojos verdes que me mire igual que tú me miras ahora. Pero si es un niño, también quiero que me mire así. 

Un largo suspiro sale de mi garganta después de escuchar sus palabras. Apoyo mi cabeza en su pecho escuchando de nuevo los perfectos latidos de su corazón. Y sí, con ganas de llorar de nuevo. La mano de Max acaricia mi espalda hasta deslizarla por mi cintura. Muy despacio, me aparta de su pecho para mirarme con una amplia sonrisa.

- Cuando quieras, preciosa mía.

📅MÁS TARDE

- ¿Y cómo van las apuestas? –le pregunto a Max mientras ojea su móvil. Lo bloquea y lo mete en su bolsillo cogiendo mi mano para ponerla encima de su muslo.

- Va ganando que es niña –dice mi rubio guiñándome un ojo.

- ¿Y han apostado dinero?

- ¡Por supuesto! Charlie es la banca.

- ¡Venga ya! –ruedo mi cabeza de un lado a otro teniendo que reírme. Más parecen niños que tíos que cada fin de semana se juegan la vida en su coche.

- Yo también he apostado, charme...

Me quedo mirando a Max sin poder creerme que él también lo haya hecho. Le aparto mi mano de la suya algo indignada. 

- Max Verstappen. Lo tuyo es grave -le recrimino torciendo mi boca. 

- Darcy, que se han apuntado casi 50 personas. Y los que hemos dicho niña somos menos de la mitad. Si ganamos no llevamos una pasta –me dice él alzando sus cejas poniendo ese gesto que pone cuando compite. El de que quiere ganar. 

- ¿Pero cuanto habéis puesto cada uno?

- Pues...200 euros.

Me quedo mirando a Max sin poder creerme lo que me dice. Pero no me extraña. Estos inútiles apuestan por todo, hasta por bien quien se sale antes de la pista en cada carrera. Una vez, creo que apostaron por ver quien vomitaba antes después de la qualy. Voy a replicarle cuando la puerta de la consulta de la ginecóloga se abre, saliendo una enfermera por ella. Pronuncia mi nombre y ambos nos levantamos. Agarro la mano de Max y entramos los dos juntos a la consulta.

Una doctora castaña, de más o menos la edad de mi madre nos recibe sonriéndonos. Nos hace un gesto con su mano para que nos sentemos frente a ella. 

- Hola, buenas tardes, soy la doctora Angelina Massip, encantada de conocerles.

Saludamos a la ginecóloga, y en cuanto me siento, dejo escapar un suspiro nervioso de mi garganta. Hace unos días me hice varios análisis y es lo que nos está explicando ahora, que todo va bien y que mi bajada de hierro, ya ha sido compensada.

Después de unos minutos de charlas y recomendaciones, pasamos a la sala contigua donde me harán la ecografía. Estoy algo nerviosa porque me muero por ver ya por fin a mi bebé. Y si, saber lo que es. 

Me subo la ropa dejando mi estómago al aire. Me ponen el gel en el y al momento el ecógrafo se sitúa en mi vientre. Segundos después, el corazón de nuestro bebé comienza a sonar alto y claro haciendo que me emocione hasta las lágrimas. La mano de Max busca la mía y ambos entrelazamos nuestros dedos mirando la pantalla y escuchando la maravillosa música que es el corazón de nuestro hijo.

- Está un poquito bajo de peso, Darcy, voy a ponerte una dieta para aumentarte las calorías, pero no te preocupes que no es importante. Las medidas si están normales y el corazón es fuerte –nos dice la ginecóloga- ¿queréis saber lo que es?

- No –le dijo a la doctora antes de que conteste Max. Me apetece hacerle pasar un mal rato por lo de las apuestas.

- ¿No? Pero, amor... -mi rubio ladea su cabeza hasta mirarme algo apenado. En serio, que me da mucha cosa verlo así, pero, se lo merece. Él y todos. 

- Prefiero que nos llevemos la sorpresa, Max –le digo conteniendo la risa porque el mal rato que le estoy haciendo pasar no se lo quita nadie. 

- Bueno...pues si tú quieres –en serio que este Max es de lo que no hay. Con lo chulo y prepotente que es con casi todo el puto mundo, y conmigo se derrite. Miro a la ginecóloga la cual permanece callada esperando que terminemos de hablar.

- Doctora Massip. Si no le importa, me gustaría que me dijera a mi el sexo de mi bebé, pues mi novio ha apostado con la mitad de la FIA y quiero joderlos unos cuantos días. 

La ginecóloga me mira sonriendo mientras los resoplidos de Max son cada vez más evidentes.

- Darcy, amor, no me hagas esto –me dice Max medio suplicando. Juraría que está a punto de llorar, pero así y todo, no me da pena. 

- Max, amor...te jodes.

Le doy una irónica sonrisa y él me mira derrotado. Mientras la ginecóloga imprime las fotos para dárselas a Max, yo me acomodo mi ropa. Dejo que él salga de la sala y me acerco a la doctora.

- Darcy, no es usted la primera que castiga así al padre de la criatura –me dice ella riéndose- ¿quiere saber el sexo de su bebé?

- Claro -le admito deseando saber algo que Max no va a conocer hasta que yo quiera. 

Ella se acerca un poco más y en un susurro me dice lo que es. Mi cara de felicidad es muy evidente, aunque si me hubiera dicho lo contrario a lo que es, también lo sería. Le doy las gracias y voy hacia donde está Max el cual aún sigue mirándome derrotado. Salimos de la consulta caminando en silencio. Puedo escucharlo suspirar y chasquear su lengua muy fastidiado. 

- Darcy, por favor, no me hagas esto. Los chicos me van a matar cuando se enteren –me dice él con voz apenada. Me doy la vuelta y lo fulmino con la mirada. 

- Haberlo pensado antes de apostar. Ahora te aguantas, te lo diré cuando me dé la gana -le respondo apretando el paso. 

- ¿Y eso cuando será?

- Las propias palabras lo dicen Max, CUANDO ME DE LA GANA.

📅 SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 2023

📅 UNA SEMANA DESPUÉS

- Darcy por dios, acaba ya con este sufrimiento, tu hombre está de un pesado... -Charlie me pasa la jarra del agua y mientras me echo en mi vaso lo fulminó con la mirada.

- Tú también apostaste –él me mira algo avergonzado bajando su mirada- pues te jodes tú también.

- Lo guay que es saber algo que los demás no saben –Valeria empieza a reírse compartiendo una sonrisa cómplice conmigo.

- ¿Tú también lo sabes? –le pregunta Max desesperado. Alterna su mirada entre Valeria y yo luciendo nervioso. 

- ¡Pues claro! Voy a ser la tita guay, y además, yo no he apostado –dice la rubia orgullosa. 

- Yo tampoco he apostado –apuntilla Carlos sonriéndole con ironía a Max.

- ¿Tú también lo sabes? –le pregunta mi rubio al español ante el asentimiento de este- dios, amor, por favor, apiádate de mi.

- En algún momento, Max –le digo torciendo la boca en una pequeña sonrisa- cuando tus compañeros dejen de mandarme mensajes preguntándome constantemente lo mismo. Sobre todo Hamilton, está de un pesado...

No puedo mirar a Max porque si lo hago sé que acabaré cediendo y le diré lo que vamos a tener. Una semana llevo con la boca cerrada sin decirle el sexo del bebé. Solo lo saben Valeria y Carlos, porque sé que si alguien de mi familia lo sabe, se lo acabarían contando al neerlandés. En algún momento se lo diré, pero, se merece sufrir aún más.

Max coge mi mano y se la lleva a la boca para dejar un beso en ella que me parece muy tierno. Me mira preguntándome algo de lo que hemos hablado antes de que nuestros amigos vinieran a pasar el fin de semana a Milton Keynes.

- Chicos, queríamos pediros un favor –les digo a mis tres amigos. Ellos nos miran prestándonos toda la atención.

- Si es dinero, olvídate, Darcy, estoy pendiente de ganar esa apuesta para ser rico –dice Charlie guiñándonos un ojo.

- Tú ya eres rico, idiota –le dice Max rodando sus ojos- medio Mónaco es de tu familia. 

- Y el otro medio del príncipe Alberto, para desgracia de mi padre.

- Bueno –sigo diciendo aún procesando las palabras de Charlie y sus posesiones en el principado- queríamos pediros un favor.

- Lo que necesites, Darcy -contesta Carlos cruzando sus brazos por encima de su pecho.

- ¿Darcy? el favor también es para mi -le recuerda Max entrecerrando sus ojos.

- Ella lo ha pedido, Mad Max. Hijo mío, estás de un pesado -Valeria le hace un aspaviento con su mano y le hace una mueca de desagrado.

- Bueno. A ver -sigo diciéndoles- queríamos pediros si... queréis ser los tres los padrinos de nuestro bebé.

Valeria se lleva las manos a la cara y si, se pone a llorar emocionada. La cara de Carlos está igual, sorprendido. Pero, Charlie es mucho peor porque está llorando a lágrima viva.

- ¿Eso es un si? –dice Max mirándolos a los tres. 

- ¡Claro que es un si! –dice Valeria gritando. Se pone en pie y viene hacia nosotros dándonos un largo y emocionado abrazo.

- Me siento muy halagado de que queráis que sea el padrino de vuestro hijo –dice Carlos estrechando la mano de Max.

- Y nosotros de que quieras serlo –le contesta Max- no creo que haya mejores padrinos que vosotros tres. 

Giro mi mirada hacia Charlie el cual intenta limpiarse las lágrimas como puede. Me pongo en pie y voy hacia él. Hace lo mismo y al poco tiempo me rodea con sus brazos abrazándome emocionado.

- Gracias, Darcy. Gracias por elegirme. A vuestro bebé no le va a faltar nunca de nada mientras yo sea su padrino –me dice él con la voz entrecortada.

- Lo sé, Charlie. Mi hija va a tener mucha suerte con los padrinos que va a tener.

- ¿Hija? -siento un escalofrío en todo mi cuerpo al ver la cara de Max. Es una mezcla de sorpresa, emoción y si, muchas ganas de llorar. 

- ¡Ja! ¡Lo sabía! -Charlie alza su puño en señal de triunfo, porque si, lleva diciéndome que es una niña desde siempre.

- ¿Una niña? Oh, dios mío -Max traga saliva y veo que su rostro se pone algo blanquecino. Está feliz, pero mucho me temo que, ahora es cuando Max, se desmaya. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro