Andabas cabizbaja pensando en no sé qué. Los gritos, el ruido y las palabras que cobraban tacto, te hicieron huir.
Andabas cabizbaja, pero sin mirar, y los charcos que pisaste nunca te mojaron, ni te empapó el carro que piso aquel bache lleno de lodo.
Andabas por un callejón, pero sin saber cuál, y los hombres que pasaron junto a ti no te atracaron, ni los disparos que sonaron despues no te tocaron.
Andabas en la madrugada, pero sin saber qué hora es, y el frío ignoró tu presencia, y la luna se tornó llena y luminosa.
Andabas para un edificio, pero sin saber porqué, y el portero abrió las puertas como si nada, y el ascensor ya tenía predeterminado el último piso a tu llegada.
Andabas llorando, quizá sabiendo por quién, y la vista hacia la ciudad te susurraba, y el vértigo se escondía en tu pasado.
Andabas con ganas de saltar, y saltaste; y el aire te rosaba como si fueran manos, y no terminabas de caer.

Yo me puse el antifaz, te perseguía desde que huias de la discusión, y sequé los charcos antes de que los pisaras, y desaparecí el lodo con sólo soplar.
Y cuando estabas desorientada, transforme a los delincuentes en pastores y fui más rápido que los disparos, como Superman.
Y cuando perdiste la noción del tiempo, te abrigue con la mirada y le di de comer a la luna tus recuerdos más brillantes.
Y cuando andabas con incertidumbre, te compre un boleto a un tour dentro de ti, y te hice de guía hasta la cima de tus errores.
Y cuando ví que tus lágrimas tenían nombre, no me desanime, e incremente el peso de mi presencia y pelee contra tus miedos.
Y cuando la decisión te hizo saltar, el aire que te rosaba eran mis brazos y mi pecho, y el suelo que te recibiría era mi alma que te la entregaba... pero no terminabas de caer.