Me juzgan por no callar
cuando algo me disgusta,
por no hacer lo estipulado en el manual.
Me juzgan por no obedecer a la tv;
a mí sólo me gusta ver mi canal espiritual.

Me juzgan por dedicarle tiempo a mi persona
y regalarle momentos.
Me juzgan porque no comparto mis tormentas,
mis terremotos, mis pensamientos;
mis dudas, mis expresiones, mis sentimientos.

Me juzgan porque todas las historias
que he escrito no las he vivido yo.
Porque no entienden
mis poemas que van a ningún lado,
a ningún lado y le singen buscando un receptor.

Me juzgan porque no comprenden
mis fábulas que son sólo moraleja.
Porque no entienden mi idioma,
ni mi acento, ni mi jerga.

Me juzgan porque escribo diferente,
porque vivo diferente.
Me juzgan por darle la mano a indigentes,
por hablarle a los locos e ignorar a los cuerdos.

Siento que los jueces
No saben nada de las leyes de la vida.
La única ley es vivir
y yo lo hago a mi manera:
Hablar cuando todos callan
Leyendo
Conociendome en el transcurso
Reservando lo poco que hago
Y midiendo cada cosa que digo.
Escribiendo las historias
que nadie se atreve a contar.
Escribiendo poemas sin dueño.
Escribiendo experiencias
que sirvan de enseñanzas y den sueños.
Hablando de un modo diferente.
Existiendo de un modo diferente.
Relacionandome con los olvidados
que perdieron la razón por tenerla.

Siento que los jueces
no saben nada de las leyes de la vida,
pienso que han infringido tanto la única ley
que están condenados a ser jueces
Y a mí
Me juzgan por ser libre.