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Llamemos al primero de septiembre como el día en que la vida de tantos comenzaría a cambiar. Hogwarts comenzaría a vestirse de gala en los próximos meses puesto a que una generación más terminaría sus estudios cursados en aquel gran castillo.

Como miembro de dicha generación, le dieron el honor a James Potter. De ser el premio anual de ese año, junto con su novia Lily Evans. Ambos serían la gran representación de los estudiantes de aquel séptimo año, que con gran anhelo veían las puertas del vestíbulo abrirse para ellos. Recibiéndolos por última vez en sus clases y salas comunes.

El famoso tren rojo ya había partido desde King Cross con dirección a la estación de Hogsmeade. Posiblemente llegarían por la noche, como todos los años anteriores, a la espera del nuevo banquete de bienvenida no solo para los niños de primer año que curiosos veían por las ventanas del tren, todo el paisaje que les mostraba la ruta.

En el vagón de la casa de los leones, en uno de los compartimientos a puertas cerradas. Cuatro chicos se reían de todas las anécdotas que habían vivido ese verano. Un castaño de ojos ámbar recostaba su cabeza de la ventana mientras abrazaba un libro contra su pecho, esquivando una gragea de dudoso sabor que un chico de cabellos ondulados y ojos grises intentaba hacer que comiera.

Vistos por un tercer muchacho de mejillas regordetas y ojos claros, que comía unas cuantas ranas de chocolate mientras guardaba los cromos coleccionables en sus bolsillos. Por otro lado, el último chico, de cabellos revueltos y gafas redondas, se reía de los dos primeros, apoyando al de ojos grises en su travesura.

—¡Vamos Moony!

—¡Aléjate Sirius! ¡No pienso comerme eso, podría ser vómito!

-—Ese es el chiste Remus! Anda, abre la boca y di ahh.

—¡No, basta! ¡James deja de reírte y ayudame!

El chico de gafas, que respondía al nombre de James, levantó las manos en señal de rendición. Dejando en claro entre risas que en ese tipo de cosas no se iba a meter. Lo que para el ojigris, era buena señal, ya que con la distracción de Remus, en su afán de mirar indignado a su otro amigo, logró meterle el dulce a la boca, esperando alguna reacción satisfactoria con respecto a su sabor.

—¡No vale que la escupas!

Remus hizo una mueca y le lanzó a Sirius, el libro que tenía, directo a la cabeza. Causando la risa de los otros dos chicos. Poniéndose de pie, abrió la puerta mientras mantenía las arcadas y corrió al baño más cercano. Definitivamente no se había equivocado, la gragea era específicamente sabor vómito.

—Pads, creo que esta no te la va a perdonar. —Habló el chico de mejillas regordetas, mientras guardaba el resto de ranas y disimulaba una ligera risa. —Con lo que odia Remus esas grageas, le diste justo la de vómito.

—¡Yo opino Peter, que Remus estaba demasiado tenso! La luna llena fue hace dos noches, sabes que aún le quedan secuelas y no pudimos estar con él esta vez.

—James tiene razón Worm, pero iré a verlo. No quiero llegar a Hogwarts y que me lance otro libro. Por mí bienestar, es lo mejor. —Sirius se puso de pie y recogió el libro que le habían tirado a la cabeza, saliendo del vagón con el objeto bajo el brazo, no sin antes lanzarle un beso de despedida a sus dos amigos.

James miró por la ventana en lo que terminaba de reír, acomodando sus gafas y un poco su indomable cabello. Antes de escuchar como la puerta del compartimiento fuera abierta, Peter y él se giraron a ver quién había entrado, pues Sirius acababa de salir y era casi imposible que fuera él quien volviese.

El cabello rojizo de la persona en la puerta, fue lo primero que James registró en su mente. Sus ojos rápidamente conectaron con unos de intenso color azul. Lo que más llamó su atención, pues no eran los verde cuál esmeralda que tanto amaba ver. La chica en cuestión, se sostuvo levemente del marco, haciendo un pequeño mohín, con el labio inferior entre sus dientes de forma discreta, parecía buscar algo y encontrarse completamente insatisfecha.

—¡Hola! ¿Podemos ayudarte en algo? —Peter, tan servicial con la chica, fue el primero en hablar.

—Uhm, no lo creo...Pero no pierdo nada con intentarlo. —Su voz, James estaba registrando en su mente, de forma inconsciente lo dulce y aterciopelada que sonaba la voz de aquella pelirroja desconocida, que los observaba a ambos dudosa.

Peter al notar que su amigo no tenía intenciones de responder, simplemente se encogió de hombros y volvió la atención a la chica.

—Permíteme, yo soy Peter Pettigrew, y el de gafas es James Potter. Nunca te había visto antes, ni en la estación.

—¡Oh! Es que soy transferida. Estudios particulares en casa. Apenas empiezo este año, y el director accedió a que tuviera la "experiencia del tren" aunque sea el último año.

—¿Dices entonces, que has estudiado los últimos seis años en casa? —La chica asintió con una leve sonrisa.

—Exactamente Peter. Ahora...Si eres tan amable de decirme...—Ella volvió a sonreír y movió su cabeza ligeramente a un costado, haciendo que sus rizos pelirrojos se movieran sin perder su forma y densidad. — ¿Sabés dónde puedo encontrar a Anthony Yaxley? Es mi hermano y deseo sentarme con él.

—¿Yaxley? ¿Eres hermana de Anthony Yaxley? ¿De Slytherin? —La voz de Peter había salido incluso un poco más aguda de lo normal. Sorprendido por la pregunta y mismo descubrimiento de quién era la joven.

—Em, si. Mi nombre es Rose Mary Yaxley, es todo un gusto Peter Pettigrew y...¿James Potter? —Mencionó la pelirroja mirando fijamente al de gafas.

James tragó en seco, sintiendo como sus orejas se ponían rojas por la intensa mirada que la chica le daba. ¿Era ella quien lo observaba de esa forma, o él mismo quien sentía que la intensidad estaba presente? Fuera lo que fuera. Solo asintió, anonadado antes de que ella se retirará, gracias a que Peter le indicará donde estaban los compartimientos de Slytherin.

Sintió sus piernas temblar ligeramente, antes de girarse a su amigo que lo observaba curioso, era extraño ese comportamiento en su persona y solo le ocurría cuando Lily se le acercaba para besar su mejilla. Pero fue completamente extraño.

—Estem. ¿James? ¿Estás bien?

—Wormtail... Estoy bien. Lo juro.

—Claro, si tú lo dices.

Oh dulce Merlín. Que tan jodido estaba James Potter desde ese entonces.
Ese séptimo año, sería uno de los más interesantes.

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Y aquí está el prólogo de esta historia llena de controversias y aventuras por parte de James Potter y la hermosa Rose Mary Yaxley.

¿que les esperarán a esos dos?

Julliet Hope ☀️