Año nuevo (...)
Advertencias: (Lo puse como especial pero si tiene cierta relevancia en el futuro).
Un poco después de año nuevo jajaja
~•~
Jane hace poco cumplió la mayoría de edad, la fiebre por la nueva ejecutiva hizo que terminara con toda clase de regalos. El mejor que recibió fue un abrazo de Nakahara junto a una caja de dulces finos, en general, la vida era buena siendo ejecutiva de la Port Mafia, aunque el trabajo era horriblemente pesado. Solo habían pasado unos días desde navidad, otro año productivo en la mafia, y este era por mucho uno de los más agitados. Y ahora 30 de diciembre la mafia seguía un ritmo alarmante.
—¿Una fiesta?— preguntó incrédulo el chico del sombrero.
—Koyo-san es la encargada— la azabache estaba recargada en la pared del pasillo con un semblante peculiar e indesifrable—. Esto es para evitar una crisis, Osamu se fué dejando incertidumbre, todos quieren saber si la organización colapsará.
—Aún sigue dando problemas ese idiota— el muchacho apretó los puños mientras rodaba los ojos. Pero al ver el puchero de la mujer, decidió ignorar sus propios pensamientos sobre Dazai—. Solo olvidemos a ese tipo.
—La vestimenta es formal— señaló un apartado en su tabla mientras trataba de cambiar de tema—Pero nadie hará caso, puedes ir como te sientas cómodo.
—Esto es una mierda— el de ojos azules sacó un cigarrillo, pero este fué arrebatado por Jane.
—¿Sabe bien?— curiosa lo acercó a su nariz —Porque huele mal.
—No— guardó su cajetilla resignado a no fumar frente a ella, sabía que la muchacha terminaría intentando fumar solo por curiosidad—. ¿Es necesario venir mañana?.
—Mori-san lo pidió— tiró el cigarrillo a un cesto de basura cercano —Eso nos obliga a todos en la organización, o al menos a los altos mandos.
—Si no hay más opción— caminó hasta la ojiverde tratando de parecer un hombre maduro y confiable, pues sospechaba que ella no me veía así—. Te recogeré mañana.
Asintió tocando la punta de su nariz—. Claro, te esperaré con ansias. Ahora debo ir con Akutagawa.
—¿Lo castigaste?— se dejó acariciar disfrutando del tacto de su pequeña mano sin importarle lo rápido que latía su corazón.
—Algo así, lo llene de papeleo— un poco más en confianza dejo un beso en su mejilla —Nos vemos después.
El joven quedó hecho piedra, cuando pudo armar una oración la azabache ya se encontraba unos metros lejos.
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—Dejaste todo muy ordenado— revisaba de manera general las pilas de papel —Me sorprendes, Akutagawa.
—Solo hice lo que me pidió —dijo inexpresivo.
—Hablame de "tú"— no lo negaría, era incómodo que la llamara así, porque eran casi de la misma edad—. No hay gran diferencia entre nuestras edades.
—Como órdenes— tapo su boca mientras tosía. Muy en el fondo, jamás estaría del todo a gusto con la presencia femenina.
—No eres tétrico como pareces— por un momento trato de pensar que diría Dazai en estos momentos—. Buen trabajo, veo que te esfuerzas.
—Me retiro —ese nuevo bochorno lo obligó a apartar la mirada rápidamente. Era un chico que no tenía pensamientos más allá de su trabajo y deber, así que el recibir atención de una belleza solo lo ponía incómodo.
—Alto— le dió una hoja —Mañana debes traer traje, el programa lo tiene Kōyō-san.
—¿Es una fiesta?— aturdido parpadeó un par de veces tomando el papel con sumo cuidado.
—Por año nuevo— levantó los hombros con cierta gracia—. No puedes faltar, así que no te escapes.
—Le avisaré a Gin.
—¿Cómo va con sus lecciones?, ¿El rey asesino es un buen maestro? —preguntó con una pequeña sonrisa.
—No ha tenido dificultades— tosió tapando sus pálidos labios.
—Suenas enfermo— sacó su celular llamando a Hirotsu—. ¿Puedes mandar a alguien con un té?, Gracias, Hirotsu-san —Ryunosuke se quedó quieto, no movió ni un músculo y por un segundo imagino golpear la cara de Jane por hacerlo sentir diminuto. Colgó la llamada viendo al ojigris —Es para ti— el joven nerviosamente negó —Vamos, es solo un té.
—Gracias —dijo serio. Era más que eso.
—Bueno, espera a que te traigan eso— acomodó la montaña de papeles anotando pequeñas notas sobre ellas —Debo encargarme de otra cosa.
—¿Está bien si me quedó aquí?— por primera vez la voz del ojigris era dudosa, ahora ella lo intimidaba.
—Mi oficina es tú oficina— sonrió victoriosa —Si necesitas otra cosa solo llámame.
Lo dejó solo de nuevo para visitar a Yumeno.
—Te traje otra muñeca, ahora tienes dos— la paso con dificultad por el orificio dónde le pasaban alimento.
—¡Mátame!— rogaba por medio de gritos —Por favor.
—Yumeno, no te mataré— suspiró algo frustrada —Pero pararé las pruebas de tu poder, sin Osamu no podemos hacer mucho.
—Cuando salga— habló entrecortadamente pues comenzó a lastimarse así mismo —, Te lastimaré tanto para que sufras como yo.
—¿Me odias?— dió un vistazo por la rejilla —Yumeno, te haces daño— imaginó todas las alternativas posibles, rendida estiró la mano dejándola a través del orificio y aún con ese tono inexpresivo habló nuevamente —Lastimame, así no te lastimarás, no tienes la muñeca así que la maldición no tiene efecto.
El bicolor detuvo sus actos clavando la mirada en su extremidad, quería romperla y hacerla gritar. En cambio terminó llorando aún más mientras se acercaba hasta la puerta para recibir una caricia.
—Puedes jugar con la nueva muñeca hasta que yo vuelva— revolvió con dificultad su cabellera —Y cuando puedas salir yo jugaré contigo.
—Te odio tanto como a él.
~•~
La muchacha terminaba de acomodar su vestido, hoy era el día del evento, sinceramente habría preferido quedarse en casa, o visitar a Chuuya. Se dió un último vistazo en el espejo, ese vestido rojo tipo cóctel hacía juego con su peinado que conocistía en un moño bajo dejando algunos cabello sueltos. Descubrió que Dazai tenía razón, el zafiro no combinaba con ese tipo de atuendos, algo nerviosa lo dejo en su alajero, no usaría joyas esa noche, solo por ese día ella se quitó las cadenas que la ataban a si misma. Dió unos retoques a su peinado, no usaría maquillaje, así que no tenía mucho trabajo.
Sacó su celular y marco el número de Chuuya, el sería el encargado de llevarla —Hola, ¿ya estás listo?— tomó su bolso para salir de casa.
—Ya voy por ti—Chuuuya jadeo y colgó la llamada.
Era mentira, por lo que Jane esperó por unos veinte minutos hasta que apareció en su puerta—. Te ves muy...te ves bien —el sonrojo en sus mejillas aumento cuando la muchacha se inclinó para tomar sus llaves de la encimera.
—Te ves más bonito que de costumbre —El pelinaranja se ahogó con su propia saliva al tratar de respirar otra vez. El camino fué bastante tranquilo, Jane le daba agua ocasionalmente—. Recuerda, si vas a beber avísame, y yo conduzco.
—No voy a beber— rodó los ojos—. Estás conmigo, no puedo hacerlo porque debo cuidar de ti.
Los ojos de Jane brillaron al escuchar eso, el hombre amante de los vinos se privaría de uno de sus grandes placeres por afecto. Pensando una respuesta apropiada no se dió cuenta en que momento llegaron.
—Vamos— quito su cinturón de seguridad —¿Qué miras?.
La menor aterrizó en la realidad nuevamente —De verdad eres muy hermoso, Chuuya.
Bajó encontrando a un Chuuya sonrojado—. Deja de hacer eso, a este paso moriré —el escuchar su nombre en ese tono tan dócil lo empujó a perder la fuerza en sus piernas.
Ignoró su comentario, no pararía de darle halagos en toda la noche. Al entrar al salón donde se llevaría a acabo la fiesta encontró a su subordinado con un traje negro y una corbata mal colocada—. ¿Podrías arreglarlo?— Akutagawa se puso frente a ella mostrando el desastre.
—Veamos— puso las manos en su pecho, tampoco sabía cómo atar una corbata. El de ojos azules sintió ciertos celos por la cercanía de ambos, sin duda cualquiera podría caer enamorado de Jane, no le extrañaría si Akutagawa también lo hiciera—. ¿Se ve bien?— lo hizo girar para que Chuuya lo mirará.
—Ambos son malos en esto— desató el nudo para rehacerlo —No es difícil.
—Eres maravilloso— sus palabras llenaron de orgullo al hombre bajo.
—Gracias, Nakahara-san— analizó al joven mafioso, había algo en como lo llamó que no le gustó.
—¿Nakahara?— La dulce voz de Jane lo hizo darse cuenta que solo ella se refería así, el resto lo hacía por su nombre de pila.
—Llamame por mi nombre de pila— lo soltó caminando hasta su mentora—. Ahora vuelvo.
—Creo que le agradas, a mi todavía no me deja llamarlo por su nombre— la de ojos verdes le dió un vaso con ponche.
Asintió algo confundido, al mismo tiempo a su vista llegó Ace —Buenas noches señorita— se inclinó ante la más baja —¿Quisiera bailar conmigo?.
—No quiero, pero ya que te tomaste la molestia de venir aquí está bien.
Sujeto su mano llevándola a la pista, su brazo descendió hasta su espalda baja —Pensé bien en lo que dijiste hace poco.
—¿En qué te mataré?— con indiferencia se movía al ritmo de la música, era una especie de vals.
—Exactamente, quiero que seamos amigos— el albino sonrió llevando su cara al cuello de la más baja.
Jane soltó una especie de lamento apegando más su cuerpo —Me arrancaría las uñas, antes que ser tu amiga— murmuró cerca de su oído —Soy bastante indulgente.
—Si no amigos, entonces aliados— aspiro su perfume —No quiero morir, y no quieres matarme.
—Tienes razón, nadie quiere morir— al escuchar eso el más alto sonrió—. He matado a hombres más inteligentes, y más temerarios. No me tenientes a que seas el siguiente.
—Te ofrezco una disculpa— tembló levemente por el tono de la más baja—. Por la información falseada.
—Lo reconozco, fué un buen truco para deshacerte de mí— respondió amargamente—Sería más fácil ser ejecutivo. Pero dime, ¿Cuál era tu verdadera intención? Claramente Mori-san te habría atrapado para torturarte.
El albino asintió como un niño pequeño—. Lo hice porque no tengo ningún zafiro en mi colección, me alegraba la sola idea de poseerte temporalmente.
La muchacha le dedicó una mirada severa —Entonces querías ponerme un collar, un adulto quiere un juguete, desagradable.
—Te mandaré algunas joyas, seguro que con eso estaré perdonado— reafirmo el albino.
—Cumple con no meterte conmigo, no necesito que me regales las vida de otras personas— Se quedaron en silencio hasta que la música cesó. Volvió a su mesa donde estaba el ojigris —Es el único hombre al que constantemente quiero golpear.
—¿Entonces no te agrada?— la ronca voz de Chuuya la hizo tensarse —Pensé que si, estaban muy juntos...Ese tipo es detestable, ¿Qué tiene de bueno?
—Kōyō-san está enojada— Jane apuntó donde estaba la pelirrosa con esa cara larga.
—Le prometí invitarla a bailar, pero en cuanto te ví con...— detuvo sus palabras tratando de remediar la situación —Aún no lo hago.
—Esta bien, Kōyō-san puede ser un poco celosa —afirmó despreocupada.
—Debo volver, espérame solo un poco —Chuuya jamás dejaría a su mentora sola, pero tampoco quería dejar a Jane de lado, Jamás fué a una fiesta sin el ejecutivo, él la animaba a no terminar en una silla comiendo golosinas.
—¿No bebés?— Austen comió otro palito de pan.
—Dazai-san me dió alcohol una vez— tosió levemente —No soy muy tolerante.
—Ya veo, él hacía esas bromas— siguió comiendo cosas —Si necesitas que te lleve a casa puedo hacerlo, no me gusta el alcohol, por eso no bebo mucho.
—Estoy bien, gracias por preocuparse— recibió un codazo —Preocuparte.
—Mejor— al mismo tiempo llegaron los postres y el rostro de Jane se iluminó —Prueba el mío —Por unos segundos olvidó que no estaba con el de baja estatura, siempre intercambiaban comidas, bebidas. Eran así de cercanos.
—No puedo hacer eso— dijo el pelinegro con cierta vergüenza.
—Esta bien, te doy permiso— su actitud era más dócil que otros días porque estaba fuera de servicio.
Akutagawa tímidamente clavó su tenedor en la rebanada, lo probó —Es dulce, es decir es un pastel.
Jane entendió todo, ambos eran introvertidos, no harían mucho sin la iniciativa del otro. Al terminar la pieza prometidas con la pelirrosa el de sombrero camino hasta Jane, quien le daba algunos dulces al usuario de Rashomon.
—¿Quieres?— no esperó respuesta, dejo el chocolate en el plato de Akutagawa.
—Oí, ¿tú no harás nada?— Chuuya se dirigió al más joven.
—No sé bailar —confesó con un tono inerte.
—Yo puedo enseñarte— Chuuya contestó con algo de obviedad.
—Gracias, por ahora estoy bien.
—Bueno, cuida esto como si fuera oro, ya no hay más trufas— la más baja interrumpió su plática poniéndose de pie. El de ojos azules soltó una carcajada, ella era el tipo de persona que robaba dulces aunque tenía el dinero para comparar las tiendas de la ciudad. Y amaba eso de Jane.
—Jane, que bueno que estás libre— Ōgai la sujetó del brazo alejándola de los varones —Baila conmigo, Elise-chan se niega —así fue arrastrada a la pista para ser manipulada cómo una muñeca de trapo por el jefe. Era obvio que su relación era cercana, incluso otros miembros notaban la delicadeza de Ōgai al tocarla, y aunque pudiera ser malinterpretado, era como si se tratara de padre e hija.
—Maldición, se tardará un montón— el del sombrero dejó caer su cuerpo en dónde Jane antes estaba sentada.
Akutagawa ignoró sus suspiros, pero al ver que trataba de tomar un dulce del plato rápidamente clavó el tenedor en la mesa —Me pidió que los cuidara.
—¡Eres muy extraño!— se contuvo de darle un regaño, al mismo tiempo logró ver qué ahora la femenina bailaba con Hanamichi —Esto debe ser una maldita broma, ¿Se supone que haga cita para estar con ella? Quiero decir, yo estaba con ella, era obvio que me lo merecía— estaba aún más decepcionado al ver que incluso Hirotsu pidió una pieza con la menor—. Estoy jodido.
Así paso la noche, bailando ocasionalmente con Koyo, bebiendo y tratando de persuadir al pelinegro para hacerlo, esperó a que la muchacha terminara de estar ocupada pues algunos otros integrantes solicitaron un baile con ella. En ningún momento apartó la mirada de la hermosa mujer, era simplemente hipnotizante y juraba que todos en la sala debían sentirse igual.
—Dios, me duelen los pies— Jane caminó hasta la mesa—. Ya no quiero bailar más, Akutagawa, fing que tenemos una plática importante.
Akutagawa observaba con cierta pena al pelinaranja—. ¿Te traigo otros zapatos?.
—Estoy bien, Akutagawa— recargó su peso junto al mayor mientras el más joven se fue al baño—. Nakahara, también luce cansado. Deberíamos irnos...
—Yo quería invitarte a bailar —dijo un tanto triste—. Quería bailar contigo, pero supongo que perdí mi oportunidad por culpa de la mafia...que jodida broma.
—¿Quieres bailar? Yo esperaba a que me lo pidieras —Se levantó llena de milagrosa energía.
—Ahora no, estás cansada— le dió un trago más a su bebida—. Y la pista está llena.
—Ven conmigo— lo arrastró hasta un pasillo solitario. Estaba tan contenta que no se molestó en revisar que estuvieran completamente solos—Aquí podemos bailar —El muchacho no dijo nada, se limito a mover su cuerpo, mientras la muchacha hacía algunos sonidos conforme los pasos ganando unas cuantas burlas del pelinaranja —Contigo cualquier lugar es agradable— apretó su mano —Eres especial, Chuuya.
—Yo...bueno, no sé cómo decirlo —Decidido a besarla apresó su cintura con ambas manos, y lentamente cerró los ojos.
—Jane-san— la voz de Akutagawa lo hizo retroceder —Ya son las dos de la madrugada.
—Gracias— suspiró con cierta pena —Le dije que me avisará, no esperaba que lo hiciera.
—¿Quieres volver a casa?— la azabache asintió —Yo también ¿Necesitas que te llevemos?- el ojigris negó desapareciendo de su vista —Entonces solo somos tu y yo.
~•~
—Sientete como en casa— la más baja se quitó los tacones para correr a su cuarto y cambiarse.
El pelinaranja no supo cómo terminó un poco ebrio, según el no bebió demasiado. Jane fué su chaperon, incluso manejo por el. Se acomodó en el sillón de la sala, la joven se ofreció a cuidar de él aunque no era necesario.
—Listo— salió usando una camisa negra junto a un short gris, y no parecía llevar sostén, o al menos eso notó Chuuya—¿Debería darte algo de comer?.
—Estoy bien— sus mejillas estaban rojas por la cantidad de pensamientos que pasaban por su mente a una velocidad considerable—. No bebí mucho.
—No comiste antes de hacerlo— se posicionó frente a sus pies —Tampoco bebiste agua.
El pelinaranja sintió un escalofrío al abrir los ojos y encontrarla en medio de sus piernas con la cabeza recargada en su rodilla—¡¿Qué haces?!— cubrió su rostro con ambas manos.
—Te quitó los zapatos— respondió con simpleza —Para que estés cómodo —El muchacho suspiró exasperado, ella hacia acciones que podían ser vistas con doble sentido y le pesaba en la conciencia malinterpretarlas—. Ya esta, Nakahara— dejo sus mocasines de lado —Ahora lo demás —Lo ayudó a estar de pie mientras removía las prendas estorbosas, así quedó solo con el pantalón y la camisa—Vamos a que descanses— lo guió hasta su habitación, cerró la puerta y lo tumbó en la cama.
Chuuya en ningún momento dijo algo, la contemplaba como si fuera la obra de arte más hermosa que jamás conoció.
—¿Por qué me miras así?— lo posicionó de lado ayudandose de unas almohadas —¿Quieres agua?.
Una mano la detuvo firmemente —Acuestate conmigo— Jane sonrío de lado para asentir, caminó hasta el otro extremo de la cama para taparse junto a el ejecutivo—. Tus ojos son hermosos, ¿Lo sabía cierto?— habló aún con la cara roja.
—Duerme, Nakahara— acarició sus cabellos —Estas somnoliento.
—No quiero dejar de verte— susurró con cierta desesperación —No quiero que dejes de verme.
La ojiverde sonrió dejando un beso en su nariz —Jamás, siempre te presto toda mi atención, incluso cuando no lo notas.
—Haces cosas así de lindas, pero no porque yo signifique algo diferente a las otras personas que quieres— acortó la distancia juntando sus frentes —Y luego dices que soy especial, es frustrante porque no lo soy. No creo merecerte.
—¿De qué hablas? —cuestionó frunciendo el ceño.
—Tengo miedo de que tú veas que no puedo hacerte feliz y me consideres inútil. Te alejarás de mi. Y odio sentirme así de mal porque otras personas te aman, soy tan egoísta contigo...
—Chuuya— la muchacha posó su mano en la mejilla del contrario —Eres especial para mí, siempre volveré a ti. No se trata de darme algo, una vez dijiste "si tienes que darme algo, entonces no lo quiero" y ahora entiendo que mi cariño es incondicional hacia tí.
Abrió sus grandes ojos azules encontrando una expresión hermosa, algo sonrojada pero con esa sonrisa que mostraba confianza. Plantó un beso en la comisura de sus labios, disfrutó del roce unos segundo para después alejarse un poco. En respuesta Jane hizo lo mismo, pero el beso que le dió fue fugaz.
—Descansa, buenas noches Chuuya.
—Buenas noches —dijo presionando su cuerpo contra el de la mujer.
Fragmento perdido.
La mañana siguiente el primero en despertar fué Chuuya, pues Jane pasó toda la noche dormitando por lapsos cortos, tenía que cuidarlo y lo tomó enserio.
Su primer reacción fué asustarse, vagamente recordó como la besó la noche anterior, por unos instantes encontró calma en su respiración relajada, sus ojos cerrados y esa experiencia tan tierna.
Abrió lentamente sus orbes esmeraldas —¿Te sientes bien? —Toda su paz se fué cuando la joven lo abrazó aún estando adormilada —Volvamos a dormir, no hay trabajo.
Su rostro terminó en el pecho de la menor quién relajó su respiración mientras el trataba de no gritar, al final se dejó apresar por su aroma y la suavidad de su tacto.
~Yo también volveré a ti~
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