
LX: MALDICIÓN CRUCIATUS
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𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟲𝟬:
𝗠𝗔𝗟𝗗𝗜𝗖𝗜𝗢𝗡 𝗖𝗥𝗨𝗖𝗜𝗔𝗧𝗨𝗦
...
Cuando menos me di cuenta, desperté. Por alguna razón desperté y no era en la casa de Queenie como todos los días, no. Era una habitación demasiado grande, y oscura. La habitación era del mismo tamaño que toda la sala de estar de mi casa o cualquier otra. Me encontraba acostada en una cama con cobijas de color negro... mas bien, casi todo era color negro. Incluyendo la ropa que traía puesta. Alguien me había cambiado la ropa.
Asustada me levanté y chequé lo que traía puesto... era un vestido color negro y unas zapatillas. Curioso. ¿Pero que...?
Y fue ahí cuando recordé que fue lo último que sucedió antes de yo llegar aquí. Fue Bellatrix quien llegó a interrumpir todo y atacó a Fred.
Fred.
Dios mío tengo que hacer algo, tengo que salir de aquí, tengo que asegurarme de que el este bien. Pero a donde ir... esta habitación era muy grande. Con varias puertas. Primero me encontré con que a un lado mío, en el buró, se encontraba mi bolso. El bolso de Dumbledore. No puedo creer que ella no me lo haya quitado.
Empecé a buscar entre todas las cosas que había guardado ahí, y lo único importante que todavía permanecía ahí era el diario que Fred me había regalado en navidad... quiero decir, pus mi libro. El cual claro esta que ya no me sirve de nada. Pero la otra libreta ya no estaba. No puedo creer que realmente describieran que si era importante. ¿Cómo? Tengo entendido que no tiene nada para que no sospechen de ella.
Fred... tengo tanto miedo de que le hayan hecho algo. O no se si si llegaron a llegar Queenie y los demás y también les hizo algo. Esto definitivamente no estaba en el plan.
Intenté abrir una puerta, pero nada. Después la siguiente, y tampoco abría. Empezaba a desesperarme. Hasta que la tercera puerta se abrió y me dejo en un largo pasillo, el cual daba a otras habitaciones y unas escaleras. Lo correcto no hubiera sido correr, no. Así que sigilosamente pasé por el pasillo, cuando siento una mano en mi rostro, en especial en mi boca, para que no gritara. Y me lleva a otra habitación. Volteo para encontrarme con Draco. El me suelta y mi primer instinto es ir directamente a el y darle una cachetada. El ni siquiera se mueve o dice nada, tan solo mira del piso avergonzado de si mismo.
- así mismo deberías de sentirte. - le dije mientras movía la cabeza de lado a lado, negando. Inclusive, lo miraba con asco. - ¿en serio que me has secuestrado?
- yo no he sido. - voltea a verme y eso me lo hace muy difícil. Una parte de mi, la cual es la mayoría, odia a Draco. Por todo lo de siempre y por ahora, lo de Dumbledore. Pero una muy pequeña parte de mi me dice que... que en lo que cabe no es una mala persona... no del todo. Y mas porque habíamos formado una especie de amistad. Falsa. Pero terminó siendo real. - no tenía idea de que estabas aquí.
- pues fue muy conveniente que en el momento en el que yo decidiera escapar, tu estuvieras ahí para detenerme.
- lo hice porque si alguien te ve, no creo que pase nada bueno. - el se acerca a mi pero yo dos pasos atrás. - Charlie...
- no, no empiece Draco. - me moví para que se alejara de mi. - no se que esperas que haga. ¿Esperas que corra a abrazarte? ¿que te diga lo mucho que te entiendo?
- no te pido que me entiendas. - el traía también ropa color negro. Para ser mas específicos, un traje de vestir. Pero como quiera, Draco siempre vestía de negro. - pero tu viste, al final no lo he hecho yo...
- si, lo sé. Estuve ahí. - detesto que haya sido así. - fue ese... cobarde. - el asiente. - pero eso no te hace el bueno Draco, aun y cuando yo se que realmente no querías hacerlo, tu fuiste quien llamó a los mortífagos.
- bien, creo que solo así me entenderás. - de nuevo se acerca tanto que ni siquiera tengo oportunidad de dar pasos atrás ya que choco con la pared. - el te pide que lo hagas. Que mates a Dumbledore y te dice que si no lo haces, terminará matando a toda tu familia. ¿Qué harías?
- no lo sé. - no supe que contestar. - no mataría a nadie.
- bueno, yo tampoco lo hice.
- ¡pero ibas a hacerlo! - me tapa la boca cuando escucha como elevo mi voz.
- no quiero que te hagan nada. - me solté de su agarre. - creo que tengo una idea del porque te tienen aquí.
- si, yo también. - negué con la cabeza. - por el enfermo de tu padre.
- no entiendo.
- ¿no sabes toda la historia? - el ahora es quien niega. - el jura y perjura que soy su hija.
- ¿qué? - Draco pensando en esa posibilidad, se aleja de mi. - no.
- yo se que no, pero el piensa que es así. - volteo a ver a su buró y veo que ahí se encuentra la libreta. El diario. El que me comunica con Harry. - ¿por qué tienes eso? - no me contesta. - dijiste que no sabías que estaba aquí.
- y no lo sabía.
- eres un mentiroso. - lo empujé y fui directo a tomar de el. Chequé que todo estuviera bien y si. Como quiera, no hay manera de que yo supiera que le han escrito... todo eso se borraría. Pero si vi que detrás, en la cobertura, tenía escrito un "hp" con un corazón. Ahora entiendo.
Primero, ahora entiendo el porque el diario si se dieron cuenta que es importante. Tan solo son las iniciales del hombre mas buscado en el mundo mágico. Claro que iban a tomar eso de mi bolso. Y recuerdo que Queenie dijo que iba a ser un regalo para mi... las dos libretas. Pero por supuesto que no, ella amaba con su vida a Harry Potter. Anhelaba el día de poder hablarle. Recordando esos días donde Queenie no podía hablar con el ni con nadie por lo tímida que era.
Por ello ella creo estos diarios, para así poder hablar con el. Por eso el corazón. Y claro... cuando supimos del diario de Tom Riddle en nuestro segundo año... seguramente fue ahí. No puedo creerlo, se siente tan extraño unir las piezas de todo.
No creo que este mal el hecho de que esos cuadernos los hiciera con la intención de hablar con Harry, todo lo contrario. Creo que es muy tierno. Pero ahora, eso fue lo que por completo delató la importancia de los diarios. Por ende, Draco lo tenía.
- no miento, yo jamás tomé esto. - el empezaba a enojarse. - tienes que creerme.
- ¿entonces como es que lo tienes en tu habitación, eh?
- Bellatrix me lo trajo. Me dijo que averiguara para que sirve. Es todo. - tiene sentido. - te digo la verdad cuando te digo, que no se porque estas aquí.
-yo me encontraba en casa de Queenie... - empezaba a explicarle.
- ¿ella esta bien?
- ¿te importa? - no me contesta. - como sea, éramos tan solo Fred y yo y...
- ¿Weasley también esta aquí? - desesperada dije que no y empecé a preocuparme. - escucha, creo que tengo una idea del porque estás aquí.
- ya te la he dicho, es por tu padre.
- no... no por eso. - lo miré confundida. El se acerca a mi y acaricia de mi mejilla.
- ¿entonces por qué?
- aun y cuando me mentiste y solo me utilizaste... - empieza a decir pero yo lo interrumpo.
- lo siento. - tenía que decirlo. - lamento mucho eso. Pero era necesario.
- aun y con todo eso, yo te sigo queriendo tanto. - noté como al decir eso sus ojos lloraban. En verdad lo decía en serio. No supe que hacer o que decir. Solo en ese momento, el me abraza, con muchas fuerzas como si de verdad el hubiera estado esperando ese abrazo por tanto tiempo. Yo le regrese el abrazo.
- su encuentro fue mucho mas pronto de lo que esperaba. - dice Bellatrix mientras entra a la habitación y Draco me suelta de inmediato para con su varita, poder defenderme. Yo quisiera hacer lo mismo pero no la traía. Me la habían quitado. Ella lo desarma y le quita de la varita. - no seas tonto Draco. No por una niña tan insignificante como ella.
- ¿por qué esta aquí? - el le pregunta.
- ¿donde esta Fred? - pregunté moviendo a un lado a Draco y colocándome yo en frente.
- charla de chicas, bien, me agrada. - dice muy cínica mientras se acerca a mi y me toma del brazo bruscamente. Me llevó de nuevo a la habitación donde había despertado y me aviente al suelo. - ¿no te cansas de ser la damisela en peligro? - todos los días de mi vida. - de verdad, siempre tienes que ser la que esta en medio de la situación... - se empieza atacar de la risa.
- ¿le hiciste algo a Fred? - ella niega con la cabeza. - ¿dónde esta?
- yo que se. En esa casa horrenda donde los encontré. - ella brinca en la cama y se acomoda. - esta medio lindo el chico... entiendo lo que ves en el. - me levanté del suelo y la empecé a mirar desde lo lejos. Ni loca me acerco a ella. - pero es un Weasley, ew. - se acomoda bien en la cama para poder verme cara a cara. - tu no tienes ni una idea de lo mucho que me encantaría matarte en estos momentos.
- ni siquiera me conoces. ¿Por qué quisieras hacer algo así? - fue muy estupida mi pregunta, olvido con quien hablo. Con una asesina.
- no tolero la protección que tienes por todos lados. - se cruza de brazos. - yo no entiendo que hay de especial en una niña tan insoportable y horrible como tu. - se queda viendo de mis brazos. - te veías mejor con los suéteres tengo que admitir, al ponerte el vestido yo no sabía que tenías una piel tan asquerosa.
- ¿protección? - fue lo único que me importó, de todo lo que dijo.
- si, para empezar, tu estás aquí gracias a dos Malfoys. - negué con la cabeza. Le creí a Draco cuando el me dijo que no sabía que estaba aquí.
- el no tiene nada que ver con esto. - dije defendiendo ese hecho.
- pues, algo. - dice cínica. - estando tan triste Draco y sin tiener con quien hablar estos meses... eso hizo que de alguna manera, el muchacho me contara cosas.
- ¿cómo qué?
- pues para empezar, el como se muere de amor por ti. - bajé la mirada. Me sentía tan mal por Draco. - y que te extrañaba y lo mucho que odiaba a Fred Weasley. - eso no lo sabía. - por eso no maté al pelirrojo. Creo que mejor se lo dejo a Draco.
- el no lo haría. - no lo creo capaz. - mucho menos si no pudo con Dum...
- pero aquí si tiene una razón para hacerlo, querida. - me quedé helada ante ese pensamiento. - pero si, te traje para ver aunque sea un poco feliz al niño. - ¿le importa? - el si no sabe que te traje.
- pero sabes que esa no es la principal razón. - le dije acercándome a ella. Ella lo nota, y se pone de pie. Me apunta con su varita. - ¿Lucius te mando a buscarme?
- así es. - sonríe. - ¿no es un poco asqueroso que tu hermano te quiera?
- no es mi hermano. - me acerqué mas a ella, a este punto de la conversación yo ya no le tenía miedo. - Lucius Malfoy no es mi padre. - ella me cachetea.
- a mi no me lo digas, niña asquerosa. Mas al rato hablaras con tu padre. - se mueve lista para irse, pero antes de eso, ella se voltea y me mira. - tengo que admitir que si te pareces mucho a Henry. - conocía a mi padre.
- ¿ocupas alguna otra prueba de que soy su hija? - le dije molesta. Ella me mira de arriba para abajo y después me vuelve a atacar.
- ¡crucio! - esta vez me dolió mas que la primera vez. Terminé en el suelo, sollozando de dolor. Ella brinca y termina a un lado mío. Con su varita, empieza a marcar una linea en la orilla de mi cabello, la cual hizo que lastimara por completo la piel de mi frente.
- ¡basta! - grite del dolor pero a ella por supuesto que no le importaba. Era como si estuviera cortándome la piel. Toda la linea que dividía mi rostro de mi cabello. Era un oído insoportable.
- ¿qué haces? - escuché como Draco entra en la habitación y le grita.
- unos pequeños ajustes. - suelta de su varita y me mira con una gran sonrisa. No podía ni levantarme del dolor. Me tapé de inmediato el rostro, tratando de protegerme pero aun así escucho como ella se pone de pie y se va de la habitación riendo.
- Charlie. - Draco se acerca a mi y fue ahí que descubrí de mi rostro. Sentí como sangre chorreaba de mi frente. - ¿estás bien?
- no puedo estar aquí. - le dije temblorosa. - no otro día. - limpié de mi sangre con la mano, y noté que era mucha.
- te traeré una toalla. - el corre al baño y yo aprovecho para intentar levantarme. Era muy difícil pero terminé haciéndolo.
Y cuando me miré al espejo, noté como toda esa linea quedó marcada con rojo, por mi sangre, y como ahora mi cabello era color rubio plata. Igual que un Malfoy.
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