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Capítulo 7

Ante ese acontecimiento la peli-___ no dejaba de caminar en círculos, murmuraba y rogaba porque nada les hubiera pasado a aquellos dos queridos beastmen.

En la sala de su casa, caminaba de un lado para otro pensando, rogando, con los nervios y la tensión en su cabeza e invadiendo desde su mente hasta su cuerpo.

Mordía la uña de su pulgar con preocupación. ¿Dónde podrían estar Fenrir y su bebé? ¿Y si les pasó algo? ¿Y si están heridos?

La paranoia de una madre preocupada por su hijo le invadía, y el sonido del reloj que tenía en su sala no era de mucha ayuda. El tic tac la presionaba y la ponía con más ansias, sentía como ese sonido cada vez más se intensificaba.

Rogaba a quien fuera el que gobernaba el cielo o a cualquier fuerza divina el que su hijo y Fenrir estuvieran bien. Murmurando bajo y a veces mirando hacia arriba.

Finalmente oyó la puerta abrirse y ella volteó la mirada.

Miro a nieto y abuelo entrar a la casa por esa puerta, ya convertidos en humanos.

Suspiro de alivio.

—Oh que bueno que están bien, estaba tan preocupada –se acercó a ellos y los abrazó.

—Mami –decía el pequeño necesitado y extendiendo los brazos.

Ella no se lo negó y lo abrazó fuertemente, como si esa fuera la última vez. Y transmitió para él en aquel acto, todo su amor por el infante, dejando varios besos en su cabeza.

—Oh, Haru, cariño –decía en tono dulce hacia el cachorro.

Finalmente, miro al mayor con algo de preocupación, la mirada ajena a ella estaba igual; así que se animó a preguntar.

—¿Qué fue lo que pasó?

El beastman oji-azul comenzó a quitarse su chamarra.

—Fueron unos hombres bestias comprados por humanos anti–beastmen –explicó poniendo su chamarra en el perchero de la entrada y acercándose a ella–. Hicieron un ataque terrorista y tiraron la gran construcción donde estaba el televisor.

—¿Pero no les pasó nada? –preguntó nuevamente.

El mayor negó suavemente.

—Shirou Ogami nos ayudó –habló con media sonrisa.

Eso le cayó de sorpresa y le hizo abrir los ojos, apretando un poco más a su hijo.

—Ese señor es muy increíble mami –dijo el menor hacia ella–. Rescató a una anciana y a una chica de ser aplastadas –sonreía cuál sol radiante y con un brillo en sus ojos.

Sonrió disimuladamente y algo incomoda.

—S-Si, ya lo creo hijo… ha de ser increíble –sus palabras tenían cierto tono fingido e hizo la mirada a un lado para evitar la del pequeño.

Fenrir notó aquello y se acercó al menor.

—Muy bien Haru, hora de la siesta, tuviste un dia muy ajetreado y lleno de emociones, debes estar cansado –tomó al cachorro en brazos.

—Awww, pero abuelo –dijo el albino haciendo puchero con sus labios.

—Vamos te leeré tu cuento favorito.

—¡Yay! ¡El principito con voces del abuelo!

—¿Qué es un baobab abuelo? –preguntaba el niño siendo acostado en su cama y con su pijama puesta.

—Es un árbol muy grande tan grande que parece llegan a las nubes, son reales Haru, no solo existen en el planeta del principito –explicaba el adulto.

—Si son de verdad ¿de dónde vienen? –su tono era digno de un infante de su edad.

—Son de una isla Haru, una isla llamada Madagascar –le arropaba sonriendo ante él–. Y tienen una fruta muy rica.

—¿Y si plantamos uno en el jardín?

Ante dicha pregunta, el beastman Husky paró y soltó una risita, negándose.

—Haru, el baobab es un árbol con un tronco y raíces realmente grandes, tú ya oíste lo que podía pasar si se descuidaba en un lugar tan pequeño.

—… Catástrofe –recordó el menor con una tierna voz que derretía el corazón de cualquiera.

—Asi es, por eso el principito tiene que cortarlos –besó su frente con cariño–. Ahora descansa pequeño.

Apagó las luces, encendió su lámpara y el cuarto se llenó de estrellas doradas que brillaban en todo su cuarto; además de pequeñas figuras del principito, el avión del aviador y el asteroide B612.

Lo vio soltar un bostezo y acomodarse en su cama.

—Descansa abuelo –se despidió el menor somnoliento y cerrando sus ojitos.

La humana, que miraba todo, apoyada en la pared, curveo sus labios suavemente y de manera dulce, cuando el mayor cerró la puerta tras de sí.

—Es una magnifica lámpara la que tienes ahí –habló bajo el azabache.

—No me vas a creer como la conseguí –respondió la fémina con el mismo tono–. ¿Café?

El beastman asintió, y ambos bajaron hasta la cocina. Donde mientras la fémina preparaba la bebida caliente, el adulto la acompañaba. 

La mente de la humana aún no estaba tranquila, su moral le daba vueltas y estaba confundida, sobre como Shirou Ogami salvó y ayudó a su familia.

—Asi que… ¿Ogami les ayudó? –preguntó algo incomoda y nerviosa.

Fenrir, que recordó aquel detalle nuevamente gracias a ella, suspiro pesado.

—Sí, si así es. Llevó a los que pudo a un lugar seguro antes de que la construcción cayera. Y como oíste a Haru, rescato a un anciano carnero y una chica tanuki –se quedó un momento en silencio–. Es muy bueno y protector con nosotros los beastmen.

—Ya veo...

Ella trago saliva incomoda ante esa respuesta, y se quedaron en silencio, siendo solo acompañados por el sonido de la tetera. Fenrir notó el ambiente no grato, asi que intentó cambiar de tema para ella.

—¿Y de dónde conseguiste esa lámpara? Es magnifica, realmente a Haru le encanta –comentó el de ojos azules.

—Fue un regalo, cuando él supo que el principito era su libro favorito, quiso darle algo para que Haru no tuviera miedo por las noches –ella soltó una risita–. Y soñara siempre como el principito, que volara en aquel avión rojo y que soñara que yo era como una rosa.

—¿Y quién te lo regalo _____? –cuestionó curioso.

Ella volteo a verlo, ya con el café en manos, se lo puso enfrente y respondió con un leve y bello rubor en sus mejillas.

—Alan Sylvasta.

—Nos levantaremos temprano mañana, descasa un poco –dijo y cerró la puerta, quedándose totalmente en silencio.

Camino hasta su sillón y se dejó caer sobre este, suspiro pesado al hacerlo y se restregó sus dedos sobre su cien.

Kuro se reposo en su hombro derecho intentando reconfortarlo.

Estuve tan cerca, pensaba en sus adentros.

La había encontrado, en la noche del aniversario de Anima City él la había encontrado, a aquella humana cuyo hedor había percibido hace días. Su visión y olfato la habían ubicado en aquella manzana, creía haberla visto en la azotea de una de aquellas casas.

Cuando ella de pronto pareció percibirlo, y se metió a una casa la cual creyó ajena para ocultarse, se subió encima del techo de la casa vecina para poder encontrarla mejor. Nuevamente perdió el olor.

Pero esta vez no se rendiría, agudizo el olfato intentando ver en el pasado a donde fue. Solo pudo ver que los propietarios de aquella casa eran lo que parecía ser un matrimonio beastmen con un cachorro; un Husky, una loba y un cachorro de la misma especie que la madre.

Supuso todos debían estar en el festival, ¿pero a donde se había metido la humana?

No poder encontrarla llegado el tiempo en el que le había condicionado la alcaldesa realmente le hirvió la sangre, por eso se regresó, pero juro en sus adentros la seguiría buscando los próximos días.

Incluso cuando encontró a los terroristas, y los tuvo entre sus garras, les pregunto.

—La humana. ¿¡Donde está la humana!? –preguntaba con euforia, si ellos fueron comprados por los humanos entonces ella debía estar con ellos

—… ¿Q-Que? ¿D-De que estas hablando? –articulaba el otro beastman lobo.

—No te hagas el que no sabe –amenazo haciendo temblar al contrario-. Una humana, aquí, en Anima City. ¿Dónde está? –lo tomo del cuello de su overol.

—Nosotros no sabemos nada sobre una humana en Anima City –argumento el venado estando tirado en el suelo.

—Si hay una humana aquí… no es nuestro asunto –respondió el león intentando con todas sus fuerzas levantarse, pero siendo en vano.

Uso su olfato para saber si mentían. En efecto, en sus cuerpos, no había rastro ni esencia de ella, era un hedor que el recordaría bien; pues si bien es aromático, es proveniente de una humana. Y eso le blasfema.

Se levantó del sillón y camino hacia su ventanal, mirando la bella Anima City de noche, aunque el sol se hubiera ido, el cielo aún conservaba cierto azul. Las luces fluorescentes de la ciudad estaban entre tonos celestes y fucsias, maravillándole.

El sentía que tal vez para todos esto no era nada más que una típica noche en Anima City, comentario que había recibido de Melissa y Gem, pero para él, el significado de cómo esta hermosa noche llego a ser de Anima City le era sublime, hermoso.

El detrás de todo lo que miraba le daba un sentimiento, que le hacía cerrar los ojos, respirar hondo y olvidar sus preocupaciones. Por eso debía cuidar Anima City, patrullar hasta su cansancio, exterminar a los anti-beastmen, y eliminar a cualquier humano.

Solo esperaba aquella chica tanuki que deliraba ser humana no le distrajera ni obstaculizara de su actual objetivo.

Encontrar a aquella humana a como diera lugar

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Lo se, se que parece que me morí pero no. Solo tuve un *pequeño* incidente con mi teléfono -que ahora que pasó me hizo darme cuenta de lo dependiente que soy de el para trabajar ;_; -  pero hey, volví a tiempo.

Y este es una especie de premio por ser 102 seguidores. Quien gracias al deseo de la talentosa dibujante CandyNamikaze me anime a publicar ya :D vayan a darle las gracias

...Estudios Trigger, yo me pregunto, ¿acaso Dios se les apareció en sus sueños y les reveló a Shirou Ogami en estos?

Porque yo no encuentro explicación alguna para semejante divinidad y perfección. ¿O no?

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