
𝟐𝟏: adiós en secreto
Elena estaba rota por dentro, el dolor que sentía era indescriptible. Cada lágrima que caía de sus ojos era como un recordatorio de lo que había perdido, de lo que había creído que tenía y ahora se desmoronaba. El peso del secreto que llevaba dentro la aplastaba, y el miedo que sentía por lo que Klaus podría hacerle a su bebé si llegaba a enterarse, la tenía atrapada en una angustia constante. No podía confiar en él, no después de lo que había escuchado. Klaus la había utilizado, la había manipulado, y lo peor de todo: había creído en él, había creído en algo que no existía.
Elena se abrazó a sus rodillas, acurrucada en la esquina de la cama, dejando que las lágrimas se desbordaran, sin poder detenerlas. La angustia la estaba consumiendo, y la soledad que sentía en ese momento era insoportable. Aunque estaba rodeada de paredes, sentía que todo a su alrededor se desmoronaba. Estaba asustada, no solo por su futuro, sino por el futuro de su bebé, de algo que aún no podía comprender por completo.
Fue entonces cuando escuchó el ruido en la ventana. El sonido familiar de una persona entrando sin previo aviso. La silueta de Stefan apareció, y Elena lo miró brevemente, sus ojos rojos e hinchados, pero no dijo nada, simplemente dejó que él la viera en su estado vulnerable. No quería esconder su dolor, no en ese momento. Cuando Stefan se acercó, con esa mirada preocupada que tanto la reconfortaba, ella no pudo evitar dejarse llevar por el abrazo que le ofreció.
Las lágrimas no dejaron de caer. Elena no tenía palabras para expresar lo que sentía, no podía. Solo necesitaba ese consuelo, esa presencia que la hacía sentir un poco más segura, aunque sabía que nada podría borrar lo que había descubierto. No quería estar sola, no después de todo lo que había pasado.
Stefan, aunque preocupado por ella, no presionó. Sabía que algo más profundo había sucedido, algo que había roto a Elena de una manera que no podía comprender del todo. Se limitó a abrazarla, a ser su refugio en medio de su tormenta interna, esperando pacientemente a que ella pudiera encontrar las palabras.
Después de varios minutos en silencio, en los que el llanto de Elena fue su única respuesta, Stefan finalmente preguntó, su voz baja y suave, casi temerosa de interrumpir el momento.
─ ¿Qué pasó?
Elena lo miró, sus ojos aún llenos de dolor, y el nudo en su garganta hizo que sus palabras fueran casi imposibles de pronunciar. La verdad que llevaba dentro, la verdad que había estado reprimiendo, la estaba destrozando. A pesar de que quería contarle todo, el miedo y la vergüenza la ahogaban. Pero algo dentro de ella la impulsó a hablar, a pedir lo que necesitaba con desesperación.
─ Sácame de aquí, por favor ─ la voz de Elena se quebró, y aunque las palabras eran simples, el peso de su súplica estaba cargado de un dolor tan profundo que Stefan casi podía sentirlo físicamente.
Stefan, por un momento, se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar. No podía imaginar lo que había sucedido para que Elena estuviera tan destrozada, tan perdida. Pero ver la desesperación en sus ojos lo hizo tomar una decisión sin dudarlo.
─ Está bien... si quieres salir de la casa, entonces... ─ comenzó, pero Elena lo interrumpió antes de que pudiera terminar.
─ No, quiero irme de este pueblo, llévame lejos, te lo suplico ─ Elena volvió a llorar, la angustia en su voz era palpable. La idea de quedarse en Mystic Falls, de enfrentarse a lo que había descubierto, le parecía insoportable. “Ya no puedo más”, pensó, y esas palabras salieron de su boca con una intensidad tan pura que Stefan no pudo resistirse a su solicitud.
La sorpresa de escuchar esa petición de Elena lo dejó sin palabras. Sabía que ella había estado pasando por muchas cosas, pero nunca imaginó que llegaría a este punto. Sin embargo, al verla tan vulnerable, tan quebrada, Stefan no dudó ni por un segundo.
─ Está bien ─ respondió, su voz tranquila pero firme ─ voy a llevarte lejos, Elena. Al fin del mundo si es necesario.
Sin importar el costo, sin importar el riesgo, Stefan estaba dispuesto a hacer lo que fuera para ayudarla. Y si eso significaba huir de Mystic Falls, huir de todo lo que los rodeaba, entonces lo haría. Porque en ese momento, lo único que importaba era ella, y la promesa de darle la paz que tanto necesitaba, aunque fuera solo por un momento.
Con rapidez, Stefan ayudó a Elena a empacar rápidamente, el sonido de las maletas siendo cerradas y la ropa siendo tirada dentro del equipaje resonaban en la habitación, pero Elena apenas prestaba atención. Su mente estaba ocupada con todo lo que acababa de suceder, con las palabras de Klaus, con el miedo a lo que podía suceder si él descubría que había intentado escapar. Sabía que Klaus no perdonaría su huida, y que, en su venganza, podría hacerle daño a las personas que amaba. Al pensar en su hermano, una preocupación más profunda la asaltó.
─ Stefan... ─ dijo con voz temblorosa, mirándolo mientras cerraba la maleta ─ Klaus matará a Jeremy si me escapo. Sabe lo mucho que significa para mí...
Stefan se detuvo un momento, su expresión seria y tranquila. Sin embargo, algo en su rostro delataba la preocupación por Elena. Sabía que Klaus era capaz de cualquier cosa, pero no permitiría que le pasara nada a Jeremy ni a nadie más por culpa de su fuga.
─ No te preocupes por eso, Elena ─ respondió con una determinación en su voz ─ hablaré con Jeremy, le diré que se vaya a un lugar seguro. Hay un sitio que conozco, lejos de todo esto. No hay forma de que Klaus lo encuentre.
Elena asintió, aunque la ansiedad no la dejaba completamente tranquila. A pesar de las palabras de Stefan, no podía evitar sentir el peso del miedo sobre sus hombros. Sabía lo que Klaus podía hacer cuando se sentía amenazado, y la idea de poner en riesgo a su hermano la atormentaba.
Finalmente, después de unos minutos de silencio, Stefan cargó las maletas al auto. Elena, sintiendo el peso de cada minuto que pasaba en Mystic Falls, subió al asiento del copiloto sin decir nada, con la vista fija en el horizonte mientras el coche comenzaba a alejarse lentamente de la casa. El viaje fue en su mayoría silencioso, el aire tenso entre ellos, pero Elena sabía que algo debía decir, que tenía que contarle a Stefan lo que había descubierto, lo que había oído. Pero no en ese momento. El dolor que sentía en su pecho, las palabras de Klaus, el miedo por lo que podría pasar, no la dejaban pensar con claridad.
Cuando llegaron a la casa de Bonnie, Stefan estacionó el auto y la miró de reojo. La casa de Bonnie era un lugar seguro para ellos, al menos por ahora. Necesitaban prepararse para lo que vendría, y Stefan sabía que Bonnie podía ayudarlos.
Entraron rápidamente, y Stefan no perdió tiempo en explicar la situación.
─ Bonnie, necesito que hagas un hechizo ─ comenzó Stefan, su voz seria y cargada de urgencia ─ necesito que Elena sea imposible de localizar. Klaus puede rastrearla, y si él llega a saber que se ha ido…
Bonnie frunció el ceño, su mirada se centró en Elena, que estaba visiblemente mal. El dolor y la preocupación eran evidentes en sus ojos, y aunque Bonnie quería preguntar más, sabía que no era el momento adecuado. Elena no podía hablar todavía, y ella lo entendía.
─ ¿Está bien? ─ preguntó Bonnie, preocupada por su amiga.
Stefan asintió, pero no tenía más palabras que ofrecer en ese momento. Sabía que Elena necesitaría tiempo para procesar lo que le había sucedido, y le prometió que estaría allí para cuidarla.
─ Ella hablará contigo después ─ dijo Stefan, intentando aliviar un poco la carga de Bonnie ─ no te preocupes por ella ahora. Yo me encargaré.
Bonnie asintió, aunque no pudo ocultar la preocupación en su rostro. Se acercó a Elena y comenzó a murmurar palabras en un idioma desconocido, realizando el hechizo para protegerla de cualquier intento de localización. El ambiente se llenó de una energía pesada mientras el hechizo se sellaba.
Una vez que Bonnie terminó, Elena apenas se movió. Agradeció el esfuerzo de su amiga con una mirada, pero no dijo nada. Stefan, al ver que todo estaba listo, la miró por última vez antes de dirigirse hacia la puerta.
─ Vamos ─ dijo, con firmeza, tomando la mano de Elena y guiándola hacia el coche.
No se dijeron más palabras. No necesitaban hacerlo. Sabían lo que estaba en juego. En cuanto el coche arrancó y se alejó de la casa de Bonnie, Stefan observó el pueblo desvanecerse por el retrovisor. Mystic Falls quedaba atrás, pero Elena no podía evitar sentir que algo más oscuro se acercaba.
Nadie más que Bonnie sabía que se iban. Ni siquiera Damon. No le dijeron nada. Solo se marcharon, sin una palabra de despedida, con la esperanza de que el viaje que habían comenzado los llevara lejos de las sombras que había sobre ellos.
Mientras el auto avanzaba por la carretera, Elena sentía que con cada kilómetro que se alejaban, su pecho se llenaba de una mezcla de alivio y angustia. Sabía que pronto tendría que contarle toda la verdad a Stefan, que no podía ocultárselo por mucho más tiempo. Pero por ahora, solo necesitaba respirar, calmarse y aceptar que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.
¡ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟏 !
Elena dejó Mystic Falls atrás, huyendo junto a Stefan.
Cuando Klaus se entere... 👀💔
¿Qué les pareció?
Me gusta hacer sufrir a mis lectores. 😈
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