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𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐨𝐧𝐞 † dark paradise

chapter ☦︎︎ one
DARK PARADISE

Verano, 2021

LA VIDA DE BIANCA no era como ella deseaba. Tras perder a su mejor amiga un año atrás, la vida parecía haber perdido su rumbo. Su padre no era de mucha ayuda en el duelo, y el único confort que tenía era su hermano JJ. Él la había acompañado en todas esas noches dónde los ataques de pánico aparecían y despertaba bañada en sudor con el pulso latiendo tan acelerado como cuando corres un maratón.

Odiaba que todo el mundo parecía continuar con su vida. Todos parecían estar olvidando a Jalander Howard, como si la noticia unos meses atrás de que el caso se había dado por cerrado definitivamente, fuera el fin de esa historia.

Aunque sus amigos la presionaban para salir, y a veces se divertía con ellos, todo se sentía mal si no estaba Jalander. Cada vez que si quiera reía un poco, sentía como si se estuviese burlando de su mejor amiga. Sentía que no le había llorado lo suficiente. Y que no merecía ser feliz si ella no estaba. Era un sentimiento extraño, pero que la torturaba. Su vacío era muy notorio entre el grupo de amigos. Jalander siempre había tenido un brillo que era capaz de iluminar hasta los días más oscuros, pero sin ella, los días oscuros nunca tenían luz.

Bianca se recostó sobre su cama, abrazándose a sí misma mientras escuchaba los gritos asesinos de su padre del otro lado de la puerta. Había roto una botella de cerveza por accidente mientras intentaba dársela, y eso lo había hecho enfurecer tanto que la golpeó con el puño cerrado en la mejilla, mientras le gritaba que era una "inútil" y una "buena para nada". Una sensación adormecedora recorrió su mejilla mientras esta se coloraba y dejaba marca. Bianca se tambaleó un poco, y observó a su padre con ojos de cristal. Luke estuvo a punto de darle otro golpe, pero ella retrocedió con pasos torpes y corrió hacia su habitación.

A pesar de ya estar acostumbrada al abuso constante de Luke, aún dolía —pues era su padre—, dolía que desde que tenía memoria, no recordaba un solo día de paz y tranquilidad sin que se avecinará una tormenta en esa casa. 

Unas lágrimas se deslizaron por los ojos de Bianca mientras intentaba tranquilizarse así misma moviéndose de un lado a otro con lentitud, su corazón palpitaba como loco y todo su cuerpo temblaba desesperado. La ansiedad se apoderaba de cada hueso suyo sin posibilidad de detenerse.

—¡Me oíste! ¡Abre la maldita puerta, Bianca! ¡Hija de puta! ¡Eres tan estúpida como solía serlo tu madre!.

Bianca puso sus manos sobre sus oídos para intentar dejar de escuchar los gritos de su padre.

Toda la situación familiar alrededor de Luke Maybank, era por sí sola, bastante tortuosa. Pero la mención de su madre en cada discusión, y en los murmullos de la gente, empeoraba a gran escala la ansiedad que se extendía en ella, y los pensamientos que la atormentaban día y noche.

Bianca, con tan solo 7 años, había presenciado el suicidio de su madre. Una imagen que hasta la fecha, seguía apareciendo en sus pesadillas mas horripilantes, y que desde aquel día 11 años atrás en el que tuvo la desgracia de ser ella quien la encontrara muerta, jamás la había dejado en paz.

Era debido a ello, que la mención de la mujer que le había dado la vida, no le traía en lo absoluto recuerdos felices, mucho menos la llevaba a momentos a los que añorara regresar. Era todo lo contrario. La impulsaba a querer borrar el pasado en el que alguna vez tuvo una madre, y de tener la oportunidad, también olvidar a su padre.

—¡Ojalá hubieras desaparecido tú y no esa amiga por la que tanto lloras! —exclamó él haciendo que el corazón de Bianca ardiera de dolor. ¿Acaso eso habría sido mejor?.

Apuesto a que sí.

—Maldita perra...— hablo él en un tono más calmado alejándose de la puerta. Bianca se dio cuenta de que los reclamos habían cesado, y se sentó sobre su cama abrazando sus rodillas.

Sus ojos estaban hinchados y rojos por el llanto, su cabeza dolía demasiado y aún le costaba respirar. Se preguntaba constantemente cómo su padre podía ser tan cruel con sus hijos. Ella era un año mayor que JJ, y siempre se llevaba las peores discusiones, aunque JJ intentaba defenderla de los golpes, su esfuerzo era en vano, pues Luke no escuchaba nada ni a nadie. Y odiaba tanto a Bianca por parecerse a su madre, que cada vez que la golpeaba sentía satisfacción al pensar que a la que agredía era su ex-mujer.

Se levantó lentamente de la cama, acercándose a la puerta para asegurarse de que su padre no estaba cerca, y comenzó a buscar una mochila dentro de su armario, dónde metió su uniforme del trabajo y unas zapatillas viejas. Se acercó a su tocador, abrió el cajón frente a ella y sacó un poco de maquillaje para cubrir el golpe en su mejilla, estaba tan acostumbrada a hacerlo, que tardo menos de 2 minutos.

Bianca decidió esperar a que el alcohol durmiera a su padre, para poder salir del infierno en el que estaba y llegar al trabajo. Hacía años que estaba ahorrando para salir de la isla. Tenía un plan de huir de su padre junto a JJ, vivir en México, ya que su hermano tenía una extraña fascinación por un lugar llamado "Yucatán", comprar una casa a la orilla del mar y pescar todos los días. Salió a caminar un rato, mientras un cielo decaído la acompañaba. Todavía faltaban dos horas para ir a su trabajo y tenía un lugar que visitar.

Camino un par de kilómetros sin mucho esfuerzo y llego a la playa, el lugar favorito de Jalander, escaló un poco las rocas alrededor del mar para llegar al punto más alto, dónde lograbas apreciar todo el mar abierto, era tan azul como los ojos de Jalander solían serlo. Se sentó sobre una de las rocas y se quedó ahí en silencio durante un rato. Escuchando los olas golpearse contra las otras, y el canto de los pájaros.

—¿Dónde estás? —preguntó a la nada en un tono nostálgico con las manos en su cabeza apretujando su cabello. La presión en su pecho cada vez empeoraba, y con tan solo pensar en Jalander, una tormenta llegaba e inundaba sus recuerdos con su rostro y su sonrisa.

Sentía un vacío indescriptible, y como si las voces en su cabeza comenzaran a ser cada vez más presentes. Las voces que le recordaban que no merecía nada bueno en el mundo, y que se quedaría por siempre en esa pequeña casa del lado sur con su padre golpeándola y gritando hasta matarla.

Suspiro hondo, mientras comenzaba a sentir las pequeñas gotas de agua humedecer su rostro. Levantó la mirada al cielo y noto que comenzaba a llover. Reviso la hora en su teléfono y se levantó de un brinco al darse cuenta de que su hora de entrada empezaba en 20 minutos, que era el tiempo exacto en el que se tardaba en llegar al centro de la isla.

Corrió cuesta abajo por aquellas rocas, huyendo de la lluvia y con su mochila colgada en su hombro. No podía llegar tarde o perdería el trabajo. Había faltado un mes entero debido a lo ocurrido con Jalander, pero Marie, la mujer que dirigía el bar había sido tan considerada —en gran parte porque conocía a Bianca desde hace años— que le permitió regresar sin problema, con la única advertencia de que debía llegar temprano por el resto del tiempo que trabajará allí.

Aunque ya habían pasado más de 10 meses de la desaparición de Jalander, y de su falta de compromiso con su puesto en el bar, aún debía mantener la promesa que había hecho.

Salió de la playa con la mayor rapidez que pudo y comenzó a caminar por la carretera que llevaba al centro. Llovía bastante fuerte para haberla empapado lo suficiente, pero el agua era refrescante, y las voces no habían aparecido, por lo el trayecto de la playa a la carretera principal era lo más cercano a normalidad que había experimentado en todo el día.

Un auto se estacionó frente a ella derrapando en el suelo y golpeando el agua que mojaba la carretera. Bianca reconoció de inmediato aquella camioneta vieja y oxidada.

La puerta trasera se abrió mientras Bianca se acercaba.

—Parece que necesitas que te lleven —hablo JJ asomando su cabeza por la puerta con una sonrisa tierna. Bianca sonrió ligeramente y entró en el vehículo.

Hubo un silencio incómodo en cuanto ella entró, el mismo silencio que había siempre que se juntaban los 5 después de la desaparición de Jalander, el cual se volvía asfixiante más pronto de lo que cualquiera deseara.

—¿Vas para el trabajo? —le pregunto John B., observándola a través del espejo retrovisor.

—Sí. Estaba en la playa, pero comenzó a llover y olvidé mi bicicleta —explicó, acomodando su húmeda ropa y escurriendo su cabello mojado.

— ¿Qué te pasó en el rostro? —inquirió JJ observándola preocupado.

Bianca dejó de arreglar su cabello, quedándose perpleja ante su pregunta. Había olvidado por completo que la lluvia debió haber corrido el maquillaje que había usado para cubrir la marca del golpe.

Si podía evitar que JJ supiera que su padre la había golpeado, lo haría. Ya se lo había ocultado muchas veces. Cuando JJ salía con los Pogues y Luke se emborrachaba, entraba alterado a su habitación por alguna estupidez, y a veces podía golpearla hasta dejarla inconsciente. Cuando despertaba y veía todos esos moretones en su rostro, se ponía demasiado maquillaje, o usaba ropa que la cubría más de lo normal, y cuando su hermano regresaba, lo saludaba con dulzura y alegría, para después fingir que se sentía mal y no salir de su habitación en toda la noche, o por los próximos 3 días, cuando la marca de los golpes fuera menos visible.

Le evitaría toda la existencia a la que Luke los había condenado si fuera posible. Porque sabía que entre ella y JJ, su hermano era quien menos merecía esa vida.

Bianca bajo la cabeza y se acarició la mejilla con la manga de su sudadera húmeda.

—Luke se emborrachó de nuevo... Ya sabes.

JJ golpeó la puerta con el puño cerrado y observó a Bianca con enfado.

—Te dije que debías venir conmigo, Bianca. ¡Por qué nunca me escuchas! —exclamó JJ, mientras su hermana ponía los ojos en blanco.

—JJ, basta —lo detuvo Kiara haciendo una mueca—. No necesita que le reclames —repuso volteando a ver a su amiga. En cuanto miró a Bianca, una cálida sonrisa se formó en sus labios—. Veamos que podemos hacer para cubrirlo.

Bianca asintió y dejó que Kiara usará un poco del maquillaje que quedaba en su rostro para cubrir el moretón. Tardo algunos minutos, tocando con delicadeza su mejilla para no lastimarla, su corazón latía con rapidez al sentir a Kiara tan cerca, su pecho subía y bajaba, mientras percibía la cálida respiración de la morena en su hombro.

—Listo. Hice lo mejor que pude, pero la ventaja es que tus mejillas se ruborizan con rapidez, así que pasará desapercibido —hablo Kiara sonriendo un poco mientras miraba a los chicos de nuevo. Bianca solo sonrió y asintió.

—Lo mataré algún día. Lo juro —continuó JJ.

—Jayj, está bien. No es nada que no haya sucedido antes —señaló Bianca intentando calmarlo.

El resto del grupo observaba incómodo a ambos rubios, el tema de su padre abusador era muy delicado, pero todos sabían que no había nada que pudieran hacer, y que algún día Luke se llevaría a sí mismo a la ruina, o los llevaría a ellos.

—Pero, ¿estás bien?. ¿No te hizo nada más? —pregunto Pope preocupado. Bianca le sonrió dulcemente.

—No. Estoy bien.

—Tu padre es un idiota —habló nuevamente, apretando los labios y Bianca frunció el labio inferior.

—Sí, lo sé.

JJ se acercó a su hermana para observar el moretón a profundidad. Le tomó el rostro entre sus manos y examinó la marca en su mejilla haciendo una mueca.

—¿Segura que no te golpeó en ningún otro lado —inquirió con una mirada devastadora. Bianca asintió tomando sus manos.

—Corrí a mi habitación antes de que lo hiciera —le dijo con ternura y él la abrazó fuertemente.

—Llegamos —anunció John B. estacionando su camioneta justo frente a Geechie's. Bianca se apartó de JJ y observó la hora en su teléfono y noto que faltaban 7 minutos para su hora de entrada. Suspiro y se dispuso a abrir la puerta con ayuda de Pope.

—Gracias por traerme. Los veré después, supongo—se despidió ella bajando de la camioneta, mientras Kiara, Pope y John B. se despedían con la mano.

—¡Pasaré por ti a las 10! —exclamó JJ señalándola y Bianca asintió.

La lluvia había disminuido su fuerza, así que solo se colocó el gorro de su sudadera mientras observaba la camioneta alejarse y entró al lugar. Era un bar muy conocido en la isla, frecuentado por Kooks y Pogues, pues Marie tenía el mejor alcohol de todo Outer Banks, el mejor whisky, el mejor vino. Cualquier bebida alcohólica que quisieras, ella la tenía, y todo de buena cálidad. Bianca había tenido mucha suerte de que Marie la contratará, y a pesar de lo problemática que podía llegar a ser, nunca haberla despedido.

Bianca salió del baño de empleados colocándose un delantal y amarrándolo por la cintura. Claro que la mejor parte de su día no era servir bebidas alcohólicas a los niños ricos, y mucho menos a los borrachos del lado sur, pero así se ganaba la vida, y pasar 7 horas en ese lugar, la mantenía un poco alejada de sus problemas. Además, la gente bajo la influencia del alcohol dejaba buenas propinas, y como ella era la única en ese turno, podía quedárselas todas.

Se acercó a la barra, con esa expresión triste que siempre mantenía en el rostro y levantó la mirada. Observando a aquel chico alto, con cabello dorado y mechones que caían por su frente, que la observaba con esos ojos azules y penetrantes. Bianca tensó su mandíbula inmediatamente y desvió la mirada.

Pero ella sabía perfectamente la razón de que Rafe Cameron estuviera ahí.

Bianca comenzó a limpiar la barra con un paño húmedo, la limpiaba ansiosamente, como si necesitara que estuviera tan limpia como para ver su reflejo en ella, hasta que esa voz gruesa y firme la detuvo de golpe.

—Whisky a las rocas, por favor —dijo la voz, su voz. Dejando paralizada a Bianca por un instante.

A pesar de verlo cada tarde en ese mismo bar durante los últimos 9 meses, él jamás se había acercado a hablarle hasta ahora. Era extraña la manera en que ambos funcionaban.

Conocían sus secretos, pero había un pacto en el medio, en el que ambos habían acordado olvidar. Rafe la acechaba, en todas partes. Bianca lo sabía muy bien, sin embargo, había hecho un buen trabajo manteniendo su distancia, observándola desde la sombras, cuidándola en las penumbras. Hasta ahora.

Bianca levantó la cabeza, mostrando una mirada fría y neutra. Tomó el vaso que Rafe sostenía y se dedicó a prepárale la bebida. Al finalizarla, se dio media vuelta y la colocó sobre la barra.

Rafe, tomó el vaso antes de que Bianca quitara la mano, haciendo que sus dedos rozaran con los de ella. Bianca al sentir su tacto, sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, y observó fijamente a Rafe, apartando su mano rápidamente.

—¿Qué haces? —dijo a la defensiva. Rafe le dio una sonrisa de lado y bajo la mirada a su bebida.

—Solo quería saludar —repuso en un tono despreocupada.

—Ya lo hiciste. Adiós.

—Solíamos convivir mucho antes de que Jal desapareciera, ¿qué fue lo que sucedió? —preguntó él casi en tono irónico, clavando su mirada en ella.

Bianca apretó la mandíbula y puso sus manos sobre la barra con firmeza, acercando su rostro un poco al de Rafe.

—¿Qué sucedió? —le cuestionó, como si su pregunta fuera una broma—. Tu novia y mi mejor amiga está desaparecida.

Rafe desvió la mirada de sus ojos a su vaso. Algo extraño había en ellos, Bianca podría haber jurado que una chispa de incomodidad se reflejó en ellos, pero desapareció tan pronto ella lo vio.

—La policía puede creer tu versión, pero yo no, Rafe. Lo que sucedió con Jalander saldrá a la luz tarde o temprano —dijo ella retante. Rafe solo la miró neutro y elevó una ceja.

—Dudo que quieras que eso suceda —defendió él. —Nadie puede tocarme, Bi. Soy el hijo del hombre más rico en esta isla —dijo Rafe con ese tono arrogante, elevó su vaso de la barra y se dio media vuelta.

Bianca lo observó con odio mientras apretaba el puño sobre la barra con fuerza, y enterraba sus uñas en la palma de su mano. El sentimiento de desprecio que sentía por Rafe, era indescriptible.

Sacudió la cabeza soltando un chasquido, y continuó limpiando la barra.

Así pasaron las horas, Bianca servía tragos y tragos, limpiaba el lugar, limpiaba la barra nuevamente, se aseguraba de que no hubiera disturbios y cuando tenía la oportunidad salía a fumar un poco. Pero la mirada de Rafe la acompañaba, no había rellenado su vaso después de la última vez, pero estaba ahí, acechándola.

Faltaban un par de horas para cerrar el lugar, así que Bianca comenzó a asegurarse de que todo estuviera en orden. Tomó la bolsa de basura que estaba en un bote a un costado de la entrada y comenzó a agarrar la basura que había en las mesas del bar para echarla en aquella bolsa, se acercó a la barra para asegurarse de que no había basura ahí, pero encontró una servilleta que contenía algo escrito. La levantó, supuso que era algún recado de Marie que no noto antes, pero lo que encontró escrito fue aún más extraño.

"Pregúntale a Rafe que le dijo Jalander el día que desapareció."

Bianca levantó la mirada buscando a Rafe por todos lados, pensó que podía ser una mala broma de su parte, pero no podía encontrarlo por ningún lado, hasta que su mirada se dirigió a la salida, y solo logró ver su robusta espalda alejándose. Su corazón palpitaba con fuerza contra su pecho, con un escalofrío recorriéndole el cuerpo entero.

Colocó un letrero que decía "Estoy almorzando, regresó pronto" sobre la barra, dejando la bolsa de basura en el pasillo y salió apresurada detrás de Rafe.

El chico Cameron fumaba un cigarrillo mientras caminaba con lentitud hacia su auto.

—Rafe... —lo llamó Bianca tragando saliva.

Él se detuvo en seco y se giró lentamente, con una mano en su bolsillo, mirándola expectante. Esa mirada hambrienta se posaba en sus ojos y la devoraba viva. La observaba con deseo, como si quisiera arrancarle la ropa ahí mismo sin temor a que alguien los viera, lo que hacía que Bianca sintiera nauseas.

—Voy a... Por favor no me mientas —le pidió con cautela, ladeando ligeramente la cabeza—. Sé que la viste antes de que desapareciera. ¿Sobre que hablaron tú y Jalander ese día?— pregunto suspirando hondo. Rafe la miró extrañado, con indiferencia.

—¿Qué día?.

—El día en que desapareció —indicó Bianca con exasperación—. Ella me dijo que se encontraría contigo. ¿Sobre que hablaron?. No lo usaré en tu contra, solo necesito saber si tú... —Bianca se interrumpió así misma, sintiendo una punzada de culpa. Tragó saliva y volvió a mirar a Rafe, quien había dado un paso adelante, acercándose a Bianca.

—Te diré lo mismo que le dije a la policía: No me encontré con Jal ese día. Ella ni siquiera me escribió. Habíamos peleado la noche anterior, pero eso tú ya lo sabes —dijo, haciendo una mueca.

—No te creo.

—No me interesa si me crees o no.

—Se que tú le hiciste algo, ¿de acuerdo?. No estoy loca. Sé que la viste esa tarde —reclamó con voz temblorosa.

Rafe la observó con una ligera sonrisa en el rostro que apenas podía distinguirse, se acercó a ella lentamente, hasta que quedaron frente a frente y con sus rostros tan cerca que sus narices rozaban y sentían sus respiraciones. Rafe le dio una pitada a su cigarrillo y miró a Bianca fijamente.

—Yo creo que sí has perdido un poco la cabeza —le dijo soltando el humo lentamente en su rostro. Bianca solo se quedó mirándolo con el ceño fruncido y una mueca en los labios, respirando el humo del cigarro—. Pero ese es exactamente mi tipo de chica —dijo sonriendo con malicia. Tomó el rostro de Bianca con una mano, apretujando su barbilla y le dio un beso corto en los labios.

Bianca lo apartó rápidamente haciendo una mueca de asco, mientras Rafe reía apartándose de ella. Se limpió los labios sintiéndose asqueada por lo que acaba de ocurrir, un nudo se formo en su garganta a la par que sus ojos se llenaban de lágrimas. Se dio media vuelta para regresar al bar mientras comenzaba a transpirar y respirar con dificultad. Llevo la mano derecha a su pecho para intentar estabilizarse, lo que era casi estupido.

Se adentró al baño de empleados, cerrando la puerta con seguro y dejando que su cuerpo se deslizará lentamente hasta el suelo.

Inhalaba y exhalaba repetidamente, haciendo ejercicios de respiración, pero entonces las voces aparecieron de nuevo, haciendo que ella comenzará a golpear su cabeza con sus manos una y otra vez.

—No eres real. No eres real —se repetía una y otra vez—. No eres real. ¡No eres real! —exclamó con fuerza levantando la cabeza, y entonces, la vio reflejada en el espejo, con esos ojos que siempre la miraban de la misma manera.

¿No soy real? —pregunto Jalander con una sonrisa pequeña en el rostro. Bianca comenzó a sollozar mientras sacudía la cabeza.

—No, no eres real. Solo estás en mi cabeza —replicó con lágrimas corriendo por sus mejillas—. Solo en mi cabeza...

¿Estás segura?.

—Sí.

—¡Bianca! —exclamó una voz desde el exterior del baño, Bianca giró su cabeza rápidamente hacia la puerta—. ¿Bianca, estás ahí? —la llamó su hermano.

Ella giró su cabeza de vuelta al espejo, dándose cuenta de que Jalander ya no estaba, su respiración comenzó a ser estable, y se levantó lentamente del suelo. Se observó en el espejo unos segundos, limpiando sus lágrimas y asegurándose de que JJ no notará que había tenido otro episodio. Le quito el seguro a la puerta y la abrió, quedando frente a frente con un JJ confundido.

—¿Qué hacías ahí? —le pregunto él.

—Pues hacía mis necesidades, ¿qué otra cosa se supone que se hace en un baño? —hablo irónica mientras pasaba por un costado de JJ.

Su hermano la observó no muy convencido por su respuesta, pero la siguió por el pasillo hasta regresar detrás de la barra.

—De todos modos, ¿qué haces aquí?. Todavía faltan 30 minutos para que salga —le cuestionó Bianca cuando lo vio recargarse en la barra de mármol.

—Supuse que querías compañía. Nadie puede resistirse a JJ Maybank —dijo burlón, dándole un ligero golpe en el brazo, a lo que Bianca sonrió sin ganas.

—Eso no es verdad —lo molesto ella despeinando su rubia cabellera mientras acomodaba los vasos vacíos que había en la barra. JJ bufó ante su comentario y observó a la poca gente que quedaba en el bar.

—¿Qué tal el día? —le pregunto—. ¿Estuvo tranquilo?.

Bianca trago saliva antes de responder. Sabía a lo que se refería. Para ninguno de los Pogues era un secreto que Rafe la acosaba continuamente, y que quizá aunque no fuera violento, tenía una extraña fascinación por Bianca que había crecido a raíz de la desaparición de Jalander. Ellos lo adjudicaban a que Bianca parecía ser la única empeñada en continuar con el caso, lo que significa hurgar en los más oscuros secretos de Rafe Cameron, y quizá, encontrar la verdad.

—Sí. Bastante —mintió.

—Genial —JJ no sonaba convencido.

—De hecho... —Bianca dejó de acomodar los vasos en el estante y volteó a mirar a JJ—. Rafe estuvo aquí, como todos los días. Pero... alguien dejó una nota... —Bianca comenzó a buscar la nota con la mirada por la barra, frunció el ceño al notar que esta ya no estaba—. Alguien me dejó una nota justo aquí...

—¿Bianca?

La rubia comenzó a buscar la nota casi desesperada por toda la barra, por los estantes e incluso por la basura.

—¡Carajo! —exclamo molesta. JJ la miró confundido—. La nota decía que le preguntara a Rafe que le dijo Jal el día de su desaparición —confesó Bianca soltando un suspiro pesado.

—Bi, creí que ya lo habíamos hablado... —dijo JJ exhausto, mientras salía de la barra. Se le notaba cansado, como si hablar de Jalander lo agotara físicamente.

Bianca lo siguió apresurada poniéndose frente a él.

—No. Espera. Lo sé. Pero necesito que me creas, JJ. Rafe le hizo algo a Jal. Yo lo sé. Ella era mi mejor amiga, yo la amaba. No puedo solo... pretender que no pasa nada y seguir con mi vida como todos esperan que lo haga —dijo ella entre dientes. JJ la observó con lástima y apretó los labios.

—La policía no encontró pruebas suficientes de que algo grave le haya sucedido, Bianca. ¿Por qué no crees en la posibilidad de que si huyo de Outer Banks? —le dijo JJ, casi como un reclamo. Bianca apretó la mandíbula y sacudió la cabeza.

—La conozco. Ella nunca se iría sin avisarme, JJ. ¡Jamás!. Además, ¿huir sin ropa o sin un bolso? ¿Ni si quiera responder su teléfono? ¡Ni si quiera se llevo dinero! —exclamó ella desesperada porque JJ le creyera—. Tú estabas enamorado de ella, JJ. ¿Cómo es que no te interesa saber que fue lo que le pasó? —le reclamó.

JJ cerró los ojos con fuerza, Bianca había tocado un punto débil en él. Su enamoramiento por Jalander.

—¿Cómo lo sabes? —explotó, gritándole molesto a Bianca—. ¿Cómo sabes que no me interesa?. Jalander tenía muchos secretos. ¡Ambos lo sabemos! Quizá estuvo planeando huir durante mucho tiempo. Estuvo muy rara los últimos días que la vimos. No me suena alocado que sí huyera—le dijo JJ, ya cansado por tener la misma discusión constantemente—. Yo sé que te cuesta creer que ella podría dejarte, pero debes afrontarlo, Bianca. Ya pasaron 11 meses. Yo lo superé —le dijo JJ entre dientes, y los ojos de Bianca nuevamente se inundaron de lágrimas.

Bajo la cabeza, haciéndose a un lado para que JJ pudiera pasar. Dándose por vencida con él.

—Puedo regresar a casa sola. Vete, por favor —le dijo, señalando la salida del bar.

—Bi... —hablo JJ en un tono más dulce, arrepintiéndose con rapidez de lo que había dicho.

Ella lo observó con una mirada fría y distante.

—No te necesito. Puedes irte —repitió encogiéndose de hombros, para regresar a la barra.

JJ paseo la lengua por su boca y dio un leve golpe al final de la barra para después irse. Él conocía muy bien a su hermana, y sabía que cuando estaba molesta o frustrada, era mejor mantenerse lejos de ella.

Bianca terminó de cerrar el bar, ahuyentó a los clientes que no querían salir —que en su mayoría eran del lado sur— y cerró bajo llave la entrada del bar. Afirmó su mochila a su hombro y metió sus manos en los bolsillos de su sudadera, comenzando a caminar en dirección al bosque.

Fue un camino de al menos 30 minutos, hasta que llegó a una playa abandonada en el interior del bosque que había encontrado hace muchos años con Jalander. Era su lugar secreto. Cuando eran niñas solían ir a escondidas de sus padres, pasaban horas en el mar, y subían a la roca más alta para saltar al agua. Conforme fueron creciendo, ese se convirtió en el único lugar donde ambas podían estar solas. A veces llevaban un poco de hierba y fumaban hasta tarde, bebían cerveza y en lugar de saltar de las rocas más altas, saltaban desde el barranco que terminaba en el lago, mientras estaban drogadas. Había un sentimiento de euforia que les recorría todo el cuerpo cada vez que subían a ese barranco. Parecían olvidar el peligro y sentían que eran invencibles ahí arriba.

Ahora solo estaba Bianca sentada en la orilla del mar, fumando un cigarrillo y extrañando los viejos momentos. Se preguntaba en qué momento su vida había cambiado tanto. Ahora lo único que sentía al estar ahí era un sentimiento de nostalgia, tristeza y quizá culpa, en un lugar que antes le había provocado tanta felicidad.

A veces, deseaba haber huido con Jalander —si es que ella sí había escapado—, o que si algo más le había sucedido, haber sido ella y no su mejor amiga. Estaba segura de que la extrañarían menos de lo que extrañaban a Jalander. Porque Jalander siempre fue la joya del pueblo. La única persona que alegraba todos los días oscuros en la vida de cada persona que la rodeaba, y sin ella, todo aprecia haber perdido su brillo.

Bianca no podía olvidarla, no importaba todo el tiempo que pasará. Jalander siempre estaba en su mente, era como si estuviera detenida en el tiempo, y todo a su alrededor avanzaba, pero ella estaba estancada en el pasado.

Le dio la última pitada a su cigarrillo, dejándolo caer sobre la arena. Se levantó del suelo y piso la colilla del cigarrillo para así apagarlo, pero noto algo más a unos cuantos centímetros de la colilla del cigarro. Sacó su teléfono de su bolsillo y encendió la linterna, alumbrando lo que brillaba en la arena. Su corazón se detuvo por un instante. Se agachó lentamente al suelo y sacó el pequeño dije de una tabla de surf que se asomaba entre la arena, al jalarlo, sacó un brazalete de oro.
Levantó su muñeca, solo para verificar que era el mismo brazalete que colgaba de su brazo.

El mismo brazalete que compartía con Jalander.

Levantó la mirada con una ligera sonrisa en el rostro y miró a su alrededor. Si el brazalete de Jalander estaba en ese lugar, eso significaba que quizá no había huido. Algo más le había sucedido, pues desde que tenían 10 años y habían comprado esos brazaletes en el muelle, jamás se lo había quitado. Y a pesar de sus disputas, al final del día, aquel brazalete había terminado por volver a ella. Y aún así, este mismo estaba en el lugar menos pensado.

ali's note:
jejejej, primer cap de la nueva "versión" de no body no crime, y no podría estar más feliz, hice cambios sutiles, pero necesarios, espero que les guste el cap y lo disfruten <3.

aclararé esto en cada cap, pero no justifico ni romantizo nada de lo ocurrido en este libro, las relaciones aquí mostradas son muy complicadas y en lo absoluto sanas, no espero, ni deseo que ustedes quieran o busquen tener algo como lo que estos personajes comparten, es pura ficción y así NO se ve el amor!!!

los amo!!

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