
━━O29
━ME MARCHÓ━
• • •
Ya había anochecido y sinceramente quería estar sola, me separé de Meliodas y ya no supe a donde se había ido. Solo camine por las calles destrozadas y oscuras del reino a un lugar donde pueda estar tranquila sin ser molestada.
No me apetecía mirar las malas caras que me hacían todos los patéticos humanos, ni siquiera un gracias por salvar su patético reino donde solo habitan ellos. Mal agradecidos son lo que son, si no les gusto mi verdadera naturalidad no permanecer más aquí. Tuve que dejar a mi hijo sólo a quien nonle queda mucho tiempo de vida y solo para salvarlos y así es como me lo agradecen, diciendo que soy un monstruo.
Y la verdad, son unos idiotas al darse apenas cuenta de eso. Después de todo las sirenes son tan bellas como tan horribles, si miraran mi verdadero rostro posiblemente les daría un ataque.
Solté un suspiro llegando lejos de todos, en lo profundo del bosque en el lugar donde venia para estar sola. Me senté en la tierra mirando las estrellas a un lado de la hermosa luna. A pesar de los tiempos ella siempre brilla tan reluciente, ella era quien me mantiene de pie y hace que no me rinda.
Lo único que me quedaba era esperar a que fuera de dia para decirle a Meliodas que me iré de los pecados para estar con mi hijo. Lo más apropiado es decirle mañana cuando este mejor y no hoy cuando se le miraba muy destrozado y como lo dijo antes, yo lo estaría si pudiera llorar.
──Sabía que estaría aquí. ─escuche una suave voz a mis espaldas.
──Escanor... ─lo mire sentarse a mi lado. ──¿Qué haces aquí?
──Solo deseo pasar tiempo con usted, lady Scarlett.
──¿Conmigo? Con un monstruo. ─dije mirando la luz. ──Lo viste, ¿no? Como todos e incluso Ban y Merlín me miraban. Lo único que miraban era a el monstruo que era antes.
──¿Monstruo? Yo solo veo a la mujer que me salvo cuando no tenía nada. ─lo mire sacar una barra de chocolate sorprendiendome. ──Aquella que me acepto aún sabiendo que era un peligro. Aquella que no mostro miedo de tenerme cerca. La que no gritó o se asuato cuando el sol salía y cambiaba de forma. La primera mujer a la cual caí de rodillas sin poder mover mi cuerpo cuando intente matarla. ─partió la barra a la mitad extendiendo el pedazo a mi dirección. ──Solo miro a la mujer que le dio un propósito a mi poder. El poder protegerla con mi vida, no solo era un propósito, el mismo me exigía protegerla.
──Aun así. ─baje mi cabeza. ──Ya escuchaste a todos, Escanor... soy un peor que un demonio. Soy una aberración. ─mire a otro lado. ──Lo mejor es que te alejes de mi.
Me sorprendí cuando sentí sus brazos abrazarme dejando mi cabeza en su pecho.
──Usted nunca será nada de eso. Para mi es lo contrario, es una de las razones por las cuales me esfuerzo por mantenerme de pie. ─lo mire sobre su pecho. ──Usted es una parte de mi sol y mi gran luna.
──Escanor. ─cerré mis ojos correspondiendo a su abrazo. ──Gracias por estar conmigo en todo momento. Y se que tu también lo estas Mael, después de todo es tu poder. ─pensé tomando la mitad de la barra de chocolate. ──Es lindo saber que no olvidas la vez que no conocimos.
──Jamás la olvidaré, my lady. ─besé su mejilla sacando un sonrojo. ──L-l-lady S-scarle-tt... q-que pena. ─dijo tratando de esconder su sonrojo.
Solo pocas cosas cambian. ─pensé recordando algo que pasó hace tanto tiempo.
»»»
──Maldita seas, Mael. ¿Cuanto más piensas hacerme esperar? ¿Acaso olvido nuestro primer aniversario? Y yo que me había puesto un vestido en lugar de mi ropa "provocadora" como él lo llama. ─solté un suspiro sintiendo mis lagrimas salir. ──Realmente lo olvido.
──Olvidar lo que hace un año fue uno de mis mejores días. No, no lo creo. ─mire a mis espaldas a el platinado con una sonrisa al verme con el vestido. ──Te miras hermosas, mi princesa. ─besó mi mejilla quitando mis lágrimas.
──¿M-m-mi princesa? ─era la primera vez que me llamaba así, siempre había sido tan respetuoso y cariñoso que solo me llegaba a llamar cariño o amor pero nunca así. Mis mejillas ardieron indicando mi sonrojo. ──Ay, Mael... que pena. ─mire a otro lado con mis manos en mis mejillas ocultando mi sonrojo, escuche sus leves risas mientras me tomaba de mi cintura y con su mano giraba mi rostro para mirar a el suyo.
──Es la primera vez que te veo sonrojada. ─acaricio mi mejilla. ──Y me encanta que seas tu la que se sonroja y no yo. ─deposito un pequeño beso en la punta de mi nariz.
──¡Mael, me sonrojas más! ─escondí mi rostro en su cuello. ──Es más divertido cuando tu lo haces. ─escuche su risa mientras tomaba mi mano dejando un beso en mis nudillos. ──Creo que eres el único hombre capaz de sonrojarme.
──Y creo que tu eres la única mujer a la que siempre amaré, mi hermosa princesa. ─dijo abrazando más que mi cintura.
──¡¡MAEL!! ¡Esas manos! ─mi cara ardían demasiado juraba que esta más roja que mi cabello. ──A-alguien puede vernos... ─hable tartamuedeando.
──Entonces vamos de aquí. ─su mano nunca subió a mi cintura. ──Creo que me gusta esta forma de tomarte par volar.
──Creo que... me voy a desmayar... ─él solo tomo mi rostro depositando un beso en mis labios. ──Creo que ya no. ─abrace su pecho sintiendo el viento. ──Creo que es mal momento para recordar que llevo puesto vestido, ¿cierto?
──A mi no me molesta, mi princesa. ─no dije nada solo escondí mi rostro en su cuello, me encantaba los momentos que pasaba con él.
«««
Cerré mis ojos al recordar aquellos tiempos. Viejos tiempos que son inolvidables.
「• • •」
──¿Todo devuelta a la normalidad? No lo creo. ─habló Merlín, ya que todo ñs en el reino estaban felices cuando el día llego y vieron que todo estaba reconstruido.
Yo solo miraba sentada en la ventana con mis brazos cruzados, no tenía ganas de mirar a los demás.
──En efecto, yo sola he restaurado todos los edificios del reino durante la noche. Pero eso apenas es una contribución minúscula que no alcanza a reparar ni la mitad de la destrucción. ─aclaró leyendo mientras Escanor le daba un masaje sonrojado ya que estaba en la tina.
──¡Magnifico trabajo, Lady Merlín! ─dijo masajeando sus hombros.
──Simplemente me las arreglé para recuperar su apariencia original. Pero todo eso es meramente superficial. ─termino por decir.
──¿Qué tal esto, lady Merlín?
──Mmm... más suave, Escanor. ─pidió. ──A pesar de que con mis poderes puedo restaurar los edificios, no puede hacer nada por aquellos a quienes los demonios asesinaron, como puede ser el caso de la reina Scarlett. ─sentí su mirada.
──Primero te mato antes de que alguien regrese a la vida con las lágrimas de un verdugo. ─dije sin dejar de ver el exterior.
──Es por eso que temen pedirle eso, creeb que los matarás.
──¿Y tu que crees, mocosa? ─la mire de reojo. ──Hazcelo saber a tu madrina.
──Lo que crea no tendrá importancia en ti, madrina. Todo lo que los demás te digan nunca ha sido de tu interés.b─regresé mi vista afuera observando a las personas asombrados y más que felices de ver todo como nuevo. ──Como decía antes tampoco puedo reparar los corazones de todas la personas que han sido marcados por el miedo y el pánico.
Me limite a mirar los pájaros que volaban por los aires tranquilamente.
──Además, todos los caballeros sacros y la gente afligida por aquel mandamiento han comenzado una peregrinación hacia Camelot. ─sabia que eso era por el mandamiento de Doris. ──Lo que solo puede significar que la actual guardia de los Diez Mandamietos esta en Camelot... así que no es exagerado asumir que esta guerra apenas está comenzando y queda aún mucho más caos por venir.
──Otra guerra, ¿eh? No... la guerra santa aún no acaba. ─susurré mirando el techo.
──Lady Sacrlett. ─mire a Escanor. ──¿Quiere que le de un masaje también cuando se bañe? ─preguntó tiernamente.
──No, Escanor. Estoy bien sin recibir masajes. ─él solo sonrío.
──Pero no nos engañemos, la victoria de esta última guerra nos pertenece a nosotros los ocho pecados capitales. ─comunicó Merlín. ──Nadie los colgará por regocijarse y concénderse un poco de desenfreno a causa de ello, capitán, madrina. ─solo la mire de reojo.
──¿Hmm?... Ahh... bueno... ─balbuceo Meliodas mirando el piso.
──Capi... ─habló Ban detrás suyo.
──¿Qué pasa? ─preguntó sin verlo.
En repuesta el zorro tomo su cabeza con su brazo.
──¡¿En dónde diablos se metieron anoche, ahh?! ─para cuando reaccioné tenía el brazo del zorro en mi cuello pegando mi cabeza con la de Meliodas. ──¡Aún no hemos celebrado adecuadamente! ¡Esperaba impaciente por nuestro brindis!
──Ban... ─llamó el enano mientras que ambos lo mirabas como podíamos sobre su pecho.
──Lamento lo de ayer. ─se disculpó. ──Yo solo no sabia que cara poner o que debía decir en una situación así. Pero al demonio con eso. No es como si algo hubiese cambiado entre nosotros, ¿verdad?
──No tienes nada de que disculparte. ─hablo Meli.
──He lidiado con miradas peores desde que nací... así que me da igual zorro. ─dije saliendo de su agarre.
──Es verdad~... el capi y la pescadito siempre son los que se quedan sentados con cara de menso y mirada perdida haciendo que todos se preocupen por ell... ─ambos le dimos un fuerte golpe que hizo que se estrellara contra la pared.
──Cállate. ─le dijo el enano con su cara de menso.
──"Oh, mi amigo, noble ira. Oh, my lady, hermosa tristeza. ─escuche a Escanor recitar un poema. ──Aun si una maldición aflige nuestros cuerpos. Nunca pondrán manchar las dos hermosa rosas que florece en nuestros corazones. Oh, mi amigo, valiente y heroico pecado. Oh, my lady, bella y fuerte pecado..."
──¿Un poema? ─preguntó la princesa Elizabeth.
──Ahh, por favor, no es lo piensas. ─dijo mirándonos. ──¡¡No me atrevo a suponer la cantidad de emociones corriendo a través del capitán y usted lady Scarlett en estos momentos!! Yo simplemente quise dejar en claro... en vista de que ambos están malditos. ─me cruce de brazos mirando a el pequeño Escanor. ──Sólo ellos pueden comprender el dolor y el sufrimiento que ello conlleva. O algo así por el estilo. Por favor, traten de alegrarse, ¿aunque sea un poquito?
──Le doy un 8. ─dijo el capi.
──9. ─dije mirando a otro lado.
──¿Eh? ─expresó confundió.
──¿Un ocho y nueve? ¿De cuánto exactamente? ─preguntó el zorro levantándose del suelo. ──Además, ¿quién anda ahí explicando los poemas después de recitarlos?
──Tu cállate zorro. ─dije mirándolo. ──Escanor hace lindos poemas.
──Em... sí... sí, es un puntaje aceptable y más la de lady Scarlett. ─dijo Escanor. ──Por cierto, hasta donde las hermosas rosas va... bueno, no falta decir que las mias eran Scarlett y Merlín. Pero para ti capitán, es clarame...
──Escanor. Ban. ─le cortó el capitán llamando a ambos. ──¡Gracias! ─dijo con una sonrisa.
──Creo que gracias... ─susurré mirando a otro lado sin expresión alguna soltando un suspiró.
──Oh, no seas orgullosa y dilo más alto pescadito y que sea mirando nuestras caras y agradece mejor~. ─mire al zorro que tenía una sonrisa.
──En ese caso. ─los abrace haciendo que sus cabeza quedarán entre mis pechos. ──Gracias chicos. ─y para sorpresa de los dos y los presentes sonreí sinceramente, una sonrisa que ellos nunca habían visto haciendo que ambos se sonrojaran.
──Bueno pues sería sencillo para nosotros vanagloriarnos por esta victoria. ─habló Merlín una vez que se coloco su ropa. ──Así que mejor mantengamos los ojos fijos en el objetivo y preparémonos para lo que esta por venir. Y para eso, lo primero que tengamos que hacer es volver a reunir a los ocho miembros de nuestro grupo.
──¡Suena bien para mi! ─exclamó Meliodas.
──Sobre eso. ─hablé llamando su atención. ──Tengo algo que decir.
──Claro te escuchamos. ─cerré mis ojos ante las palabras del capitán.
──No podre seguir con ustedes. ─los mire. ──Me marchó. ─aclaré.
──¡¿Qué dices pescado?! ¿Acaso es una broma?
──Pero lady Scarlett...
──¿Por qué Lady Scarlett? ¿Acaso alguien del reino hizo algo en contra suya? ─preguntó la princesa.
Merlín no dijo nada mientras que el capitán escondía sus ojos en su cabello, claramente él no espero esto de mi parte.
──Lo siento. No espero que entiende el motivo porque ninguno de ustedes tiene hijos. ─me cruce de brazos mirando por la ventana. ──Nadie comprenda que mi hijo es primero que ustedes, he incluso de su padre, que ni siquiera se si sigue con vida después de que Escanor le lanzara un sol. Fue muy egoísta de mi parte al venir ayudar en la batalla cuando él esta en cama débil sin poder moverse mucho, esta al borde de la muerte y quiero estar a su lado hasta que se vaya de nuevo. ─baje mi cabeza. ──Entenderé si se molestan por dejarlos en estas circunstancias pero si tuvieran hijos lo entendería por completo. Ni siquiera se imaginan lo hermoso que es tenerlo en tus brazos cuestionado si es posiblemente amar a alguien que no es el amor de tu vida. ─sonreí al recordar esos tiempos. ──Sin duda es lo más maravilloso que vivirás.
──Tal vez no entendamos eso como lo dices, Kale. Pero comprendemos que tu hijo tiene más importancia que nosotros. ─mire a Meliodas quien sonreía al igual que los demás. ──Y si deseas estar a su lado hasta su muerte, nosotros no te detendremos. Se que volverás con nosotros antes de que la guerra verdadera comience.
Cerré mis ojos soltando un leve suspiro.
──Gracias por comprender. ─les sonreí. ──Me ire antes de anochecer. Así que tengo un poco de tiempo con ustedes y si necesitan mi ayuda para cualquier emergencias, solo necesitan gritar mi nombre en el agua.
──Eso haremos.
──Pero tampoco quiero que me llamen para una misión que dure dias. Solo una donde este poco tiempo con ustedes, no se aprovechen de mi amabilidad. ─dije imitando la cara estúpida del capitán que hace en ocasiones.
──Lo tendremos en cuenta.
Sonreí cerrando mis ojos.
Nada me impedirá estar con mi pequeño y con el estúpido de mi esposo.
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