Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝗢𝗡𝗘



🎀🎀🎀

El agua de la lluvia golpea los cristales de la ventana con fuerza. Martin logra alcanzar el móvil con la otra mano para cambiar de canción. Singing in the rain, —uno de sus musicales favoritos—.Que canción más apropiada para la ocasión, piensa.

A pesar de tener los cascos al máximo volumen, el ruido de fuera se escucha como si no los llevara puestos.

El autobús entra en el campus. La gente se empieza a acumular a la salida del bus con ansia, y el vasco tiene que darse prisa para no quedarse atrás. Se pone la capucha al bajar por que la lluvia crece cada vez más, y lo último que quiere es mojarse.

Tiene suerte cuando baja del autobús, porque no tiene que andar mucho para encontrar un techo, hay una facultad prácticamente al lado. La intensificación de la lluvia provoca un efecto de huida en todos, pero para Martin, es el ambiente perfecto para dar un paseo por la playa sin tener que preocuparse por nada.

Pero esto no es Getxo. Aquí no hay playa, y probablemente si empezara a caminar bajo la lluvia al ritmo de la música, la gente le tomaría por loco.

Estoy cantando bajo la lluvia, solo cantando bajo la lluvia, que glorioso sentimiento— suena en los cascos. 

Se queda bajo el porche, tatareando la canción, mientras observa las gotas de agua caer y desplomarse contra el suelo; dejándolo mojado y brillante a su paso. Guarda los cascos en su bolsillo sin apagar la música. La mayoría de personas habían desaparecido por las puertas de las facultades debido a la lluvia.

El sonido de la puerta abriéndose llega a sus oídos, y se gira para ver a dos chicos entrar por la puerta y pararse a unos metros de él. No les oye, solo ve el cabello pelirrojo de una chica caer por sus hombros.

Si que ve a un chico, es bastante guapo. Se queda embobado con su rostro, e inconscientemente sus ojos van directos a sus labios. Esta fumándose un cigarro. Normalmente no es partidario de que las personas fumen, pero tenía que admitir que a el le quedaba jodidamente sexi. Cuanto el chico se percata de que le esta mirando, el vasco aparta la mirada, avergonzado. 

Y, sus mejillas se tiñen de rojo, dejándolo en evidencia.

—¿Eres Martín?— una voz con un peculiar acento canario le saca de sus pensamientos. Hace una mueca al escuchar como le llama. Aún así, se gira para encontrarse con una cabecita pelirroja que le mira con los ojos muy abiertos. La chica de antes.

—Si, bueno, en realidad es Martin, sin tilde—la chica observa cada uno de los movimientos de el moreno con atención.

—Si, como sea. Yo soy Ruslana. Me han dicho que eres nuevo aquí— asiente—. Y también me han dicho que te tengo que enseñar esto...Vas a estudiar artes escénicas, ¿no?

—Así es, ¿y tú?

—También, aunque esta no es la facultad— dice. Las comisuras de su boca se curvan en una sonrisa, y su cara se ilumina, haciendo que el chico sonría— . Me parece que te has equivocado, estamos en la de ingeniería. La de artes está por allí— la chica señala al edificio que se encuentra justo enfrente.

—Estaba lloviendo, y pues me he metido en el primer techo que he visto— responde Martin sonriendo—. ¿Y entonces que haces en la facultad de ingeniería?

—He venido a ver a un amigo que estudia aquí, y ha empezado a llover— el chico se fija en sus ojos. Son bonitos. Marrones con pequeñas motas doradas, como los de su hermana—. Mi amigo ha bajado a fumar, y justo cuando ya me estaba yendo, te he visto aquí— el vasco echa una ojeada a donde estaba el chico de antes, pero ya no está. No sabe en que momento de la conversación se ha ido, pero tampoco le da mucha importancia. Se queda un poco embobado por lo que Ruslana decide pasarle la mano por la cara y subir el tono de voz, para que la escuche— Ayer me dijeron que te enseñara la zona, y bueno, la facultad en sí. Ya no llueve tanto como antes, si quieres te enseño las clases, y la residencia. Están aquí al lado.

—Vale— es lo único de sale de la boca del mayor.

Algunas gotas caen todavía. Martin sigue a Ruslana, callado, mientras examina los edificios de al rededor. La casa de Velázquez, consigue leer en un cartel a pesar de no llevar las lentillas. No sabe en que momento llega, no se da cuenta. Sus piernas van por libre y sus ojos buscan todos los carteles visibles a sus ojos.

Ruslana ha sido rápida, enseñando todo. Tampoco es tan grande, solo hay un par de clases, y un montón de pasillos. Pero en serio, un montón. La chica promete que le haría de guía al moreno una vez más cuando empezaran clases, por que probablemente se perdería.

La residencia era otra cosa completamente distinta. También se encontraba cerca de la facultad de artes, cosa que el vasco agradeció. Y era mucho más grande que la facultad. Rus caía muy bien, se pasaron los números, y ella tuvo que irse rápido, porque que había quedado con una tal Chiara, que aseguró que se la presentaría.

Minutos después de despedir a la pelirroja, Martin sube las escaleras de la residencia arrastrando la maleta, nervioso, por que va a conocer a su nuevo compañero de cuarto. Cuando por fin llega, lleva su puño a la puerta para dar dos golpecitos. 

—¡Pasa!— se oye desde dentro. Tras eso, un estridente ruido se apodera del silencio de la habitación—. Ay, no, loco, ya volví a romperlo...—  un chico joven con el pelo largo se agacha para levantar una lámpara que se le ha caído, y mientras la deja en la mesa, levanta la vista, para mirar al morenoPero bueno, eres Martín ¿no?

—Martin— las comisuras de la boca de Martin se curvan, como cada vez que alguien dice su nombre por primera vez. Sabía que su nombre no era muy común, pero eso siempre le había gustado, le hacía sentirse único.

—Martin, Martin, perdón. Ya me han avisado de que vendrías, pero no sabía que ibas a llegar tan pronto, discúlpeme por el desorden...— coloca la lámpara donde estaba antes, y se gira para quedar cara a cara con el chico—Soy Lucas, por cierto.

—Yo... bueno ya lo sabes— Lucas sonríe, y le tiende la mano para que se la estreche.

—Y...bueno ¿Qué estudias? Puedes dejar la maleta ahí— el uruguayo señala hacia una esquina de la habitación, donde hay alguna que otra maleta. Martin deja la única que lleva encima, y se tira en la cama, cansado. Lucas suspira. 

—Estudio artes, artes escénicas. Bueno, más concretamente arte dramático, pero sí, artes.

—Hay, que guay, loqui, tenemos un artista por aquí. Yo estudio estética y belleza, soy peluquero, sabes, pero también me gusta mucho el tema de la música y el teatro. Acá en el campus hay clases de teatro, ahora somos un grupo bastante grande, yo no es que sepa interpretar muy bien, pero está bastante divertido.

—¿Si? Que guay, siempre quise tener un grupo de teatro en plan grande, como una familia, no se si me entiendes — dice sin saber muy bien si es el cansancio lo que hablaba por él.

—Si, si, te entiendo perfectamente. Estaría guay que te apuntaras, seguro que te gusta.

El vasco se levanta de la cama para mirar por la ventana. El campus es amplio, mucho más de lo que se imaginaba. Sabía que la universidad complutense era grande, pero no se esperaba tanto, esto es gigantesco, y todavía falta la parte del campus que no se veía. Lucas le mira y sonríe, pero no dice nada mas. 

—Voy a salir un momentillo, que tengo que hacer unas cosas antes de mañana, vale— anuncia. Después mira su móvil, teclea algo, y sonríe. Antes de salir por la puerta, vuelve a mirar su móvil y a sonreír. A saber que se trae este entre manos, pensó Martin.

Decide ponerse a deshacer la maleta, y guardar la ropa en el armario. El vasco siempre ha sido bastante desorden, y le prometió a su madre que en esta nueva etapa sería algo más ordenado. 

Para cuando Lucas llega, Martin ya ha guardado todo en su sitio, y se ha dado varios paseos por los pasillos de la residencia. Esta tumbado en la cama, casi ya a punto de dormirse, por que hace media hora que miró el reloj y eran las doce; y con la mezcla de pereza y cansancio que llevaba encima, la idea de bajar a por algo de cenar había desaparecido hacía ya unas horas. La puerta se abre, llamando su atención.

—Perdón por demorarme, no pensaba que iba a tardar tanto. ¿Has comido algo?

Lucas entra en la habitación y se quita los zapatos que lleva puestos.

—Que va, tengo más sueño que hambre— suelta, diciendo lo que piensa. Y era verdad. Se había despertado a las seis para coger un Renfe hacía Madrid, su madre le había prometido ir a comer a su restaurante favorito aquí, y no se podía negar a un buen cocido madrileño. Así que estaba reventado.

—Esta bien, yo ya comí algo acá abajo, pero tampoco tenía demasiada hambre.

—Un pregunta— Lucas se sienta en la cama y le mira esperando a que hable—. ¿Mañana ya hay clase?— el vasco no tenia esperanzas de que lo negara.

—No creo, loqui, esta mañana nos han avisado de que algunas facultades se han inundado a causa de la lluvia. Esta semana ha llovido bastante, es algo raro aquí en Madrid. Supongo que las pospondrán hasta la semana que viene.

—Ah, pues mejor. Así me puedo dar un paseo por el campus.

—Si quieres podemos quedar con mis amigos, seguro que tienen muchas ganas de conocerte—dice el uruguayo con ilusión. El reloj esta vez marca las doce y media de la noche. Martin ha llegado aquí a las diez, y con todo el ajetreo, esta agotado. Lo único que quiere es dormir hasta que su cuerpo se queje de estar tumbado. Pero entonces, se da cuenta de que Lucas se esta poniendo los zapatos otra vez, y la curiosidad puede con su cansancio.

 —¿Por qué te pones los zapatos?— Martin intenta no sonar muy cotilla, pero aún así, Lucas se sorprende por su pregunta.

—Voy a...¿te vas a acostar ya?—  El vasco ya esta tumbado en la cama, sin el pijama puesto, pero a punto de apagar la luz.

—No sé, ¿Qué ibas a decir?— pregunta con curiosidad.

—He quedado con unos amigos, vamos a una fiesta de por aquí al lado.

—¿Una fiesta?

—Sí, loqui, ¿querés venir?

—¿Yo?— asiente—. Mmm...

—Venga, di que si, y te presento a mis de amigos— suelta, casi suplicando. Martin le mira bien a los ojos. Esta muy cansado, pero la idea de hacer nuevos le gusta. Y tampoco quiere decepcionar a Lucas, y hacerle pensar que es un aburrido que no va a fiestas. Entre todas las dudas, Lucas continua hablando—. Y a lo mejor, no sé... hasta te gusta alguna chica. Aunque bueno, entre mis amigas está complicado, Chiara es lesbiana, y Naiara es...es mi...es... —duda—. La única soltera es Rus creo.

—¿Ruslana?— el vasco cambia de tema, por que nota la incomodidad en el tono de el uruguayo. También nota que ha nombrado a Chiara, la chica que Ruslana le mencionó antes, así que supone que son todos del mismo grupo.

—Sí, ¿la conoces?

—Sí, es la chica que me ha enseñado la facultad de artes y la residencia. Es muy maja.

—Si, si que lo es— Lucas le mira, malinterpretando las cosas. 

Martin es consciente de que no lo dice de ese modo, Ruslana es guapa, pero no le atraía. Pero vamos, ni ella, ni ninguna chica. 

Pero Lucas eso no lo sabía, claro. El bohemio no creía que le juzgara por ello, pero de momento no le nace contárselo. Martin no dice nada nada, se quedan callados unos segundos. Es el uruguayo quien decide romper el silencio.

—¿Entonces vienes?

Martin piensa en todo lo que le ha dicho, y en como se lo ha dicho, y dé repente, unas ganas de fiesta inundan sus pensamientos. 

—Venga, va.

—Pues vámonos ya, que no llegamos— Se levanta de la cama, y busca sus zapatos. Cuando salen, ambos se miran en el espejo de la entrada y Martin se pasa la mano por el pelo, para comprobar que esta bien. 

Llegan mucho antes de lo que Martin espera. Los amigos de Lucas ya se encuentran allí, así que no tienen que esperar a nadie para entrar. Las luces de aquel lugar ciegan la vista del vasco durante el resto de la noche.











///

Espero que os haya gustado tanto como a mi escribirlo :)

Por cierto, HOY JUANJO Y MARTIN SE HAN DADO UN BESO OFICIAL FRENTE A LAS CÁMARAS, ESTOY DANDO VOLTERETAS

Que monos, que voy a hacer yo sin ot :(

Os quiero muchas gracias por el apoyoo <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro