
🐺23🐺
En cuanto sus párpados se abrieron, sus pupilas pudieron enfocar un techo blanco y desgastado.
Sobó su cabeza para después levantarse y sentarse en donde fuera que estuviese.
—A-ah...¿Hyung?—Miró a su al rededor y se encontraba solo.
Continuaba en la casa de Suga, sobre uno de los sofás, mientras era cubierto por unas mantas.
Estaba por levantarse en busca de su capa, pero la puerta se abrió y de ella pudo ver a un NamJoon con semblante preocupado.
—¡Jiminie!—Corriendo hacia él.—No te levantes, debes seguir descansando.—Poniendo una mano en el pecho de Jimin, obligando a que este permaneciera acostado.
—Hyung, ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Suga Hyung?
—El...—Guardó silencio al no saber cómo decirle lo que se encontraba haciendo.
—¿Y dónde está el que se parece mucho a él? ¿Quién de los dos era el verdadero?—Llevando sus manos a su cabeza, abrumado por tanta información.
—Tranquilo, Minnie. No te esfuerces tanto.—Dandole una delicada palmada sobre el hombre.
—H-hyung, ¿Ustedes sabía?
—A-ah, no, pero creo que...yo también soy culpable.
—¿Culpable?—Frunció su ceño, confundido.
—Bueno...yo...—Rascando su cabeza con nerviosismo.
De un momento a otro, se vieron interrumpidos por un Alfa rubio que entró a la casa.
—Lo sentimos, Jimin. Estabamos demasiado emocionados por nuestra relación que olvidamos entregar las cartas.—Presentandose hasta él con su cabeza baja.
—¿Relación?—Exclamó Jimin molesto.
—A-ah Jimin...—Trató de explicarle NamJoon, pero Jimin se apresuró y se puso de pie, para después avanzar hasta quedar frente al rubio.
—¿Qué no fuiste tú el que me alejó de mi Hyung por qué éramos de mundos totalmente distintos?
—A-ah, bueno, si, pero me di cuenta que no tiene nada de malo.
—¿Cuándo te diste cuenta de eso? ¿Cuándo te diste cuenta que Suga debería estar conmigo y no con una manada?
—¡Jimin basta!—Se interpuso inmediatamente NamJoon, preocupado por la actitud grosera del menor.
—¡Él tiene la culpa de que yo haya llorado todas las noches y encima es tu novio!
—Jimin, se que puede ser difícil de comprender, puede que pienses que Jin lo hizo simplemente porque si, pero en realidad no es así, Suga nunca había estado en una manada y no sabía controlar sus instintos animales, podría haberte hecho daño.
—En cambio, yo nací en una manada y se perfectamente como controlarme y curarme a mí mismo. Sólamente quería que Suga lograra lo mismo.—Opinó Jin. Para después poner un una mano sobre el hombro de Jimin.
—Pero eso no culpa que hayamos cometido nuestros errores. Pero mira el lado bueno, Jiminie, Suga y tú al fin pueden estar juntos.
—¿D-dónde está él?—Preguntó angustiado.
—El ya no debe tardar...
Minutos después, el enojo de Jimin ya se había consumido, que incluso los había perdonado, con la condición de que no volvieran a interferir entre él y Suga.
La puerta de la entrada fue abierta, permitiendo ver a un Suga de cabellera negra como la noche, piel pálida como la nieve, ojos gatunos y labios delgados, color rosa palo.
—¡S-suga!—Jimin, quien se encontraba rodeado por sabanas que le brindaban calor, se levantó inmediatamente y corrió hacia los brazos del pelinegro.—T-te extrañe tanto.—Las lágrimas resbalaron inmediatamente por sus mejillas al percibir el calor y aroma de aquel, que sin su presencia lo hacía llorar todas las noches.
—Jimin...—La voz de Suga fue seca y aspera, causando una confusión en Jimin.
—¿H-hyung?—Separandose escasos centímetros para poder ver al pelinegro, ya que temía a que este le dijera que ya no lo quería.
—Jimin, por favor dime que no te hizo nada...—Tomando el rostro de Jimin con ambas manos, obligándolo a verlo.—Dime que no llegue tarde, porque si es así,...—Guardando silencio por unos segundos.—jamás me lo perdonaría.
—No se preocupe, Hyung.—Retiró las manos de Suga con delicadeza, para después tomarlas en sus manos y mantenerlas ahí.—Usted llegó a salvarme. A tiempo, como siempre...—Finalizó con una sonrisa en los labios.
Suga no soportó más la lejanía y lo besó.
Había pasado tanto tiempo desde que sus labios habían tenido aunque sea el mínimo contacto. Y ahora, ahí estaban, besándose apasionadamente, sin nada ni nadie que los interrumpiera, a excepción de...
—Cof, cof.—NamJoon hizo una tos falsa, recordándoles que no estaban solos en aquella casa.
Pero cuando Jimin estaba por separarse, Suga se apresuró a tomarlo por la cintura y acercarlo a él, dejándolo sin escapatoria.
La lengua de Suga abría paso dentro de la boca de Jimin, él cual muy torpemente seguía el paso. Suga comenzó a avanzar, trayendo consigo a Jimin, hasta llegar al sofá y ponerlo sobre este.
—¡Qué están haciendo!—Exclamaron Jin y NamJoon al mismo tiempo al ver como Suga estaba desabrochando su cremayera.
—Vayanse a la mierda, es mi casa y mi Omega.—Planeaba volver a lo suyo, cuando Jin lo alejó de Jimin y NamJoon alejó al menor.
—Hey, hey, estás muy sensible por lo que ha pasado.—Le habló Jin a Suga, intentando calmarlo, mientras lo mantenía lejos. A lo que Suga quería golpearlo para poder llegar hasta su Omega.—Tu lobo quiere salir, no lo dejes o Jimin podría sufrir las consecuencias.
Suga dirigió su mirada hasta Jimin, él cual se mantenía confundido y preocupado. Suspiró y sintió como volvía a tener control de su cuerpo.
Su lobo prácticamente lo había abandonado a lo largo del año y ahora quería mostrarse solamente para reclamar a su Omega, pero eso no sería lo correcto.
—Y-yo... perdón.—Mencionó una vez que se sintió el mismo.—Mi lobo me estaba comenzado a abandonar y ahora, se emocionó tanto que salió sin haberme avisado...
—No te preocupes, Suga, aún te falta por controlar tus instintos, pero no es nada que no puedas hacer por ti mismo.—Le ánimo NamJoon.
—¿E-entonces no puedo abrazar a mi Hyung?—Preguntó Jimin preocupado.
—Si, si lo puedes abrazar, solamente si el promete controlar sus instintos.—Propusó Jin, para después mirar a Suga y que este asintiera rápidamente.
Jimin se fue aproximándo lentamente hasta estar frente al pelinegro, este alzó sus brazos y lo atrajó hasta él para abrazarlo. Inmediatamente su lobo reaccionó cuando sus fosas nasales detectaron el dulce aroma de su Jimin, el dulce aroma a algodón de azúcar y bombón.
Su lobo luchó por salir e intentar reclamar lo que era suyo, pero Suga logró controlarlo, como había aprendido en su campamento. Después de haberlo hecho, abrazó fuertemente a Jimin, sin preocupaciones de llegar a dañarlo.
—H-hyung...¿Lo logró?—Preguntó Jimin, levantando su rostro para poder encontrarse con el de su Hyung.
—Lo logré, Jiminie.—Asintió con una radiante sonrisa, para después besar dulcemente su cabellera.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro